Almudi.org
  • Inicio
  • Libros
  • Películas
    • Estrenos de CINE
    • Estrenos de DVD - Streaming
    • Series de TV
  • Recursos
    • Oración y predicación
    • La voz del Papa
    • Infantil
    • Documentos y libros
    • Opus Dei
    • Virtudes
    • Kid's Corner
  • Liturgia
    • Misal Romano
    • Liturgia Horarum
    • Otros Misales Romanos
    • Liturgia de las Horas
    • Calendario Liturgico
    • Homilías de Santa Marta
  • Noticias
  • Almudi
    • Quiénes somos
    • Enlaces
    • Voluntariado
    • Diálogos de Teología
    • Biblioteca Almudí
  • Contacto
    • Consultas
    • Colabora
    • Suscripciones
    • Contactar
  • Buscador
  • Noticias
  • Christchurch: Dios no es poder

Christchurch: Dios no es poder

  • Imprimir
  • PDF
Escrito por Javier Vidal-Quadras
Publicado: 25 Marzo 2019

Dios no es una potencia a la que podemos acudir para resolver nuestros problemas o evitar nuestros sufrimientos. No es una fuerza a la que nos asemejemos más cada vez que progresamos técnicamente

Hoy no me tocaba escribir, pero he recibido un mensaje y no he podido evitarlo. Tengo varios amigos neozelandeses, y mi segundo hijo, Javi, todavía más. Pasó varios meses precisamente en Christchurch, ciudad de bello y hoy paradójico nombre, en un intercambio universitario. Ahora vive en México y nos ha explicado que varios de sus amigos musulmanes han perdido familiares y amigos o se han salvado de milagro de morir bajo las balas del terror incomprensible.

Las escalofriantes imágenes de la matanza asustan sobre todo por lo ordinario y anodino. La banalidad del mal, como advertía Hannah Arendt. Si cualquiera de nosotros hubiéramos pasado por el salón de nuestra casa y nos hubiéramos encontrado a nuestro hijo de doce años ante una pantalla viendo las crudas imágenes que grabó el asesino, probablemente nos habríamos limitado a decirle: “Hola, hijo, ¿a qué estás jugando?

Me han venido a la cabeza las reflexiones que escuché hace poco a un filósofo italiano a propósito de la noción de persona. Explicaba que en el cristianismo se desarrolló esta idea de persona, que procede del griego prosopón −la máscara que utilizaban los actores en el teatro para representar a los personajes−, para explicar a un Dios que, según las Sagradas Escrituras, habla consigo mismo. Si habla consigo mismo, se concluyó, es que son más de una persona. Por eso, en el cristianismo, Dios es amor, es decir, relación entre personas, trinidad.

Dios no es poder, como piensa buena parte de nuestra sociedad. No es una potencia a la que podemos acudir para resolver nuestros problemas o evitar nuestros sufrimientos. No es una fuerza a la que nos asemejemos más cada vez que progresamos técnicamente.

Esa fue la trágica confusión de Adán y Eva, explicaba el conferenciante. Vieron a Dios como poder. El error no fue querer ser como dioses. Todos queremos. El mismo Dios lo quiere, y nos lo ha dicho: “sed perfectos”… como yo lo soy. El error consiste en pensar que Dios es poder, porque esta concepción nos conduce a tener poder, a someter a los demás, incluso a eliminar a los que no piensan como nosotros.

Y, lo que es más grave, pensar que Dios es poder nos aleja de Él cuanto más nos empeñamos en poseerlo. Esto es lo que les ocurrió a Adán y Eva. Pensaron que Dios era poder, fueron en pos de ese poder y sacrificaron precisamente lo que les hacía dioses: el amor, la amistad con Dios. Por querer ser dioses con poder perdieron el verdadero poder de Dios: el amor. Le traicionaron, le ocultaron sus intenciones, se olvidaron de Él y, al romper su relación con Dios, perdieron los dones casi divinos que les concedía precisamente esa relación de amistad.

Películas, series, juegos de ordenador, debates políticos, carreras profesionales, empresarios exitosos, famosos insustanciales…, ¿qué transmiten tantas veces sino lucha por el poder, por ser más, por llegar antes, por fichar a los mejores, por ser competitivos, aunque se hinchen la boca de palabras bonitas y ya desgastadas?

Dios no es poder. Es amor

Aunque a los familiares y amigos de estos hermanos musulmanes que han fallecido como mártires bajo las balas de un infierno incomprensible les cueste ahora entenderlo, Dios es amor… y a nosotros nos corresponde encarnarlo para que su genuino poder, que no es de este mundo pero lo inspira, se quede a vivir entre nosotros. Y, mientras tanto, los que lo hacemos, rezaremos por los mártires de Christchurch.

Javier Vidal-Quadras Trías de Bes, en javiervidalquadras.com.

  • Anterior
  • Siguiente

Colabora con Almudi

Quiero ayudar
ARTÍCULOS
  • Legalidad y legitimidad
    Luis Legaz Lacambra
  • Eficacia de la Sagrada Escritura en la configuración de la vida cristiana
    Bernardo Estrada
  • Aprender a amar: amor y libertad
    Teresa Cid
  • Cristo hombre perfecto. Naturaleza y gracia en la Persona Divina de Cristo
    Ignacio Andereggen
  • Revolución de la ternura: un nuevo paradigma eclesial en el pontificado de Francisco
    Amparo Alvarado Palacios
  • La confesión sacramental, un camino de libertad y de amor a Dios
    Redaccion opusdei.org
  • El hombre como relación a Dios según Kierkegaard
    Juan F. Sellés
  • El juicio final en la teología de santo Tomás de Aquino
    Leo Elders
  • La «cooperación orgánica» del sacerdocio común y del sacerdocio ministerial en las Prelaturas personales
    José R. Villar
  • Eucaristía y sacerdocio
    Fernando Ocáriz
  • La Pedagogía del Amor y la Ternura: Una Práctica Humana del Docente de Educación Primaria
    César Enrique López Arrillaga
  • Mons. Álvaro del Portillo y el Concilio Vaticano
    Card. Julián Herranz
  • Una nueva primavera para la Iglesia
    Benedictus.XVI
  • El mensaje y legado social de san Josemaría a 50 años de su paso por América
    Mariano Fazio
  • El pecado: Negación consciente, libre y responsable al o(O)tro una interpretación desde la filosofía de Byung-Chul Han
    Juan Pablo Espinosa Arce
MÁS ARTÍCULOS

Copyright © Almudí 2014
Asociación Almudí, Pza. Mariano Benlliure 5, entresuelo, 46002, Valencia. España

  • Aviso legal
  • Política de privacidad