Cecilia Inés Avenatti de Palumbo

Uno de los desafíos que se plantea a los universitarios del siglo XXI es recuperar -desde el laboratorio, el aula, y la producción bibliográfica- la unidad entre belleza y bien. El necesario retorno a la apreciación de lo bello, colabora en el camino hacia la creatividad, hacia el verdadero vivir y la búsqueda de la verdad. En este trabajo recordamos que como se ha dicho “lo bello viene de Dios”; al citar esta frase de “El zapato de raso” situamos a Dios como fuente de toda belleza y de toda armonía; venir de Dios e ir hacia Dios, es pues, el itinerario permanente de la belleza.

“Lo bello une, lo bello viene de Dios […] ¿No es esta buena teología, señor capellán?” [2], así afirma el virrey de Nápoles en la escena Vª de la IIª Jornada de El zapato de raso de Paul Claudel (1868-1955), drama escrito en 1929. El texto nos pone ante la evidencia del hecho –lo bello une y reúne– y luego señala cuál es el origen de tal evidencia: une porque viene de Dios, reúne porque es don. Entre los polos de lo oculto y lo revelado, de la gratuidad y la gratitud, de la interioridad y la patentización, es decir, entre la fuente no manifiesta de lo bello como donación gratuita del ser y la epifanía revelada de lo bello como aquello que produce la alegría de la comunión en el amor, justamente allí, en ese “entre”, es donde acontece lo bello.

¿Qué puede decirnos esta belleza a nosotros universitarios del siglo XXI?

¿De qué modo puede contribuir al reconocimiento del rostro propio y el del otro que habita el mismo suelo? ¿Qué papel le tocará jugar –si es que le toca alguno– en este enclave histórico a esta gran olvidada –cuando no despreciada y humillada– por el arte, los medios, las ciencias, la filosofía y la teología? “Desde” el don como exceso de ser, “en” el drama paradójico de la alegría que brota de la noche del dolor, “hacia” la vida en una comunión que sabe de la aceptación del otro y de sus diferencias: éste es el itinerario que trazaré con el fin de crear las condiciones intelectuales y volitivas para que pueda acontecer entre nosotros un nuevo amanecer de la belleza.

1.        El don como fuente de lo bello: manifestación “desde” un exceso de gratuidad

En el origen hay un exceso de amor [3]. Esto proclama el lenguaje de la figura bella: la fuente de lo que vemos es siempre más de lo que podemos pensar, más de lo que podemos imaginar, más de lo que podemos manipular con nuestras ideas y preconceptos. A esto se refieren los místicos cuando invocan a Dios como hermosura, reconociendo de este modo que Dios es “otra cosa”, que este Tú cuyo amor nos constituye y nos habita no es dominable ni domesticable porque es el plus, lo que está de más, lo que se derrama sin fin, hiriendo cuando pasa.

Así lo señaló Agustín, el primero, en aquel pasaje fundacional del libro décimo de Confesiones, en el que propuso a la hermosura como la huella inmemorial dejada por Dios en el hombre, por ser ella manifestación de la gratuidad y del exceso de amor originarios [4]. Tras alabar la acción divina en figura de desgarradura –“percussisti cor meum verbo tuo” (“atravesaste hiriendo mi corazón con tu palabra”) (X, VI, 8)–, el narrador glorifica la presencia de Dios como hermosura –“sero te amavi, pulchritudo tam antiqua et tam nova sero te amavi” (“tarde te amé hermosura tan antigua y tan nueva, tarde te amé”) (X, XXVII, 38)–. El paso de Dios ha dejado un hueco, de ahí que el capítulo se cierre con el reconocimiento de un ávido deseo de Dios: “gustavi et esurio et sitio” (“gusté de ti, y estoy hambriento y sediento”) (X, XXVII, 38). El paso de Dios es herida que duele, quiebre que se adueña del corazón del visitado, nostalgia insaciable. Para los seducidos por el Otro, su presencia adviene bajo la figura de la ausencia, por eso no cesan de ir tras Él, de buscarlo como ciervos sedientos.

Pues bien, cuando el arte toma al pie de la letra este “exceso originario”, el arte deviene manifestación de lo bello. El signo de la presencia de lo bello es, entonces, la patencia de un exceso, sea que aparezca en la alegría o en el dolor, en la vida o en la muerte, en la forma perfecta o en lo deforme, en lo apolíneo o en lo dionisíaco, en lo grande o en lo abyecto. En todos los casos se trata de un exceso. Ante tal desbordamiento al hombre no le cabe sino descalzarse, es decir, despojarse de su pretensión de dominio y confiar en la hospitalidad de ese otro que lo recibe en su casa.

“Primum non nocere”, decía el antiguo adagio hipocrático [5]: “primero, ante todo, no dañar”. “Primum non dominare”, parafraseamos nosotros transponiendo al ámbito estético la actitud hipocrática de respeto por ese otro que es el enfermo para el médico. “Ante todo deponer la actitud de dominio”: ésta es la disposición que se le exige al creador y contemplador estético, para quienes la desapropiación de sí se vuelve condición de ingreso al dominio de eso otro que se revela en la belleza [6]. En la casa (domus) cuyo dueño o señor (dominus) es la belleza, es preciso entrar sin avasallar con nuestros prejuicios y razones, en actitud de recepción y de escucha, de silencio y atención, con la disciplina y concentración que Erich Fromm señalaba era condición necesaria para adquirir todo arte, también el del amor [7].

Al introducirnos en su secreta estancia, lo bello patentiza de modo inmediato tres propiedades que le son inherentes: la gratuidad, la otredad y la dialogicidad [8]. Los griegos encontraron diferentes modos de nombrar a la belleza. Junto a las voces más frecuentes de kalón (llamado) y morphé (forma), concibieron una tercera, járis (gracia) indicando con ello que por ser manifestación gratuita, lo bello provoca alegría (jáiro) y gratitud en quien lo percibe, recibe y configura. Es esta gratuidad del ser la que origina el dinamismo del don que se manifiesta como el núcleo constitutivo de lo bello. En tanto es epifanía de esta gratuidad, la belleza resguarda la otredad. Precisamente en esta gratuidad de lo bello, que es sustento de la otredad, se abre el espacio para el diálogo estético, en el que el lenguaje es don que da testimonio del ser otro de lo otro.

Este amor concebido como don es la fuente del arte y belleza cristianos. Amor originario que desciende y se entrega, cuyo dinamismo kenótico no pudieron sospechar los antiguos. Amor fontal del que bebieron los grandes creadores de la época cristiana, desde Shakespeare hasta Cervantes, desde Calderón hasta Victor Hugo, desde Dostoievsky hasta Rilke, desde Michelangelo hasta Rembrandt, desde Rouault hasta Picasso, desde Goya hasta van Gogh desde Mozart hasta Beethoven y Mahler, y tantos otros. Amor fundante que en nuestra líquida postmodernidad olvidan quienes sucumben al embrujo de las redes del narcisismo esteticista y del gran mercado del consumo.

Tras afirmar que es el artista “el que cambia el agua insípida y huidiza en un vino eterno y generoso”, el virrey del citado drama de Paul Claudel se pregunta:

“¿Es que toda belleza será inútil? ¿Es que proveniente de Dios no está ella hecha para volver a Dios? El poeta y el pintor son necesarios para ofrecerla a Dios, para unir las palabras entre sí y con el conjunto dar acción de gracias y reconocimiento y oración sustraída al tiempo” [9]. 

El arte que reconoce al amor gratuito como origen es uno de esos lugares donde es posible tomar al pie de la letra el hecho de que el ser es exceso y don [10]. Éste es el arte que transforma el “agua” carente de sabor y de vida en “vino” desbordante, de ahí el carácter eucarístico del artista. “Acción de gracias, reconocimiento y oración”: triple capacidad de gratitud, reconocimiento del otro y plegaria que Claudel atribuye al artista abriendo la dimensión estética hacia la ética existencial y religiosa.

Asimismo para Hans Urs von Balthasar percibir la belleza, rezar y amar son tres acciones que se pertenecen recíprocamente de modo que una supone la otra. Así lo señaló este gran teólogo del siglo XX, en esta suerte de manifiesto programático que colocó en el comienzo de su Estética teológica:

“Nuestra palabra inicial se llama belleza. La belleza, última palabra a la que puede llegar el intelecto reflexivo, ya que es la aureola de resplandor imborrable que rodea a la estrella de la verdad y del bien en indisociable unión. La belleza desinteresada, sin la cual no sabía entenderse a sí mismo el mundo antiguo, pero que se ha despedido sigiliosamente y de puntillas del mundo moderno de los intereses, abandonándolo a su avidez y a su tristeza. La belleza, que tampoco es ya apreciada ni protegida por la religión y que, sin embargo, cual máscara desprendida de su rostro, deja al descubierto rasgos que amenazan volverse ininteligibles para los hombres. La belleza, en la que no nos atrevemos a seguir creyendo y a la que hemos convertido en una apariencia para poder librarnos de ella sin remordimientos. La belleza, que (como hoy aparece bien claro) reclama para sí al menos tanto valor y fuerza de decisión como la verdad y el bien, y que no se deja separar ni alejar de sus dos hermanas sin arrastrarlas consigo en una misteriosa venganza. De aquél cuyo semblante se crispa ante la sola mención de su nombre (pues para él la belleza sólo es chuchería exótica del pasado burgués) podemos asegurar que –abierta o tácitamente– ya no es capaz de rezar y, pronto, ni siquiera será capaz de amar” [11].

En el origen era la belleza, porque en el origen era el don, la gratuidad y la apertura al otro. De ahí que belleza, amor y oración anduvieran juntas o fueran olvidadas de consuno en el curso de la historia occidental. “¿En qué trae su oración?” preguntó un día a cierta monja Juan de la Cruz. “En mirar la hermosura de Dios y holgarme de que la tenga” respondió ella [12]. Contemplar la belleza radiante de amor y descansar en ella alegrándose de que así sea constituye para el gran místico de la lengua castellana el núcleo de la oración. Así lo poetiza en el final de su Cántico:

“Gocémonos, Amado,

y vámonos a ver en tu hermosura al monte y al collado

do mana el agua pura;

entremos más adentro en la espesura” [13].

Como Agustín, también para Juan de la Cruz la hermosura de Dios habita en las profundidades. Ella, que nos introduce en el reino de la libertad y de la gratuidad, despierta en nosotros la celebración como respuesta. Celebran y se gozan los que crean, los que aman, los que rezan. ¿Qué celebran? Que la alegría ha brotado de la noche, con lo cual por la vía estética somos llevados al umbral del drama humano.

2.        La travesía como paradoja: “en” el drama de la alegría que brota de la noche

Al sumergirnos por la vía estética en el drama divino-humano, nos situamos en la trama existencial e histórica de nuestro devenir personal y socio-cultural. La huella que el paso de Dios ha dejado en la belleza no encierra al hombre en sí mismo sino que lo conduce a salir de sí. En esto consiste el doble carácter extático de lo bello. La salida de sí del amor donado, que lo bello patentiza, no puede sino provocar en el sujeto el éxtasis hacia el objeto, de modo que el arrebatado por la belleza ya no vive en sí sino en el objeto amado. Por eso, el encuentro con lo bello nos aliena y descentra del yo de superficie, para llevarnos a través de un proceso purgativo a la zona del yo profundo donde existimos en estado de abiertos a la recepción del don y a la entrega de sí.

Toda la persona, con su historia e inteligencia, su imaginación y memoria, sus sentimientos y sentidos, ha de disponerse a entrar en sintonía (Stimmung) con el objeto bello. Cuando la epiphaneia o manifestación de la belleza es experimentada como gracia, no caben ni encierros esteticistas ni huídas espiritualistas, pero tampoco caben individualismos clausurados a la dimensión social y comunional. Por el contrario, en tanto es considerada como “figura” dinámica, abierta a la consumación [14], la experiencia de la belleza es una puerta abierta a la existencia histórica. Y lo es en la medida en que la belleza, en tanto huella del paso de Dios, se manifiesta como una herida, un corte, una irrupción, una ausencia. Tras su rastro andan creadores, amantes y místicos. Este grito del alma que busca la presencia de Dios en la ausencia es el que Juan de la Cruz convirtió en canto:

“¿Adónde te escondiste,

Amado, y me dejaste con gemido? Como el ciervo huiste habiéndome herido;

salí tras ti clamando y eras ido.” [15]

¿Por qué recurrir a un poeta que es amante y místico también? Porque su experiencia estético dramática de la noche de Dios presenta analogías con la noche en la que hoy estamos sumergidos [16], que como la juanista es una noche paradójica, ya que en la oscuridad se realiza la experiencia de la luz, en la muerte la de la vida, en el descenso,la del ascenso, en la nada la del todo [17]. Por ello, en medio del dolor más agudo, el poeta alaba a la noche diciendo:

“Oh noche que guiaste!

¡oh noche amable más que el alborada!

¡oh noche que juntaste Amado con amada,

amada en el Amado transformada!” [18]

El siglo XXI se ha iniciado bajo el signo heredado de la experiencia del eclipse y muerte de Dios [19]. Con el teólogo español, Olegario González de Cardedal, creemos que “la experiencia actual del desfondamiento puede y debe ayudarnos a descubrir de nuevo la realidad de Dios” [20]. En efecto, este silencio y ausencia divinos, que es el sino de nuestro tiempo, puede ser vivido como un kairós en la medida en que se lo experimente como tiempo de purificación de las imágenes humanas de Dios que nos habíamos fabricado, para que por el camino de la nada aparezca Dios como Dios [21]. Quienes debíamos atestiguar la Presencia viva de Dios entre los hombres, la hemos oscurecido con nuestras apropiaciones y manipulaciones. Por ello, ahora debemos pasar por el fuego purificador y atravesar la noche de Dios.

“Este mundo en que vivimos tiene necesidad de belleza para no caer en la desesperanza”. Hace ya cuarenta años, el Concilio Vaticano II dirigía a los artistas estas palabras proféticas, en las mostraba la relación causal entre belleza y esperanza. Así lo entendió luego Juan Pablo II, cuando en 1999 abrió las puertas del siglo y del milenio con el ícono del Cristo humillado cuya belleza salva por ser expresión de un exceso de amor [22]. Ante la humillación de la tradición cristiana, la vía estética manifiesta toda su potencialidad mística y erótica [23], en la medida en que la fuerza de la manifestación del amor que se patentiza en la figura provoca el movimiento de salida de sí hacia lo otro, hacia la existencialidad del otro. Hacia estos lugares teológicos de la kénosis, que desde San Pablo se nos presenta bajo la figura de la locura cristiana [24], hacia los escenarios ruinosos de una cristiandad quebrada, hacia allí hemos de descender, sabiendo que cuando descendemos, ascendemos [25].

La vía estético-mística le ofrece espesor al lenguaje teológico porque brota de una experiencia existencial paradójica en la que para llegar al todo hay que ir por el camino de la nada. M. de Certeau se detiene en estas figuras señalando que:

“Los místicos no rechazan las ruinas que los rodean. Se quedan allí. Van a ellas. Gesto simbólico: Ignacio de Loyola, Teresa de Ávila y muchos otros desearon entrar en una orden “corrompida”, y no porque simpatizaran con la decadencia. Pero esos lugares deshechos, cuasi desheredados –lugares de abyección, de lucha (como antiguamente los desiertos de donde los monje salían para combatir a los malos espíritus) y no lugares que garanticen una identidad o una salvación– esos lugares representan la situación efectiva del cristianismo contemporáneo. Son los teatros de las luchas presentes” [26].

A la belleza, que sabe de habitar en el destierro y en la lejanía de los centros, que sabe del drama de la noche y de la ausencia, que conoce de la alegría auroral de la manifestación tras largas noches de espera, a ella le ha llegado su hora, su kairós, es decir, el tiempo oportuno de mostrar su capacidad para expresar el drama existencial y la verdad testimonial. No es la noche de la nada absoluta y sin sentido la que ella proclama sino la noche luminosa cuyo secreto sólo Dios conoce. Así, “desde” lo bello como exceso y “en” la paradoja como escenario del drama actual en el que la presencia de Dios se descubre en figura de ausencia y de silencio, avanzamos “hacia” el último tramo del itinerario que es el de la unidad en la que se va configurando la comunión con los otros.

3.        La unidad como fin: “hacia” la comunión con los otros

Hay un momento estético en todo conocimiento y en toda acción, que consiste –según dijimos– en la percepción de la gratuidad, otredad y dialogicidad del ser [27]. Ésta es la primera cosecha que como universitarios recogemos tras dolorosa siembra y no menos doloroso proceso de crecimiento. Lo cierto es que toda vez que en nuestras aulas, en nuestros laboratorios, en nuestros escritos, perdemos la unidad entre belleza, bien y verdad, disminuye la fuerza de la evidencia de la gratuidad del ser y entonces lo humano, el mundo y Dios se vuelven objetos de uso y de consumo, tanto para el creyente como para el no creyente. Este diagnóstico es el punto de partida de la Estética teológica de Balthasar, quien con claridad señaló que:

“En un mundo sin belleza -aunque los hombres no puedan prescindir de la palabra y la pronuncien constantemente, si bien utilizándola de modo equivocado-, en un mundo que quizá no está privado de ella pero que ya no es capaz de verla, de contar con ella, el bien ha perdido asimismo su fuerza atractiva, la evidencia de su deber-ser realizado; el hombre se queda perplejo ante él y se pregunta por qué ha de hacer el bien y no el mal. [...] En un mundo que ya no se cree capaz de afirmar la belleza, también los argumentos demostrativos de la verdad han perdido su contundencia, su fuerza de conclusión lógica. [...] Y si esto ocurre con los trascendentales, sólo porque uno de ellos ha sido descuidado, qué ocurrirá con el ser mismo? Si Tomás consideraba al ser como “una cierta luz” del ente, no se apagará esta luz allí donde el lenguaje de la luz ha sido olvidado y ya no se permite al misterio del ser expresarse a sí mismo? [...] El testimonio del ser deviene increíble para aquel que ya no es capaz de entender la belleza” [28].

Subrayar el papel de unidad que la belleza juega en nuestro devenir actual ha sido el motivo de la elección del título de esta exposición: “Lo bello une”. Del latín unire, unus: unidad no entendida como la nostalgia griega del Uno, sino como la nostalgia cristiana del Unitrino [29]. En consecuencia, la unidad originaria que deseamos y hacia la que peregrinamos es la de un Dios comunional. Desde este supuesto, la existencia se concibe como un envío cuyo punto de partida es, precisamente, la comunión del amor trino. Desde esta misión trinitaria peregrinamos hacia la configuración de la comunión de todos los santos que somos nosotros y que estamos llamados a ser en plenitud. Por ello, en figura de una gran fiesta concibió Dante este centro comunional en su Comedia: fiesta de luces y música, de amor y movimiento, de humanidad y divinidad, de poesía y de verdad.

