Almudi.org
  • Inicio
  • Libros
  • Películas
    • Estrenos de CINE
    • Estrenos de DVD - Streaming
    • Series de TV
  • Recursos
    • Oración y predicación
    • La voz del Papa
    • Infantil
    • Documentos y libros
    • Opus Dei
    • Virtudes
    • Kid's Corner
  • Liturgia
    • Misal Romano
    • Liturgia Horarum
    • Otros Misales Romanos
    • Liturgia de las Horas
    • Calendario Liturgico
    • Homilías de Santa Marta
  • Noticias
  • Almudi
    • Quiénes somos
    • Enlaces
    • Voluntariado
    • Diálogos de Teología
    • Biblioteca Almudí
  • Contacto
    • Consultas
    • Colabora
    • Suscripciones
    • Contactar
  • Buscador
  • Noticias
  • La tentación de decidir la muerte de otro

La tentación de decidir la muerte de otro

  • Imprimir
  • PDF
Escrito por Alejandro Navas
Publicado: 22 Octubre 2014
Almudi.org - La tentación de decidir la muerte de otro
El moderno, emancipado de las ataduras morales tradicionales, se ha propuesto controlar y someter la naturaleza

Nuestra sociedad se caracteriza por una inquietante combinación de civilización y de barbarie, expresión de la ambivalente condición humana, capaz de lo mejor y de lo peor

La ciencia y la tecnología nos han proporcionado un grado de desarrollo y bienestar nunca conocido. Saber es poder, y el moderno, emancipado de las ataduras morales tradicionales, se ha propuesto controlar y someter la naturaleza. Esta voluntad de dominio se aplica también a la vida humana, desde su comienzo hasta su final.

De una parte, el prejuicio intervencionista, propio de la medicina moderna, lleva al ensañamiento terapéutico. La tecnología y la farmacología ofrecen muchas posibilidades de actuación (y de lucro) que sería absurdo desperdiciar. Al médico le cuesta aceptar su fracaso y asistir pasivamente a la muerte del paciente, siente la imperiosa necesidad de hacer algo. Además, esa fase terminal de la vida constituye un interesante reto científico y permite experimentar en condiciones únicas.

Y a la inversa: si el paciente es una carga, bien para el personal sanitario o para la familia, o no termina de morir, se le elimina sin más (eutanasia) o se le persuade para que él mismo se quite de en medio (suicidio asistido). Y siempre, en cada una de esas manifestaciones del control sobre la naturaleza humana, acecha el negocio. Es más, con frecuencia son intereses económicos los que están detrás de proyectos, investigaciones o legislaciones.

Salta a la vista la conexión de ese afán de dominio, posibilitado por la ciencia, con la aparición y consolidación de la cultura de la muerte. El moderno no va a respetar nada, tampoco la vida del no nacido o del enfermo terminal. Nietzsche condensaba en dos palabras la noción moderna de felicidad: "Yo quiero". Ese lema se convierte en el nuevo imperativo categórico. Lo que se puede hacer, se hará, también cuando implique eliminar vidas. El moderno se propone tomar el mando incluso sobre la totalidad del proceso evolutivo.

Si hasta el momento hemos asistido al despliegue de la "evolución biológica" (desde el primer unicelular hasta el hombre), ahora vamos a entrar en la denominada "evolución cultural", en la que el propio hombre determinará el rumbo. Se habla de enharsement, de condición transhumana, de la simbiosis hombre-máquina (cyborg), de la inmortalidad, de la creación de una nueva modalidad humana.

Gran parte de esas pretensiones resultan simplemente quiméricas, pero nos dicen mucho sobre la mentalidad moderna. Y abren un panorama sombrío. Como ya señaló lúcidamente C. S. Lewis, siempre que se habla del dominio del hombre sobre la naturaleza, en realidad se trata de la supremacía de unos hombres sobre otros hombres; y generalmente, de una minoría exigua sobre la inmensa mayoría.

Nuestra sociedad se caracteriza por una inquietante combinación de civilización y de barbarie, expresión de la ambivalente condición humana, capaz de lo mejor y de lo peor. Son muchos los factores que explican la proliferación de comportamientos agresivos. Me pregunto si se podría hablar de un factor radical: ¿qué persigue, en última instancia el homicida? ¿Qué es lo que hay en juego cuando un hombre mata a otro? No hay grupo humano sin poder, y el Estado moderno concentra un poder nunca visto.

Pero esa capacidad, a pesar de modos de ejercicio de una crueldad inédita, es limitada. El hombre, también el déspota, está sometido a un poder superior: la muerte. Nadie escapa a su jurisdicción. En última instancia, el homicida se asocia a la muerte, al poder supremo. En el límite, puede aspirar a ser el último en morir, lo que no deja de ser un consuelo. El que mata ejerce la suprema soberanía, decide sobre la vida y la muerte de los demás, se coloca por encima del bien y del mal, juega a ser Dios.

Las autoridades, el personal sanitario, los padres que deciden sobre la vida o la muerte de los hijos no nacidos o de los enfermos desahuciados participan de ese mismo juego. Sucumben a una fascinación particularmente insidiosa, que es erigirse en juez supremo. Ya lo escribió Hegel: "La obra de la libertad absoluta es la muerte".

Alejandro Navas García, Profesor de Sociología de la Universidad de Navarra

(*) Publicado en el número de octubre de Revista Palabra

  • Anterior
  • Siguiente

Colabora con Almudi

Quiero ayudar
ARTÍCULOS
  • El concilio ecuménico Vaticano II: características de la recepción de un concilio singular (I)
    Joaquín Perea González
  • La inculturación de la fe, desafío para una educación cristiana de calidad
    José María Barrio Maestre
  • Catolicismo y conquista del nuevo mundo. Función, apogeo y decadencia
    Felipe Pérez Valencia
  • El problema de la debilidad del espíritu
    Rafael Alvira
  • La ignorancia responsable en Aristóteles
    Mario Spangenberg Bolívar
  • EL VALOR DE LA AMISTAD EN LA VIDA DEL HOMBRE La libertad de ser uno mismo con el otro
    Melisa Brioso, Blanca Llamas, Teresa Ozcáriz, Arantxa Pérez-Miranda Alejandra Serrano
  • La guerra de Rusia contra Ucrania: ¿cómo hemos llegado hasta aquí?
    Javier Morales Hernández
  • El deseo en la cultura de la seducción
    Manuel Cruz Ortiz de Landázuri
  • Tolkien, maestro de la esperanza
    Benigno Blanco Rodríguez
  • La educación democrática en el contexto de la deliberación y el agonismo político
    Sergio Luis Caro Arroyo
  • La Virgen María y el culto mariano en el arte y la literatura de la España de la edad de plata
    Javier García-Luengo Manchado
  • La Asunción de María
    José Ignacio Munilla
  • La familia de Dios padre: la fraternidad de los hijos de Dios
    Jean-Louis Brugues
  • La educación emocional, el auto-concepto, la autoestima y su importancia en la infancia
    Ana Roa García
  • El problema de la prohibición en la ética
    Roberto Gutiérrez Laboy
MÁS ARTÍCULOS

Copyright © Almudí 2014
Asociación Almudí, Pza. Mariano Benlliure 5, entresuelo, 46002, Valencia. España

  • Aviso legal
  • Política de privacidad