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La divina misericordia
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La divina misericordia

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Reseña: 

Una película que reconstruye los momentos más relevantes de la vida de Santa Faustina Kowalska y del origen de una devoción que siguen diariamente millones de personas de todo el mundo.

Esta monja recibió extraordinarias gracias por parte de Dios, quien le encomendó que fuera pintado un cuadro que mostrara a Jesucristo derramando el abismo de su misericordia sobre el mundo, al tiempo que le encargaba que se instituyera una fiesta litúrgica de la Divina Misericordia y que se difundiera su devoción. A la muerte de la monja por tuberculosis a la temprana edad de 33 años, Sopoćko prosiguió con su legado. La devoción fue extendiéndose hasta desembocar en la fundación de una nueva congregación dedicada a difundir la Divina Misericordia en el mundo, según las visiones que había tenido Kowalska antes de morir.

Tiene dos partes claramente diferenciadas: por un lado, comienza siendo una historia dramatizada como si de una película de ficción se tratara pero que también intercala en medio de la narración entrevistas con personas de la actualidad, que glosan los sucesos ficcionados y completan con datos y más información el itinerario de los personajes y cómo se fue abriendo camino en la Iglesia la devoción a la Divina Misericordia. Y luego hay una segunda parte, ya más claramente del género documental, en donde se habla del cuadro original –muy llamativa la comparación con la Sábana Santa de Turín– y de la devoción a la Divina Misericordia en la actualidad, desde que San Juan Pablo II se propusiera rescatar del olvido a Faustina Kowalska.

María Faustina Kowalska –más conocida simplemente como Faustina Kowalska­– nació en 1905 en Głogowiec, una localidad cercana a Lodz, en Polonia. Desde muy niña sintió que Dios la llamaba a dedicarle su vida entera. No sin muchos obstáculos, con veinte años entró en el convento de la Hermanas de Nuestra Señora de la Misericordia y empezó a tener numerosas experiencias místicas, según las cuales Dios le encomendaba que diera a conocer al mundo su inagotable Misericordia con los pecadores.

Para hacer llegar ese mensaje la monja sufrió mucho y, como suele ocurrirle a los grandes santos de la Iglesia, fue muy incomprendida. Pero encontró un aliado magnífico en su director espiritual, el padre Michał Sopoćko. María Faustina Kowalska murió de tuberculosis el 5 de octubre de 1938 en Cracovia. Fue canonizada por San Juan Pablo II el 30 de abril de 2000, día en que también instituyó la Fiesta de la Divina Misericordia para toda la Iglesia. (Almudí JD). Decine21: AQUÍ