Poco antes de la Comunión, el peluquero le hizo una herida, pero no se quejó. Y se lo ofreció a Jesús. No lo supo ni su mamá.
Para prepararse a recibir a Jesús, le decía: "Yo quisiera, Señor, recibiros con aquella pureza humildad y devoción con que os recibió vuestra santísima Madre; con el espíritu y fervor de los santos".
Josemaría, al recibir a Jesús le pedía muchas cosas: ayuda para quererle con toda el alma y a evitar cualquier pecado.
Nosotros podemos pedirle también que nos enseñe a querer a su Madre Santísima, la Virgen María, a San José, a nuestros padres y a nuestros hermanos como él los ama. A ser generosos para ayudar a todos. A vencer nuestro genio...
VAMOS A ADORAR A JESÚS SIEMPRE, como los ángeles.
Jesús nos dice:
TOMA, ¡CÓMEME! Y ¡HÁBLAME!
Si quieres saber más busca la página siguiente: Un hogar cristiano
Información de contacto:
Correo electrónico: [email protected]
La confesión sacramental, un camino de libertad y de amor a Dios |
El hombre como relación a Dios según Kierkegaard |
El juicio final en la teología de santo Tomás de Aquino |
La «cooperación orgánica» del sacerdocio común y del sacerdocio ministerial en las Prelaturas personales |
Eucaristía y sacerdocio |
La Pedagogía del Amor y la Ternura: Una Práctica Humana del Docente de Educación Primaria |
Mons. Álvaro del Portillo y el Concilio Vaticano |
Una nueva primavera para la Iglesia |
El mensaje y legado social de san Josemaría a 50 años de su paso por América |
El pecado: Negación consciente, libre y responsable al o(O)tro una interpretación desde la filosofía de Byung-Chul Han |
El culto a la Virgen, santa María |
Ecumenismo y paz |
Verdad y libertad I |
La razón, bajo sospecha. Panorámica de las corrientes ideológicas dominantes |
La «experiencia» como lugar antropológico en C. S. Lewis IV |