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La última cima
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La última cima

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Reseña:


Año de producción: 2010

País: España

Dirección: Juan Manuel Cotelo

Guión: Juan Manuel Cotelo

Fotografía: Alexis Martínez

Distribuye en Cine: European Dreams Factory

Duración: 82 min.

Género: Documental


Un cura para la eternidad


          Pablo Domínguez falleció el 15 de febrero de 2009 subiendo al Moncayo. Tenía 42 años. Era catedrático y decano de la Facultad de Teología de San Dámaso, en Madrid. Disfrutón y divertido, muy querido por sus muchos amigos, humilde, listo, deportista. Pero sobre todo, era un buen sacerdote, un hombre que quería a Dios y lo llevaba a los demás.


          Vertebra la película la mirada directa de Cotelo al espectador, que en varios momentos a lo largo del metraje, le interpela provocativamente, dando rienda suelta a sus cualidades actorales, un poco a lo Michael Moore, pero sin trampas.


          Botón de muestra es el arranque, donde señala que en el cine actual un film sobre un sacerdote sólo parece caber si éste es pederasta, ladrón, manipulador, ávido de poder, o, en el mejor de los casos, misionero en un país del tercer mundo; y vaticina que igual que tales sacerdotes son 'crucificados', él asume el riesgo de correr igual suerte por mostrar a un sacerdote 'normal', y con numerosas cualidades. O sea, alegre, listo, intelectual, apuesto, cercano, entregado a los demás, piadoso. Del que todos los que le conocieron parecen guardar recuerdos personales imborrables, de su amistad y cariño para con ellos.

 

          Cotelo, que se confiesa abiertamente cristiano, intuye enseguida que su personaje, de no haber sido sacerdote, podía haber 'triunfado' en cualquier campo que se hubiera propuesto. Y ése es el gancho para apelar al espectador no especialmente espiritual, que no puede evitar preguntarse por qué el tal Domínguez no optó por una vida mundana. La narración fluye ágilmente hacia su clímax, la muerte en el Moncayo junto a otra montañera, y tiene el acierto de hacer ver que... la muerte no es el final, como parece indicarlo la misma existencia de esta película.


          La evolución de la trama cobra vida y sal con las intervenciones de amigos y familiares, audios, vídeos y fotos del sacerdote, comentarios del actor Cotelo... Intercaladas, preguntas a gente de la calle para sondear lo que piensan de los curas. Destaca poderosamente el gran sentido del humor, presente en el guión y en la realización, con un montaje ágil potenciado por una buena elección musical. Una manera inteligente de hacer un documental.  Cine diferente, libre, valiente, sugestivo (Decine21: LEER MÁS / Almudí JD)