Almudi.org
  • Inicio
  • Libros
  • Películas
    • Estrenos de CINE
    • Estrenos de DVD - Streaming
    • Series de TV
  • Recursos
    • Oración y predicación
    • La voz del Papa
    • Infantil
    • Documentos y libros
    • Opus Dei
    • Virtudes
    • Kid's Corner
  • Liturgia
    • Misal Romano
    • Liturgia Horarum
    • Otros Misales Romanos
    • Liturgia de las Horas
    • Calendario Liturgico
    • Homilías de Santa Marta
  • Noticias
  • Almudi
    • Quiénes somos
    • Enlaces
    • Voluntariado
    • Diálogos de Teología
    • Biblioteca Almudí
  • Contacto
    • Consultas
    • Colabora
    • Suscripciones
    • Contactar
  • Buscador
  • Noticias antiguas
  • Lo que sólo la universidad puede dar

Noticias antiguas

Lo que sólo la universidad puede dar

  • Imprimir
  • PDF
La razón aprende de las experiencias compartidas, y a ella le corresponde comparar y apreciar los comportamientos más dignos

Levante-Emv.com

Hacía tiempo que la universidad no acaparaba tantas noticias en los medios de comunicación como en este curso que terminamos. El motivo ha sido la reacción al Plan Bolonia de reforma de nuestro sistema universitario. Esta coyuntura ha provocado una Almudi.org - Universitariosinteresante reflexión: la conveniencia de que la Universidad se adapte a las demandas de la sociedad.

El enfoque que se dé a esta cuestión va a depender de cómo se entienda la misión propia de la Universidad; es decir, de si sabemos identificar cuál es el papel específico e intransferible que únicamente la institución universitaria puede desempeñar en la sociedad. Sólo así podremos realmente evaluar si una reforma mejora aquello que se dispone a cambiar.

Una corriente influyente ve a la Universidad como una habilitación para el mundo laboral. Desde esta perspectiva, es lógico que se potencien la adquisición de conocimientos técnicos y de habilidades que sirvan al mercado de trabajo. Sin embargo, este planteamiento de la Universidad parece que olvida algo que los buenos profesionales tienen muy presente: que nunca se deja de estudiar.

No estoy diciendo que la preparación técnica no sea necesaria, pero sí que pienso que la Universidad está para algo más. El valor añadido que la educación superior puede proporcionar es, a mi modo de ver, el cultivo de una formación intelectual. Esta no consiste propiamente en ser erudito o en ser capaz de resolver problemas cada vez más difíciles. Consiste, más bien, en saber pensar sobre la propia vida.

Cualquier actividad intelectual gira fundamentalmente en torno a dos puntos: saber hacerse las preguntas pertinentes, y saber dar una respuesta consistente a esas preguntas. Hay un tipo de interrogantes que se incuban en el interior de la persona, y que son determinantes para su futuro: ¿Cómo he de tratar a los amigos? ¿Quién es la persona con la que quiero formar mi futura familia? ¿Vale la pena arriesgarse por algo? ¿Hasta qué punto me compensa decir las cosas sin aparentar? ¿Son iguales todas las formas de divertirse el fin de semana? ¿Qué hace que algo sea efímero?

Precisamente durante los años universitarios una persona se plantea este tipo de preguntas de un modo más candente. Se trata de un periodo crucial, pues resulta inminente la salida a la vida profesional y social. Para estas cuestiones decisivas no sirve cualquier respuesta. Hay muchas posibles, pero algunas de ellas son más verdaderas que otras.

En esta búsqueda, la razón opera de un modo específico, distinto al que proporciona evidencias científicas basadas en la aplicación del método correcto. Este modo de funcionamiento metodológico sirve poco para la toma de decisiones. La vida no es un laboratorio, puesto que no es posible hacer experimentos con ella. La vida es más bien un proyecto que hay que realizar. Para ese proyecto, la razón aprende de las experiencias compartidas, y a ella le corresponde comparar y apreciar los comportamientos más dignos. De ahí que se hagan más necesarias durante la época universitaria las disciplinas humanísticas, como la literatura o la historia, y el auténtico diálogo para aprender de los demás.

La misión de la Universidad podría sintetizarse en dos palabras: convivencia culta. En la medida en que proporcione un ambiente que facilite a los jóvenes estudiantes poder plantearse las grandes preguntas sobre el sentido de la vida y buscar las respuestas más verdaderas, la Universidad prestará un servicio que difícilmente puede realizar otra institución.

Esto es debido a que la formación intelectual es algo más amplio que la formación académica. En efecto, la inteligencia se ejercita cuando resolvemos ecuaciones o cuando invertimos en Bolsa, pero fundamentalmente tenemos inteligencia para dirigir nuestra vida y discernir qué cosas vale la pena hacer.

El sistema universitario proporciona titulados al mercado laboral. Sin duda, es algo que viene bien para las empresas. Pero además de preparar buenos profesionales, la Universidad puede hacer algo más por aquellos ciudadanos que se encuentran en sus aulas, en atención a las necesidades sociales. Y es que la sociedad sobre todo demanda personas inteligentes que sepan dirigir su vida, para que así sean después competentes para dirigir la sociedad.

Tomás Baviera Puig, Director del Colegio Mayor Universitario La Alameda

Colabora con Almudi

Quiero ayudar
ARTÍCULOS
  • María en la tradición protestante La inquietud, una manera de encontrarse con la sabiduría ignorada de María
    Blanca Camacho Sandoval
  • La libertad humana, don de un Dios que es Padre (en torno a una homilía San Josemaría Escrivá)
    Mónica Codina
  • El mal moral y la persona humana
    Eudaldo Forment Giralt
  • Cultura escolar y resistencias al cambio
    Joaquín Paredes Labra
  • ¿Por qué el hombre occidental se odia a sí mismo?
    Rémi Brague
  • El concilio ecuménico Vaticano II: características de la recepción de un concilio singular (VaticanoII_II)
    Joaquín Perea González
  • El concilio ecuménico Vaticano II: características de la recepción de un concilio singular (I)
    Joaquín Perea González
  • La inculturación de la fe, desafío para una educación cristiana de calidad
    José María Barrio Maestre
  • Catolicismo y conquista del nuevo mundo. Función, apogeo y decadencia
    Felipe Pérez Valencia
  • El problema de la debilidad del espíritu
    Rafael Alvira
  • La ignorancia responsable en Aristóteles
    Mario Spangenberg Bolívar
  • EL VALOR DE LA AMISTAD EN LA VIDA DEL HOMBRE La libertad de ser uno mismo con el otro
    Melisa Brioso, Blanca Llamas, Teresa Ozcáriz, Arantxa Pérez-Miranda Alejandra Serrano
  • La guerra de Rusia contra Ucrania: ¿cómo hemos llegado hasta aquí?
    Javier Morales Hernández
  • El deseo en la cultura de la seducción
    Manuel Cruz Ortiz de Landázuri
  • Tolkien, maestro de la esperanza
    Benigno Blanco Rodríguez
MÁS ARTÍCULOS

Copyright © Almudí 2014
Asociación Almudí, Pza. Mariano Benlliure 5, entresuelo, 46002, Valencia. España

  • Aviso legal
  • Política de privacidad