Domingo de la semana 21 de tiempo ordinario; ciclo C

Homilía I: con textos de homilías pronunciadas por S.S. Juan Pablo II
Homilía II: a cargo de D. Justo Luis Rodríguez Sánchez de Alva
Homilía III: basada en el Catecismo de la Iglesia Católica 

(Is 66,18-21) "Yo anunciaré mi gloria a las gentes"
(Hb 12,5-7.11-13) "Hijo mío, no desprecies la corrección del Señor"
(Lc 13,22-30) "Porfiad y entrad por la puerta angosta"

Homilía I: con textos de homilías pronunciadas por S.S. Juan Pablo II

Homilía en el Centro “San Pablo”, de Castelgandolfo (24-VIII-1980)

--- Elegir el bien. Llamada a la salvación
--- Lucha vigorosa. Observar la ley moral
--- El Sermón de la montaña. El amor salva

--- Elegir el bien. Llamada a la salvación

En el Evangelio Jesús recuerda que todos estamos llamados a la salvación y a vivir con Dios, porque frente a la salvación no hay personas privilegiadas. Todos deben pasar por la puerta estrecha de la renuncia y de la donación de sí mismos. La lectura profética expone con vivas imágenes el designio que Dios tiene de recoger en la unidad a todos los hombres para hacerles partícipes de su gloria. La extraída del Nuevo Testamento exhorta a soportar las pruebas como purificación procedente de las manos de Dios, “porque el Señor, a quien ama, le reprende” (Hb 12,6; Prov 3,12). Pero los motivos de esas dos lecturas puede decirse que se hallan concentrados en el pasaje del Evangelio.

--- Lucha vigorosa. Observar la ley moral

La interrogación en torno al problema fundamental de la existencia: “Señor, ¿son pocos los que se salvan?” (Lc 13,23), no nos puede dejar indiferentes. A esa pregunta, Jesús no responde directamente, sino que exhorta a la seriedad de los propósitos y de las decisiones: “Esforzaos a entrar por la puerta estrecha, porque os digo que muchos serán los que busquen entrar y no podrán” (Lc 13,24). El grave problema adquiere en los labios de Jesús una perspectiva personal, moral, ascética. Jesús afirma con vigor que el conseguir la salvación requiere sufrimiento y lucha. Para entrar por esa puerta estrecha, es necesario, como dice literalmente el texto griego, “agonizar”, es decir, luchar vigorosamente con todas las fuerzas, sin pausa y con firmeza de orientación. El texto paralelo de Mateo parece todavía más categórico. Entrad por la puerta, estrecha, porque ancha es la puerta y espaciosa la senda que lleva a la perdición y son muchos los que por ella entran. ¡Qué estrecha es la puerta y qué angosta la senda que lleva a la vida y cuán pocos los que dan con ella!” (Mt 7,13-14).

--- El Sermón de la montaña. El amor salva

La puerta estrecha es, ante todo, la aceptación humilde, en la fe pura y en la confianza serena, de la Palabra de Dios, de sus perspectivas sobre nuestras personas, y sobre el  mundo y sobre la historia; es la observancia de la ley moral, como manifestación de la voluntad de Dios, en vista de un bien superior el que realiza nuestra verdadera felicidad; es la aceptación del sufrimiento como medio de expiación y de redención, para sí y para los demás, y como expresión suprema del amor; la puerta estrecha es, en una palabra, la aceptación de la mentalidad evangélica, que encuentra en el sermón de la montaña su más pura explicación.

Es necesario, en fin de cuentas, recorrer el camino trazado por Jesús y pasar por esa puerta, que es Él mismo: “Yo soy la puerta; el que por Mí entrare, se salvará” (Jn 10,9). Para salvarse, hay que tomar como Él nuestra cruz, negarnos a nosotros mismos en las aspiraciones contrarias al ideal evangélico y seguirle en su camino: “Si alguno quiere venir en pos de Mí, niéguese a sí mismo, tome cada día su cruz y sígame” (Lc 9,23).

Es el amor lo que salva, el amor que, ya en la tierra, es felicidad interior para quien se olvida de sí mismo y se entrega en los más diferentes modos: en la mansedumbre, en la paciencia, en la justicia, en el sufrimiento y en el llanto. ¿Puede el camino parecer áspero y difícil, puede la puerta aparecer demasiado estrecha? Como dije ya al principio, semejante perspectivas supera las fuerzas humanas, pero la oración perseverante, la confiada súplica, el íntimo deseo de cumplir la voluntad de Dios, conseguirán de nosotros que amemos lo que Él manda.

DP-222 1980

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Homilía II: a cargo de D. Justo Luis Rodríguez Sánchez de Alva

"Esforzaos a entrar por la puerta estrecha". Esta exhortación del Señor es el mayor mentís a la ilusión de lograr la salvación por la senda de la permisividad, de un cristianismo light. Por ese camino el hombre no sólo no llega a su destino eterno sino a ninguna parte. También en esta vida el esfuerzo es el salario del éxito.

