Intriga. Violencia. Jóvenes. La trama arranca con un trepidante rescate fallido en una cárcel china de máxima seguridad. A consecuencia del mismo, es detenido y condenado a muerte un joven agente de la CIA. Como actuaba por su cuenta, sus superiores quieren dejarlo en la estacada. Pero el veterano agente que le instruyó hace todo lo posible para salvarlo mientras apura su último día antes de jubilarse. De este modo, desvelará a sus superiores y al espectador las numerosas acciones sucias en las que participaron él y su protegido, supuestamente amparados por la doctrina del mal menor: traiciones a compañeros, manipulación de gobiernos, intercambios de favores con el enemigo, asesinatos selectivos de terroristas e inocentes. Trepidante película de acción, interpretada esforzadamente por dos grandes estrellas –Redford y Pitt–, que dotan de personalidad y matices a sus personajes a pesar de que sus caracterizaciones no se adecúan a los tiempos diversos de la acción. Aparatosa y eficaz puesta en escena. La perspectiva ética no es clara: parece dar por legítimas acciones terribles realizadas en nombre de la razón de Estado. Este débil espíritu crítico incomoda mucho, más con Redford como inductor de las acciones ilegales. Conviene advertir este punto para verla con espíritu crítico. Al final de la película cuando Redford cierra una importante transferencia bancaria, en la sala en al que están sus interlocutores se ve en segundo plano una televisión en la que aparece dos momentos sensuales muy breves. Se pueden cortar o pasar rápidamente por delicadeza. No tiene más inconvenientes.
