“El posmodernismo descansa, aunque irónicamente, en la premisa de que ninguna premisa de cosmovisión es verdadera” (Abigail Favale, Una teoría cristiana)
La editorial Rialp acaba de publicar (en 2024) La génesis del género. Una teoría cristiana (274 págs), de Abigail Favale, una norteamericana, profesora de la Universidad de Notre Dame, experta en feminismo, cuya vida personal, académica y religiosa están muy imbricadas en el estudio de la ideología de género como relata en esta obra que resulta de interés tanto por su análisis del moderno feminismo como por la trayectoria personal de la autora.
Se trata de un libro sobre la ideología de género que puede ser muy útil a cualquier interesado en formarse en esta materia, pues de la mano de la autora se hace un repaso de la génesis de esta filosofía y del pensamiento de los autores que más han influido en su formulación. Desde esta perspectiva, esta obra es un buen manual introductorio para comprender la antropología de género, su relación con el feminismo y cómo esta concepción del ser humano se ha expandido por las universidades y, desde ellas, a todas las esferas de la vida social de nuestra época. Sólo por esta razón merece la pena leer este libro de Abigail Favale. Pero no solo por esta razón.
El libro de la profesora Favale no es solo una buena exégesis académica sobre la ideología de género, sino que es también una autobiografía intelectual y religiosa, pues la autora logra explicar con mucha claridad, contándonos su vida, la radical incompatibilidad entre la ideología de género y la fe cristiana (o, ampliando su perspectiva, con toda concepción del ser humano como criatura). “Una forma de contar mi historia es decir que el feminismo me alejó del cristianismo… Mis principios fundamentales, las premisas sobre las que descansaba mi visión del mundo, ahora eran posmodernas, en lugar de cristianas” (pág. 27) y “el posmodernismo descansa, aunque irónicamente, en la premisa de que ninguna premisa de cosmovisión es verdadera” (ibidem).
Favale era una joven evangélica que se introdujo en los estudios feministas y al hacer suya la cosmovisión subyacente al feminismo de género se encontró con que “El paradigma de género afirma una visión radicalmente constructivista de la realidad, luego la cosifica como verdad, exigiendo que otros asientan su veracidad y adopten su lenguaje. De acuerdo con el paradigma de género no hay creador, somos libres de crearnos a nosotros mismos. El cuerpo es un objeto sin significado intrínseco, le damos el significado que queramos, utilizando la tecnología para deshacer lo que es percibido como natural. (…) Mujer y varón son identidades basadas en el lenguaje, que pueden ser habitadas por cualquiera. Debido a que la verdad es solo una historia que nos contamos a nosotros mismos, todas las historias contadas por nosotros son verdaderas” (pág. 33).
La autora resalta con acierto el dato de que para la ideología de género el lenguaje es performativo, creador de la realidad, algo que nos resulta muy desconcertante a los que anclamos nuestra cosmovisión en el viejo y natural realismo. En la pág. 181 nos dice: “El concepto actual de identidad de género, sin embargo, no se basa en la realidad material. Un varón que dice ser una mujer, es una mujer solo en el lenguaje. Para el posmodernismo eso es suficiente, porque toda la realidad, todo lo que consideramos verdadero, está lingüísticamente construido”. Favele define la cosmovisión feminista en la que ella misma se vio envuelta de la siguiente forma (pág. 93): “Estas corrientes tomadas en conjunto, crean una cosmovisión de facto, un sistema de suposiciones rectoras sobre la realidad, la persona humana y cómo se ve la verdadera libertad. Esta cosmovisión implícita es lo que yo llamo el paradigma de género. En primer lugar, este paradigma es ateo; esto se da por sentado. La realidad, el género, el sexo, incluso la verdad, se construye socialmente. Una negación de Dios conduce a una negación de la naturaleza (…) La libertad ya no significa ser libre para vivir en armonía con nuestra naturaleza y realizar nuestro potencial inherente. La libertad es simplemente la búsqueda de una elección sin restricciones, rompiendo los límites y normas del pasado. Esto lleva a otra consecuencia: la denigración del cuerpo, porque el propio cuerpo es un límite”.
Nuestra autora evolucionó, se convirtió al catolicismo, formó una familia y ha encontrado en la teología del cuerpo de Juan Pablo II la solución plena a las insuficiencias de la ideología de género. Esta es la aventura intelectual y vital que relata en este libro que permite al lector profundizar tanto en la antropología de género como en la alternativa cristiana basada en la teología de la creación: “Considerarse uno mismo como un ser creado mueve la discusión de la identidad a un nuevo terreno (…) Ser una criatura, más que un accidente, establece la persona humana como un ser en relación con lo divino” (pág. 255).