La vida de las personas declaradas como santos por la Iglesia está marcada por eventos en los que se sintieron llamados interiormente por la gracia divina
En el caso de los fundadores, estos sucesos tienen una componente carismática que marca la evolución de las instituciones que inician. La biografía de san Josemaría Escrivá de Balaguer se mueve en estas coordenadas. Un suceso singular del que se conmemora el centenario −las huellas que dejaban unos carmelitas descalzos en la nieve− le llevaron al descubrimiento de su vocación en la Iglesia y a una profundización personal en el misterio cristiano.
Este artículo analiza el contenido de lo que el propio Escrivá de Balaguer denominó más tarde «barruntos», es decir, presentimientos de que Dios le quería para una determinada misión.