Almudi.org
  • Inicio
  • Libros
  • Películas
    • Estrenos de CINE
    • Estrenos de DVD - Streaming
    • Series de TV
  • Recursos
    • Oración y predicación
    • La voz del Papa
    • Infantil
    • Documentos y libros
    • Opus Dei
    • Virtudes
    • Kid's Corner
  • Liturgia
    • Misal Romano
    • Liturgia Horarum
    • Otros Misales Romanos
    • Liturgia de las Horas
    • Calendario Liturgico
    • Homilías de Santa Marta
  • Noticias
  • Almudi
    • Quiénes somos
    • Enlaces
    • Voluntariado
    • Diálogos de Teología
    • Biblioteca Almudí
  • Contacto
    • Consultas
    • Colabora
    • Suscripciones
    • Contactar
  • Buscador
  • Noticias antiguas
  • El ombligo congelado y el Estado nodriza. Enrique Monasterio

Noticias antiguas

El ombligo congelado y el Estado nodriza. Enrique Monasterio

  • Imprimir
  • PDF
Pensar por libre. Mundo cristiano          Eran las 10 de la mañana y hacía un frío antártico en Madrid. Los termómetros habían comenzado su lenta remontada diurna, pero aún seguían bajo cero. Al abrir la puerta de la Capellanía, la pareja de pingüinos que anida bajo el escritorio salió huyendo hacia el pasillo. Encendí el aire caliente y me dispuse a colgar el abrigo en el perchero. En ese preciso momento oí una voz femenina:     &nb...

Pensar por libre. Mundo cristiano

         Eran las 10 de la mañana y hacía un frío antártico en Madrid. Los termómetros habían comenzado su lenta remontada diurna, pero aún seguían bajo cero. Al abrir la puerta de la Capellanía, la pareja de pingüinos que anida bajo el escritorio salió huyendo hacia el pasillo. Encendí el aire caliente y me dispuse a colgar el abrigo en el perchero. En ese preciso momento oí una voz femenina:

        —Oye, ¿sabes si hay clase de Civil?

        Al capellán, ya se sabe, se le puede preguntar cualquier cosa por muy exótica que parezca.

         Volví la cabeza, y no pude reprimir un escalofrío. Y es que, entre el jersey de cachemir azul y el pantalón vaquero de aquella chica, quedaba al descubierto un generoso espacio de epidermis congelada con el ombligo en el centro ensartado en un pendiente de plata.

         Traté de responder que no sabía nada de las clases, pero la exhibición umbilical a semejante temperatura me heló momentáneamente la laringe. Al fin pregunté:

        —¿No tienes frío?

        —Bueno, sí. Normal…

        Empezaba bien la mañana. Fui a ver a Kloster:

        —No te preocupes –me dijo–, pronto prohibirán estas cosas.

        —¿Prohibir…?

        Mi amigo estaba fumándose un puro en su despacho con gesto huraño.

        —Mira, chico, es tal la fiebre prohibicionista que padecen los gobiernos en Occidente, que a este paso, acabarán multando también a quienes expongan su pellejo a las heladas invernales.

        —A ti lo que te molesta es que no te dejen fumar en el pasillo.

         —Lo que de verdad me preocupa, amigo mío, es la irrupción del Estado-Nodriza, última etapa evolutiva de eso que llamábamos Estado del Bienestar.

        Cuando Kloster se saca de la manga una teoría, venga o no a cuento, lo mejor es dejarle hablar.

 

—El Estado del bienestar nos ofreció gratuitamente los servicios sanitarios básicos: médicos y medicinas, quirófanos e intervenciones quirúrgicas. Y estábamos todos tan contentos sin comprender que nuestras benéficas autoridades, además de procurarse un aumento de sus ingresos a base de impuestos, tratarían por todos los medios de gastar menos, protegiéndonos, como una madre posesiva y un poco cargante, contra nuestra nefasta manía de hacer lo que nos dé la gana.