“Lo bello viene de Dios”. El venir de lo bello como don divino no se agota en sí sino que se consuma en el ir del hombre hacia la fuente, que es un volver al origen. “C´est qui est beau réunit”, dice el original francés, y ciertamente esto produce lo bello: vuelve a unir lo que se había separado. Por ello, volver a la belleza es retornar al centro originario de donde brota toda vida. De ahí que –como señalamos– la belleza sea camino hacia la creatividad, hacia la oración, hacia el verdadero vivir que siempre es dramático porque es actuado por seres libres y responsables que portan sobre sí una misión.

Por ello, este retorno no es un proceso de disolución personal sino de vincularidad comunional. Encaminarse a la comunión es ya vivirla, aunque nos pesen las divisiones y las separaciones. La comunión es en el amor: éste es el Punto que se encuentra en el centro de la rosa dantesca, éste es el criterio por el que será juzgado el rol que se nos confió representar sobre el escenario del mundo [30]. “Lo bello viene de Dios”, pues Él es el origen de toda belleza, de todo don, de todo amor. Él es el Tú que se nos hizo cercano e íntimo sin dejar de ser el totalmente Otro. En realidad, Dios se hizo uno de “nosotros” porque en el origen él es también un “nosotros” trinitario, una comunidad de amor. Venir de Dios e ir hacia Dios: éste es el dinamismo del itinerario de la belleza que salva porque una y otra vez trae a los hombres la esperanza en la noche, noche que según Péguy es el lugar de pertenencia y el suelo propio de la esperanza [31]. Hemos padecido y seguimos padeciendo como pueblo muchas noches. No toda oscuridad es noche divina. Ésta la reconocemos porque transfigura, porque viene sin que la convoquemos, porque no es propiedad nuestra. Es la noche de la pascua: plena de una luz que brota del dolor, luz que sin embargo no nos exime de experimentar el dolor incomprensible, inadmisible, insoportable, que sentimos ante la injusticia, la violencia, el atropello y la muerte.

La belleza nos ayuda a esperar de pie, a no desesperar del don y del sentido. La belleza nos enamora de comunión, asumiendo las diferencias entre personas, grupos sociales y pueblos, operando la unión y la reunión en un ámbito donde los límites son incorporados, las desfiguras se vuelven lugares de revelación, las distancias y separaciones en vías de integración. De este modo, la belleza se convierte en lazo de unión y en camino hacia la recuperación de la humanidad de lo humano y del encuentro como punto de partida hacia la configuración del nosotros [32]. Despertar a la necesidad de incluir la dimensión estética en nuestras vidas, en nuestros conocimientos, en nuestros actos sociales y políticos es recuperar la gratuidad, la otredad y la dialogicidad como figuras de unidad y de respeto.

Cecilia Inés Avenatti de Palumbo, dialnet.unirioja.es/

Notas:

1.   Este texto fue leído en el IV Encuentro Nacional de Docentes Universitarios Católicos, Universidad y Nación. Camino al Bicentenario. Realizando la verdad en el amor (Ef. 4,15), que se llevó a cabo en Santa Fe (Argentina) el 18 al 20 de mayo de 2007.

2.   “Ce qui est beau réunit, ce qui est beau vient de Dieu. […] N´est-ce point là de bonne théologie, Monsieur le Chapelain?” CLAUDEL, Paul, Le soulier de satin, Gallimard, Paris, 1929, tomo I, p. 149. (El zapato de raso, Sudamericana, Buenos Aires, 1955, p. 121)

3.   Entre los textos teológicos más recientes que subrayan la relación entre exceso y sentido, entre exceso y belleza, sugerimos consultar: GESCHÉ, Adolphe, El sentido. Dios para pensar, Sígueme, Salamanca, 2004 y GONZÁLEZ DE CARDEDAL, Olegario, Dios, Salamanca, 2004.

4.   Cfr. AVENATTI DE PALUMBO, Cecilia I., La presencia vivificante de la belleza en la construcción de la interioridad cristiana. Lectura estética del Libro X de las Confesiones de Agustín, En: Actas de las Segundas Jornadas Nacionales de Filosofía Medieval. Presencia y presente del pensamiento medieval, Academia Nacional de Ciencias de Buenos Aires, 18-20 de abril de 2007, CD-Rom, ISBN: 978-987-537-066-1. 10 p.

5.   La vigencia actual de este principio en el ámbito de las ciencias médicas lo prueba, por ejemplo, el título de la ponencia “El significado actual del “Primum non nocere”” presentada por Alberto Lifshitz en un Seminario sobre el ejercicio actual de la medicina” dictado en 2002 llevado a cabo en la Facultad de Medicina de la UNAM. Cfr. http://www.facmed.unam.mx/eventos/seam2k1/2002/ponencia_jul_2k2.html 24/4/2007.

6.   La aplicación del principio hipocrático al ámbito de la estética la aprendí de un maestro del paisajismo argentino Ricardo de Bary Tornquist (1914-1999), cuyas obras me enseñaron a desarrollar el arte de la percepción. “En la facultad, el primer día de clase, Ricardo de Bary-Tornquist les hacía copiar a sus alumnos los siguientes pensamientos: “Primum non nocere” (“Primero no dañar”). “For fools rush in, where angels fear to tread.” (Frase clásica de Alexander Pope, intraducible al castellano, cuyo sentido más o menos es: “Los insensatos entran corriendo y pisotean lugares donde los ángeles creen que pueden molestar con su presencia”.). “Cuando se está frente a un paisaje augusto, están fuera de lugar todas las frivolidades.” (George Gromort). “Take pains to encourage the beautiful, because the useful, encourages itself ”. (Proverbio japonés: “Esfuérzate en alentar la belleza porque las cosas utilitarias ya se alientan por sí”). “Desentenderse d eun pobre es una falta de ética, pero sin o fuese por la estética, las civilizaciones serían pobres”. (André Piettre.)”. Cfr. Sonia Benvenuto de Blaquier, “La sinfonía inconclusa. Entrevista a Ricardo de Bary Tornquist”, Sociedad Argentina de Horticultura 243 (1999) 6-10, 8.

7.   FROMM, Erich, El arte de amar, Paidós, Buenos Aires, 2001, pp. 105-112.

8.   AVENATTI DE PALUMBO, Cecilia I., Teología y literatura en diálogo. Gratuidad, paradoja y esperanza: tres claves  para la configuración epocal de un lenguaje estético-dramático, en: Communio (Arg) 12 (2005), 23-32 y en Lenguajes de Dios para el siglo XXI. Estética, teatro y literatura como imaginarios teológicos, Ediçoes Subiaço-Facultad de Teología UCA, Juiz de Fora-Buenos Aires, 2007, pp. 354-363.

9.   Paul Claudel, Le soulier..., p. 151. (El zapato de..., p. 122.)

10.    Cfr. GESCHÉ, Adolphe, El sentido. Dios...,  pp. 20 y  23.

11.    VON BALTHASAR, Hans Urs, Gloria. Una estética teológica. 1. La percepción de la forma, Encuentro, Madrid, 1986, pp. 22-23.

12.    Cfr. JAVIERRE, José María, Juan de la Cruz. Un caso límite, Sígueme, Salamanca, 1994, p. 728.

13.    JUAN DE LA CRUZ, “Cántico espiritual”, Vida y Obras de San Juan de la Cruz, introd. Crisógono de Jesús, Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid, 1974, estrofa 35.

14.    Cfr. AUERBACH, Erich, Figura, Trotta, Madrid, 1998, pp. 43-92; AVENATTI DE PALUMBO, Cecilia I., La literatura en la estética de Hans Urs von Balthasar. Figura, drama y verdad, pról. GÓNZALEZ DE CARDEDAL, Olegario, Ediciones Secretariado Trinitario, Salamanca, 2002, pp. 233-245.

15.    JUAN DE LA CRUZ, “Cántico espiritual”, Vida y Obras de San Juan de..., estrofa 1. Z, Gustavo, Juan de la Cruz desde América latina, en: La densidad del presente, Sígueme, Salamanca, 2004, pp. 115-128.

16.    Cfr. AVENATTI DE PALUMBO Cecilia I., Lo “paradójico” como estilo en el “viaje” poético de Juan de la Cruz, en:

17.    La literatura en la estética de Hans..., pp. 175-187.

18.    JUAN DE LA CRUZ, Noche oscura, Vida y Obras de San Juan de..., estrofa 5.

19.    Cfr. GONZÁLEZ DE CARDEDAL, Olegario, Dios, pp. 65-77.

20.    GÓNZALEZ DE CARDEDAL, Olegario, Dios, p. 72.

21.    “Un Dios reducido a la medida y servicio, función y eficacia del hombre, no tiene nada que ver con el Dios vivo y verdadero. Nadie ha hecho una crítica más radical de tal ídolo forjado por el hombre que la realizada por san Juan de la Cruz, llevando al hombre a descubrir, sufrir y aceptar su nada ente el Dios divino, con la consiguiente renuncia a contar con él, usarlo y servirse de él. Al final de la Noche oscura el autor deja al lector con estas preguntas: ¿Estás dispuesto a servir a ese Dios? ¿Estás dispuesto a reconocerle como el todo y a ti mismo como la nada, a aceptar tu propia muerte sin utilizarlo a él como mero salvador de tu angustia o redentor de tu pecado? ¿Estás dispuesto a dejar que Dios sea Dios y a reconocer que tú no eres Dios?” GONZÁLEZ DE CARDEDAL, Olegario, Dios, p. 73.

22.    CONCILIO VATICANO II, “Mensaje a los artistas”; JUAN PABLO II, Carta a los artistas, Paulinas, Buenos Aires, 1999, nº 16.

23.    Cfr. AVENATTI DE PALUMBO, Cecilia I., El lenguaje del amor. Eros y ágape en el amor humano. Deus caritas est, en: Lenguajes de Dios..., pp. 683-703.

24.    Cfr. AVENATTI DE PALUMBO, Cecilia I., La gloria como “locura cristiana”, en: La literatura en la estética de Hans..., pp.79-95 y El lenguaje del eclipse. Naufragio y esperanza. El rostro del necio humillado como ícono en un mundo postcristiano, en: Lenguajes de Dios..., pp. 641-659.

25.    GUTIÉRREZ, Gustavo, Lenguaje teológico, plenitud del silencio, In La densidad del presente, Sígueme, Salamanca, 2004, pp. 41-70.

26.    DE CERTAU, M, La fábula mística. Siglos XVI-XVII, Universidad Iberoamericana, México, 2004, p. 39.

27.    AVENATTI DE PALUMBO, Cecilia I. Teoestética y antropología. El aporte de la estética a la construcción de una visión integral del mundo y del hombre, en: Lenguajes de Dios..., pp. 145-153.

28.    VON BALTHASAR, Hans Urs, Gloria. Una estética teológica. 1. La percepción de..., pp. 23-24.

29.    Cfr. AVENATTI DE PALUMBO, Cecilia I., Teodrama y comunión. La “habitabilidad comunional” como figura conclusiva de la Teodramática de Hans Urs von Balthasar, en: Lenguajes de Dios..., pp. 364-371.

30.    Cfr. AVENATTI DE PALUMBO, Cecilia I., Lo “erótico” como estilo en el “viaje”  dramático de Dante, en: La  literatura en la estética de Hans..., pp. 149-175; La Divina Comedia desde la hermenéutica de Hans Urs von Balthasar, en: Letras (2002-2003) pp. 46-47, 139-146; Presencias medievales en el pensamiento de Hans Urs von Balthasar: raíces dantescas de la tensión existencial entre estética y dramática, In Actas de las Primeras Jornadas de Pensamiento Medieval: Actualidad del Pensamiento Medieval, Academia Nacional de Ciencias de Buenos Aires, (2006) CD-Rom, ISBN: 978-987-537-057-9; Lenguajes de Dios para el siglo XXI. Estética, teatro y literatura como imaginarios teológicos, cit., pp. 417-442.

31.    31 Cfr. AVENATTI DE PALUMBO, Cecilia I., La figura de la “esperanza” en el estilo existencial de Péguy, en: La literatura en la estética de Hans..., pp. 207-230; La dimensión existencial de la esperanza en un poema de Charles Péguy, en: Teología 77 (2001) pp. 71-81; Lenguajes de Dios para el siglo XXI..., cit., pp. 249-262.

32.    32 Precisamente desde la figura del nosotros como clave de lectura de la presencia de Dios en doscientos años  de literatura argentina estamos trabajando desde el 2006 en el Seminario Interdisciplinario Permanente de Literatura  y Teología (Facultad de Teología–UCA), tarea cuyo primer fruto fue expuesto en las nueve ponencias presentadas en una de las comisiones de este encuentro. Cfr. Cecilia I. Avenatti de Palumbo, Claves estéticas, dramáticas y dialógicas para la construcción de la figura del “nos-otros”, Comisión 44: Nos-otros, la construcción de la identidad en la literatura argentina. Una clave de lectura teológica en vistas al Bicentenario, Enduc IV, Santa Fe, 18-20 de mayo de 2007.

José Julio Fernández Rodríguez

 I.        Introducción

El tema de cohonestar las categorías de libertad y seguridad es un tema clásico en el pensamiento occidental, que adquiere renovados perfiles con la irrupción de Internet en el contexto que ahora nos envuelve. Y es un tema, como se comprenderá, de la máxima relevancia práctica porque determina, en cierta medida, nuestro propio modo de vida y nuestra parcela en la que se desarrolla la existencia. Conseguir que ambas categorías sean compatibles en su aplicación práctica es un verdadero reto. No obstante, tampoco hay que olvidar que desde ciertas posiciones doctrinales ambos conceptos no se entienden enfrentados sino, más bien, compatibles, o sea, a mayor seguridad mayor libertad, lo que, en parte, también funcionaría en sentido inverso. Sin embargo, la posición mayoritaria entiende que se trata de categorías que actúan dialécticamente y en contradicción. La experiencia práctica parece apoyar esta postura.

La vida en sociedad impone adoptar ciertas decisiones en torno a la propia organización de la misma, que pueden considerarse como “predecisiones” por su carácter estructural y previo al funcionamiento ordinario de la sociedad. Es en estos parámetros donde ahora nos estamos moviendo pues decidir sobre los límites recíprocamente condicionados entre seguridad y libertad es una decisión que sirve de base para la propia estructura sociopolítica.

No es este el momento de hacer un recorrido por las diversas líneas de pensamiento que en la Historia han albergado este debate, sino de centrarnos en el presente. Basta para hacernos idea del background recordar el famoso concepto de la “Razón de Estado” [1]. Lo que sí debemos afirmar es que la aparición de la Sociedad de la Información, y de su estandarte, Internet, exige actualizar las reflexiones tradicionales para ofrecer la oportuna respuesta a los nuevos problemas. Como afirmamos en otro lugar, “Internet es la primera línea del frente de un mundo nuevo, el global, de una sociedad también nueva, la de la   Información,   e,   incluso,   de   un   nuevo   estadio   de   la   Humanidad, el

«Infolítico»” [2].  Además, los  que  se  han  venido  en  llamar  nuevos riesgos y amenazas emergentes, que se han instalado en el panorama estratégico, aportan elementos de complejidad que dificultan encontrar la adecuada solución al tema que ahora nos ocupa. Las políticas públicas se construyen de manera más dificultosa pues estamos ante “un conjunto poliédrico de amenazas globales a la estabilidad de la sociedad internacional, que han potenciado la quiebra de los esquemas tradicionales de actuación en política exterior e interior y defensa, cuyas delimitaciones tienden vertiginosamente a difuminarse, instaurando un entorno poco definido y difícilmente comprensible” [3].

El debate que se plantea entre seguridad y libertad es consecuencia de otro de mayor envergadura: es producto del debate central que se produce en la vida en comunidad desde el origen de la misma, un debate que enfrenta a los intereses colectivos frente a los intereses individuales. De este modo, la problemática adquiere unos tintes filosóficos y ontológicos que nos sumen en una trascendencia en la que no queremos entrar en este momento. Por lo tanto, bajamos de este territorio metajurídico y nos quedamos en el predio de la seguridad-libertad. De todos modos, el componente extrajurídico no debe, en modo alguno, desdeñarse por parte de los decisores públicos, aunque sí hay que tratar de racionalizar y objetivar los problemas para que los estados emocionales no lleven a soluciones erróneas. El terrorismo, sin duda, puede generar esas reacciones psicológicas disfuncionales. Como señala ARIAS GONZÁLEZ, aludiendo al fenómeno terrorista, “el problema no es el miedo, sino el terror, ya que se trata de un miedo muy intenso, irracional, con pocas posibilidades de control y que nos conduce a respuestas donde la ansiedad juega un papel muy importante” [4]. La correcta articulación de la respuesta jurídica debería servir para desactivar parte de ese problema.

En fin, no es necesario insistir demasiado en la importancia actual de este debate habida cuenta el contexto en el que nos movemos. Nos hallamos en un escenario multipolar y asimétrico, repleto de riesgos y amenazas emergentes que conforman un nuevo panorama estratégico. Afrontar el desafío que suponen los estados fallidos, las armas de destrucción masiva, el terrorismo internacional, la inmigración descontrolada o el crimen organizado transnacional reclama una correcta respuesta a la dialéctica que aquí estamos planteando. Las amenazas múltiples, complejas e inciertas que nos acechan se reconstruyen de manera compleja en Internet, por lo que es imprescindible aportar reflexiones para su estudio.

Estamos empleando en este artículo un sentido amplio tanto de seguridad como de libertad. Aquélla serían las actividades dirigidas a proteger físicamente la comunidad y a sus individuos, por lo que englobaría a estos efectos el orden público y la defensa nacional. La libertad serían las parcelas de actuación individual de las personas, que giran en torno a los derechos fundamentales.

II.        Referencia a los límites de los derechos fundamentales

La problemática jurídica que está por detrás de esta confrontación entre libertad y seguridad hunde sus raíces en el tema de los límites de los derechos fundamentales. ¿Hasta dónde el Estado puede usar poderes limitadores de los derechos y libertades individuales? ¿Dónde se halla la frontera que no debe ser traspasada sin resquebrajar el Estado Democrático de Derecho? Sin duda, el tema de los límites de los derechos es arduo y complejo, con múltiples aristas en las que ahora no podemos entrar, por lo que nos vemos obligados a simplificar la cuestión para no desviar en exceso nuestro hilo argumental [5]. En  el fondo, toda la problemática que se plantea puede reconducirse al terreno de los límites de los derechos fundamentales.

