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Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal
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Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal

Indiana Jones and the Kingdom of the Crystal Skull
  • Público apropiado: Jóvenes
  • Valoración moral: Adecuada
  • Año: 2008
  • Dirección: Steven Spielberg
Dirección: Steven Spielberg
Intérpretes: Harrison Ford, Karen Allen, Cate Blanchett, Shia LaBeouf, John Hurt, Ray Winstone, Jim Broadbent, Alan Dale.
Guión: David Koepp, George Lucas
Música: John Williams
Fotografía: Janusz Kaminski
Distribuye en Cine: Paramount
Duración: 124 min.
Género: Aventuras

Que vienen los rusos 

    Los amantes del cine 'Indy' llevaban diecinueve años esperando que Spielberg se decidiera a retomar la saga de Indy, Indiana Jones, el más célebre arqueólogo del mundo. Pero el cineasta se ha resistido, pues en espera de un guión que le motivara llegó a echar por tierra uno escrito por el mismísimo Frank Darabont (Cadena perpetua). Al final se ha decantado por un libreto de David Koepp, que había escrito para él Parque Jurásico, muy acorde con lo que se esperaba. 

    La trama transcurre en los años 50, la era del nacimiento del 'rock and roll', cuando un Indy envejecido ha sido retenido junto con Mac, antiguo colaborador suyo, por un grupo de soldados soviéticos liderados por Irina Spalko, una cruel mujer que fue el ojito derecho de Stalin. Irina necesita que Indiana Jones le ayude a encontrar una reliquia precolombina, depositada en una instalación secreta del ejército estadounidense... 

    En la aventura subsiguiente en la que se ve envuelto el veterano aventurero recibirá la ayuda de Mutt Williams, arrogante muchacho que ha ido en busca de Indy para advertirle de que un amigo, el profesor Oxley, ha sido secuestrado. Y también reaparece la mismísima Marion Ravenwood, la compañera de Indy en la legendaria En busca del arca perdida. Desvelar más datos de la trama sería hacerle un flaco favor al espectador... 

    La cuarta entrega de la saga no decepciona, a pesar de las grandes expectativas que ha levantado. Ya quisiera George Lucas haber mantenido el nivel tan alto en su resurrección de La guerra de las galaxias. Se le pueden sacar pegas, pero éstas son bastante menores. Por ejemplo, algunos diálogos explicativos son tan extensos que propician caídas de ritmo. También se puede resaltar que a pesar de la magia que tiene el regreso de Marion, Karen Allen es una actriz que no acaba de resultar muy convincente. 

    La película está llena de guiños a los incondicionales por sus referencias al arca, al padre del protagonista, a Marcus, etc. Y también se homenajean a clásicos del cine de aventuras, como los protagonizados por Tarzán, o aquellas que tenían memorables duelos de espadas... Si el objetivo de las anteriores entregas era recuperar el sabor de aquellas películas para todos los públicos, ciertamente, Spielberg ha vuelto a conseguirlo. Gustará a los que crecieron con los clásicos del cine, a quienes eran unos niños cuando se estrenaron sus predecesoras, y también a las nuevas generaciones. 

    Spielberg muestra desde luego que sigue en plena forma -aunque nadie lo dudaba, pues su anterior trabajo, Munich, es uno de sus grandes filmes-. Aprovecha la ambientación para trazar una descripción de la época de la Guerra Fría, con sus pruebas nucleares, su paranoia ante la amenaza comunista, y sus jóvenes rebeldes y roqueros. 

    Se luce sobre todo en las secuencias de acción, algunas para el recuerdo, como la persecución en plena selva. Aunque ha necesitado más efectos especiales que en otras entregas, lo cierto es que los usa de forma tan inteligente que no desentonan. Las andanzas de sus personajes propician además una apología de la unidad familiar bastante sana, que el cineasta admite sin rubor. 

    Por supuesto, es obligatorio citar el trabajo de John Williams, un colaborador esencial de la serie. El compositor favorito de Spielberg se luce, rememorando fragmentos musicales de antaño, y con pasajes nuevos brillantes, como el que acompaña a los soldados soviéticos, que suena a música rusa. 

    El reparto está formado por grandes estrellas, en pequeños papeles, que cumplen con su cometido. Harrison Ford mantiene su intenso carisma; en pantalla parece que sigue en forma a pesar del paso del tiempo, y se nota que ha acumulado ya muchas tablas. Cede mucho protagonismo a Shia LaBeouf, sin duda un gran acierto, porque desprende el magnetismo de las grandes estrellas, y recuerda lejanamente al rey del género de aventuras, Errol Flynn, en quien parece haberse inspirado para encarnar a su personaje, un fanfarrón con encanto. 

    Cuando ambos protagonistas aparecen en pantalla aprovechan bastante que los diálogos tienen cierto ingenio ('has traído una navaja a un tiroteo'). ¿Son padre e hijo, como se rumoreaba antes del estreno del film? Para hallar respuesta al gran enigma cinematográfico de la temporada, lo suyo es no perderse la película. (Decine21 / Almudí JD-AC)