En 1915 quebró el negocio del padre, comerciante de tejidos, y la familia se trasladó a Logroño, donde el padre encontró otro trabajo. En esa ciudad, Josemaría, después de ver unas huellas en la nieve de un religioso carmelita, intuye que Dios desea algo de él, aunque no sabe exactamente qué puede ser. Piensa que podrá descubrirlo más fácilmente si se hace sacerdote, y comienza a prepararse primero en Logroño y más tarde en el seminario de Zaragoza. Siguiendo un consejo de su padre, estudiará también la carrera civil de Derecho en la Universidad de Zaragoza como alumno libre. D. José Escrivá muere en 1924, y Josemaría queda como cabeza de familia. Recibe la ordenación sacerdotal el 28 de marzo de 1925 y comienza a ejercer el ministerio en una parroquia rural y luego en Zaragoza.
En 1927 se traslada a Madrid, con permiso de su obispo, para obtener el doctorado en Derecho. En Madrid, el 2 de octubre de 1928, Dios le hace ver la misión para la que desde tiempo atrás le venía preparando interiormente, y funda el Opus Dei. Desde ese día trabaja con todas sus fuerzas en el desarrollo de la fundación que Dios le pide, al tiempo que continúa con el ministerio pastoral que tiene encomendado en aquellos años, que le pone diariamente en contacto con la enfermedad y la pobreza en hospitales y barriadas populares de la ciudad.
Al estallar la guerra civil, en 1936, la persecución religiosa le obliga a refugiarse en diferentes lugares. Ejerce su ministerio sacerdotal clandestinamente, hasta que logra salir de Madrid. Después de una arriesgada travesía por los Pirineos hasta el sur de Francia, se traslada a Burgos.
Cuando acaba la guerra, en 1939, regresa a Madrid. En los años siguientes dirige numerosos ejercicios espirituales para laicos, sacerdotes y religiosos. En el mismo año 1939 termina sus estudios de doctorado en Derecho.
En 1946 fija su residencia en Roma. Obtiene el doctorado en Teología por la Universidad Lateranense. Es nombrado consultor de dos Congregaciones vaticanas, miembro honorario de la Pontificia Academia de Teología y prelado de honor de Su Santidad. Sigue con atención los preparativos y las sesiones del Concilio Vaticano II (1962-1965), y mantiene un trato intenso con muchos de los padres conciliares. Desde Roma se ocupa con gran intensidad de la formación de los miembros de la Obra y de impulsar la expansión por todo el mundo.
Después de su fallecimiento en Roma, el 26 de junio de 1975, varios miles de personas, entre ellas numerosos obispos de distintos países -en conjunto, un tercio del episcopado mundial-, solicitan a la Santa Sede la apertura de su causa de canonización.
Juan Pablo II beatifica a Josemaría Escrivá de Balaguer en 1992. Lo proclama santo diez años después, el 6 de octubre de 2002, en Roma.
Para saber más:
Vázquez de Prada, A. El fundador del Opus Dei (3 vols.). Rialp, 2003.
Cejas, J. M. Josemaría Escrivá: un hombre, un camino y un mensaje. Grafite, 2000.
Urbano, P. El hombre de Villa Tevere. Planeta Testimonio, 2008.
Mariano Fazio
Algunos apuntes sobre las enseñanzas del papa Francisco, para recordar el bagaje teológico-pastoral que puede seguir germinando en nuestra vida y dando frutos que irán ganando dimensión con el paso del tiempo
Daniel Tirapu Martínez
Qué pronto se pasa el tiempo. Mes de mayo, mes de la Virgen, flores, esperanza nuestra, madre, maestra, reina, causa de nuestra alegría, refugio de los pecadores, puerta del cielo, salud de los enfermos físicos y síquicos.
José Carlos Martín de la Hoz
El pontificado de Francisco se ha caracterizado por su énfasis en la misericordia, su cercanía pastoral y su enfoque en problemas globales como la pobreza, la migración y los abusos. Ha impulsado reformas, fomentado la sinodalidad y promovido un dinamismo apostólico con una fuerte dimensión misionera
José Antonio García-Prieto Segura
“El Sumo Pontífice, obispo de Roma y sucesor de san Pedro, ‘es el principio y fundamento perpetuo y visible de unidad, tanto de los obispos como de la muchedumbre de los fieles”
Juan Luis Selma
Será otro Cristo que llegará a Roma dispuesto a morir por el Señor y su Iglesia ¡Adiós, amado Papa Francisco!
Diego S. Garrocho
Es ahora, en los días posteriores a su muerte, cuando Francisco se demuestra no solo como un papa amado, sino como un pontífice capaz de conciliar y asimilar a casi todos los contrarios. Esa es la esencia de la universalidad que tanto ansiaron los filósofos y, si se quiere, del catolicismo ya desde su etimología
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