Almudi.org
  • Inicio
  • Libros
  • Películas
    • Estrenos de CINE
    • Estrenos de DVD - Streaming
    • Series de TV
  • Recursos
    • Oración y predicación
    • La voz del Papa
    • Infantil
    • Documentos y libros
    • Opus Dei
    • Virtudes
    • Kid's Corner
  • Liturgia
    • Misal Romano
    • Liturgia Horarum
    • Otros Misales Romanos
    • Liturgia de las Horas
    • Calendario Liturgico
    • Homilías de Santa Marta
  • Noticias
  • Almudi
    • Quiénes somos
    • Enlaces
    • Voluntariado
    • Diálogos de Teología
    • Biblioteca Almudí
  • Contacto
    • Consultas
    • Colabora
    • Suscripciones
    • Contactar
  • Buscador
  • Noticias antiguas
  • Subdesarrollo moral

Noticias antiguas

Subdesarrollo moral

  • Imprimir
  • PDF
No es indiferente para el progreso social ningún comportamiento transgresor de la ley natural

Las Provincias

La reflexión ética ha acompañado al ser humano desde que tenemos algún conocimiento escrito. Al menos a partir Sócrates la filosofía ha estudiado la conducta moral del hombre. Aristóteles escribió que la persona humana se distingue del animal por su racionalidad, sociabilidad y eticidad.

La historia ha mostrado cómo han progresado las sociedades y los hombres en la medida en que han sido íntegros porque se han sentido vinculados a algo (Dios, dioses, natuAlmudi.org - Pablo Cabellos Llorenteraleza, ser, ley) que debían respetar por encima de sus preferencias personales o inclinaciones de un momento determinado, más o menos pasional, más o menos inducido por el ambiente o la moda.

Sófocles pone en boca de Antígona una apelación a la ley natural por encima de la voluntad del rey: "No creo que vuestras leyes tengan tanta fuerza que hagan prevalecer la voluntad de un hombre sobre la de los dioses, sobre estas leyes no escritas e inmortales; éstas no son de ayer; son de siempre. ¿Acaso podré, por consideración a un hombre, negarme a obedecer a los dioses?".

Por recordar a otro clásico, Cicerón escribió: "Ciertamente existe una ley verdadera, de acuerdo con la naturaleza, conocida de todos, constante y sempiterna. A esta ley no es lícito arrogarle ni derogarle algo, ni tampoco eliminarla por completo. No podemos disolverla por medio del Senado o del pueblo" (De Republica).

Son muchos los pensadores que han reflexionado sobre la referencia intocable a la ley natural, sin la que se verifica la terrible afirmación de Hobbes: "Homo homini lupus" ('el hombre es lobo para el hombre').

Cuando Pablo VI habló de subdesarrollo moral y al repetirlo Benedicto XVI en el Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz, no se están refiriendo a algo exclusivo de los católicos, sino que la falta de ecología humana –en expresión de Juan Pablo II– desencadena dinámicas perversas de pobreza, que ponen en peligro la paz. El Papa hace referencia a diversas implicaciones morales de determinadas conductas en relación con la pobreza.

Interesantísimo tema que no cabe aquí, pero que me da pie para referirme a los alcances personales y sociales de la conducta moral de cada uno. No es indiferente para el progreso social ningún comportamiento transgresor de la ley natural. La codicia, la mentira, la desvirtuación del matrimonio y la familia, las políticas negativas para la natalidad, el aborto, el divorcio, el narcotráfico, el sexo banalizado, el terrorismo, la guerra, el maltrato al débil...; nada de eso resulta extraño para cada uno y para el cuerpo social. Unas libertades mal entendidas acaban con la libertad.

Yo no sé si éticamente estamos en el peor momento de la historia, pero que este tiempo no es bueno me parece indudable y, desde luego, tampoco la ética es ajena a la crisis económica que vive nuestro mundo. No me voy a dedicar a repartir culpas porque eso es lo más fácil. Jesús dijo a quienes pretendían lapidar a una mujer atrapada en flagrante adulterio: el que esté libre de pecado, arroje la primera piedra. Marcharon todos, comenzando por los más ancianos, y Jesús perdonó a la mujer.

Quizá es tiempo para que cada uno se examine a sí mismo, acerca de su participación, por comisión u omisión, en conductas desordenadas, que están conduciendo a una vida sumamente reglada y temerosa hasta resultar asfixiante en algunos aspectos, mientras que otros más fundamentales brillan por un libertarismo suicida y ausente de responsabilidad. Eso ocurre principalmente en las sociedades más opulentas, que viven mejor, pero no saben vivir bien.

La razón última está probablemente en el olvido o escondimiento de las convicciones más hondas del ser del hombre, en su desvinculación de Dios, en la sustitución del Creador, y consiguientemente de la naturaleza, por la pura voluntad humana tantas veces desligada de la recta razón. No soy pesimista, porque a las grandes crisis siguen los grandes cambios. Pero con las conocidas palabras de Shakespeare en Hamlet, bien se puede decir que nos encontramos en esta tesitura: ser o no ser: este es el problema.

Colabora con Almudi

Quiero ayudar
ARTÍCULOS
  • El problema de la prohibición en la ética
    Roberto Gutiérrez Laboy
  • Legalidad y legitimidad
    Luis Legaz Lacambra
  • Eficacia de la Sagrada Escritura en la configuración de la vida cristiana
    Bernardo Estrada
  • Aprender a amar: amor y libertad
    Teresa Cid
  • Cristo hombre perfecto. Naturaleza y gracia en la Persona Divina de Cristo
    Ignacio Andereggen
  • Revolución de la ternura: un nuevo paradigma eclesial en el pontificado de Francisco
    Amparo Alvarado Palacios
  • La confesión sacramental, un camino de libertad y de amor a Dios
    Redaccion opusdei.org
  • El hombre como relación a Dios según Kierkegaard
    Juan F. Sellés
  • El juicio final en la teología de santo Tomás de Aquino
    Leo Elders
  • La «cooperación orgánica» del sacerdocio común y del sacerdocio ministerial en las Prelaturas personales
    José R. Villar
  • Eucaristía y sacerdocio
    Fernando Ocáriz
  • La Pedagogía del Amor y la Ternura: Una Práctica Humana del Docente de Educación Primaria
    César Enrique López Arrillaga
  • Mons. Álvaro del Portillo y el Concilio Vaticano
    Card. Julián Herranz
  • Una nueva primavera para la Iglesia
    Benedictus.XVI
  • El mensaje y legado social de san Josemaría a 50 años de su paso por América
    Mariano Fazio
MÁS ARTÍCULOS

Copyright © Almudí 2014
Asociación Almudí, Pza. Mariano Benlliure 5, entresuelo, 46002, Valencia. España

  • Aviso legal
  • Política de privacidad