Dirección: Olivier Dahan
Intérpretes: Marion Cotillard, Sylvie Testud, Pascal Greggory, Marc Barbé, Emmanuelle Seigner, Jean-Paul Rouve, Clotilde Courau, Caroline Sihol, Gérard Depardieu.
Guión: Olivier Dahan, Isabelle Sobelman
Música: Christopher Gunning
Fotografía: Tetsuo Nagata
Distribuye en Cine: Altafilms
Duración: 140 min.
Género: Biográfico, Musical
La niña gorrión
Hollywood ha sabido explotar la vida de grandes estrellas de la música estadounidense, como Ray Charles (Ray) y Johnny Cash (En la cuerda floja). En Europa ha habido músicos y cantantes legendarios, pero Édith Piaff, la musa de los existencialistas, era la candidata ideal para un buen biopic, y de hecho, Claude Lelouch recogió su romance con el boxeador Manel Cerdan en su película Edith et Marcel. No es de extrañar el éxito de este nuevo acercamiento a su vida, sobre todo en Francia. Se explica porque sus canciones marcaron a toda una generación en los años 50, mientras que las posteriores todavía son capaces de reconocerlas. Además, la intérprete no tuvo precisamente una vida de color de rosa, como indica el título, sacado de uno de sus temas más famosos, sino que su existencia fue tan azarosa que parece salida de una novela de las hermanas Brontë o de Charles Dickens.
Édith Giovanna Gassion (su verdadero nombre), nació en una calle parisina, según la leyenda debajo de una farola. Lo que es rigurosamente cierto es que sus padres, un acróbata y una cantante ambulante que vivían en la indigencia, se desentendieron de ella. Finalmente quedó al cuidado de su abuela paterna, que regentaba un prostíbulo, donde creció rodeada de depravación, como se muestra en la película, que acierta en los pasajes en los que describe la relación maternal con una de las meretrices, interpretada por Emmanuelle Seigner. A mediados de los años 30, la descubre cantando en la calle el gerente de un cabaret de moda, un tal Louis Leplée, breve papel con el que se luce Gérard Depardieu. Leplée la contrata para su local, y le sugirió que apareciera con el nombre artístico de ?la môme piaff? (la niña gorrión), por su baja estatura y porque su voz le recordaba a un pájaro cantor.
Lo más destacable de la cinta es la interpretación de Marion Cotillard, secundaria de títulos como Big Fish, Largo domingo de noviazgo y Un buen año, que literalmente se transforma en Edith Piaff. Su trabajo es comparable al que le valió el Oscar al mejor actor a Jamie Foxx cuando interpretó al citado Ray Charles. Cotillard imita su patosa forma de andar, su aspecto frágil y hasta el gesto característico que hacía con la boca al cantar. Olivier Dahan se muestra como un director imaginativo en la lograda reconstrucción de la época, y por si fuera poco, resulta una gozada para el oído escuchar las mejores canciones de la protagonista en su versión original. La película se va 20 minutos por encima de las dos horas. Es un abuso injustificado.
Pero hay que reconocer que la película es ágil, por la hábil mezcla del drama sórdido francés y del biopic norteamericano. Estrenada en Francia el 14 de febrero, pasa de los 5 millones de espectadores.
El montaje de la película no está bien hecho. El espectador se puede perder en la mezcla de imágenes del pasado y del presente en que consiste la misma. Al mismo tiempo, parece que no refleja del todo bien la vida de esta cantante, que llenó toda una época. Hay demasiada insistencia en la sordidez de la vida de Edith Piaf.Imagen a suprimir (min): 8´ (1'). (decine21 / Filasiete / Almudi LMV)