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Las brujas de Zugarramurdi

Las brujas de Zugarramurdi

Las brujas de Zugarramurdi
  • Público apropiado: Adultos
  • Valoración moral: Desaconsejable
  • Año: 2014
  • Dirección: Álex de la Iglesia
Contenidos: Imágenes (varias V, X), Diálogos (varios D), Ideas (antropología desquiciada F)

Dirección: Álex de la Iglesia. País: España. Año: 2013. Género: Comedia negra. Interpretación: Hugo Silva (José), Mario Casas (Antonio), Carmen Maura (Graciana), Terele Pávez (Marichu), Carolina Bang (Eva), Gabriel Delgado (Sergio), Jaime Ordóñez (Manuel), Secun de la Rosa (Pacheco), Pepón Nieto (Calvo), Macarena Gómez (Silvia), Javier Botet (Luismi), Carlos Areces (Conchi), Enrique Villén (deficiente mental), Santiago Segura (Miren). Guion: Álex de la Iglesia y Jorge Guerricaechevarría. Producción: Enrique Cerezo. Fotografía: Kiko de la Rica. Dirección artística: Arturo García y Jose Arrizabalaga. Vestuario: Paco Delgado. Distribuidora: Universal Pictures International Spain. Estreno en España: 27 Septiembre 2013.

Reseña:

Aquelarre: qué desparrame

    Un grupo de hombres desesperados deciden atracar una tienda de “compro oro”. Desgraciadamente, José, el protagonista, un divorciado, tiene que llevarse a su hijo Sergio, de ocho años, al atraco. Antonio, otro de los atracadores, pierde el coche porque su mujer se lo ha llevado para hacer la compra. Tienen el botín, una bolsa con 25.000 anillos de oro, pero no tienen un pobre vehículo con el que escapar. Entonces paran un taxi que conduce Manuel, otra víctima de una situación conyugal insatisfactoria. ¿A dónde huir? ¿a Marruecos? Difícil pasar con el taxi, de modo que deciden escapar a Francia, porque José, además, le ha prometido a Sergio que vivirán en Disneylandia. Así pues, de camino entran en los bosques impenetrables de la Euzkadi profunda, tierra de akelarres y sorgiñas, y terminan cayendo en las garras de una horda de mujeres enloquecidas que se alimentan de carne humana.

   Desmadrada cinta de Álex de la Iglesia, ambiciosa de producción, que tiene un magnífico arranque, el atraco está muy bien contado e impacta. Pero tras los fuegos de artificio –abundantísimos en las escenas de aquelarre y con las brujas dando brincos y andando por el techo– y algún chiste ocurrente, queda la sensación de broma estirada como un chicle que no da más de sí, de gamberrada bestia y hueca, aun en su pretendida crítica social de los matrimonios rotos, algo que por otra parte caracteriza a la mayor parte de la filmografía del cineasta, desde su debut con Acción mutante.

El problema es que salvo en El día de la bestia, y en menor medida en La comunidad, las cosas se le suelen ir de las manos en lo relativo a coherencia y equilibrio, como es el caso de Las brujas de Zugarramurdi. Fácilmente se le puede así afear su mirada superficial a las mujeres, o el recurso a un niño para las gracietas, como ya hiciera con 800 balas.

La película está rodada con profesionalidad, sí. El envoltorio es perfecto, sí. Los actores cumplen con sus papeles, incluida la todoterreno Carmen Maura. Pero estas muestras de oficio no bastan para hacer de Las brujas de Zugarramurdi una sólida película. (Decine 21 / Almudí JD) LEER MÁS