En su homilía "Tras los pasos del Señor", S. Josemaría Escrivá, recuerda los tres caminos que tuvo en un sueño un escritor español del siglo de oro: "Delante de él se abren dos caminos. Uno se presenta ancho y carretero, fácil, pródigo en ventas y mesones y en otros lugares amenos y regalados. Por allí avanzan las gentes a caballo o en carrozas, entre músicas y risas -carcajadas locas-; se contempla una muchedumbre embriagada en un deleite aparente, efímero, porque ese derrotero acaba en un precipicio sin fondo. Es la senda de los mundanos, de los eternos aburguesados: ostentan una alegría que en realidad no tienen... No quieren saber nada de la Cruz de Cristo, piensan que es cosa de chiflados. Pero son ellos los dementes: esclavos de la envidia, de la gula, de la sensualidad, terminan pasándolo peor, y tarde se dan cuenta de que han malbaratado, por una bagatela insípida, su felicidad terrena y eterna".

"Por dirección distinta, sigue diciendo, discurre en ese sueño otro sendero: tan estrecho y empinado, que no es posible recorrerlo a lomo de caballería. Todos los que lo emprenden, adelantan por su propio pie, quizá en zigzag, con rostro sereno, pisando abrojos y sorteando peñascos. En determinados puntos, dejan a jirones sus vestidos, y aún su carne. Pero al final, les espera un vergel, la felicidad para siempre, el Cielo. Es el camino de las almas santas".

"Luego -termina-, durante el mismo sueño, descubría aquel escritor un tercer itinerario: estrecho, tapizado también de asperezas y de pendientes duras como el segundo: Por allí avanzaban algunos en medio de mil penalidades, con ademán solemne y majestuoso. Sin embargo, acababan en el mismo precipicio horrible al que conducía el primer sendero. Es el camino que recorren los hipócritas, los que carecen de rectitud de intención, los que se mueven por un falso celo, los que pervierten las obras divinas al mezclarlas con egoísmos ".

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Homilía III: basada en el Catecismo de la Iglesia Católica

«Id al mundo entero y predicad el evangelio»

I. LA PALABRA DE DIOS

Is 66, 18-21: Traerán a todos vuestros hermanos de entre todas las naciones
Sal 116, 1.2: Id al mundo entero y predicad el Evangelio
Hb 12,5-7.11-13: El Señor reprende a los que ama
Lc 13, 22-30: Vendrán de Oriente y de Occidente y se sentarán a la mesa en el Reino de Dios

II. LA FE DE LA IGLESIA

«La Iglesia columna y fundamento de la verdad (1 Tm 3,15) recibió de los Apóstoles este solemne mandato de Cristo de anunciar la verdad que nos salva. Compete siempre y en todo lugar a la Iglesia proclamar los principios morales, incluso los referentes al orden social, así como dar su juicio sobre cualesquier asunto humano, en la medida en que lo exijan los derechos fundamentales de la persona humana o la salvación de las almas» (2032).

«El Magisterio de los pastores de la Iglesia en materia moral se ejerce ordinariamente en la catequesis y la predicación sobre la base del Decálogo que enuncia los principios de la vida moral válidos para todo hombre».

«La fidelidad de los bautizados es una condición primordial para el anuncio del Evangelio y para la misión de la Iglesia en el mundo» (2044).

III. TESTIMONIO CRISTIANO

«¡Qué sorprendente misterio! Hay un solo Padre del universo, un solo Logos del universo y también un solo Espíritu Santo, idéntico en todas partes; hay también una sola virgen hecha madre, y me gusta llamarla Iglesia» (Clemente de Alejandría) (813).

IV. SUGERENCIAS PARA EL ESTUDIO DE LA HOMILÍA

A. Apunte bíblico-litúrgico

La salvación de Dios anunciada en la profecía es universal, sin barreras religiosas y tribales.

Jesús en el Evangelio parte de una pregunta que le da lugar a una nueva catequesis. Sobre el número de los que se salvan. Dios quiere que todos los hombres se salven, pero hay que esforzarse por hacer el bien, sacrificando lo que haga falta, pues la puerta es estrecha.

El autor de la carta a los Hebreos expone que en el camino hacia Dios, guiados por la fe, hay lugar para las penalidades que conviene sobrellevar con espíritu penitencial, aceptándolas como advertencias y correctivos divinos.

B. Contenidos del Catecismo de la Iglesia Católica

La fe:

La Iglesia es católica: 830-831.
La Iglesia, madre y educadora: 2030-2031.

La respuesta:

Vida moral y magisterio de la Iglesia: 2032-2040.

C. Otras sugerencias

El anuncio del Evangelio no tiene fronteras (salmo). Exige conformar la vida al camino de Cristo. Todos los hombres están llamados a ello. La Iglesia es el instrumento para la evangelización y en ella todos los cristianos.

El Evangelio tiene un componente de vida moral: vivir según Cristo, sobre el que estamos reflexionando en los domingos del TIEMPO ORDINARIO. La Iglesia es maestra y educadora de la vida moral cristiana.

Misión de los pastores y derechos y deberes de los fieles ante las enseñanzas morales de la Iglesia.

El testimonio de fidelidad al Evangelio y a las concrecciones de vida que presenta la Iglesia es la mejor palabra evangelizadora ante el mundo.

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