Almudi.org
  • Inicio
  • Libros
  • Películas
    • Estrenos de CINE
    • Estrenos de DVD - Streaming
    • Series de TV
  • Recursos
    • Oración y predicación
    • La voz del Papa
    • Infantil
    • Documentos y libros
    • Opus Dei
    • Virtudes
    • Kid's Corner
  • Liturgia
    • Misal Romano
    • Liturgia Horarum
    • Otros Misales Romanos
    • Liturgia de las Horas
    • Calendario Liturgico
    • Homilías de Santa Marta
  • Noticias
  • Almudi
    • Quiénes somos
    • Enlaces
    • Voluntariado
    • Diálogos de Teología
    • Biblioteca Almudí
  • Contacto
    • Consultas
    • Colabora
    • Suscripciones
    • Contactar
  • Buscador
  • Noticias
  • Libros para volar

Libros para volar

  • Imprimir
  • PDF
Escrito por Jaime Nubiola
Publicado: 04 Diciembre 2017

Como lector necesito historias que me hagan volar, que hagan volar mi imaginación, que al terminar la última página me dejen con ganas de ser mejor persona −o al menos intentarlo−, de cuidar más y mejor a los que me rodean

Todo el mundo a mi alrededor y en los medios de comunicación se lamenta de la atención obsesiva de jóvenes y adultos a sus teléfonos móviles que les separan de los que tienen cerca y les acercan a los que están lejos. Esas pequeñas máquinas son, sobre todo, medios de entretenimiento, de distracción. Me decía un filósofo amigo que había cancelado su cuenta en Facebook para no malgastar sus horas haciendo un scrolling infinito.

Quizá por esto llamó poderosamente mi atención el anuncio “Viaja con tu libro” que vi en una duty-free shop del aeropuerto de Barajas. De hecho, desde hace años procuro en cada viaje leer una buena novela o algún libro que me interese por algún motivo.

En un reciente viaje a Italia pude, por ejemplo, leer la novela Entre el cielo y Lu de Lorraine Fouchet (Roca, Barcelona, 2017), que me había recomendado una colega. Me gustó y me hizo muchísimo más llevadero el viaje. Como cosa curiosa contaré que, pocos minutos después de despegar, el avión que me llevaba a Roma comenzó a ser zarandeado por unas potentes turbulencias que −según nos anunció el piloto− eran inevitables: duraron cosa de diez minutos que se hicieron eternos. Para mi sorpresa, la joven brasileña que llevaba a mi derecha comenzó a llorar de pánico y se aferró a mi brazo para sentirse más acompañada mientras yo intentaba transmitirle un poco de serenidad. En el avión de regreso, ya sin turbulencias, pude terminar el libro tranquilamente.

En el viaje a Cuba que he hecho en estos días intenté leer en el vuelo de ida un reciente libro de prosa poética de un joven autor español que me resultó aburrido e insoportable. En cambio traía para la vuelta Invierno en Viena de Petra Hartlieb (Siruela, Madrid, 2017) y he disfrutado enormemente con él, pues me hacía vivir en la hermosa ciudad de Viena a principios del siglo XX. Cuando Hartlieb describe una nevada el lector toca con la boca −se le derriten en los labios− los copos de nieve en el aire. Esa es la magia de una buena escritora: te hace sentir casi con tanta fuerza y viveza como si estuvieras allí. Hartlieb me hacía volar a una Viena navideña aunque estuviera en La Habana con un clima tropical.

Me gusta aprovechar los viajes para leer novedades literarias, pero resulta difícil acertar. Mucho de lo más reciente que pasa por literatura es simplemente banal, cuando no aburrido o incluso en ocasiones grosero o molesto. De hecho, cuando un libro no me ha cautivado al llegar a la página veinte, normalmente lo dejo y busco otro. Como lector necesito historias que me hagan volar, que hagan volar mi imaginación, que al terminar la última página me dejen con ganas de ser mejor persona −o al menos intentarlo−, de cuidar más y mejor a los que me rodean.

Leer con atención nos libera del entorno a veces pesado de los viajes, con sus esperas tediosas y casi siempre imprevisibles. Leer nos ayuda a volar con nuestra imaginación. Si el libro es bueno, resulta −por supuesto− muchísimo mejor que una película porque te atrapa creativamente. La imaginación se mete en la escena que describe el libro y la llena de colorido y viveza. Después, lo imaginado se queda en nuestro corazón y nos acompaña durante más o menos tiempo. En este sentido, puede recordarse que los clásicos son esos libros que nos acompañan toda la vida: pueden releerse muchas veces porque ofrecen siempre luces o destellos nuevos.

Leemos para ser mejores, no para pasar el rato o matar el tiempo. Por eso pienso que hemos de viajar −¡y vivir!− siempre con un libro en las manos o en la mochila y, si nos gusta, vale la pena compartirlo después con quienes queremos.

Jaime Nubiola, en filosofiaparaelsigloxxi.wordpress.com.

  • Anterior
  • Siguiente

Colabora con Almudi

Quiero ayudar
ARTÍCULOS
  • El concilio ecuménico Vaticano II: características de la recepción de un concilio singular (VaticanoII_II)
    Joaquín Perea González
  • El concilio ecuménico Vaticano II: características de la recepción de un concilio singular (I)
    Joaquín Perea González
  • La inculturación de la fe, desafío para una educación cristiana de calidad
    José María Barrio Maestre
  • Catolicismo y conquista del nuevo mundo. Función, apogeo y decadencia
    Felipe Pérez Valencia
  • El problema de la debilidad del espíritu
    Rafael Alvira
  • La ignorancia responsable en Aristóteles
    Mario Spangenberg Bolívar
  • EL VALOR DE LA AMISTAD EN LA VIDA DEL HOMBRE La libertad de ser uno mismo con el otro
    Melisa Brioso, Blanca Llamas, Teresa Ozcáriz, Arantxa Pérez-Miranda Alejandra Serrano
  • La guerra de Rusia contra Ucrania: ¿cómo hemos llegado hasta aquí?
    Javier Morales Hernández
  • El deseo en la cultura de la seducción
    Manuel Cruz Ortiz de Landázuri
  • Tolkien, maestro de la esperanza
    Benigno Blanco Rodríguez
  • La educación democrática en el contexto de la deliberación y el agonismo político
    Sergio Luis Caro Arroyo
  • La Virgen María y el culto mariano en el arte y la literatura de la España de la edad de plata
    Javier García-Luengo Manchado
  • La Asunción de María
    José Ignacio Munilla
  • La familia de Dios padre: la fraternidad de los hijos de Dios
    Jean-Louis Brugues
  • La educación emocional, el auto-concepto, la autoestima y su importancia en la infancia
    Ana Roa García
MÁS ARTÍCULOS

Copyright © Almudí 2014
Asociación Almudí, Pza. Mariano Benlliure 5, entresuelo, 46002, Valencia. España

  • Aviso legal
  • Política de privacidad