Esta densidad del tema de los límites de los derechos provoca que haya posiciones doctrinales diversas. Las tipologías de límites que se usan son, por lo tanto, variadas. En alguna de ellas se habla de límites internos o intrínsecos y límites externos o extrínsecos a los derechos fundamentales. Los primeros son los que tienen que ver con los contornos conceptuales o, incluso, con cuestiones lingüísticas (por ejemplo, límites internos del derecho a la intimidad son los propios contornos del concepto intimidad, límite del derecho de asociación es la propia idea de asociación –una persona no forma una asociación, son necesarias varias-). Serían criterios para delimitar el objeto del derecho fundamental, por lo que en puridad no serían verdaderos límites. En cambio, los límites externos a los derechos fundamentales son los límites propiamente dichos, los que crea el poder público cuando la Constitución le habilita para ello. Entre ellos están los que proceden del ejercicio de los derechos de los demás [6], del interés general y del orden público [7]. Aquí es donde se ubicarían los límites que vendrían de la categoría de seguridad. En este sentido, el art. 29 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos establece que “en el ejercicio de sus derechos y en el disfrute de sus libertades, toda persona estará solamente sujeta a las limitaciones establecidas por la ley con el único fin de asegurar el reconocimiento y el respeto de los derechos y libertades de los demás, y de satisfacer las justas exigencias de la moral, del orden público y del bienestar general en una sociedad democrática”.

Así las cosas, ciertas exigencias de seguridad pueden configurar límites legítimos (o sea, justificados y, por ende, aceptados en Teoría de la Constitución) a los derechos fundamentales. Se puede afirmar, sin ánimo ahora de entrar en mayores profundidades, que no hay derechos fundamentales absolutos, todos tienen límites. El problema está en precisar correctamente estos límites y hacer un traslado adecuado de los mismos a la realidad  práctica.

Cuando se ha producido una intromisión en un derecho habrá que proceder a analizar la legitimidad de la misma. Para ello se ha impuesto un método de análisis escalonado (“Stufentheorie”) procedente del mundo jurídico alemán. Dicho método consiste en ir analizando los diversos escalones que lo integran, de manera tal que si el examen no pasa uno de ellos no se continúa el análisis. Superar con éxito el último de los escalones supone que la intervención en el derecho de que se trate es legítima y, por ende, se encuentra justificada. En el método hay tres fases: una, la determinación del ámbito normativo del derecho; dos, la fijación de la existencia real de una injerencia en el derecho; y tres, el estudio de la legitimidad de dicha injerencia. En esta última fase se distinguen, a su vez, cinco escalones: el principio de reserva de ley, la generalidad de la misma, la reserva jurisdiccional, el principio de proporcionalidad en sentido amplio (que contiene, a su vez, tres subprincipios: el de adecuación o idoneidad, el de necesidad y el de proporcionalidad en sentido estricto) y el respeto al contenido esencial de los derechos fundamentales. Hay que tener en cuenta que el principio de proporcionalidad opera (o debería operar), primero, en la propia actuación del legislador al aprobar la normativa, y, después, en la actividad judicial que examina el caso concreto controvertido. La finalidad es el elemento que funciona como presupuesto de los tres subprincipios que integran el principio de proporcionalidad.

La jurisprudencia constitucional española incorporó hace años, en líneas generales, este esquema. De esta forma, se indica que “para comprobar si una medida restrictiva de un derecho fundamental supera el juicio de proporcionalidad, es necesario constatar si cumple los tres requisitos o condiciones siguientes: si tal medida es susceptible de conseguir el objetivo propuesto (juicio de idoneidad); si, además, es necesaria, en el sentido de que no exista otra medida más moderada para la consecución de tal propósito con igual eficacia (juicio de necesidad); y, finalmente, si la misma es ponderada o equilibrada, por derivarse de ella más beneficios o ventajas para el interés general que perjuicios sobre otros bienes o valores en conflicto (juicio de proporcionalidad en sentido estricto)” (entre otras muchas, Sentencia 37/1998, fundamento jurídico 8).

El principio de proporcionalidad hay que entenderlo implícito al propio Estado de Derecho, aunque hay diversas previsiones normativas que lo recogen. Por ejemplo, el art. 52 de la Carta de Derechos Fundamentales de la Unión Europea, en donde se lee que “sólo se podrán introducir limitaciones (a los derechos fundamentales), respetando el principio de proporcionalidad, cuando sean necesarias y respondan efectivamente a objetivos de interés general reconocidos por la Unión o a la necesidad de protección de los derechos y libertades de los demás”. La idea de proporcionalidad se halla cercana a la de justicia, que huye de los excesos en la actuación de los poderes públicos. Como indica GONZÁLEZ BEILFUSS, “el principio de proporcionalidad constituye, sin ningún lugar a dudas, uno de los criterios de interpretación más frecuentemente empleados por los operadores jurídicos y, sobre todo, por los tribunales de justicia” [8]. Sin embargo, el principio de proporcionalidad no se aplica tan sólo a las decisiones de los aplicadores del Derecho (en especial de los jueces), sino que también debe ser tenido en cuenta a la hora de elaborar las normas y en el momento de adoptar ciertas medidas de tipo administrativo. Por ello debe estar muy presente en las reacciones que el poder público adopta para garantizar la seguridad.

La finalidad es un elemento clave en todo este proceso de argumentación en torno a las intervenciones de derechos. Funciona como un presupuesto a los tres subprincipios que integran el principio de proporcionalidad. Afirma, de nuevo, GONZÁLEZ BEILFUSS que “el principio de proporcionalidad se articula necesariamente en torno a una relación medio-fin: la proporcionalidad no puede predicarse de un objeto de control aisladamente considerado, sino de la relación existente entre una mediad y la finalidad perseguida con la misma” [9]. La medida, por lo tanto, debe ser congruente y proporcionada a la finalidad perseguida. La seguridad puede ser una de estas finalidades que permiten superar el test de proporcionalidad.

III.        La entrada en escena de la seguridad

En el marco que estamos diseñando, la categoría de seguridad ocupa un lugar esencial pues es una de las razones más comúnmente esgrimidas para limitar la libertad (a través de la limitación concreta de ciertos derechos). Ello puede estar justificado o no en función de cómo se implemente y articule. Sea como fuere, no perdamos de vista la perspectiva que ahora empleamos, que es teórica y abstracta, propia de la Teoría de la Constitución, desvinculada, por lo tanto, de un ordenamiento jurídico en concreto y de determinada sociedad.

Son múltiples las previsiones normativas que citan la seguridad como justificación de posibles restricciones. Sirvan ahora como ejemplo los arts. 8, 10 y 11 del Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos y Libertades Fundamentales, donde se habla de la protección de la seguridad nacional, de la seguridad pública, de la defensa del orden y de la prevención del delito; el ya citado art. 29.2 de la Declaración Universal de Derechos Humanos, que alude a las exigencias del orden público en las limitaciones establecidas por ley para el ejercicio de los derechos; los arts. 12.3, 19.3, 21 y 22 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, que se refiere a seguridad nacional y orden público; y el art. 18.3 de dicho Pacto, que menciona la seguridad y el orden. En principio, estas posiciones son totalmente lógicas porque sólo una comunidad que vive segura puede ser verdaderamente libre y ejercer con eficacia sus derechos.

Cuando se produce una emergencia de seguridad importante, que frisa o entra de lleno en lo bélico, los argumentos se endurecen. Se llega a hablar de que el conflicto entre seguridad y libertad diluye a la democracia en la zona gris de la emergencia bélica. Así se puede concentrar más el poder. Las situaciones de guerra no declarada, las reflexiones sobre el enemigo global, o la alusión a frentes externo e interno, fundidos en un enemigo común, ayudan a basar dicho discurso.

Esto da lugar a que la entrada en escena de la seguridad venga acompañada a veces de problemas de lo más variado. Una reacción desmedida o exagerada en aras de la seguridad puede romper el umbral o frontera aceptable (es decir, legítimo) y caer en lo ilegítimo. A veces esta actuación será ilegal, aunque en otras ocasiones no porque se aprobará la oportuna normativa que le dé cobertura. Entonces entramos en un problema de diferente índole: nos hallaremos ante un ordenamiento jurídico concreto que resulta criticable desde la Teoría de la Constitución, o, lo que es lo mismo en este momento, desde los postulados teóricos de la democracia. Estaremos, por lo tanto, en un plano diferente, ya que será una medida legal pero agresiva con los postulados materiales de la Teoría de la Constitución, por lo que merecerá crítica y será aconsejable su modificación.

Entre estos problemas encontramos, primero, la afección desproporcionada de ciertos derechos (como la libertad de circulación, la intimidad o el secreto de las comunicaciones). Es decir, una intromisión en los mismos que no supera el método escalonado de análisis porque vulnera alguno de los tres subprincipios que veíamos antes que integraban el principio de proporcionalidad.

También, y en segundo lugar, esta respuesta exagerada puede ubicarse en aquello que desean los propios terroristas. Estos, como apunta SANSÓ- RUBERT, quieren conseguir que la sociedad se encuentre en un estado de agobio, producto del miedo, para que reaccione contra su propio gobierno [10]. Ello puede originar un recorte exagerado de las libertades para tratar de mitigar ese miedo, con lo que nos topamos otra vez con el problema apuntado en el párrafo anterior.

En tercer lugar, es posible que se produzca la expansión del Ejecutivo. Este es un fenómeno que encontramos desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, pero ahora tal vez se intensifica en un escenario como el actual que privilegia la seguridad. Pensemos en la expansión de los poderes presidenciales frente a los del parlamento, o en la renovada relevancia que adquieren las fuentes jurídicas de rango secundario emanadas por los ejecutivos, presionados por situaciones de emergencia ante los riesgos de seguridad. Este proceso oscurece las relaciones entre poder constituyente, poder legislativo y poder ejecutivo.

En cuarto lugar, el lenguaje de la seguridad puede favorecer de manera disfuncional a ciertos intereses políticos cuando no responde a una necesidad real. Ello perjudica la toma de decisiones por parte de la opinión pública, que se encuentra con mensajes situados lejos de la objetividad.

En quinto lugar, las medidas excepcionales, adoptadas con una intención provisional, pueden adoptar un carácter permanente. Esto jurídicamente es censurable pues altera la naturaleza del instrumento provisional que se emplea (un decreto ley, por ejemplo).

Estos ejemplos, que no agotan, ni mucho menos, el tema, llevan a una conclusión a todo este abigarrado y poliédrico problema: la respuesta a los desafíos de la seguridad debe venir de la búsqueda de un equilibrio desde la razonabilidad y la proporcionalidad. Bien es cierto que a nivel teórico resulta imposible dar una respuesta general y definitiva, con capacidad para derivar, vía método deductivo, las respuestas concretas a toda la panoplia que la realidad ofrece. Se pueden elaborar variables para esgrimir en la ponderación libertad-seguridad, pero la solución última adecuada y equilibrada (o sea, justa) sólo vendrá casuísticamente, es decir, en el análisis de los concretos casos que haya que afrontar, no siendo posible llegar a soluciones perfiladas totalmente a nivel teórico-abstracto. Esta es una crítica que se puede hacer a bastantes autores que han analizado el tema. En el epígrafe siguiente descendemos a este predio de actuaciones casuísticas.

Pero antes de entrar en él, creemos útil ofrecer una reflexión más. El Derecho ha articulado mecanismos para hacer frente a situaciones de crisis de grandes proporciones. Son los que genéricamente se pueden denominar estados o situaciones excepcionales, que pueden condensarse en los estados de alarma, excepción y sitio. Estas situaciones pueden entrañar medidas muy graves, sobre todo los estados de excepción y sitio, que son los más graves. En este sentido, se puede producir una suspensión general de ciertos derechos [11]. Se trata de situaciones de anormalidad constitucional que sólo tiene sentido aplicar ante crisis de grandes magnitudes. Por lo tanto,  son ajenas a la realidad que ahora estamos tratando, que se mueve en los márgenes de la cotidianeidad constitucional en los que existen tensiones por mor de los riesgos reales o eventuales de seguridad. Sí entrarían dentro de esta normalidad, y también en la problemática que comentamos, los casos de suspensión individual de derechos que se recogen en ciertos ordenamientos. Sirve como ejemplo el art. 55.2 de la Constitución española, en el que se establece que a través de ley orgánica se pueden suspender algunos derechos para personas determinadas, “en relación con las investigaciones correspondientes a la actuación de bandas armadas o elementos terroristas”. Esta medida, que sólo debe hacerse de forma individual y con intervención judicial, puede afectar a los plazos máximos de detención preventiva, a la inviolabilidad del domicilio y al secreto de las comunicaciones. Como se ve, la intervención judicial persigue aportar las garantías oportunas y la oportuna valoración del test de proporcionalidad.

IV.        La necesidad de actuación casuística

Descendiendo ya a terrenos más concretos, vemos cómo la dialéctica entre seguridad y libertad sólo puede resolverse en la práctica mediante una actuación casuística, es decir, a través de la particular resolución de cada caso que se plantee. Los ejemplos que podríamos traer a colación pueden ser verdaderamente innumerables. Hay que tener en cuenta, en este sentido, que nuestro actual contexto está jalonado de manifestaciones de esta dialéctica, que se resuelven de forma diversa en función del punto de partida jurídico-ideológico y de las variables contextuales que se producen en el supuesto particular. Veamos, por lo tanto, algún ejemplo en concreto, varios de lo más cotidiano.

Así las cosas, en primer lugar podemos citar los controles en los aeropuertos. De un tiempo a esta parte, ante el riesgo de atentados, se han intensificado sobremanera, aunque más en unos países y aeropuertos que en otros. Es obvio que debe haber control, es razonable que así sea, máxime en una realidad como la actual, que soporta elevados y diversos riesgos. Sin embargo, puede haber alguna medida que sea excesiva y que provoque disfunciones. Podría ser el caso de la restricción para portar líquidos: desde noviembre de 2006 los pasajeros de los vuelos de la Unión Europea encuentran muchas limitaciones para llevar en la mano líquidos, pastas o lociones. Estos productos, que tienen que ir en envases individuales con una capacidad no superior a 100 mililitros, se introducen en bolsas de plástico transparentes con sistemas de apertura y cierre. La capacidad máxima es de un litro. La Unión Europea justificó estas medidas ante el peligro que presuntamente suponían los explosivos líquidos tras la actuación de la policía británica, en agosto de 2005, que puso fin a un plan terrorista que buscaba hacer explotar aviones en vuelo utilizando dicho tipo de explosivos. Sin embargo, los viajeros sí pueden subir al avión medicamentos, líquidos para dietas especiales y comidas infantiles, siempre y cuando sea para su consumo durante el vuelo. El Comisario Europeo de Transportes, Jacques Barrot, comentando estos controles, afirmó en su momento que “se ha encontrado un equilibrio entre seguridad, comodidad de los pasajeros y las necesidades de la industria”. Nosotros no lo tenemos tan claro, pues tal vez estas restricciones no tengan una justificación real y objetiva.

En cambio, otros controles en los aeropuertos sí semejan más claros. Por ejemplo, la normativa europea exige que los ordenadores portátiles y otros artículos eléctricos o electrónicos de gran tamaño se retiren del equipaje de mano antes de pasar por el control de seguridad y se inspeccionen por separado. Lo mismo sucede con abrigos y chaquetas, que los pasajeros deberán quitarse antes de pasar por el escáner.

También en este ámbito de los viajes aéreos se ha avanzado mucho en el tema de las bases de datos, ahora capaz de cruzar ingentes cantidades de datos a alta velocidad (pensemos en la megabase de datos denominada Matriz). Ello siempre restringe el derecho a la intimidad.

Como segundo ejemplo en esta aproximación casuística, podemos citar el tema de la ropa. En Europa se ha extendido la discusión en torno a aceptar o no cierto tipo de vestimenta, relacionada sobre todo con la cultura musulmana. Este debate tiene sobre todo una vertiente de salud democrática, no de seguridad. Es decir, la democracia tal vez no deba aceptar vestimentas que son una manifestación de la represión de la mujer, o sea, que son reflejo de una vulneración de derechos y principios fundamentales, que giran en torno a la igualdad. Pensemos en el velo o en el burka. Varios países incorporan prohibiciones en este sentido, como Francia y Holanda. En cambio, otros países son sorprendentemente más permisivos, como España o Alemania.

Sin embargo, este debate ahora no nos interesa ya que estamos analizando la cuestión de la seguridad. En este sentido, también podría argumentarse en aras de la seguridad la necesidad de introducir limitaciones en ciertas vestimentas. La razón estaría en la posibilidad de esconder armas ligeras o bombas bajo la ropa. Este no es, ni mucho menos, un problema nuevo, pues encontramos en el pasado iniciativas adoptadas en este sentido. Sirva como ejemplo el famoso motín de Esquilache, acaecido en la España de 1766 y originado, aparentemente, por una norma que prohibía en Madrid el uso de la capa larga y de un sombrero de ala ancha (chambergo) dado que se podían esconder armas y actuar con cierto anonimato. Ahora, con el nuevo contexto  de riesgos y amenazas emergentes, cobra otra vez protagonismo esta polémica. De todas formas, sólo parece aceptable restringir por razones de seguridad la indumentaria en situaciones de violencia muy elevada, que no se dan en el mundo occidental.

También es discutible el tema de la libertad de circulación. Este derecho suele actuar en los límites de los estados, es decir, en el marco del propio ordenamiento, no fuera del mismo. Por lo tanto, en las fronteras internacionales tradicionalmente existe un control del flujo de personas. Ello es razonable y lógico, al margen de que en un proceso de integración supranacional se difuminen dichas fronteras, como ocurre en los países europeos que han suscrito el Acuerdo de Schengen. El problema está en controlar la circulación de personas dentro del propio territorio estatal por razones de seguridad. El riesgo de que haya terroristas ocultos entre la población motiva la existencia de controles, tanto de automóviles como de viandantes. El número de ellos debería ser proporcional a la situación real de inseguridad que viva esa comunidad. Un exceso injustificado en función de las circunstancias particulares de ese contexto ellos sería agresivo con la libertad de circulación.

