Almudi.org
  • Inicio
  • Libros
  • Películas
    • Estrenos de CINE
    • Estrenos de DVD - Streaming
    • Series de TV
  • Recursos
    • Oración y predicación
    • La voz del Papa
    • Infantil
    • Documentos y libros
    • Opus Dei
    • Virtudes
    • Kid's Corner
  • Liturgia
    • Misal Romano
    • Liturgia Horarum
    • Otros Misales Romanos
    • Liturgia de las Horas
    • Calendario Liturgico
    • Homilías de Santa Marta
  • Noticias
  • Almudi
    • Quiénes somos
    • Enlaces
    • Voluntariado
    • Diálogos de Teología
    • Biblioteca Almudí
  • Contacto
    • Consultas
    • Colabora
    • Suscripciones
    • Contactar
  • Buscador
  • Noticias
  • Confitados

Confitados

  • Imprimir
  • PDF
Escrito por Paco Sánchez
Publicado: 01 Febrero 2014
La realidad de las cosas permanece aunque se la ignore o disfrace

La noción de ‘bien común’ ha sido sustituida por la de ‘consenso’, de modo que ahora el bien común es el consenso, y este, medido en términos de votos y poder, se considera independiente de la realidad de las cosas

Almorzando ayer con amigos surgió una breve disputa sobre la guarnición de la carne que nos sirvieron. Había acuerdo unánime en que estaba deliciosa, pero uno de ellos se negó a reconocer que se trataba de naranja confitada. Para él, y para asombro de los demás, aquello era caqui y no había más que hablar, pese a que todo resultaba inequívoco salvo el color: tanto el sabor, como la forma, la textura de la corteza y de los gajos. En fin.

Alguien propuso llegar a una solución consensuada y convenir en que se trataba de caqui con sabor a naranja. Lo dijo de broma, claro. Y también de broma comenté que parecía de cierto partido de izquierdas. Dije ese, porque me pareció que le picaría más. Pero un tercero añadió: «No sé por qué hablas de tal partido, porque todos lo hacen». Y tenía razón: no es un problema de partidos, sino cultural.

La noción de bien común ha sido sustituida por la de consenso, de modo que ahora el bien común es el consenso, y este, medido en términos de votos y poder, se considera independiente de la realidad de las cosas. Así, lo indiscutible ya no son los hechos o la verdad, sino el propio consenso. Lo democrático consiste en que la naranja de ayer sea aceptada como caqui con sabor a naranja y que el sentido común arree o se las apañe para sobrevivir a semejante locura.

Pero la realidad de las cosas permanece aunque se la ignore o disfrace. Es vengativa y termina por imponerse. A menudo tras procesos largos y dolorosos como la crisis demográfica que ya padecemos.

Paco Sánchez

  • Anterior
  • Siguiente

Colabora con Almudi

Quiero ayudar
ARTÍCULOS
  • El deseo en la cultura de la seducción
    Manuel Cruz Ortiz de Landázuri
  • Tolkien, maestro de la esperanza
    Benigno Blanco Rodríguez
  • La educación democrática en el contexto de la deliberación y el agonismo político
    Sergio Luis Caro Arroyo
  • La Virgen María y el culto mariano en el arte y la literatura de la España de la edad de plata
    Javier García-Luengo Manchado
  • La Asunción de María
    José Ignacio Munilla
  • La familia de Dios padre: la fraternidad de los hijos de Dios
    Jean-Louis Brugues
  • La educación emocional, el auto-concepto, la autoestima y su importancia en la infancia
    Ana Roa García
  • El problema de la prohibición en la ética
    Roberto Gutiérrez Laboy
  • Legalidad y legitimidad
    Luis Legaz Lacambra
  • Eficacia de la Sagrada Escritura en la configuración de la vida cristiana
    Bernardo Estrada
  • Aprender a amar: amor y libertad
    Teresa Cid
  • Cristo hombre perfecto. Naturaleza y gracia en la Persona Divina de Cristo
    Ignacio Andereggen
  • Revolución de la ternura: un nuevo paradigma eclesial en el pontificado de Francisco
    Amparo Alvarado Palacios
  • La confesión sacramental, un camino de libertad y de amor a Dios
    Redaccion opusdei.org
  • El hombre como relación a Dios según Kierkegaard
    Juan F. Sellés
MÁS ARTÍCULOS

Copyright © Almudí 2014
Asociación Almudí, Pza. Mariano Benlliure 5, entresuelo, 46002, Valencia. España

  • Aviso legal
  • Política de privacidad