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El rey de La Habana

El rey de La Habana

El rey de La Habana
  • Drama
  • Público apropiado: Adultos
  • Valoración moral: Desaconsejable
  • Año: 2015
  • Dirección: Agustí Villaronga

Contenidos: Imágenes (varias V, frecuentes X+), Diálogos (varios D), Ideas (amoralidad, erotismo F+)

Dirección y guion: Agustí Villaronga.Países:España y República Dominicana. Año: 2015. Duración: 125 min. Género:DramaReparto: Maikol David Tortolo, Yordanka Ariosa, Héctor Medina, Ileana Wilson, Chanel Terrero, Jazz Vila. Música: Joan Valent. Distribuidora: Filmax. Estreno en España: 16 Octubre 2015.

Reseña: 

Relata la vida de Reinaldo, un adolescente recién escapado de un correccional, que se lanza a las calles de La Habana durante los duros años 90 del “periodo especial” cubano. Un pícaro con pocos escrúpulos que se enfrenta al hecho cotidiano de vivir.

Anhelos, desencantos, ron y buen humor acompañan su deambular hasta  que un día conoce a Magda, otra superviviente como él y entre ambos surge una historia de amor imposible marcada por el sexo y la ternura. También por la necesidad de evadirse de la miseria moral y material que les envuelve. Su lucha por buscar un lugar donde serenarse y vivir para crear una familia “normal” dejará en carne viva sus sentimientos mientras, a su alrededor, todo retumba como un insaciable huracán tropical que los desgasta y erosiona.

Agustí Villaronga hace un cine visceral, provocador, desagradable, él sabrá por qué. Los traumas, desgracias y patologías de tristes personajes marcan sus películas, incluida la más comercial y ganadora del Goya Pan negro.

El rey de La Habana, adaptación de una novela del cubano Pedro Juan Gutiérrez, transita por la senda habitual, si acaso Villaronga se hace más extremo en la presentación de seres humanos desalmados.

Tenemos sobre todo una pintura negra hasta lo grotesco, donde el arranque del film parece una especie de broma macabra, con las tintas toscamente cargadas. Y a partir de ahí se sucede una vida de picaresca sin pizca de gracia, una insistencia en lo sexual exagerada, más el tremendo egoísmo de los personajes, sin rasgos que inviten, ya no a la simpatía, sino al menos a la compasión. (Almudí JD). Decine21: AQUÍ