De igual forma, uno de los supuestos de mayor relevancia es el tema de las comunicaciones. Aquí encontramos como el derecho al secreto de las comunicaciones encuentra limitaciones en el control de las mismas que se efectúa por razones de seguridad [12]. Hay constituciones, como la española, que recogen los requisitos que al cumplirlos justifican esta intervención de las comunicaciones, Estos requisitos se suelen completar a nivel legal. El desconocimiento de tales requisitos dará lugar a la ilegitimidad de la intervención. El actual progreso tecnológico somete a las comunicaciones a nuevos peligros y desafíos. Es razonable que sea la autoridad judicial la que dé el visto bueno a la intervención. En este caso, la justificación de la injerencia debe realizarse con especial rigor porque la regla general es la vigencia del derecho al secreto de las comunicaciones y la excepción su intervención. La concesión de la autorización judicial para la intervención debe darse, por lo tanto, de manera restrictiva. El control que el juez realiza debe extenderse tanto al momento de autorizar la intervención, como al momento de practicarla (aunque no sea el juez el que la ejecute materialmente) y después de la misma cuando, por ejemplo, se selecciona la información que interesa a la causa judicial que se está sustanciando.

Otro caso particularmente relevante es el de los contenidos  de Internet. Su publicación en la Red encuentra cobertura en derechos como la libertad de expresión o la liberta de información. Dicho derechos, como todos, no son absolutos, sino que tienen límites. El asunto es, sin duda, bastante complejo. Haciendo ahora un esfuerzo de síntesis se puede diferenciar entre dos tipos de contenidos problemáticos, los contenidos ilícitos y los nocivos. Los ilícitos son los contenidos contrarios al ordenamientos jurídico de referencia, entre ellos destacan los de tipo delictivos. A su vez, los contenidos nocivos son legales pero perjudiciales (desde un punto de vista social, ético o moral) para cierto sector de la población, como la juventud o la infancia. El régimen de unos y de otros debe ser diferente, teniendo en cuenta, en todo caso, que no se debe prohibir en Internet lo que está permitido en otros medios de comunicación [13]. Asimismo, es posible justificar que por razones de seguridad deben restringirse ciertos contenidos (difícilmente los nocivos, por cierto), aunque en esta labor hay que actuar de forma restrictiva para no introducir censuras que repugnen a la democracia. Aquí el razonamiento vale igual para el mundo digital como para el analógico. Baste pensar en el tema de los secretos oficiales. Sin embargo, la presencia de cierto contenido en Internet tiene unas repercusiones cuantitativa y cualitativamente más importantes por la capacidad de difusión y acceso de la Red. En todo caso, la normativa que establezca estas limitaciones de contenidos por mor de la seguridad debe ser rigurosa y responder a las oportunas exigencias de la seguridad jurídica. En todo caso, la situación debe superar el test de proporcionalidad, de lo contrario estará injustificada [14].

De igual modo, la criptografía también genera dudas desde el punto de vista de la seguridad. Este proceso de protección de datos mediante un cifrado de los mismos origina reacciones por parte de algunas autoridades porque entienden que esconden actividades delictivas y/o contrarias a los intereses del Estado. Los debates son abundantes, planteándose hasta qué punto es admisible que “la tecnología cree zonas de protección absoluta dentro del derecho al secreto de las comunicaciones” [15]. Por ello, existen muchos tipos de restricciones en diversos países (se pueden citar Australia, Bélgica, Canadá, China, Corea del Sur, Estados Unidos, Israel, Reino Unido o Taiwán). En la Unión Europea la exportación de medios criptográficos está sujeta a diversas normas, como el Reglamento 1334/2000, de 22 de junio de 2000 (reformado en los años sucesivos), por el que se establece un régimen comunitario de control de las exportaciones de productos y tecnologías de doble uso (un producto de doble uso es cualquier producto, medio informático o tecnología que pueda destinarse tanto a usos civiles como militares), o a documentos como la Acción Común aprobado por el Consejo el 22 de junio de 2000 (2000/401/PESC), relativa al control de la asistencia técnica vinculada a determinados fines militares. De igual forma, existen propuestas, que en alguno de los casos ya se han llevado a la práctica, dirigidas a que las autoridades públicas tengan medios para, cuando sea preciso, proceder al descifrado. Uno de esos medios es el depósito de las claves privadas usadas (“mandatary key recovery system” o “key escrowed system”) en un lugar custodiado por un ente público. Estas propuestas y restricciones originan la lógica reacción de los defensores de la privacidad y de la libertad de comunicación, dando lugar a polémicas que tienen amplia repercusión en los medios de comunicación (como la que en 1998 enfrentó al presidente de Microsoft y al Gobierno de los Estados Unidos). Nosotros somos críticos con estas restricciones a la criptografía, sobre todo  con la idea de depósito. Un sistema de depósito puede hacer a la criptografía insegura, con lo que dejaría de tener sentido. Además, los criminales tratarán de emplear claves que nunca registrarán por lo que el permitir a los poderes públicos acceder a las claves secretas no se traducirá en una mayor eficacia en la lucha contra la delincuencia.

Un último ejemplo que podemos traer a colación, aunque podríamos  citar otros muchos, radica en el uso de métodos de investigación policial proactivos. Las necesidades actuales han supuesto la promoción de métodos de investigación policial proactivos, que se han sumado a los tradicionales métodos reactivos. Algunos de ellos implican entrar en el debate que ahora nos interesa pues suponen incidir en el predio de la seguridad afectando peligrosamente a la restricción de ciertos derechos fundamentales. Estos métodos proactivos y encubiertos son, sin duda, más intrusivos que los tradicionales, pero su eficacia ha hecho que desde diversas instancias internacionales se promueva su potenciación [16]. El hecho de que parte de estas operaciones se nieguen y tengan más de una vez vacíos normativos despierta dudas, aunque la situación cambia bastante de un país a otro [17]. Lo recomendable, desde la óptica teórica y general que estamos usando, es que exista una normativa adecuada que dé cobertura precisa a este tipo de actuaciones. Es decir, que cumpla con las dosis de calidad que reclama un sistema democrático y que permita al operador jurídico aplicar correctamente el test de proporcionalidad. De esta forma, con las adecuadas garantías en las previsiones legales correspondientes estas actuaciones podrían ajustarse sin problemas al Estado de Derecho y situarse, así, en una posición equilibrada entre la seguridad y la libertad. Es importante que las medidas proactivas sean proporcionales con relación a la finalidad requerida y no supongan una provocación del delito. Además, el juez o el fiscal deben supervisar de una forma u otra estas actividades. De todos modos, el balance actual de la realidad práctica no es muy suscribible [18].

Como se ve, la solución práctica de todos estos ejemplos mostrados en los párrafos precedentes depende en buena medida de la propia decisión individual y comunitaria: es decir, ¿hasta dónde estamos dispuestos a renunciar? O sea, ¿qué incomodidades o restricciones aceptamos para sentirnos más seguros? Es fácil, incluso demagógico, hacer un alegato a favor de la libertad y en contra de su represión, pero, como hemos visto, las cosas son mucho más complejas pues los riesgos y amenazas emergentes necesitan un abordaje complejo y matizado. Sea como fuere, el Estado de Derecho siempre debe estar presente en las diversas soluciones prácticas adoptadas dando cobertura constitucional y legal a las distintas medidas, que tienen que superar el aludido método de análisis escalonado para ser justificadas. Si ello no es así, la solución no debe aceptarse.

En este orden de consideraciones, también hay que tener en cuenta que un factor importante en todo lo que estamos comentando es el componente cultural que está detrás del razonamiento empleado (cultural y, también, multicultural). Habrá medidas que se aceptarán con mayor o menor facilidad con base en esas pautas de ubicación social que conforman la cultura. No es necesario insistir demasiado en ello pues resulta evidente. Recordemos que la Ciencia Jurídica también es Ciencia de la cultura, de cultura jurídica, y que los derechos fundamentales, en su contenido, alcance y aplicación, dependen en gran medida de este tipo de cuestiones. De todos modos, ello no debe de analizarse con absoluta relatividad puesto que existe un mínimo infranqueable que debe proteger el núcleo esencial de esos derechos fundamentales. Es decir, existe un contenido mínimo en Teoría de la Constitución que hay que reclamar independientemente de la latitud y longitud en la que nos encontremos. Esto se hace más patente cuando la dignidad de la persona también entra en escena.

V.        La inexistencia de cambios cualitativos en el tema en internet: necesidad de adaptación de las construcciones tradicionales

Llegados a este punto se impone avanzar ya una consideración de carácter conclusivo: las nuevas tecnologías han complicado el análisis de la dialéctica entre seguridad y libertad pero no han cambiado la naturaleza de su abordaje. Por eso aludimos en el título de ese apartado a la inexistencia de cambios cualitativos. La forma de planteamiento, que podíamos denominar tradicional, de este problema debe adaptarse a las particularidades que supone Internet. Las nuevas tecnologías están siendo un elemento recurrente a la hora de intentar justificar que la balanza se incline claramente hacia el lado de la seguridad. En esta línea señala NAVARRO BONILLA que “el desequilibrio en el binomio libertad-seguridad proporciona argumentos para una reflexión en torno a las libertades individuales frente a la utilización masiva de tecnología para la captura, obtención y cruzamiento de informaciones mediante sistemas avanzados” [19]. Internet exige un esfuerzo argumentativo para llegar a las soluciones correctas, que sólo pueden ser aquéllas respetuosas con el Estado de Derecho y la vigencia de los derechos fundamentales. Internet, por sí solo, no justifica que se priorice necesariamente la protección de la seguridad.

El miedo que en determinados sectores han despertado los riesgos y amenazas emergentes de los últimos años ha originado que se extienda en esos ámbitos la idea de que Internet debe ser controlado a toda costa, y que el precio que hay que pagar por ello es la limitación de la intimidad y de la libertad. En amplios sectores de la sociedad norteamericana, tras el 11-S, se instaló esa idea, que se reflejó en diversa normativa, de la cual la más conocida fue la Patriot Act. Estimamos que ello es una exageración que oculta las ventajas que Internet ha traído para el ejercicio de los derechos fundamentales y para la renovación de la democracia.

El carácter transnacional de Internet es un escollo para las clásicas regulaciones jurídicas estatales. Por ello, más que nunca, las aproximaciones generales de Teoría de la Constitución cobran especial fuerza ante la supraterritorialidad de la Red. Las respuestas hay que buscarlas en la cultura jurídica común de índole democrática. De ahí que sea aconsejable avanzar en mecanismos de autorregulación y supraestatales. La solución tiene que responder a lo ya sugerido en este artículo: la búsqueda de un adecuado equilibrio en el marco de la razonabilidad y proporcionalidad. Las garantías de los derechos en juego deben respetarse cuando sean compatibles con la consecución de resultados eficaces en la protección de la seguridad. También resulta aconsejable avanzar en el papel de instancias internacionales en la persecución de la criminalidad en Internet y superar, así, la vigilancia unilateral de algunos países, que esgrimen el argumento de la seguridad como subterfugio para desconocer derechos fundamentales. O sea, que la irrupción de las nuevas tecnologías no altera el papel esencial de los derechos fundamentales en la sociedad democrática.

Al margen de lo dicho, no hay que desconocer que todavía queda mucho que avanzar en el campo jurídico para adaptar las estructuras tradicionales de este debate a la nueva realidad de Internet. La existencia de fronteras estatales y la dificultad para construir la categoría de ciudadanía universal o, al menos, regional (continental), son escollos para llevar a la práctica el diseño teórico de las respuestas a la dialéctica analizada.

VI.        Conclusiones

La búsqueda de un equilibrio adecuado entre libertad y seguridad es un tema recurrente en la evolución de la sociedad humana. No sólo se ha discutido de forma ardua con relación a los límites de las medidas de seguridad y protección que adopta una comunidad sino también respecto a los límites de los derechos que pueden ejercer los ciudadanos. Son temas fuertemente imbricados, pues avanzar por el camino que marca uno supone restringir la extensión del otro.

Como afirmamos en otro lugar, ¿hasta dónde hemos de renunciar para garantizar nuestra seguridad? La respuesta exige tener en cuenta los principios de proporcionalidad y razonabilidad, tanto a la hora de precisar los límites a los derechos fundamentales como en el momento de fijar el nivel de seguridad que queremos alcanzar. El objetivo es alcanzar unos resultados equilibrados. No valen posiciones que busquen soluciones y conceptos absolutos sino actuaciones casuísticas que tengan en cuenta las circunstancias de cada situación [20].

Parece claro que la seguridad absoluta nunca va a existir, y menos en el actual entorno asimétrico y poliédrico de riesgos múltiples, por lo que hay que adoptar medidas que respondan a esta idea de razonabilidad que estamos defendiendo. Y también tiene que estar claro que el criterio interpretativo prioritario es el favor libertatis, es decir, el que prioriza los derechos fundamentales: el criterio general es la vigencia del derecho, y la excepción es su limitación. Por lo tanto, la excepción para prevalecer debe justificarse de manera suficiente. Sólo así se mantendrá la lógica existencial de la democracia.

La realidad de Internet complica el debate por todas las potencialidades que conlleva y por el desafío que presenta habida cuenta su supraterritorialidad. Sin embargo, no elimina los términos tradicionales de dicho debate, tan sólo exige actualizarlos y adaptarlos. En esta tarea debe tenerse presente que la libertad y, por ende, los derechos fundamentales son la clave de bóveda del Estado Democrático. Las nuevas tecnologías en general, e Internet en particular, deben servir para maximizar la eficacia de los derechos fundamentales, no para menguarlos. Esto provoca que exista un núcleo indisponible al que no puede, en ningún caso, renunciarse, y que las renuncias que se hagan tengan suficiente justificación. En diversas ocasiones será necesario restringir el ejercicio de los derechos fundamentales en Internet en aras de la seguridad, pero esta restricción, además de proporcional y razonable, no puede afectar al contenido esencial de la libertad. Esta solución sirve de protección a la propia democracia pues la seguridad no sólo sirve para defender al Estado y a la comunidad sino también para proteger a la democracia. Una seguridad adecuada complementará a la libertad para asegurar su vigencia y su preeminencia.

José Julio Fernández Rodríguez, en usc.es/

Notas:

1.      Vid. MEINECKE, Friedrich, La idea de la Razón de Estado en la Edad Moderna, Centro de Estudios Constitucionales, Madrid, 1983.

2.      FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ, José Julio, “Espionaje en la Red: la amenaza fantasma”, en FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ, José Julio (coord.), Defensa e Internet. Actas del I Congreso sobre Seguridad, Defensa e Internet, Universidad de Santiago de Compostela, Santiago de Compostela, 2006, pág. 63. En el mismo lugar añadíamos que “los avances tecnológicos de los últimos tiempos, ejemplificados en la Red, han provocado unos cambios de índole cuantitativa  y cualitativa en la vida de la persona y en el funcionamiento social que exigen una rápida adaptación del ordenamiento jurídico”. Sin embargo, “este proceso de aclimatación del Derecho a la nueva realidad no debe perder los logros que para los derechos fundamentales y las libertades públicas atesora el Estado Democrático”.

3.      SANSÓ-RUBERT PASCUAL, Daniel, “¿Es la inteligencia la respuesta a los nuevos riesgos y amenazas?”, Ejército de Tierra español, núm. 794, mayo 2007, pág. 78.

4.      ARIAS GONZÁLEZ, Agustín, “La psicología y la lucha contra el terrorismo, en busca de la sinergia”, Estrategia Global, núm. 11, septiembre-octubre 2005, pág. 66. En la página siguiente este autor indica que “debido al juego emocional que provocan los terroristas, las sociedades, a menudo, acaban «rendidas» ante el terror y prefieren ceder, confiando en la «buena voluntad» de los verdugos”.

5.      Sobre el tema puede verse el enjundioso estudio de Joaquín BRAGE CAMAZANO, Los  límites a los derechos fundamentales, Dykinson, Madrid, 2004.

6.      Esta idea ya se encontraba recogida en el art. 4 de la Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano, de 1789, en donde podía leerse que “la libertad consiste en poder hacer todo aquello que no perjudique a otro: por eso, el ejercicio de los derechos naturales de cada hombre no tiene otros límites que los que garantizan a los demás miembros de la sociedad el goce de estos mismos derechos”.

7.      Como hemos dicho, el tema no es pacífico doctrinalmente. Desde otro punto de vista, estos límites serían tipos de límites internos: límite “inmanente” sería el que exige no desconocer otra norma constitucional (otros derechos), límite “positivo” el que recoge las expectativas que se priva de protección (orden público).

8.      GONZÁLEZ BEILFUSS, Markus, El principio de proporcionalidad en la jurisprudencia del Tribunal Constitucional, Thomson-Aranzadi, Elcano (Navarra), 2003, pág. 15.

9.      GONZÁLEZ BEILFUSS, Markus, El principio de proporcionalidad en la jurisprudencia del Tribunal Constitucional, op. cit., pág. 67.

10.    SANSÓ-RUBERT PASCUAL, Daniel, “¿Es la inteligencia la respuesta a los nuevos riesgos y amenazas?”, op. cit., pág. 97. En otro trabajo este autor insiste en dicha idea, que se enmarca en el modelo mental del terrorista: “bajo este planteamiento, el recorte de libertades a la población para protegerla de la acción terrorista, es precisamente uno de sus objetivos estratégicos” (idem, “Seguridad vs. libertad: el papel de los servicios de inteligencia”, Cuadernos Constitucionales de la Cátedra Fadrique Furió Ceriol, Universidad de Valencia, núm. 48, pág. 97).

11.    Para el caso español, la Constitución alude en su art. 55.1 a la suspensión de los derechos relacionados con la detención, la inviolabilidad del domicilio, el secreto de las comunicaciones, la libertad de residencia y circulación, la libertad de expresión e información, el derecho de reunión, el derecho de huelga y el derecho a adoptar medidas de conflicto colectivo.

12.    Sobre esta cuestión puede consultarse nuestro libro Secreto e intervención de las comunicaciones en Internet, Thomson – Civitas, Madrid, 2004.

13.    Este tema lo tratamos en nuestra monografía Lo público y lo privado en Internet. Intimidad y libertad de expresión en la Red, Universidad Nacional Autónoma de México, México D. F., 2004, págs. 64 y ss.

14.    El art. 8.1 de la Ley española 34/2002, de Servicios de la Sociedad de la Información, establece restricciones a la prestación de servicios para la salvaguarda del orden público, la investigación penal, la seguridad pública y la defensa nacional.

15.    RODRÍGUEZ RUIZ, Blanca, El secreto de las comunicaciones: tecnología e intimidad, McGraw-Hill, Madrid, 1998, pág. 128.

16.    Por ejemplo, en el seno del Consejo de Europa, la Recomendación Rec (2001) 11 del Comité de Ministros sobre principios directrices en la lucha contra el crimen organizado. En España la reforma de la Ley de Enjuiciamiento Criminal hecha por LO 5/1999, relativa al perfeccionamiento de la actividad investigadora relacionada con el tráfico ilegal de drogas y otras actividades ilícitas graves, regula la figura del agente encubierto.

