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Snowpiercer (Rompenieves)

Snowpiercer (Rompenieves)

Snowpiercer (Rompenieves)
  • Público apropiado: Jóvenes
  • Valoración moral: Desaconsejable
  • Año: 2014

Contenidos: Imágenes (varias V), Ideas (guión cerrado a la trascendencia F)

Dirección:Bong Joon-ho.Países: Corea del SurUSAAño: 2013. Duración: 126 min.  Género: Ciencia-ficciónaccióndramaInterpretación:Chris Evans (Curtis), Tilda Swinton (Mason), John Hurt (Gilliam), Jamie Bell (Edgar), Ed Harris (Wilford), Alison Pill (maestra), Octavia Spencer (Tanya), Ewen Bremner (Andrew), Song Kang-ho (Nangoong Minsoo), Ko Asung (Yona). Guion: Bong Joon-ho y Kelly Masterson; basado en la novela gráfica “Le Transperceneige”.Producción: Lee Tae-hun y Park Chan-wookMúsica:Marco BeltramiFotografía: Hong Kyung-pyo. Montaje: Steve M. Choe. Diseño de producción: Ondrej Nekvasil. Vestuario:Catherine George. Distribuidoras: Good Films y La Aventura Audiovisual. Estreno en Corea del Sur: 1 Agosto 2013. Estreno en España: 9 Mayo 2014

Reseña:

   En 2014, para solucionar el calentamiento global, la humanidad lanzó a la atmósfera una sustancia que hiciera descender las temperaturas, desencadenando así una nueva era glacial, que acabó con la mayoría de la vida existente en la Tierra. 

   Diecisiete años después, en 2031, los únicos supervivientes viajan en una nueva Arca de Noé, el Snowpiercer, un impresionante tren que recorre el mundo en círculos y sin escalas, a través de un letal desierto de hielo y nieve, impulsado por un motor de movimiento perpetuo. En su estricto ecosistema social, los pobres malviven en la sección de cola sufriendo hambre y frío, mientras la clase poderosa disfruta en los primeros vagones todo tipo de privilegios y placeres.

   Tras varias revueltas duramente reprimidas por la cruel supervisora Mason (Tilda Swinton), un día Curtis (Chris Evans), líder de la sección de cola, decide iniciar una nueva revolución con la ayuda de su anciano mentor Gilliam (John Hurt), la indignada Tanya (Octavia Spencer) y el impulsivo veinteañero Edgar (Jamie Bell). 

   Su objetivo es avanzar a sangre y fuego hasta el primer vagón, donde reside el Sr. Wilford (Ed Harris), el visionario y megalómano constructor del tren. Pero, para lograrlo, necesitan la ayuda del cerrajero Namgoong Minsu (Song Kang-ho) y su hija Yona (Ah-sung Ko), ambos enganchados a una extraña droga.

   Esta apocalíptica distopía ferroviaria adapta la serie de tres novelas gráficas “Le Transperceneige” (Ed Casterman), iniciadas con “L’Échappe” (1984) por los franceses Jacques Loeb (guion) y Jean-Marc Rochette (dibujos), y completadas con “L’Arpenteur” (1999) y “La Traversée” (2000), con dibujos de Rochette y guiones del también francés Benjamin Legrand. 

   Se trata de la película surcoreana más cara de la historia y del primer largometraje en inglés de Bong Joon-ho, uno de los más populares directores y guionistas de su país, autor de filmes como “Crónica de un asesino en serie”, “The Host” o “Mother”. La película goza de una planificación, un diseño de producción de Stefan Kovacik, unos efectos visuales, una fotografía de Kyung-Pyo Hong, una banda sonora de Marco Beltrami… sencillamente impresionantes. 

   Y resultan convincentes las interpretaciones del internacional reparto, encabezado por un Chris Evans alejadísimo de su caracterización de Capitán América, sostenido por una Tilda Swinton absolutamente desfasada y completado por la lacónica estrella surcoreana Song Kang-ho, en una breve pero jugosa colaboración. También funcionan bastante bien los singulares golpes de humor, que suavizan un poco la brutalidad de otras escenas. Dos elementos —violencia desatada y gags grotescos— habituales en el cine de Bong Joon-ho y de otros cineastas surcoreanos de su generación.

   El problema de “Snowpiercer (Rompenieves)” es que su guion resulta dilatado, reiterativo y arrítmico, y va perdiendo coherencia hasta su aparatoso desenlace, bastante decepcionante a pesar de su cierto toque de esperanza. Por otra parte, todos los personajes son demasiado arquetípicos y esquemáticos, y sus conflictos nunca tienen demasiada hondura dramática o moral, ni siquiera en la pseudofilosófica recta final, cerrada en todo momento a la trascendencia. 

   Queda así un singular filme de ciencia-ficción, a ratos entretenido y espectacular, pero de escaso calado en su alegoría —“El tren es el mundo, nosotros la humanidad”— del injusto y hedonista clasismo todavía vigente en la actualidad. De modo que sólo entusiasmará a los incondicionales de la ciencia-ficción y del cine surcoreano, a los que aporta mucho menos de lo que se esperaba.(Cope  J. J. M.)