Almudi.org
  • Inicio
  • Libros
  • Películas
    • Estrenos de CINE
    • Estrenos de DVD - Streaming
    • Series de TV
  • Recursos
    • Oración y predicación
    • La voz del Papa
    • Infantil
    • Documentos y libros
    • Opus Dei
    • Virtudes
    • Kid's Corner
  • Liturgia
    • Misal Romano
    • Liturgia Horarum
    • Otros Misales Romanos
    • Liturgia de las Horas
    • Calendario Liturgico
    • Homilías de Santa Marta
  • Noticias
  • Almudi
    • Quiénes somos
    • Enlaces
    • Voluntariado
    • Diálogos de Teología
    • Biblioteca Almudí
  • Contacto
    • Consultas
    • Colabora
    • Suscripciones
    • Contactar
  • Buscador
  • Noticias antiguas
  • El secretismo anida siempre en el corazón del poder

Noticias antiguas

El secretismo anida siempre en el corazón del poder

  • Imprimir
  • PDF
No debemos cansarnos de iluminar aun los rincones más apartados del escenario público

Diario de Navarra

El pasado 30 de octubre comenzó sus trabajos la subcomisión parlamentaria que va a tratar la reforma de la ley del aborto. Su presidenta, Carmen Calvo, ha impuesto unas particulares condiciones de trabajo: las sesiones se desarrollarán a puerta cerrada, no se transmitirán por el Canal Almudi.org - Alejandro NavasParlamentario, no se permitirá la entrada a periodistas y las opiniones de los expertos convocados no se transcribirán en el Diario de Sesiones.

Al enterarme de esos detalles —sólo le faltó añadir que se reunirían de noche y con los rostros cubiertos por pasamontañas— recordé las palabras de Elias Canetti que he tomado como título para este artículo. Tenemos ocasión de comprobar de modo reiterado que no han perdido actualidad. Por desgracia, comportamientos como los de la señora Calvo no constituyen un hecho aislado. En esos mismos días, el Presidente de la Xunta de Galicia, Emilio Pérez Touriño, invocaba “motivos de seguridad” para evitar dar información sobre el coste de la reforma de su despacho (más de dos millones de euros) o el desembolso ocasionado por la adquisición y blindaje de varios coches oficiales (unos 480.000 euros). Pero la opacidad no es patrimonio exclusivo de los políticos. En una rueda de prensa celebrada en esas fechas, el consejero delegado del Banco de Santander afirmaba que su banco no es partidario de que se conozca el nombre de las entidades que se beneficien de las multimillonarias ayudas ofrecidas por el Gobierno para aumentar la liquidez del sistema financiero. En su opinión, dar publicidad a ese dato “tendría un efecto reputacional negativo sobre ellas”. Uno no sabe qué admirar más, la desfachatez o el cinismo.

¿Qué circunstancias llevan a los que mandan a evitar la publicidad y actuar en la sombra? Me parece que no hay más que dos posibles explicaciones: o no tienen argumentos para justificar su postura o buscan en el fondo un objetivo inconfesable. En cualquiera de los dos supuestos les conviene trabajar de espaldas al público, incluso en secreto. Sin embargo, la transparencia en la gestión de los asuntos que afectan a todos constituye una exigencia básica para la democracia auténtica, aunque resulte tan difícil de alcanzar en la práctica. Se trata de un logro sumamente improbable, pero al que no podemos renunciar. Incluso en las democracias más maduras y asentadas observamos continuos retrocesos en la libertad de expresión o en la disposición del gobierno para someterse al escrutinio público. No debemos cansarnos de iluminar aun los rincones más apartados del escenario público, pues la experiencia indica una y otra vez que las peores crisis no se arreglan a escondidas, sino a plena luz del día. Cuanta más transparencia, más democracia. La libertad de expresión es una planta frágil, que florece en condiciones bien especiales y que se encuentra permanentemente amenazada. Nunca podemos considerarla definitivamente asentada y es tarea de todos velar por su supervivencia. La clase política falla en ocasiones, pero el remedio no está en saltarse las reglas y dejar que unos pocos decidan en secreto y sin control, sino en extremar las cautelas para asegurar la transparencia en los procesos de decisión.

El destino de los fetos en el seno materno o el de esos miles de millones que van a salir de los bolsillos de todos no son asuntos baladíes, sobre los que se deba decidir en la clandestinidad. ¿No nos merecemos una explicación por parte de los señores del gobierno y de la banca? ¿Por qué esa tendencia a considerar a los ciudadanos como niños que no han llegado todavía al uso de razón?

Colabora con Almudi

Quiero ayudar
ARTÍCULOS
  • El concilio ecuménico Vaticano II: características de la recepción de un concilio singular (VaticanoII_II)
    Joaquín Perea González
  • El concilio ecuménico Vaticano II: características de la recepción de un concilio singular (I)
    Joaquín Perea González
  • La inculturación de la fe, desafío para una educación cristiana de calidad
    José María Barrio Maestre
  • Catolicismo y conquista del nuevo mundo. Función, apogeo y decadencia
    Felipe Pérez Valencia
  • El problema de la debilidad del espíritu
    Rafael Alvira
  • La ignorancia responsable en Aristóteles
    Mario Spangenberg Bolívar
  • EL VALOR DE LA AMISTAD EN LA VIDA DEL HOMBRE La libertad de ser uno mismo con el otro
    Melisa Brioso, Blanca Llamas, Teresa Ozcáriz, Arantxa Pérez-Miranda Alejandra Serrano
  • La guerra de Rusia contra Ucrania: ¿cómo hemos llegado hasta aquí?
    Javier Morales Hernández
  • El deseo en la cultura de la seducción
    Manuel Cruz Ortiz de Landázuri
  • Tolkien, maestro de la esperanza
    Benigno Blanco Rodríguez
  • La educación democrática en el contexto de la deliberación y el agonismo político
    Sergio Luis Caro Arroyo
  • La Virgen María y el culto mariano en el arte y la literatura de la España de la edad de plata
    Javier García-Luengo Manchado
  • La Asunción de María
    José Ignacio Munilla
  • La familia de Dios padre: la fraternidad de los hijos de Dios
    Jean-Louis Brugues
  • La educación emocional, el auto-concepto, la autoestima y su importancia en la infancia
    Ana Roa García
MÁS ARTÍCULOS

Copyright © Almudí 2014
Asociación Almudí, Pza. Mariano Benlliure 5, entresuelo, 46002, Valencia. España

  • Aviso legal
  • Política de privacidad