17.    Sobre esta cuestión vid. SANSÓ-RUBERT PASCUAL, Daniel, “El papel de la información en la lucha contra la delincuencia organizada transnacional”, UNISCI Discusión Papers, núm. 12, octubre 2006, págs. 214 y ss. Este autor asevera que tales acciones “generalmente plantean graves problemas de carácter moral, legal y democrático”. Por ello, “lo habitual es recurrir a su empleo en casos extremos”.

18.    En el mismo lugar de la nota precedente, SANSÓ-RUBERT concluye que el estado actual de la lucha contra la delincuencia organizada es insatisfactorio “desde la perspectiva de alcanzar un equilibrio entre eficacia y legalidad, especialmente en el contexto tocante al marco de actuación de los servicios de inteligencia y a las labores de información, haciendo necesaria la articulación de un nuevo esquema, que permita trazar con nitidez los parámetros legales de actuación y una clara delimitación de objetivos” (ibidem, pág. 225).

19.    NAVARRO BONILLA, Diego, “Medios tecnológicos e Inteligencia: bases para una interrelación convergente”, Arbor, núm. 709, enero 2005, pág. 289.

20.    FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ, José Julio, “Espionaje en la Red: la amenaza fantasma”, en FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ, José Julio (coord.), Defensa e Internet. Actas del I Congreso sobre Seguridad, Defensa e Internet, op. cit., págs. 96-97.


Rafael Pampillón

Con la originalidad propia de los grandes pensadores, Shiller aspira, con Narrativas económicas, a formalizar los impactos que pueden tener en la economía las percepciones de la gente. Así, va reuniendo de forma muy amena una multitud de anécdotas y acontecimientos que presagian cambios en la economía. La abundancia de historias que relata hace imposible contemplarlas todas, por lo cual tomaremos algunos ejemplos que va describiendo el autor y que puedan ayudar a entender qué son las narrativas económicas.

De las percepciones nacen lo que él describe como narrativas económicas: una música de fondo que  va subiendo poco a poco de volumen hasta llegar a utilizar todos los instrumentos incluidos los de percusión

Shiller trata de convencernos de que muchos hechos económicos que se producen o se van a producir están determinados por las percepciones (o sentimientos) que tiene la gente y que desembocan en comportamientos. Y que de estos comportamientos nacen a su vez lo que él describe como narrativas económicasuna música de fondo que, a lo largo del tiempo, va subiendo poco a poco de volumen hasta llegar a utilizar todos los instrumentos incluidos los de percusión; o todo lo contrario, reduciéndose hasta desaparecer.

Estos relatos vienen envueltos en símbolos, gráficos, amenazas, presentimientos, informaciones de correveidile (1) (que pueden ser verdaderas o fake news), políticas enterradas que resurgen, burbujas (bursátiles e inmobiliarias), pánicos, y un largo etcétera.

Un Símbolo: El Bitcoin

El Bitcoin es una criptomoneda cuyas notas musicales comenzaron a surgir hace doce años, hasta convertirse en una melodía que sonaba alta y fuerte. Pero poco a poco el sonido fue bajando de intensidad.

Sin embargo, en el último año y como consecuencia de la pandemia ha vuelto a resurgir con fuerza: está protagonizando una parte de las noticias económicas. Tiene una narrativa variada lo que facilita que se vuelva viral, ¿a qué se debe?

A que es:

a) una moneda, un símbolo, que tiene entidad propia;

b) no tiene nacionalidad, lo que le confiere un atractivo democrático e internacional;

c) una fuente de riqueza inimaginable para aquellos lo suficientemente valientes o inteligentes como para haber entrado cuando tenía un precio muy bajo (es el típico ejemplo de una narrativa que aprovecha la emoción fundamental de la envidia, lo que explica que tenga una resonancia excepcional);

y d) ningún gobierno la puede controlar o frenar (pág.55 y 56).

Todas estas características justifican el rápido aumento de los precios del bitcoin, pero también su disminución, es decir tiene un alto índice de volatilidad.

Un comportamiento: invertir en bolsa

Según cuenta la historia, el multimillonario John D. Rockefeller decidió vender todas sus acciones cuando su limpiabotas comenzó a hablarle sobre las inversiones que él mismo tenía en bolsa. Era 1929, el año del gran crack bursátil que coincide con el inicio de la Gran Depresión.

La conclusión que había sacado Rockefeller era que cuando hasta tu limpiabotas invierte en bolsa, es momento de retirarse. “Los taxistas te decían qué comprar. El limpiabotas podría darte un resumen de las noticias financieras del día. Un viejo mendigo que rondaba regularmente la calle frente a mi oficina me dio consejos y, supongo, invirtió el dinero que le dimos yo y otros en el mercado. Mi cocinero tenía una cuenta en un bróker (…) sus ganancias volaron con el vendaval de 1929”. Quien dibuja el panorama previo al crack de 1929 es Bernard Baruch, un importante inversor de Wall Street que más tarde asesoró a varios presidentes de Estados Unidos (pág. 357).

En las burbujas es frecuente ver una gran afluencia de dinero procedente de manos inexpertas y esto, en muchas ocasiones, puede resultar peligroso. Del mismo modo que este dinero viene, se va; es decir, si la bolsa comenzase a bajar, muchos de estos inversores inexpertos seguramente correrán a retirar su dinero ante el miedo de perder su inversión, generando así caídas en el mercado aún mayores.

Hoy en día las inversiones son más populares por lo que siempre hay que tener en cuenta que a la hora de invertir se debe tener información y cierta formación para saber en qué productos se invierte, su rentabilidad y los riesgos que entrañan. Si cualquier persona se pone a invertir llamado por los buenos resultados de la Bolsa, cuando comience a bajar se puede producir, como consecuencia, una crisis en los mercados.

Una moda: no parecer ostentoso

Durante la Gran Depresión de los años 30 mucha gente tenía poder adquisitivo suficiente para comprarse un coche nuevo. Sin embargo, había un obstáculo que les impedía realizar una compra juiciosa y así beneficiar a una industria en crisis: la del automóvil. Ese obstáculo era el miedo generalizado a ser considerado ostentoso.

La resistencia psicológica al “qué dirán” es una narrativa que incidió negativamente en la crisis de los años 30, por la posibilidad de que se considerase una forma indecente de exhibir riqueza

No es ninguna conjetura decir que existía un caldo de cultivo que evitaba reavivar las ventas y, por tanto, la producción de las empresas. La industria automotriz había demostrado, con datos, que un buen número de personas tenían suficiente dinero para comprarse un coche. Es más, tenían una necesidad real de asumir dicha adquisición. Sin embargo, estos mismos rechazaron tomar esa decisión de compra por miedo a las críticas de los demás.

Esa resistencia psicológica al “qué dirán” es una narrativa que incidió negativamente en la crisis económica de los años 30, por la posibilidad de que se considerase una forma indecente de exhibir riqueza. La retroalimentación de esta narrativa y la reducción del consumo, durante la crisis, fue haciéndose más viral con el paso del tiempo. Esta moda de la pobreza narrada por Shiller ha seguido en el imaginario colectivo y se ha repetido en otras muchas crisis económicas, provocando la pérdida de millones de empleos (pág. 229).

Paradoja de la frugalidad: Si en una recesión la gente trata de ahorrar más, entonces el consumo, la producción y el empleo caerán

Situaciones como la descrita por Shiller da lugar a lo que en Teoría Económica se conoce como la paradoja del ahorro o paradoja de la frugalidad. Esta sugiere que, si en una recesión la gente trata de ahorrar más, es decir, aumentar el porcentaje de la renta destinada al ahorro, entonces el consumo, la producción y el empleo caerán y al final el ahorro total de la población será igual o quizá más bajo.

Una figura: La curva de Laffer

La curva de Laffer se basa en la hipótesis de que, cuando los impuestos son muy altos, una reducción de estos podría aumentar la recaudación fiscal. Esos menores impuestos suponen mayores incentivos para que la gente trabaje más y se creen más empresas, dinamizando la economía y el consumo. También sirven para que algunos profesionales y empresarios emerjan de la economía sumergida a la de superficie, aumentando la recaudación.

Adam Smith se pronunció en este sentido en el siglo XVIII, en su libro La riqueza de las Naciones (1776), donde analizaba el impacto negativo de altos niveles de impuestos en la inversión y el consumo. Un siglo y medio después de Adam Smith, el secretario del Tesoro de EE.UU., Andrew Mellon, “populariza la idea de que bajar los impuestos a las personas más acaudaladas termina por beneficiar al conjunto de la población (trickle-down economics).

Con el paso del tiempo la popularidad de esta narrativa se fue desvaneciendo. Hasta que en 1974 Arthur Laffer dibujó una curva en una servilleta, en una cena en un restaurante de Washington, invitado por Donald Rumsfeld y Dick Cheney, entonces jefe y subjefe de Gabinete del presidente republicano Gerald Ford. Laffer explicó a estos asesores de la Casa Blanca las ventajas de una rebaja fiscal y para ilustrar sus ideas, utilizó una servilleta, y dibujó su famosa gráfica.

Y ¿qué dice la curva? La curva de Laffer se apoya en un sencillo dibujo: una U invertida, en un diagrama que coloca el tipo impositivo en el eje de abscisas, y la recaudación en el de ordenadas. Esta ilustra que, a partir de una determinada carga fiscal, las reducciones en los tipos impositivos provocan aumentos en los ingresos del Estado.

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En 1989, The Wall Street Journal incluyó a Laffer entre las personas que más influyeron en el periódico. En 1999, la revista Time señaló que la curva de Laffer era uno de los grandes avances que impulsaron la economía del siglo XX. ¿Y qué fue de la servilleta? Está depositada en una vitrina en la Bookings Institution (Washington).

Desde la curva de Laffer subir impuestos tiende a ser interpretado como un grave error

Shiller señala que la curva de Laffer es un elemento muy recordado en la discusión económica de aquellos años, a pesar de ser solo una pequeña parte de la constelación narrativa que hoy conocemos como la “economía del lado de la oferta” (supply-side economics). Una escuela de pensamiento económico que aboga por impulsar la actividad económica a base de disminuir el intervencionismo del Estado en la economía. “De todas esas recetas, la de Laffer tuvo especial popularidad por su impacto visual y por el entusiasmo que despertó entre los gobernantes del país. Desde entonces, subir impuestos tiende a ser interpretado como un grave error” (pág. 104).

La riqueza visual de esta historia la ayudó a evolucionar de una anécdota económica a un recuerdo duradero. El detalle visual de la servilleta encierra una lección valiosa para quienes aspiran a popularizar una teoría económica: una imagen vale más que mil palabras.

Una fake News: el salario siempre pierde poder adquisitivo

Según las encuestas, entre 1973 y 1981, más de la mitad de los americanos creían que el primer problema del país era la inflación o, lo que es lo mismo, el “alto coste de la vida”. Señala Shiller que a partir de 1973, cuando comenzó la gran escalada de los precios del petróleo, esta percepción se extendió a gran parte del mundo. Al aumentar la inflación hubo una epidemia de pánico y hubo quien sostenía que la crisis del aumento de los precios era un problema comparable a la Gran Depresión, apuntando que estaba “erosionando el tejido productivo de las sociedades modernas” (Pág. 392).

A la vez que subía el precio del petróleo los sindicatos entraron en una dinámica en la que pedían incrementos salariales para no perder capacidad adquisitiva; llegando a conseguir que se introdujeran cláusulas de revisión automática en los sueldos de los sindicados. Este hecho provocó que la espiral inflacionista se siguiera retroalimentando.

Además, a diferencia de los economistas, la opinión pública suscribía la hipótesis del “desfase salarial perpetuo”. Al considerar que los aumentos salariales siempre van a la zaga de los aumentos de precios, se infiere que la inflación tendrá siempre un impacto negativo en los niveles de vida a largo plazo. Lo que no es cierto. En resumen, la popularización esta tesis aportaba una potente imagen mental con la que los trabajadores entraban en un círculo vicioso reforzado por las fuertes y agresivas demandas de los sindicatos y la reacción de los empresarios (pág. 394).

A partir de los años 80 se aplicó un monetarismo estricto, con Robert Lucas y su tesis conocida como “expectativas racionales”

Para resolver este grave problema, a partir de los años 80 se aplicó un monetarismo estricto, con Robert Lucas (2) y su tesis conocida como “expectativas racionales”. Para Lucas, como para otros muchos economistas del siglo XX, la consecución de la estabilidad de los precios era un objetivo prioritario. ¿De que dependía la inflación? Dependía, para Lucas, de las expectativas que etimológicamente se basan en una perspectiva de futuro. Sin embargo, los salarios futuros se acordaban basándose en el pasado. Resultado: el sistema fallaba.

¿Pero cómo ayudaron las expectativas racionales a elegir una política? Para reducir la inflación, los bancos centrales (o los gobiernos) tenían que anunciar un objetivo de estabilidad de los precios estricto y cumplirlo. Y así ha venido siendo: la inflación fue dominada. Con el paso del tiempo, algunos economistas mostraron su creciente apego a la nueva forma de hacer política monetaria. Como consecuencia, la benigna epidemia de la necesidad de una baja inflación se propagó a través de los ambientes académicos, así como su discusión en seminarios o conferencias importantes. “Al final, los modelos llegan a los medios de comunicación, donde personas teóricamente ajenas a la ciencia económica empiezan a sentir curiosidad genuina por un relato que se va instalando dentro de dicho campo de conocimiento” (pág. 75).

Por eso y gracias a Robert Lucas, los economistas están ahora obsesionados con la independencia de los bancos centrales y del cumplimiento de los objetivos de política monetaria, es decir, de su credibilidad y su continuidad.

Una amenaza: Las nuevas tecnologías destruyen empleo

En marzo de 2021, me invitaron a asistir a un Seminario de Investigación bajo el título La Renta Básica Universal en el futuro Modelo Social Europeo: ¿es posible?. El resumen explicativo describía la posibilidad de implementar una Renta Básica Universal para paliar los efectos destructivos en el empleo que tendría el desarrollo tecnológico, durante la próxima o ya comenzada Cuarta Revolución Industrial.

Es un ejemplo de la vuelta, una vez más, de la narrativa de que la tecnología reduce puestos de trabajo y que sigue en el imaginario colectivo. El miedo al posible vínculo entre más tecnología y menos empleo.

Es el caso de los actos de violencia acaecidos en Nottingham a comienzos del siglo XIX. Los obreros, al observar que con un solo telar un hombre producía lo mismo que muchos trabajadores, decidieron destrozar las máquinas para no perder su empleo y exponerse a morir de hambre. Este movimiento obrero fue liderado por un legendario obrero Ludd (de ahí que a sus seguidores se les denomine luditas, en inglés ludittes) y alcanzó su máxima virulencia en 1811 y 1812, años de grave penuria para la clase trabajadora británica por la escasez de alimentos y la inflación provocados por la guerra con la Francia napoleónica. La palabra ludita, ahora utilizada para definir a una persona que se resiste al progreso tecnológico, se utilizó de forma recurrente cada vez que la economía entraba en una crisis y el paro aumentaba (pág. 274).

En 1830, los disturbios de Swing fueron otro ejemplo de respuesta a la pérdida de empleo provocada por la irrupción de una nueva tecnología: la primera trilladora mecánica. De nuevo, ocurrió en el Reino Unido y el líder espiritual del movimiento era el imaginario Capitán Swing. Los alborotadores destruyeron la maquinaria y lideraron otras protestas (pág. 275).

La narrativa de que la tecnología generaba desempleo volvió a aparecer con fuerza en 1995. Jeremy Rifkin, profetizó el paro tecnológico en su libro El fin del trabajo (3). En él explica como las nuevas tecnologías de los ordenadores y de las comunicaciones destruirían más puestos de trabajo que los que crean, provocando un proceso de alcances insospechados.

Rifkin despliega en el libro un detallado cuadro de situación sobre los dramáticos efectos que el explosivo avance de las tecnologías de las comunicaciones y los ordenadores provocaría a nivel mundial en el ámbito laboral provocando la extinción de millones de puestos de trabajo.

El tiempo ha parecido quitar la razón a Rifkin. Aunque la tecnología haya destruido multitud de puestos de trabajo, tanto estos, como los salarios reales han crecido casi continuamente.  Como ya dijo John F. Kennedy en los años 60: “Si los hombres tenemos suficiente talento como para inventar nuevas máquinas que destruyen puestos de trabajo, también tenemos el talento de hacer que los hombres que han perdido su empleo vuelvan a trabajar”.

Millones de trabajadores manuales han sido reemplazados por máquinas, pero gracias al progreso económico se han creado muchos más puestos que los que se han destruido

Mientras que, en los últimos 200 años, millones de trabajadores manuales han sido reemplazados por máquinas, gracias al progreso económico se han creado muchos más puestos que los que se han destruido. En el pasado y en el presente cuando las nuevas tecnologías reemplazan a los trabajadores, siempre aparecen nuevos sectores capaces de absorber a aquellos que han perdido sus trabajos.

Un resumen: el poder de los relatos

La novedad que aporta Narrativas económicas es la utilización de modelos epidemiológicos para describir cómo se difunden las narrativas. Se refiere a este proceso como una especie de contagio, hasta el punto de que “se vuelven virales”. Como muchos patrones de enfermedades, la propagación de narrativas sigue un patrón: avanzando lentamente al principio, luego acelerando y después quedando latente o desapareciendo (4). Lo que Shiller denomina la recurrencia de las narrativas económicas (pág. 181).

Son, por tanto, historias contagiosas que tienen el enorme potencial de cambiar la forma en que las personas toman sus decisiones económicas (5).

Recientemente, una vasta literatura económica ha analizado cómo las percepciones de la gente pueden motivar ciertos acontecimientos. El poder que toman estas narrativas es más amplio y profundo de lo que la economía contemporánea por ahora está preparada para aceptar. ¿Por qué? se incrustan en el subconsciente colectivo.

Así, si queremos saber por qué ocurrió un suceso económico inusualmente grande, debemos conocer las narrativas dominantes en torno a dicho acontecimiento. Incluso aunque no estén relacionadas, el hecho de que confluyan en el tiempo puede pueden acelerar la evolución económica en una determinada dirección. Es importante reconocer que los grandes acontecimientos de la economía no se pueden explicar simplemente por una única constelación de narrativas. En su lugar, explicar esos sucesos requiere hacer una lista de narrativas económicas que, por sí misma no se puede describir como una simple historia o una narrativa contagiosa (pág. 80 y 81).

En definitiva, es importante reconocer que los grandes acontecimientos de la economía no se pueden explicar simplemente por la Teoría Económica. Es mucho más probable que para explicar esos sucesos, como dice Shiller, haya que acudir a las narrativas económicas.

