Desde el mismo día de la muerte, miles de personas piden al Papa que se estudie su vida, sus virtudes y enseñanzas por si conviniera proclamarlo santo, para el bien de la Iglesia y de las almas.
El 6 de octubre del año 2002, en Roma; el Padre fue proclamado Santo por el Papa Juan Pablo II. A la ceremonia asistieron varios centenares de miles de personas.
Muchos hijos suyos y un gran número de amigos y cooperadores de la Obra llegaron desde todos los rincones del mundo. El acto se desarrolló en un impresionante clima de alegría y, sobre todo, de oración.
El Padre no está lejos de nosotros. Son muchos los que hablan con él en la oración y le dicen que pida a Dios lo que necesitan. Unos ruegan para que les cure o alivie la enfermedad. Otros, por las necesidades de su familia. Otros, por las grandes y pequeñas cosas de la vida: por el trabajo, por el estudio. Los favores más importantes son siempre la conversión de un amigo, que se acerca a los sacramentos después de muchos años.
Por el mundo entero se reza una oración, dirigida a Dios, pidiéndole que nos ayude a ser mejores y que escuche al Padre, que está a su lado y le pida por nosotros. Tenemos un buen intercesor en el Cielo.
Jesús, que amaste mucho a San Josemaría y juntos hicisteis cosas tan bonitas, haz que yo sepa quererte y ayúdame a ser como Tú. Jesús quiero ser cada día mejor y portarme bien siempre, aunque a veces me cuesta.
San Josemaría, que estás cerca de Dios y de la Virgen, diles que me ayuden. Por eso te pido... (pide lo que deseas y no olvides a tus padres, hermanos, amigos, profesores...)
Reza una Avemaría ("Dios te salve María, llena eres de gracia...") despacito.