Almudi.org
  • Inicio
  • Libros
  • Películas
    • Estrenos de CINE
    • Estrenos de DVD - Streaming
    • Series de TV
  • Recursos
    • Oración y predicación
    • La voz del Papa
    • Infantil
    • Documentos y libros
    • Opus Dei
    • Virtudes
    • Kid's Corner
  • Liturgia
    • Misal Romano
    • Liturgia Horarum
    • Otros Misales Romanos
    • Liturgia de las Horas
    • Calendario Liturgico
    • Homilías de Santa Marta
  • Noticias
  • Almudi
    • Quiénes somos
    • Enlaces
    • Voluntariado
    • Diálogos de Teología
    • Biblioteca Almudí
  • Contacto
    • Consultas
    • Colabora
    • Suscripciones
    • Contactar
  • Buscador
  • Noticias
  • La noticia del Espíritu Santo, ¿cabe en titulares?

La noticia del Espíritu Santo, ¿cabe en titulares?

  • Imprimir
  • PDF
Escrito por Ernesto Juliá Díaz
Publicado: 14 Junio 2011
Almudi.org - Pentecostés
No, y a la vez sigue actuando en todos los rincones de la tierra<br /><br />

ReligionConfidencial.com

El Espíritu Santo no cabe en ninguna estadística, en ningún análisis sociológico; y a la vez, está presente en las acciones de tantos hombres y mujeres que “renuevan la faz de la tierra”

¿Cómo habrían titulado sus artículos unos supuestos corresponsales que estuvieran a la espera de noticias, aquellos días en Jerusalén? “Un grupo de desconocidos alborotan la ciudad santa”; “Fanáticos hablan de un muerto que ha resucitado”. “¿Cuánto durará el desconcierto ante unos cientos de exaltados?”.

      Caben todas las hipótesis. Lo cierto es que, desde aquella mañana, Pentecostés sigue igual; continúa el desconcierto; continúan los alborotos; y del Resucitado seguimos hablando cientos, miles, millones, de personas; y lo hacemos serenamente, confiadamente, sin exaltación, llenos de gozo. Y se convierten gentes de Francia, de España, de Estados Unidos, de Australia, de Inglaterra; de Kenya; de Sudáfrica; de Japón, de Vietnam; de…

      El Espíritu Santo no es noticia que quepa en ningún titular. Y a la vez sigue actuando en todos los rincones de la tierra. El Espíritu Santo no cabe en ninguna estadística, en ningún análisis sociológico; y a la vez, está presente en las acciones de tantos hombres y mujeres que “renuevan la faz de la tierra”. ¿Dónde se esconde?

      Nietzsche se dio cuenta: «Todo cuanto se piensa, se escribe, se pinta, se compone y hasta lo que se edifica y se forma, pertenece a un arte con testigo. En este último hay que contar también con aquel aparente arte en monólogo que implica la fe en Dios, toda la lírica de la oración; pues para un hombre religioso no existe la soledad —este descubrimiento lo hemos hecho nosotros, los ateos—. No encuentro diferencia más profunda en la óptica total de un artista que ésta».

      Siguen los obstáculos; continúan las sorpresas ante hombres y mujeres que hablan “otra lengua” en medio de gente que no eleva el corazón al cielo; que no ve más allá de la tumba, y que por tanto, tampoco quiere ver la tumba; de personas que no aman la vida, y por eso la matan antes de verla, y sin atreverse a mirarla a los ojos.

      Y siguen sin dar respuesta a estas preguntas: ¿Dónde encuentran la fuerza los mártires? ¿Quién sostiene el ánimo de la madre en dolores de parto de su octavo hijo? ¿Quién da la conciencia —“responsabilidad” ante Dios— al médico defensor de la vida, al político que no vende su voto; al magistrado que juzga en conciencia?

      Nietzsche se dio cuenta. El cristiano nunca está solo.

      Y Benedicto XVI también se da cuenta: «El soplo de Dios es vida. Ahora, el Señor sopla en nuestra alma un nuevo aliento de vida, el Espíritu Santo, su más íntima esencia, y de este modo nos acoge en la familia de Dios. Con el Bautismo y la Confirmación se nos hace este don de modo específico, y con los sacramentos de la Eucaristía y de la Penitencia se repite continuamente: el Señor sopla en nuestra alma un aliento de vida. Todos los Sacramentos, a su manera, comunican al hombre la vida divina, gracias al Espíritu Santo que opera en ellos».

      La acción del Espíritu Santo no cabe en ninguna estadística, en ninguna encuesta. Algunos se atreven a negarla. Cualquier ser humano tiene libertad de vendarse los ojos, como Nietzsche, aunque se den cuenta de que el Resucitado sigue siendo anunciando en el mundo entero, por obra y gracia del Espíritu Santo.

Ernesto Juliá Díaz

  • Anterior
  • Siguiente

Colabora con Almudi

Quiero ayudar
ARTÍCULOS
  • Una interpretación de los tres primeros capítulos del Génesis II
    Romano Guardini
  • Una interpretación de los tres primeros capítulos del Génesis I
    Romano Guardini
  • María en la tradición protestante La inquietud, una manera de encontrarse con la sabiduría ignorada de María
    Blanca Camacho Sandoval
  • La libertad humana, don de un Dios que es Padre (en torno a una homilía San Josemaría Escrivá)
    Mónica Codina
  • El mal moral y la persona humana
    Eudaldo Forment Giralt
  • Cultura escolar y resistencias al cambio
    Joaquín Paredes Labra
  • ¿Por qué el hombre occidental se odia a sí mismo?
    Rémi Brague
  • El concilio ecuménico Vaticano II: características de la recepción de un concilio singular (VaticanoII_II)
    Joaquín Perea González
  • El concilio ecuménico Vaticano II: características de la recepción de un concilio singular (I)
    Joaquín Perea González
  • La inculturación de la fe, desafío para una educación cristiana de calidad
    José María Barrio Maestre
  • Catolicismo y conquista del nuevo mundo. Función, apogeo y decadencia
    Felipe Pérez Valencia
  • El problema de la debilidad del espíritu
    Rafael Alvira
  • La ignorancia responsable en Aristóteles
    Mario Spangenberg Bolívar
  • EL VALOR DE LA AMISTAD EN LA VIDA DEL HOMBRE La libertad de ser uno mismo con el otro
    Melisa Brioso, Blanca Llamas, Teresa Ozcáriz, Arantxa Pérez-Miranda Alejandra Serrano
  • La guerra de Rusia contra Ucrania: ¿cómo hemos llegado hasta aquí?
    Javier Morales Hernández
MÁS ARTÍCULOS

Copyright © Almudí 2014
Asociación Almudí, Pza. Mariano Benlliure 5, entresuelo, 46002, Valencia. España

  • Aviso legal
  • Política de privacidad