Rafael Pampillón, en nuevarevista.net/

Notas:

1) Persona que lleva y trae cuentos y chismes.

2) La mayoría de los economistas han considerado durante mucho tiempo a Robert Lucas (ganador del premio Nobel de economía de 1995 y profesor de la universidad de Chicago) como el economista más influyente de su generación. Su trabajo transformó tanto la teoría macroeconómica como la forma de pensar de los economistas sobre los efectos de la política económica.

3) Jeremy Rifkin. The End of Work: The Decline of the Global Labor Force and the Dawn of the Post-Market Era. Putnam Publishing Group. 1995

4) Barry Eichengreen. Tales of the Economy. Project Syndicate. 1 de noviembre de 2019.

5) Jonathan Portes. “Tiempo para historias” Finanzas & Desarrollo, marzo de 2020, pág. 63.

Manuel P. Villatoro

En 1585, las tropas hispanas sitiadas en la isla de Bommel lograron vencer a la muerte gracias a la repentina congelación de un río. El hecho fue atribuido a la Inmaculada Concepción

Un golpe de suerte o una intervención divina. Estas eran las únicas formas de que los miembros del Tercio de Bobadilla no fueran masacrados el 8 de diciembre de 1585 mientras defendían el monte de Empel –ubicado en una pequeña isla holandesa–. Harapientos, sin provisiones y asediados por una infinidad de buques, a los soldados españoles no les quedó otra solución que rezar pidiendo un milagro, y eso es lo que obtuvieron. Aquella noche, uno de los ríos limítrofes se congeló permitiendo a los defensores cargar contra el enemigo y obtener una victoria por la que nadie hubiera dado medio escudo de oro.

Pero en esa funesta jornada el ejército español no solo triunfó en combate, sino que también convirtió a la Inmaculada Concepción en la patrona de su infantería.

Y es que, según cuenta la leyenda, un soldado del Tercio encontró enterrada una imagen de la virgen pintada en madera el día previo a la contienda. Al parecer, este hecho llenó de moral a los soldados, los cuales consideraron el hielo como un regalo divino.

Una guerra de 80 años

Para llegar a la raíz del conflicto que llevó a estos españoles hasta la isla de Bommel es necesario retroceder en el tiempo hasta 1555. En ese año, Carlos I (V de Alemania) legó a su hijo Felipe II el gobierno de España y de los estados que hoy ocupan en su mayoría los Países Bajos. De esta forma, el monarca cedía las que durante toda su vida habían sido sus tierras predilectas para, después de una larga regencia, retirarse de la vida pública.

Sin embargo, el cambio de gobierno no agradó demasiado a los habitantes de la región, que vieron en Felipe a un rey extranjero que no lucharía por sus intereses. «A diferencia de su padre, Felipe había nacido y se había criado en España, su lengua materna era portuguesa, y desde 1559 hasta su muerte no pisó los Países Bajos. (…) Los flamencos se vieron gobernados por extranjeros», afirman Andrés Más Chao y José María Sánchez de Toca en el volumen titulado «La infantería en torno al Siglo de Oro» de la obra conjunta «Historia de la infantería española».

Finalmente, las tensiones se hicieron irreconciliables cuando Europa quedó dividida entre los seguidores del catolicismo y los partidarios del protestantismo –una nueva religión muy extendida en la región flamenca–. Sin remedios para evitar un enfrentamiento latente desde hacía varios años, la contienda se materializó cuando las provincias de los Países Bajos se unieron contra Felipe II. Como contrapartida, desde España se inició la movilización de varios Tercios hacia el territorio para, mediante pica y arcabuz, terminar con las pretensiones de independencia rebelde. Acababa de iniciarse la «Guerra de los ochenta años».

La partida hacia el combate

Durante años se sucedieron centenares de combates en territorio flamenco, los cuales se cobraron miles de vidas y cubos de sangre española. No obstante, todo pareció cambiar con la llegada de algunos líderes militares como Alejandro Farnesio, quien no tuvo reparos en demostrar la capacidad militar de los tercios en decenas de contiendas.

Con todo, y a pesar de las victorias hispanas, a finales del siglo XVI todavía eran una infinidad las plazas que estaban en poder de los rebeldes y multitud las que pedían auxilio a los católicos ante la presión enemiga. «Cuando (Farnesio) recuperó Amberes en el verano de 1585, se sintió en condiciones de acudir a las «Islas de Gelanda y Holanda», cuyas poblaciones católicas oprimidas por los rebeldes protestantes le pedían auxilio», señalan en su obra los expertos.

Una vez tomada la decisión de atacar a, Alejandro puso al mando de su ejército al Conde Carlos de Mansfelt, que recibió órdenes de dirigirse hacia el norte de Brabante (ubicada en el centro de los Países Bajos) para sofocar las revueltas. A esta fuerza se unió a su vez el Tercio dirigido por el Maestre de Campo Don Francisco de Bobadilla, un militar con una extensa hoja de servicios.

«Ya todos juntos, marchó (…) el conde Carlos de Mansfelt con los tres tercios de españoles del coronel Cristóbal de Mondragon, de D. Francisco de Bobadilla y el de Agustín Iñíguez, repartidos en sesenta y una banderas y con la compañía de arcabuceros a caballo de españoles del capitán Juan García de Toledo», explica el Capitán Alonso Vázquez –contemporáneo de Bobadilla– en su obra «Los sucesos de Flandes y Francia del tiempo de Alejandro Farnese».

La toma de Bommel

El camino de la fuerza española se detuvo al vislumbrar el río Mosa (el que, con casi 1.000 Km. de extensión, corta los Países Bajos de este a oeste). «Mansfelt llegó a la orilla meridional del Mosa, donde hizo acuartelar el grueso, y mandó a Bobadilla que ocupara la isla de Bommel. Esta isla –el Bommelward– tiene unos 25 Km. de este a oeste, 9 de anchura máxima de norte a sur, y está formada por los ríos Mosa y Vaal, que se aproximan mucho al Este de la isla, y están comunicados por brazos de unión en ambos extremos (…). La comarca es baja, fértil y bien trabajada», completan Más y de Toca.

Sin dudarlo, Bobadilla cruzó el río con casi 4.000 hombres y tomó este minúsculo terreno de escasa importancia para los rebeldes. A su vez, envió varias patrullas a proteger los diques de contención construidos para evitar que el agua anegara la isla. Y es que, si el enemigo tomaba varios de ellos, podría llegar a inundar Bommel y lanzar sobre los españoles toda la potencia contenida de los ríos. Con el terreno conquistado, Mansfelt partió hacia Harpen, a 25 Km. de la isla, dejando al Maestre de Campo al Mando.

Holac se arma

Por su parte, los rebeldes no lo dudaron ni un segundo y, aunque la pérdida de la isla de Bommel no significaba ni mucho menos un golpe de efecto, decidieron armarse para dar, por fin, una lección a los Tercios hispanos. «(Los rebeldes) juntáronse en Holanda y Gelanda y armaron y guarnecieron de muy buena infantería más de doscientos navíos, entre grandes y pequeños, porque viendo las fuerzas españolas encerradas en la isla de Bommel les creció un ánimo extraordinario de anegarlos y deshacerlos y quitar de aquella vez el yugo español que tenían sobre sus hombros», añade en su ya antigua obra Vázquez.

El Tercio de Bobadilla tuvo que retirarse a Empel cuando la isla quedó inundada

Al mando de la armada rebelde se distinguía el Conde de Holac, quien, impulsado por el odio a los españoles, ordenó un ataque masivo desde sus buques. «(A la isla) se arrimaron los rebeldes con su armada y cortaron dos diques junto a la villa de Bommel; pero el que está entre los lugares de Dril y Rosan, que es donde Francisco de Bobadilla tenía alojados y repartidos los tres tercios españoles ya nombrados, no lo pudieron cortar aunque lo intentaron por muchas y diversas partes. (…) D. Francisco con su experiencia y valor había repartido las guardias de manera que, aunque los rebeldes acometieran por cualquier parte, hallaran mucha resistencia», señala el militar.

Comienza la batalla

A continuación, y sin ninguna piedad, los rebeldes abrieron los diques que habían conseguido tomar por la fuerza. Así, en apenas unos minutos, el agua se lanzó sobre los tercios españoles con más fuerza que una carga de caballería pesada. Bobadilla, casi sin tiempo de reaccionar, ordenó a sus hombres abandonar el campamento y dirigirse con la mayor celeridad posible hacia una de las posiciones más elevadas de la isla: el monte de Empel.

La batalla acababa de comenzar, al igual que el sufrimiento de los soldados de los Tercios quienes, totalmente rodeados de buques enemigos y agua, se aprestaron para la defensa decididos a no regalar su vida sin combatir hasta la muerte. Con todo, los españoles fueron aquella noche cañoneados con fuego de artillería y mosquetería rebelde hasta la saciedad, algo que aguantaron estoicamente durante horas.

Sin embargo, con la llegada de la noche, los decididos miembros de los Tercios devolvieron el fuego y pusieron en fuga a sus enemigos. Se acababa de ganar una pequeña batalla que podría haber decidido la guerra si los españoles hubieran sido derrotados. Por su parte, Holac, asombrado ante la tenacidad de los defensores, decidió retirar sus barcos del alcance de las armas católicas.

Aunque habían conseguido acabar momentáneamente con sus enemigos, los infantes españoles sabían que, aislados como estaban en un pequeño monte, tenían muy pocas posibilidades de salir con vida. Por ello, y con el conocimiento de que el paso de los minutos disminuía las posibilidades de escapar con vida de aquella encerrona, Francisco de Bobadilla ordenó a un soldado atravesar el bloqueo en una pequeña barca con varias cartas de auxilio. Entre ellas, se podía distinguir una que tenía como destinario a Mansfelt, el que más cerca se hallaba del lugar de los hechos.

Mansfelt, un rescate fallido

Al día siguiente, y a sabiendas de que el fuego podía acabar fácilmente con ellos, los españoles trataron de fortificar el monte para, al menos, resistir hasta la llegada de refuerzos. El socorro llegó el día 6 cuando Mansfelt envió una carta a Bobadilla proponiéndole un descabellado plan; el Conde planeaba asaltar a la flota rebelde con unas escasas 50 embarcaciones en un intento de romper el sitio. Sólo había una remota posibilidad de conseguirlo, pero era la única opción de salvar a los cercados. Por ello, Bobadilla armó a su vez 9 pleytas –o barcazas– para reforzar el desesperado ataque.

Los soldados pensaron incluso en suicidarse para evitar morir ante los rebeldes

«El jueves 5 de Diciembre por la mañana, llamó el Maestre de campo D. Francisco de Bobadilla a los Sargentos mayores de los tres tercios españoles, y les dio orden de que en las nueve pleytas (tres para cada tercio) embarcasen en cada una diez picas, diez mosqueteros, quince arcabuceros y dos Capitanes escogidos en cada una», destaca Vázquez.

En las barcazas, Bobadilla situó a unos 300 militares dispuestos para el combate. «Los Capitanes y soldados que los sargentos mayores ya habían señalado para este efecto se confesaron y comulgaron, como siempre que han de pelear lo acostumbra la nación española, y conformados todos de morir o salir con tan honrada empresa, estuvieron esperando la orden y hora en que habían de hacer el efecto», añade el militar español.

No obstante, el asalto nunca se produjo, pues las tropas enemigas, aprovechando su inmensa superioridad numérica y armamentística, arrebataron espada en mano varias posiciones a los defensores. Así, si antes la misión era casi imposible, ahora se convertía en un suicidio. Hambrientos, vestidos con ropas raídas, empapados y superados en todos los frentes, los españoles ya no tenían ningún cartucho al que recurrir. Ahora solo les quedaba morir cómo héroes y dejar una huella imborrable en la Historia llevándose consigo a todos los rebeldes que pudieran.

El encuentro con la Virgen

En la mañana del día 7 todo parecía sentenciado para los soldados españoles. Sin embargo, aquella mañana uno de los miembros del Tercio encontró algo muy especial que, según la tradición, cambió radicalmente el devenir de los acontecimientos.

«Estando un devoto soldado español haciendo un hoyo en el dique para resguardarse debajo de la tierra del mucho aire que hacía y de la artillería que los navíos enemigos disparaban, a las primeras azadonadas que comenzó a dar para cavar la tierra saltó una imagen de la limpísima y pura Concepción de Nuestra Señora, pintada en una tabla, tan vivos y limpios los colores y matices como si se hubiera acabado de hacer. Acudieron otros soldados con grandísima alegría y la llevaron y pusieron en una pared de la iglesia», añade Vázquez en su obra.

El hallazgo fue tomado como una señal divina por los soldados que, después de rezar devotamente a la Inmaculada Concepción, recuperaron las esperanzas de escapar con vida de aquella trampa mortal. «El Padre Fray García de Santiesteban hizo luego que todos los soldados le dijesen un Salve, y lo continuaban muy de ordinario. (…) Este tesoro tan rico que descubrieron debajo de la tierra fue un divino nuncio del bien (que por intercesión de la Virgen María) esperaban en su bendito día (…). Quedaron tan consolados lo sitiados españoles después de haber dicho la Salve (…) que no sentían tanto el hambre» completa el autor de «Los sucesos de Flandes y Francia del tiempo de Alejandro Farnese».

Una decisión hacia la muerte

Animados como estaban ahora los miembros del Tercio, Bobadilla tomó la iniciativa y reunió a sus capitanes para decidir cómo actuar. Concretamente, el Maestre de Campo pretendía quemar las banderas, desarmar los cañones y, finalmente, lanzarse en un último y valeroso ataque sobre la armada rebelde hasta derramar la última gota de sangre por España.

No obstante, también hubo partidarios de suicidarse. «A todos les pareció bien la honrada determinación de D. Francisco, aunque algunos Capitanes y soldados (…) dijeron que, en caso que no tuviese efecto lo que se había acordado, se repartiesen en el dique (…) y se diesen la batalla matándose unos a otros, porque los rebeldes y enemigos de Dios no triunfasen sobre ellos. (Pero) D. Francisco mandó que no se diesen oídos a aquellas temeridades», determina el cronista.

Ese mismo día, Holac envió a varios emisarios para ofrecer una rendición honrosa a los españoles. Tuvo una tajante negativa como respuesta. Y es que, los soldados de Bobadilla lo tenían claro: preferían morir cruelmente en combate rodeados de cientos de enemigos a capitular. Todo quedó visto para sentencia, a la mañana siguiente los miembros del Tercio se lanzarían contra los navíos para librar su última batalla.

El milagro de Empel

Pero, al amanecer del 8 de diciembre, fiesta de la Purísima Concepción, se produjo un acontecimiento que los españoles no dudaron en bautizar como «el milagro de Empel»: durante la noche, un gélido viento se alzó sobre el río y congeló sus aguas, algo que no había sucedido en Bommel desde hacía muchos años. El día 8 el agua se congeló de forma inexplicable.

Aquella jornada el frío se convirtió en un factor militar determinante, pues la inmensa flota rebelde tuvo que abandonar el asedio y retirar sus buques para evitar que se quedaran encallados en el hielo. Perplejos por la situación, a los soldados de Holac no les quedó más que maldecir durante su repliegue. «Cuando los rebeldes iban pasando con sus navíos río abajo les decían a los españoles, en lengua castellana, que no era posible sino que Dios fuera español, pues había usado con ellos un gran milagro», completa el militar en su obra.

El asalto final

El día 9, Bobadilla llamó a voz en grito a sus soldados para que tomaran sus picas, mosquetes y arcabuces, pues era hora de aprovechar su ventaja. Decididos, los miembros del Tercio montaron en sus barcazas –más manejables que los grandes barcos rebeldes– y, tras atravesar con ellas el hielo, asaltaron el fortín que el enemigo había fabricado a orillas del Mosa.

Finalmente, los españoles obtuvieron una victoria inimaginable gracias a los elementos

No obstante, el combate ni siquiera se inició, ya que los rebeldes corrieron para salvar su vida al ver las pleytas hispanas. Con la posición tomada ambos bandos sabían que la contienda había tocado a su fin pues, aunque se produjera un deshielo, los buques de Mansfelt pronto llegarían a socorrer al Tercio de Bobadilla. La batalla había acabado y, para asombro de todos, la victoria pertenecía a los Tercios españoles.

Después de este curioso suceso la Inmaculada Concepción fue tomada como la patrona de los Tercios y, años más tarde, de la Infantería española. Y es que, ya fuera por intervención divina o no, lo cierto es que gracias a la moral que les dio su imagen los soldados vivieron para combatir otro día y gritar, un vez más «¡Santiago y cierra España!».

Sánchez de Toca y Catalá: «Los holandeses de entonces dijeron que "Dios era español"»

-¿Qué hay de verdad y qué de leyenda en el milagro de Empel?

-El hecho es incontrovertible. Los tercios estaban dispuestos al suicidio colectivo -así lo propuso un capitán-, asediados en un dique por la escuadra holandesa, cuando la súbita e imprevista helada congeló las aguas. Los holandeses tuvieron que marcharse a aguas libres bajo el fuego de los tercios. Los holandeses de entonces dijeron que «Dios era español», y después que fue un insólito concurso de circunstancias fortuitas. Para españoles e italianos -que los había y muchos- no cabía duda que era un milagro, asociado a la vigilia de la Inmaculada y al hallazgo de un cuadro de la Purísima esa misma noche.

-¿Cómo definiría la actuación de Bobadilla?

-Bobadilla actuó con serenidad y esperanza, infundió en sus hombres fe en que vendría ayuda del Cielo. La Sagrada Escritura dice que el miedo no es otra cosa que la falta de confianza en el auxilio divino, y Bobadilla le supo transmitir esta convicción a sus hombres, que estaban al borde de soluciones extremas. Un gran jefe y un gran creyente -con razón-, como se vio.

-¿Por qué las tropas españolas se empeñaron en conquistar Bommel, un territorio de tan poco valor?

-No fueron los españoles los que se empeñaron en Bommel, fueron órdenes de Mansfelt, quien ya entonces pareció sospechoso porque podría haber aniquilado lo mejor del ejército de Felipe en los Países Bajos.

Manuel P. Villatoro, en abc.es/

Jorge Vidal Arenas

I.             Existencia y naturaleza del tiempo

En el libro IV (217b 29) de la Física, Aristóteles comienza el examen del tiempo planteándose de antemano, tal como le es costumbre, los asuntos a los cuales se referirá y los problemas a los que se debe atender; en primer lugar el físico debe plantearse 1) si el tiempo es o no es (problema de la existencia) y en el caso que sea, 2) cuál es su naturaleza (problema de la esencia del tiempo).

