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Supersalidos

Supersalidos

Superbad
  • Valoración moral: Desaconsejable
  • Año: 2008
  • Dirección: Greg Mottola
Dirección: Greg Mottola
Intérpretes: Jonah Hill, Michael Cera, Christopher Mintz-Plasse, Bill Hader, Martha MacIsaac, Emma Stone, Aviva, Kevin Corrigan.
Guión: Seth Rogen, Evan Goldberg
Música: Lyle Workman
Fotografía: Russ T. Alsobrook
Distribuye en Cine: Sony
Duración: 114 min.
Género: Comedia

Dos supertontos muy tontos 

    Judd Apatow arrasa en la taquilla en el terreno de la comedia –sobre todo en Estados Unidos– con cada película que dirige (Virgen a los 40), escribe (Dick y Jane: Ladrones de risa) o produce (Pasado de vueltas). Su sello de fábrica es su gusto redomado por un humor soez que recuerda al de los hermanos Farrelly (Algo pasa con Mary). 

    Esta vez, produce una comedieta de adolescentes descerebrados, incapaces de pensar en otra cosa distinta del sexo, en la línea de American Pie, y la muy superior Desmadre a la Americana, de John Landis, que marcó las pautas del subgénero. Dirige el mediocre Greg Mottola (The Daytrippers). 

    El título español le viene al pelo, pues los protagonistas son dos supersalidos, en la edad del pavo, a punto de graduarse en el instituto. Evan ha conseguido entrar en una buena universidad, por lo que tendrá que separarse de Seth, un chico con problemas de peso, que es amigo suyo desde la infancia. 

    Dos chicas quedan con ellos en una fiesta de graduación, que ofrece una en su casa. Pero Seth se ha ofrecido a conseguir para la ocasión bebidas alcohólicas, una misión imposible, teniendo en cuenta que son menores de edad. Seth cuenta con la colaboración de un conocido, que se ha hecho fabricar un carnet de conducir falso. La cosa se complicará más de lo previsto. 

    Desde el punto de vista de la producción, se trata de una ‘superjugada’, pues superó los 100 millones de recaudación sólo en Estados Unidos y costó sólo 20. ¡Sus beneficios quintuplican la inversión! Desde el punto de vista cinematográfico, la cosa es mucho menos brillante.

Los jóvenes que describe son bastante habituales en la sociedad moderna, pero el director es incapaz de criticar sus actitudes salvajes, y cuando intenta sacarles rasgos positivos –en una escena en la que los protagonistas elogian su amistad– llega al ridículo más absoluto. Ni siquiera queda para el recuerdo ninguna secuencia memorable, mientras que los dos policías ‘juerguistas’ resultan tan torpes que en lugar de hacer reír ponen nervioso al espectador. (decine21 / Almudí ER-JD)