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Había un padre

Había un padre

Chichi ariki
  • Público apropiado: Jóvenes
  • Valoración moral: Adecuada
  • Año: 2007
  • Dirección: Yasujiro Ozu

Dirección: Yasujiro Ozu Guión: Tadao Ikeda, Y. Ozu, Takao Yanai Fotografía: Yuuharu Atsuta Montaje: Yoshiyasu Hamamura Música: Kyoichi Saiki Intérpretes: Chishu Ryu, Shuji Sano, Shin Saburi, Takeshi Sakamoto, Mitsuko Mito Distribuidora: Notro Duración: 94 minutos Público Adecuado: Jóvenes En el período de pre-guerra en Japón, el director Yasujiro Ozu (1903-1963) logró escapar a las exigencias fílmicas del enardecimiento bélico y seguir explorando su universo estético y temático. De esta época difícil, en la que los realizadores se veían sujetos a las aspiraciones gubernamentales, Notro Films, con su propuesta En Cine x 14 Días, rescata esta joya de la filmografía de Ozu rodada en el año 1942. Había un padre narra la vida de sacrificios de un hombre por sacar adelante a su hijo, tras responsabilizarse de la muerte de un estudiante en un viaje de estudios en el que él era uno de los profesores encargados del grupo. A través de esta rápida sucesión de los acontecimientos -marcados por un fuerte uso de la elipsis-, Ozu explora su tema predilecto: la desintegración de la familia tradicional japonesa, que ya se había expuesto truncada desde el inicio de la acción por la ausencia de la madre. A través de su particular planificación a la altura del tatami, de la inmovilidad de la cámara, del montaje al corte y del avance de la trama por medio del diálogo, se explora el estrecho lazo de la piedad filial en el transcurso de toda una vida. Además del escudriñamiento de los fuertes vínculos familiares que han ido desapareciendo por las exigencias de la vida contemporánea, Había un padre también dibuja un retrato de la sociedad japonesa y sus costumbres: de su alto sentido de la responsabilidad, de su ceremoniosidad en el desarrollo de las relaciones sociales, de la necesidad del trabajo duro para servir a la patria o del disfrute infinito de los pequeños placeres. Desprovista de toda tensión dramática, la película adquiere su fuerza en la agilidad de los acontecimientos -gracias a las elipsis y a los grandes saltos temporales-, en la bella composición de las imágenes de Ozu, en la excelente fotografía de Yuuharu Atsuta -colaborador habitual del cineasta- y en la interpretación de sus actores, en la que destaca especialmente Chishu Ryu en su papel de padre entregado. Después de su paso en 2005 por la Sección Especial Restaurada del Festival Internacional de Cannes, y de su estreno comercial en las salas francesas, llega a nosotros esta pequeña delicia de uno de los mejores directores de la cinematografía japonesa, el maestro Yasujiro Ozu. Bellísima película de 1942. (Filasiete / Almudí ER-JM)