En cuanto al primer punto, afirma el estagirita, si consideramos que el tiempo está compuesto de dos partes (y no tres, pues el presente no es una parte) resultaría evidente que el tiempo no existe de modo absoluto, sino solo de manera relativa y oscura. Pues la primera parte (el futuro) será en algún momento pero aún no es, y la segunda (el pasado) en algún momento fue, es decir, dejó de ser. En vistas de esta situación resultaría dudoso hablar de la existencia del tiempo, puesto que aquello que se compone de partes inexistentes difícilmente podría considerarse como algo que participa del ser.

Aristóteles afirma que para hablar de la existencia de algo divisible en partes deben cumplirse al menos dos condiciones: la primera es que todas o al menos algunas de sus partes deben existir, y la segunda es que estas partes existentes deben ser medida del todo, es decir, deben tener alguna extensión en el continuo al que pertenecen. Si la primera condición, por los motivos ya aducidos, no es cumplida en absoluto por el tiempo, debemos decir que la segunda, si bien no será negada cabalmente, presenta al menos serias dificultades; pues lo único perteneciente al tiempo de lo cual podemos predicar el ser, es precisamente aquello que no podemos considerar como una extensión y por lo tanto como una parte, a saber, el presente -o en palabras de Aristóteles, el ‘ahora’-.

En este punto resulta necesario definir exactamente a qué se refiere Aristóteles con ‘ahora’ https://www.scielo.cl/fbpe/img/byzantion/n34/art14-1.jpg y explicar por qué no debe ser considerado como una parte del tiempo. Esto se lleva a cabo a través de la exposición y resolución del dilema de la identidad y alteridad del ‘ahora’ (cf. Comentario a Fis. IV (218a 8) de Vigo, Alejandro. En Aristóteles, 1995, p.236).

-    ¿El <ahora> es siempre uno y el mismo? Si consideramos que cada parte o sección del tiempo que tomemos en cuenta es diferente una de otra, estamos diciendo que es imposible que sucedan simultáneamente (a no ser que una breve esté contenida en una más larga). Si extendemos este principio al <ahora> nos daremos cuenta que cada ‘ahora’ es distinto de otro y no pueden ser siempre uno y el mismo, pues no pueden coexistir ya que no representan extensiones de tiempo, las extensiones de tiempo son partes divisibles comprendidas por límites, y el ‘ahora’ al no estar comprendido, sino que al ser él mismo el límite, resulta ser inextenso e indivisible.

-    Si el ‘ahora’ no puede ser siempre uno y el mismo, entonces ¿es siempre distinto uno de otro? Puesto que los ‘ahoras’ no coexisten, si atendemos al hecho de que los ‘ahora’ del pasado no son existentes habiendo existido efectivamente en algún momento, debemos reconocer que aquellos ‘ahoras’ se destruyeron en algún momento; sin embargo, es imposible que aquel ‘ahora’ se destruya en otro, puesto que aquello supondría un ‘ahora’ inmediatamente siguiente al que fue destruido y esto no es posible[2] -tal como un punto no le sigue a otro punto en la línea-. Pero tampoco es concebible que el ‘ahora’ se destruya dentro de sí mismo (es decir, en el mismo instante en el que es) puesto que es contradictorio que algo sea y no sea al mismo tiempo. Entonces, ¿cómo podemos habar de ‘ahoras’ distintos unos de otros si no podemos decir que existen aquellos que no están en tiempo presente?

La solución a este importante dilema es entregada por Aristóteles durante el desarrollo posterior de su tratado, sin embargo, para no perder el hilo conductor de esta exposición la examinaremos a continuación.

De igual manera que el movimiento siempre es distinto en el sentido de que cada parte o etapa del movimiento es distinta una de otra, el tiempo también es distinto porque cada lapso específico no se identifica con otro. Ahora, si consideramos el tiempo en su totalidad, podemos decir que es siempre igual, en la medida que los distintos movimientos simultáneos tienen lugar en un único mundo, pues son afectados por un único y mismo tiempo. Tomando en consideración lo anterior, podemos decir que el ‘ahora’ en cierto sentido es siempre uno y el mismo y en otro es siempre distinto; en cuanto es considerado como ‘ser ahora’, es decir, lo que sucede en cada instante transcurrido en el tiempo, es siempre diferente (cada ‘ahora’ posee un ser distinto de otro); Sin embargo, cuando es considerado "como aquello siendo lo cual en cada caso es el ahora" [3] (Aristóteles, 1995b, p.89), es decir, como sustrato de los distintos ‘ser ahora’, es siempre el mismo.

Para asegurar la comprensión del doble sentido en el que debe ser entendido el ‘ahora’, Aristóteles decide reforzar la idea estableciendo una analogía entre el ‘ahora’ y el ‘móvil’ (219b 15 - 220a), dicha analogía es, en resumidas cuentas, expuesta de la manera siguiente: el ‘ahora’ es al tiempo, lo que el ‘móvil’ es al movimiento. Esto, claro está, en el sentido en que el ‘móvil’ permanece siendo el mismo como sustrato del movimiento, pero se constituye siempre como algo distinto en cada fase del movimiento. La manera más clara en la que podemos visualizar esto es atendiendo en especial al movimiento locativo o de traslación, pues el ‘móvil’, por ejemplo una flecha, sigue siendo siempre una y la misma mientras va en el aire, pero es distinta en cada instante que consideremos, en el sentido que ocupa una porción distinta de espacio en cada momento [4].

Definición del Tiempo

No podemos entregar una respuesta cabal y definitiva al problema de la existencia del tiempo, sin embargo, la existencia del ‘ahora’ y sus modos de ser, nos proporcionan importantes elementos para dar paso a la cuestión de la naturaleza del tiempo. Como es de costumbre en nuestro filósofo, el primer paso al respecto lo constituye un examen acerca de las opiniones que han dejado sus predecesores en torno al tema, con esta exposición, pese a lo breve y simplificada que resulta ser, Aristóteles logra introducir los primeros elementos para una definición propia del tiempo.

Las dos consideraciones anteriores acerca del tiempo que tiene en cuenta son las siguientes: 1) El tiempo es el movimiento del todo (o de la esfera celeste) y 2) el tiempo es la esfera misma.

- En primer lugar Aristóteles rechaza la identificación del tiempo con el movimiento de la esfera (circunvolución), puesto que si tomamos solo una parte del movimiento de la esfera y no la circunvolución completa, aun podemos hablar de tiempo; además, el caso hipotético de la existencia de otros mundos supondría la existencia de tiempos distintos, puesto que cada mundo (esfera celeste) tendría su propio movimiento de circunvolución. Pero la existencia de distintos tiempos simultáneos es imposible (en contraposición a la existencia de movimientos simultáneos), pues todos los mundos simultáneos posibles, estarían circunscritos siempre a uno y el mismo tiempo, aun cuando la velocidad de ellos difiera, pues la velocidad no es más que la cantidad de movimiento en un determinado tiempo.

- Finalmente en cuanto a la consideración del tiempo como la esfera misma, la cual Aristóteles desestima como ingenua, se debe al hecho de pensar que, puesto que todas las cosas suceden o están en el tiempo, éstas suceden o están también en la esfera del todo (se trata de un equívoco en cuanto a la expresión "estar en").

Queda manifiesto que entre tiempo y movimiento existe algún tipo de relación, pero está claro que esta relación no es de identificación pues mientras el movimiento solo se da en aquello que cambia, el tiempo se da en todas las cosas, y mientras el movimiento puede variar su velocidad, el tiempo no puede hacerlo, puesto que la velocidad de las cosas que cambian se miden en función del tiempo en que transcurren, pero el tiempo no puede medirse en función de sí mismo. "Es evidente, por tanto, que el tiempo no es movimiento" (Aristóteles, 1995b, p.86).

El tiempo no es movimiento, pero debemos reconocer que no podemos hablar de tiempo sin cambio. Pues cuando en nuestra alma no cambia nada o no advertimos que cambie algo, tampoco advertimos el pasar del tiempo. Dicho de otro modo, el tiempo solo existe para nosotros, en tanto que el alma capte cambio o movimiento. Cada vez que percibimos movimiento percibimos tiempo, es por ello que debemos indagar qué es el tiempo en relación al movimiento.

En primer lugar sabemos que cuando acontece un movimiento, éste se da desde algo hacia algo, es decir se da en un ‘continuo. Y para Aristóteles el ‘continuo’ por antonomasia es el espacio o ‘magnitud’ (péyshoc;). El movimiento es ‘continuo’ en función de la continuidad de la magnitud, y el tiempo es ‘continuo’ en función de la continuidad del movimiento. De esta manera lo anterior y lo posterior que se da primeramente en la magnitud, da origen a la ‘antero-posterioridad’ del movimiento y éste a su vez da lugar a lo anterior y lo posterior en el tiempo. De esta manera podemos decir que tenemos conocimiento del tiempo cuando podemos determinar un movimiento según lo anterior y lo posterior en él, es decir cuando el alma logra distinguir dos límites o ‘ahoras’ reconociendo que son distintos entre sí y de lo contenido entre ellos. "Pues esto es el tiempo: número del movimiento según lo anterior y lo posterior" [5] (Aristóteles, 1995, p.88). A continuación Aristóteles afirma que existen dos sentidos en los cuales pueden ser entendidos el concepto de ‘número’: 1) como lo ‘numerado o numerable, o 2) como ‘aquello a través de lo cual se numera’. De los cuales es el primer sentido es el que se adecúa a su definición del tiempo.

De esta manera, cuando se dice que el tiempo es el ‘número’ del movimiento según lo anterior y lo posterior, lo que se está numerando no es el movimiento en sí o los ‘ahoras-limites’ (o una supuesta sucesión de ‘ahoras’ comprendidos entre los límites) sino que se numera la magnitud o amplitud del movimiento comprendido entre los ‘ahoras’ (anterior y posterior). Por lo tanto no podemos identificar tiempo y movimiento de manera absoluta, sino solo en tanto que el movimiento comporta número, es decir, en tanto que es numerado. Un indicio de esto, según Aristóteles, sería el siguiente:

Si lo mayor y lo menor (Mym) se mide por medio del número (N), y si un movimiento mayor o menor (Mym) se mide por el tiempo (T) [6], entonces el tiempo (T) es una especie de número (N). Silogísticamente:

Todo lo Mym es (medido por) N

Algún Mym es (medido por) T

El Tiempo es Número

Para finalizar, debemos decir que la analogía anteriormente apuntada entre el ‘ahora’ y el ‘móvil’ no se agota en el simple hecho de que ambos comparten la característica de ser en un sentido la misma cosa y en otro siempre algo diferente [7], sino que también comparten la característica de ser una especie de clave de acceso al conocimiento del ‘continuo’ al que pertenecen; Por una parte podemos decir que tenemos conocimiento del movimiento solo por medio del ‘móvil’, y por otra, -si atendemos a la definición de tiempo ya formulada, es decir, "número del movimiento según lo anterior y lo posterior" e identificamos que lo ‘anterior’ y lo ‘posterior’ se refiere a dos cortes o ‘ahoras’ en el tiempo- entonces podemos decir que también tenemos conocimiento del tiempo a través del ‘ahora' [8].

Tal como ya habíamos adelantado, las posteriores partes de éste trabajo se encargarán de abordar las implicancias derivadas de las relaciones tiempo/alma y tiempo/mundo. Para esto, resulta interesante tomar los conceptos (aunque no los análisis) elaborados por Paul Ricoeur en Tiempo y Narración en torno a los dos modos en los que se presenta nuestro problema (Cf. Ricoeur, 2003). Por una parte, podemos reconocer una aproximación al análisis del tiempo desde una perspectiva que podríamos llamar psicológica, en la cual la pregunta principal a responder sería aquella que indaga acerca de la relación existente entre tiempo y alma. Y por otra parte, nos enfrentamos a una perspectiva que podríamos llamar cosmológica, la cual tendría por objetivo responder a la pregunta por el tiempo y su relación con el mundo. Con esto, pretendemos demostrar que si bien, la medición del movimiento por parte del alma se constituye como la instancia en la cual la existencia del tiempo cobra algún sentido, esta relación no es en modo alguno la condición de posibilidad de manera absoluta de la existencia del tiempo. Pues, a pesar de que los argumentos ofrecidos por el estagirita se encargan de borrar desde un principio toda distinción nítida entre lo que es la existencia del tiempo y lo que es su percepción (Cf. Vigo, 2002 p.145)’ y que incluso la misma definición de tiempo que nuestro filósofo entrega de manera definitiva implica la existencia del alma, sostendremos que una lectura atenta del tratado en cuestión nos permitirá esbozar una eventual concepción del tiempo independiente de su relación con el alma (cosmología del tiempo), pues aún sin alma podemos hablar de un ‘sustrato del tiempo’ (5 note ov eotiv o ypóvoO, gracias al cual nos es posible estudiar la relación tiempo/mundo. En lo que sigue, veremos cuál es la importancia y la función que cumple el ‘Motor inmóvil’ en relación a los presupuestos cosmológicos que fundan la noción de temporalidad en Aristóteles, pero primero nos encargaremos de cerrar el tema de la relación tiempo/alma, abierto por la misma definición aristotélica del tiempo.

II.          Psicología del tiempo

Con el objetivo de esclarecer la función que cumple el alma -según Aristóteles- en relación con el tiempo, nos resulta útil recordar lo mencionado anteriormente respecto de las relaciones entre tiempo y movimiento. Si bien es cierto que Aristóteles no identifica tiempo y movimiento sin más, podemos advertir que existe una relación directa entre estos dos ‘continuos’ (Cf. Fis. IV 218b18-219a24), pues, como afirma el estagirita, conocemos el tiempo a través del movimiento y el movimiento a través del tiempo (Cf. Fis. IV, 220a15-19); esta relación podemos identificarla de manera clara apelando a su propia definición de tiempo. "Pues esto es el tiempo: número del movimiento según lo anterior y lo posterior" [9] (Aristóteles, 1995b. p. 88).

Tras establecer que ‘número’ puede ser entendido en dos sentidos distintos, a saber, como número numerado (lo que se numera) y como número numerante (a través de lo cual se numera), Aristóteles afirma que en su definición opera claramente el sentido de número numerado, es decir lo que se ‘mide’.

Ahora, esta medición debe ser llevada a cabo obviamente por un agente numerador; y es aquí donde interviene el alma dentro de la concepción aristotélica del tiempo. Es el alma, o su intelecto, quien al discernir dos ‘ahoras’ distintos en el tiempo, es decir lo anterior y lo posterior en el movimiento, y establecer que estos cortes son también distintos de lo contenido entre ellos, da lugar al tiempo entendido como número del movimiento.

La pregunta que surge inmediatamente es esta: ¿Es posible que tras haber definido el tiempo como número del movimiento, podamos concebirlo como algo que sea capaz de existencia independiente del alma?; La cuestión es planteada por Aristóteles de la siguiente manera:

¿Existiría o no el tiempo si no existiese el alma? Porque si no pudiese haber alguien que numere tampoco podría haber algo que fuese numerado, y en consecuencia no podría existir ningún número, pues un número es o lo numerado o lo numerable. [10] (Aristóteles, 1995a, p.287).

La respuesta de Aristóteles a esta aparente complicación resulta ser bastante escueta, y se basa sustancialmente en la apelación a su definición entregada. Puesto que el tiempo es número del movimiento, resulta necesaria la existencia de un agente capaz de numerar este movimiento para que el tiempo pueda existir de manera efectiva. Por lo tanto "resulta imposible la existencia del tiempo sin la existencia del alma, (a menos que sea aquello por lo cual existe el tiempo), como sería el caso si existiera el movimiento sin que exista el alma" [11] (Aristóteles, 1995a); En efecto, si hacemos abstracción del tiempo como numeración del movimiento, y atendemos a aquello por lo cual el tiempo es número, queda algo que no es tiempo propiamente tal, sino únicamente su substrato (Cf- ^ 2006, p 53), es decir, el movimiento que potencialmente puede comportar número.

Como ha señalado oportunamente Alejandro Vigo (CÍ Ibíd-p52), el pasaje que va desde 223a21 hasta 223a29, ha presentado desde antiguo varias complicaciones para su interpretación, esto se debe en gran parte a la lectura que se le ha aplicado al pasaje desde la óptica de la modernidad, involucrando las categorías que aluden al problema de la esencia del conocimiento, a saber, realismo e idealismo. Vigo afirma que el problema esencial pasa justamente por el hecho de que el tratamiento aristotélico en torno a la cuestión del alma en relación al movimiento -y en definitiva, la cuestión del alma en relación al mundo en general- no se deja encasillar bajo ninguna de estas categorías.

En efecto, una interpretación idealista se disiparía de inmediato al considerar que lo que Aristóteles afirma no es que el tiempo se dé dentro del alma o que sea ésta quien lo constituya, sino que solo se sostiene que el tiempo, al ser número del movimiento, se encuentra en estrecha relación con aquello que lleva a cabo la numeración.

Por otra parte, una interpretación realista la cual supondría la existencia real de los objetos de conocimiento independientemente del sujeto cognoscente, podría tomar como base lo dicho por Aristóteles en Met. IV 5, 1010b30-1011a2:

Y, en suma, si sólo existe lo sensible, no existiría nada si no existieran los seres animados, pues no habría sensación. Que, en efecto, no existirían lo sensible ni las sensaciones sin duda es verdad (pues esto es una afección del que siente); pero que no existieran los sujetos que producen la sensación, incluso sin sensación, es imposible. La sensación, en efecto, no es, ciertamente, sensación de sí misma, sino que hay también, además de la sensación, otra cosa, que necesariamente es anterior a la sensación... [12] (Aristóteles, 1990, p.194).

Pues, al atender a aquella otra cosa que es anterior a la sensación (rá nnoKsíqsva), podemos decir que el objeto de conocimiento posee una existencia independiente de las determinaciones que el alma pueda captar en ella. Sin embargo, resulta necesario hacer la distinción clara entre lo que sería un objeto primario de percepción (p.ej. El color, el sabor, y en definitiva cualquier tipo de determinación perteneciente a la materia en tanto que sensible) y lo que sería el substrato de dichas determinaciones; pues, mientras el primero no posee existencia actual independiente del acto mismo de la percepción, el segundo puede existir con independencia de la actividad perceptiva del alma puesto que solo es aquello por lo cual tiene lugar lo sensible (Cf. Vigo, 2006, p. 55).