        —O sea, que, "niños, abrigaos bien, no me vayáis a coger un resfriado; y nada de fumar, que daña vuestros pulmones y luego nos sale carísimo; el móvil, apagado y el cinturón de seguridad bien ajustadito a vuestro frágil esqueleto. Os quitaremos los anuncios en las carreteras y autopistas para que no os distraigáis leyendo la publicidad de Ulloa Óptico y os rompáis la calavera contra un poste. Conformaos con mirar el toro de Osborne, pero sin texto explicativo. Y por supuesto, si salís del automóvil, hacedlo con chaleco antibalas homologado, y siempre con el maletero abarrotado de trastos: cadenas para la nieve, lámparas de repuesto, triángulos señalizadores y algunas otros artilugios que ya se nos irán ocurriendo".

 

La fiebre reglamentista del Estado Nodriza va a más y no se vislumbra el final. En un par de años será obligatorio llevar suela de goma los días de lluvia con el dibujo bien marcado para no resbalar en las curvas. Y cuando salga el sol, sombrero homologado por el Ministerio de sanidad, para protegernos de los rayos ultravioletas… Lo dicho: no te preocupes. Las ostensiones umbilicales, con o sin piercings, estarán prohibidas en invierno.

        Aquí hizo una pausa mi amigo y, por una vez, me permití discrepar:

        —Te equivocas, amigo Kloster. Esto no hay quien lo prohíba, porque no se trata de una moda sino de un hecho cultural de primera magnitud. En todas las épocas las mujeres han tratado de realzar lo más significativo de su personalidad: los ojos, el perfil del rostro, los labios, la sonrisa… Ahora hemos entrado en una nueva era autocomplaciente, ególatra y narcisista en la que lo importante ya no es amar entregándose, sino sentirse bien con el propio cuerpo. En una época así, ¿dónde crees que se sitúa el centro de gravedad?

        —¿En el ombligo?

        —Por supuesto.

 

Colabora con Almudi

Quiero ayudar
ARTÍCULOS
  • El concilio ecuménico Vaticano II: características de la recepción de un concilio singular (VaticanoII_II)
    Joaquín Perea González
  • El concilio ecuménico Vaticano II: características de la recepción de un concilio singular (I)
    Joaquín Perea González
  • La inculturación de la fe, desafío para una educación cristiana de calidad
    José María Barrio Maestre
  • Catolicismo y conquista del nuevo mundo. Función, apogeo y decadencia
    Felipe Pérez Valencia
  • El problema de la debilidad del espíritu
    Rafael Alvira
  • La ignorancia responsable en Aristóteles
    Mario Spangenberg Bolívar
  • EL VALOR DE LA AMISTAD EN LA VIDA DEL HOMBRE La libertad de ser uno mismo con el otro
    Melisa Brioso, Blanca Llamas, Teresa Ozcáriz, Arantxa Pérez-Miranda Alejandra Serrano
  • La guerra de Rusia contra Ucrania: ¿cómo hemos llegado hasta aquí?
    Javier Morales Hernández
  • El deseo en la cultura de la seducción
    Manuel Cruz Ortiz de Landázuri
  • Tolkien, maestro de la esperanza
    Benigno Blanco Rodríguez
  • La educación democrática en el contexto de la deliberación y el agonismo político
    Sergio Luis Caro Arroyo
  • La Virgen María y el culto mariano en el arte y la literatura de la España de la edad de plata
    Javier García-Luengo Manchado
  • La Asunción de María
    José Ignacio Munilla
  • La familia de Dios padre: la fraternidad de los hijos de Dios
    Jean-Louis Brugues
  • La educación emocional, el auto-concepto, la autoestima y su importancia en la infancia
    Ana Roa García
MÁS ARTÍCULOS

Copyright © Almudí 2014
Asociación Almudí, Pza. Mariano Benlliure 5, entresuelo, 46002, Valencia. España

  • Aviso legal
  • Política de privacidad