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Mi Napoleón

Mi Napoleón

  • Público apropiado: Jóvenes
  • Valoración moral: Con inconvenientes
  • Año: 2004
  • Dirección: Alan Taylor
Guión: Kevin Molony. Intérpretes: Ian Holm, Iben Hjejle, Tim McInnerny. 105 min. 

    Uno de los recursos favoritos de la ficción consiste en incorporar elementos nuevos a una historia que el público conoce. Normalmente, con objeto de provocar una reacción en el público, al modificar un detalle conocido. 

    Otras veces se genera una historia completamente nueva si el autor explota las posibilidades que sugiere la pregunta "¿qué pasaría si .?". Tal es el planteamiento de la novela de Simon Leys The Death of Napoleon que ahora aparece en pantalla con el título Mi Napoleón. 

    El punto de partida es simple: Napoleón no murió en Santa Elena en 1821. Los incondicionales del emperador concibieron un arriesgado plan para devolverle el trono; mientras ellos distraían a los ingleses con un doble (en este caso un don nadie llamado Eugène Lenormand), el auténtico Bonaparte se introduciría en París. Luego Lenormand revelaría su identidad y Napoleón recuperaría el imperio. No hace falta decir que las cosas no salen como estaba previsto -en ello radica la belleza de las ficciones históricas-, para no alterar los hechos que cuentan los libros de historia. 

    Llama la atención, en una época en la que el humor oscila entre lo zafio y lo sucio, que los británicos nos ofrezcan una comedia inteligente y elegante. Es muy fácil hacer humor grueso a costa de Napoleón. El mérito está en tratar este tema con clase, con gracia, sin amargura. Cabe destacar la interpretación de Ian Holm, que ha encarnado en otras ocasiones al emperador francés. 

    En cuanto a la dirección, basta fijarse en la secuencia del amanecer a bordo del barco que lleva al protagonista a Europa para darse cuenta de que estamos ante un director que puede dar que hablar. (Aceprensa / FET-JFR).