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Dirección: Tony Krantz. País:USA. Año: 2011. Duración: 101 min. Género: Thriller. Interpretación: Antonio Banderas (Ned Cruz), Thomas Kretschmann (Frizer), William Fichtner (Poley), Sienna Guillory (Julie / Lexie), Delroy Lindo (Skeres), Autumm Reeser (Fay), Sam Elliott (Simon), Rebecca Mader (Zooey), Snoop Dogg (Puss), Bill Duke (Drummer), Robert Maillet (Anton). Guion:Erik Jendresen. Producción: Erik Jendresen, Tony Krantz y Richard Rionda Del Catro.Música: Johnny Marr. Fotografía: Shelly Johnson. Montaje: Fred Raskin. Diseño de producción: Steve Arnold. Vestuario: Debra McGuire. Distribuidora: Paycom Multimedia.Estreno en España: 16 Abril 2014.
Reseña:
Esposado y ensangrentado, Ned Cruz (Antonio Banderas), un modesto detective privado de Los Ángeles, se plantea el sentido de su vida mientras le interrogan violentamente tres policías: Skeres (Delroy Lindo), Frizer (Thomas Kretschmann) y Poley (William Fichtner). Así, entre golpe y golpe, Ned recuerda su último trabajo, en el que dejó tras de sí un siniestro reguero de cadáveres. Se lo encargó Anton ‘The Pro’ Protopov (Robert Maillet), un rudo y gigantesco matón ruso, desesperado por encontrar a su bellísima novia, la ex-stripper Lexi Persimmon (Sienna Guillory).
Su investigación llevó a Ned a Nuevo México, donde conoció a la tatuada camarera Fay Neman (Autumn Reeser), al demente físico nuclear Niels Geck (Jimmi Simpson) y al excéntrico multimillonario Simon Krestal (Sam Elliott), que se ha gastado una fortuna en un colisionador de átomos con el que pretende encontrar el esquivo Bosón de Higgs, La Partícula de Dios.
Seguramente, el estadounidense Tony Krantz (Otis) ha intentado actualizar en este thriller los sufridos antihéroes clásicos del cine negro —con Philip Marlowe de Raymond Chandler y Sam Spade de Dashiell Hammett como principales referentes literarios—, añadiéndoles elementos contemporáneos de directores como Quentin Tarantino, Guy Ritchie o los hermanos Joel y Ethan Coen.
Su propuesta funciona en el arranque, pero enseguida la voz en off se hace agotadora, las ironías pierden chispa, la violencia se vuelve brutal, el tratamiento del sexo se torna cada vez más sórdido y explícito, se disparan los saturados y artificiosos efectismos visuales... Y, sobre todo, las situaciones resultan cada vez más grotescas y estrafalarias, con pretenciosas reflexiones científicas y filosóficas, hasta culminar en un desenlace totalmente demencial.
Todo esto, claro, distancia cada vez más al espectador de los personajes, interpretados, además, con un discutible histrionismo, casi de cómic. Krantz desaprovecha así un potente reparto, encabezado por un esforzado Antonio Banderas, cuyo despliegue físico y gestual nunca da los frutos esperados, ni dramáticos ni cómicos. Un fiasco, en definitiva, quizás entretenido, pero a todas luces disparatado y zafio.(Cope J. J. M.) (Decine21 / Almudí JD) LEER MÁS