Dicho lo anterior, debemos reconocer que el tiempo no es un objeto sustancial, es decir, no es un substrato independiente del alma, sino que es una determinación de aquellos objetos sustanciales que comportan movimiento. Es decir, su existencia, en tanto que afección del movimiento, resulta estar íntimamente ligada con la percepción de éste llevada a cabo por el alma. Precisamente éste es el sentido de las siguientes palabras. "Los (momentos de) antes y después se dan en el cambio, pero el tiempo se da en tanto que estos (momentos) se pueden contar" [13] (Aristóteles, 2001, p. 109).

En consecuencia, podemos afirmar con Aristóteles que el tiempo no consiste en una mera inspección del alma ni tampoco en una mera determinación del movimiento, sino que más bien resulta ser la instancia en donde confluyen en una y la misma actualización, la potencia que el alma tiene para numerar con la potencia que el movimiento tiene para ser numerado.

Lo que Aristóteles afirma no consiste en una negación absoluta de la existencia del tiempo con independencia del alma, pues el tiempo es numero ‘numerado’ del movimiento, y lo numerado también puede ser entendido como ‘numerable’ (Fis. 219b7-8) (es decir la potencia de ser numerado), con esta precisión podemos decir que para hablar de tiempo no es necesario que dicha numeración se dé en acto, puesto que podemos suponerla actual. (Cf. Vigo, 2002, pp.143144) Es así, gracias a esta última consideración, que nos es posible hablar de una cosmología del tiempo.

III.        Cosmología del tiempo

Tanto para Aristóteles como para la mentalidad griega en general, el mundo es ingénito e incorruptible, no hay lugar para una creación desde la nada ni para el paso del ser al no-ser absoluto del mundo. Sin embargo es en la particularidad de los argumentos donde las diferencias se hacen patentes en este terreno, pues mientras que para Platón el mundo resulta ser -según el mito del Timeo- formado y configurado por un Demiurgo que obra sobre una materia prima preexistente en un ‘tiempo caótico’ e indefinido [14], Aristóteles afirma que el mundo, refiriéndose a todos sus componentes y afecciones, tales como el espacio, el movimiento y el tiempo, son coeternos a una realidad eterna y primera, que es tal porque es causa primera del movimiento.

Dicho esto, resulta necesario analizar los presupuestos que conducen finalmente a la necesidad de afirmar la existencia de un Motor inmóvil, que si bien, no se involucra de manera directa con el mundo, podríamos decir que gracias a él éste último subsiste.

Para Aristóteles resulta absurdo que el mundo sea generado, es algo que la lógica no puede permitir. La demostración más clara de esta doctrina se da en Física VIII, en la cual, si bien Aristóteles se refiere de manera específica a la eternidad del movimiento, es posible extender dicha argumentación a la eternidad tanto del tiempo como del mundo material (o de la magnitud espacial) [15]. Esto lo podemos hacer en virtud de la característica que comparten -tanto espacio, movimiento y magnitud- de ser continuos: Lo continuo es aquello que posee un antes y un después, "ahora bien, el antes y el después son ante todo atributos de un lugar, en virtud de su posición relativa. Y puesto que en la magnitud hay un antes y un después, también en el movimiento tiene que haber un antes y un después, por analogía con la magnitud. Pero también en el tiempo hay un antes y un después pues el tiempo sigue siempre al movimiento" [16] (Aristóteles, 1995a p270). En efecto, mientras el tiempo es algo del movimiento (es más, no podemos pensar el uno sin el otro (Cf. 218b20-219a1)), el movimiento solo se puede dar a través de la magnitud espacial, puesto que el movimiento es movimiento de algo y no de sí mismo. Es decir, se da con necesidad de un sujeto que soporte el cambio y sirva de sustrato. Por lo tanto, cuando afirmamos la eternidad del movimiento, también lo hacemos respecto del tiempo y el mundo.

Aristóteles inicia el razonamiento de esta manera:

¿Alguna vez fue engendrado el movimiento, no habiendo existido antes, y ha de ser destruido alguna vez, de manera que ya nada estará en movimiento? ¿O no fue engendrado ni será destruido, sino que siempre existió y siempre existirá, y esto inmortal e incesante pertenece a la cosas (...)? [17] (Aristóteles, 1995a, p.423)

Podríamos resumir las opciones entregadas de la siguiente manera: 1) ¿el movimiento (y por lo tanto el mundo) ha sido generado para luego llegar a un término? o 2) ¿éste es eterno, sin generación ni destrucción?

Para responder a la interesante pregunta -que por lo demás, resulta de gran interés para el debate entre paganismo y cristianismo-, Aristóteles se basa sustancialmente en argumentos de tipo lógico-causal.

Eternidad del mundo, del movimiento, y del tiempo

Tal como observa acertadamente Aristóteles, independientemente de la postura tomada en torno a la cuestión de la finitud o eternidad del mundo, todos, o al menos la gran mayoría de los que han hechos cosmogonías, han aceptado explícita o tácitamente la existencia del movimiento, pues todos han hablado de generación o corrupción, y estos precisamente consisten en formas de cambio. Qué es el movimiento, es algo que ya fue discutido en el tercer libro de la Física (201a9-15), a saber, "la actualidad de la potencia en tanto que es potencia". Cuando se dice que el movimiento comenzó en algún momento sin antes haber existido, tenemos dos opciones: 1) Que el mundo haya sido generado junto al movimiento o para luego comenzar a moverse, o 2) que el mundo sea eterno y existente desde antes que el movimiento tenga inicio.

1. Si aceptamos que el mundo fue generado para luego iniciar el movimiento, debemos atender al hecho de que esta generación ya constituye un tipo de cambio, pues si algo no existe, y tiene la potencia de existir, al momento de venir a la existencia o de generarse significa que ha actualizado una potencia, y por lo tanto -en función de la definición- es movimiento [18], y sería anterior al supuesto inicio del movimiento. Además, el solo hecho de decir que el mundo se genera ‘junto al movimiento’, debe ser rechazado, pues al hablar de generación, se está suponiendo un tiempo preexistente en el cual no existía el mundo ni el movimiento, y puesto que el tiempo solo es concebible cuando hay movimiento (o viceversa) [19], esta expresión se constituiría bajo un supuesto falso.

2. Ahora bien, suponer que el mundo -siendo eterno- tenga un comienzo del movimiento, es algo absurdo. Pues, si en estas condiciones el movimiento comenzó en algún momento, también debemos suponer que existió un primer móvil y un primer motor, pero aquello que es motor, para poder mover requiere en sí tener movimiento, y este movimiento solo le pudo ser comunicado por otro motor, y así sucesivamente en una serie infinita.

El Motor Inmóvil

A pesar de negar la generación del movimiento, debemos reconocer que el movimiento, por eterno que sea, debe tener alguna causa primera que no nos lleve al infinito. Pues según el célebre principio de causalidad: "todo lo que está en movimiento tiene que ser movido por algo" [20] (Aristóteles, 1995a, p.391). Ya sabemos, según nuestra definición de movimiento, que todo lo que se mueve y por lo tanto que es capaz de producir cambio debe estar en acto, por ejemplo, un cuerpo frío se calienta por la acción de un cuerpo que ya está caliente; Dicho esto, surge una aporía: pareciera que todo lo que está en acto tuvo una potencia (aquello que calentó lo frío no era caliente por sí mismo o caliente eternamente, sino que adquirió el calor por otro cuerpo), pero la potencia no tiene por qué tener un acto, pues lo potencial puede no ser. Y en este sentido, la potencia sería anterior al acto.

Pero si esto fuera así, no existiría ninguna de las cosas que son, ya que es posible que algo pueda ser, pero no sea. Y si fuera como dicen los teólogos que hacen surgir todo de la noche, o como dicen los filósofos de la naturaleza que «todas las cosas estaban juntas», surgiría la misma imposibilidad. Y es que ¿cómo se habría producido el movimiento de no haber causa alguna en acto? [21(Aristóteles, 1994, p483)

Si el movimiento, ciertamente, es eterno, necesita de un motor que sea siempre acto (acto puro), puesto que si tuviera potencia alguna, no habría movimiento eterno, pues lo potencial podría no ser (Cf. Met. XII 1071b16-18). Por lo tanto, si nuestra causa primera debe ser un acto eterno (que sustente el movimiento eterno del mundo) y libre de toda potencia, éste debe ser también inmaterial, puesto que solo la materia comporta potencialidad (ya que el movimiento y el cambio solo se dan en ella). Finalmente, nuestra causa primera al exigir ser acto puro, no puede contemplar ni entrar en contacto con otra cosa que no sea su propia perfección, ya que cualquier contacto con el mundo material, lo contaminaría con potencialidad. Una vez despejado todos los atributos que corresponden al primer motor -ser eterno, inmaterial, acto puro e inmóvil [22]- solo queda la siguiente pregunta: ¿si el Dios aristotélico no es causa del movimiento a modo de causa eficiente -pues no puede entrar en contacto directo con el mundo-, de qué manera es causa eterna del movimiento?

No es un misterio el que una de las diferencias esenciales entre el pensamiento griego y el cristiano, consista en que este último a diferencia del primero, sostenga su pensar cosmológico sobre la doctrina ‘ex nihilo’. Diferencia que en términos aristotélicos podría retraducirse en la distinción entre el tipo de causa primera que se propone como fundamento de la existencia del mundo.

Mientras que el Dios cristiano es causa del mundo a modo de causa eficiente, puesto que crea el mundo desde la nada tal como un artífice crea desde la materia [23], el Dios aristotélico es causa del movimiento a modo de causa final, tal como el amado mueve al amante (Cf. Metafísica. XII 7. 1072b2-3) de esta manera el motor inmóvil se libra de todo contacto con el mundo material.

Para Aristóteles, el mundo no tiene ni puede tener una causa eficiente, puesto que tal causa implicaría una cadena de causas hacia el infinito, sin embargo, podemos pensar en una causa primera que no es primera en sentido cronológico si logramos comprender que la eternidad de dicha causa primera es coeterna a la eternidad del tiempo y el mundo.

Jorge Vidal Arenas, en scielo.cl/

Notas:

1.      El cuerpo central del que se constituye éste texto fue concebido originalmente como parte de un trabajo más extenso realizado en el seminario de Filosofía Medieval a cargo del profesor Claudio Pierantoni (U. de Chile). En éste se llevó a cabo un análisis comparativo entre las concepciones filosóficas del tiempo en Aristóteles y San Agustín. El motivo por el cual dicho trabajo no fue incluido en su totalidad reside, por una parte, en el hecho de que la autoría del resto del trabajo no me corresponde, y por otra, en que tal inclusión excedería los límites de extensión establecidos. Debo mencionar que cualquier error u opinión(es) vertida(s) en ente ensayo, corresponde(n) exclusivamente a su autor y en ningún caso al profesor a cargo del seminario mencionado.

2.      Dado que el tiempo es un continuo, la suposición de que un ‘ahora’ le sigue a otro es imposible puesto que entre dos ‘ahoras’, por muy cercanos que sean, siempre existirán infinitos ‘ahoras’.

3.      https://www.scielo.cl/fbpe/img/byzantion/n34/art14-3.jpg  

4.      Ver ejemplo sofistico ofrecido de en 219b 20-23. ("ser Corisco en el Liceo" y "ser Corisco en el ágora").

5.      https://www.scielo.cl/fbpe/img/byzantion/n34/art14-4.jpg

6.      En efecto, un movimiento mayor corresponde a lo que se mueve mucho en poco tiempo y uno menor a lo que se mueve poco en mucho tiempo.   

7.      Esto es así a pesar de que la relación de identidad y alteridad entre el ‘ahora’ y el ‘móvil’ sea asimétrica. (Para este punto Véase: Baño, 2006, n. 11).   

8.      Para más detalles acerca de las implicancias del pasaje que va desde 219b 15 hasta 220a 26, véase, El problema de la analogía entre móvil y ‘ahora’ en Baño, 2006.

9.      https://www.scielo.cl/fbpe/img/byzantion/n34/art14-5.jpg

10.       https://www.scielo.cl/fbpe/img/byzantion/n34/art14-6.jpg

11.      

12.       https://www.scielo.cl/fbpe/img/byzantion/n34/art14-7.jpg

13.      

14.       No profundizaremos aquí en el extenso debate acerca del verdadero sentido que tienen las líneas expuestas en el Timeo: si acaso se trata solo de una serie de expresiones alegóricas para representar un orden causal-lógico del mundo, o si se trata de una exposición literal en donde el mundo, tal como lo conocemos, es concebido como venido a la existencia después de ser ordenado -cronológicamente hablando- por un Demiurgo. Basta con decir que el mismo Aristóteles se inscribió en esta segunda línea interpretativa. Para más detalles al respecto, véase el breve estudio introductorio a la traducción del Timeo en Platón, 2007, pp.127 ss.

15.        A pesar de que nuestra exégesis acerca de la infinitud del tiempo y del mundo la subordinamos aquí a los argumentos entregados en Física VIII a favor de la infinitud del movimiento, no debemos pasar por alto que Aristóteles también argumenta de manera individual la infinitud tanto del tiempo (Fis. IV 222a10-b7; 251b10-29) como del mundo (De Cael. I 279b4-283b24).

16.       https://www.scielo.cl/fbpe/img/byzantion/n34/art14-8.jpg

17.       https://www.scielo.cl/fbpe/img/byzantion/n34/art14-9.jpg

18.       Para más detalle acerca de la ‘ingenerabilidad’ e ‘incorruptibilidad’ del mundo Véase: De Cael. I 279b4-280a35.

19.       Cf. Física IV (218b21-219a2).

20.       https://www.scielo.cl/fbpe/img/byzantion/n34/art14-11.jpg

21.       https://www.scielo.cl/fbpe/img/byzantion/n34/art14-10.jpg

22.       El atributo de inmóvil en realidad se desprende de su característica de ser acto puro, pues, mientras el reposo consiste en la ausencia de movimiento sin negar la posibilidad de moverse, lo inmóvil consiste en aquello que sin estar en movimiento no posee la facultad de hacerlo.

23.       Si bien, la analogía es evidentemente insuficiente para expresar el tipo de creación desde la nada, puesto que el artífice efectivamente si crea desde un algo, basta para ejemplificar el tipo de causa que representa el Dios cristiano.

  

 

Antonio Ares Rodríguez

Programas Máster

Para hacer frente a la demanda del sector de contar con profesionales con conocimiento profundo de las distintas fases del proceso gráfico y que sean capaces de dirigir equipos humanos, se crean los programas de Máster en Procesos Gráficos, Máster Empresarial en Artes Gráficas y Máster en Gestión Comercial y Marketing. Son los primeros programas Máster que se realizan a nivel nacional en este sector. No solo se profundiza en la gestión y producción editorial y la solución de problemas, sino que, además, se dedica especial atención al conocimiento de técnicas para fidelizar los clientes, la calidad, las actitudes del mando intermedio... Se organiza en módulos de 20 y 30 horas, teniendo una duración de 400 horas. Está dirigido a mandos intermedios y profesionales de alta cualificación.

A los participantes en estos programas, además de otorgarles el título correspondiente,  se les impone la beca del Instituto en el solemne Acto de Graduación que se celebra en el mes de junio, con presencia de autoridades académicas, empresariales y familias de los graduados.

¿Cómo afrontar los nuevos retos tecnológicos? La rápida evolución a métodos productivos más competitivos en calidad y coste, obliga a una actualización permanente. Para ello, además de los talleres y laboratorios con los que ya se contaba, se han incorporado nuevas instalaciones y aulas que cumplen los requisitos óptimos para impartir formación reglada, ocupacional y continua.

Las numerosas conferencias, jornadas y presentación de nuevos sistemas, son un medio importante de formación para los alumnos. Los empresarios participan activamente en estos medios, bien como conferenciantes, participantes o presentación de sus productos en el caso de los proveedores.

El equipo directivo y los profesores son profesionales altamente cualificados. Por citar algunos ejemplos: Aurelio Mendiguchía, Director Técnico, forma parte de distintos comités tecnológicos y uno de los pioneros en la inclusión de la calidad en las empresas gráficas; José Manuel Carrión, Jefe Dpto. Diseño, colaboró con el Ministerio de Educación en la redacción de las competencias profesionales de los nuevos ciclos formativos y es un experto en el diseño digital; Pedro José Cerrato, Jefe Dpto. Impresión, publicó el libro “Impresión Offset”, referencia de este proceso productivo en la empresa; Benigno Romeo fue uno de los pioneros en el estudio de la selección de color.

Algunos datos

El Instituto ha ido siempre respondiendo a las exigencias académicas que marcaba la legislación. Así, de aquel plan experimental que empezó en 1967 y que dio paso a la Formación Profesional de la LGE del 70, donde se impartían los títulos de Técnico Auxiliar y Técnico Especialista en Artes Gráficas, se pasó a impartir los nuevos ciclos de Impresión, Preimpresión y Diseño y Producción Editorial.

En la actualidad se imparten los Ciclos Formativos que establece la Ley Orgánica 12/2010 para enseñanza reglada:

Grado Medio

§  Impresión Gráfica

§  Preimpresión Digital

Estos ciclos han sido autorizados por Resolución de 7 de octubre de 2016 de la Comunidad de Madrid como proyecto propio, con las mismas atribuciones académicas que el resto de los ciclos. Tienen una duración de 2.000 horas, de la cuales 370 son de formación en centros de trabajo. La organización curricular de estos ciclos está totalmente adaptada, como no podría ser de otra forma, a la demanda actual de las empresas para poder contar con profesionales al día.

Grado Superior

§  Diseño y Edición de Publicaciones Impresas y Multimedia

Formación en la empresa

Para realizar el módulo de Formación en Centros de Trabajo, se tienen establecidos  convenios con más de 200 empresas lo cual es un reflejo de la confianza que tiene el tejido empresarial en el Instituto para poder contar con profesionales formados. Como ejemplo, se citan a continuación algunas de estas empresas:

•        BOLETÍN OFICIAL DEL ESTADO      •        RECOLETOS CÍA. EDITORIAL

•        ARTES GRÁFICAS GÁEZ S.A.         •        PROTEC

•        AGFA GEVAERT, S.A.                            •        EL PAIS

•        TETRA PAK ENVASES, S.A.           •        UNIDAD EDITORIAL, S.A.

•        FNMT                                        •        DIARIO DE BURGOS

•        GRÁFICAS PALERMO                    •        EDICIONES PALABRA, S.A.

•        EDICIONES DE LA TORRE             •        OXFORD UNIVERSITY

•        EDITORIAL BORRMART, S.A.         •        EDUCIONES TUTOR

•        DIARIO AS                                 •        GRÁFICAS MONTERREINA

•        EDITORIAL GREDOS                     •        DIARIO ABC

•        ARTEGRAF INDUSTRIAS GR.          •        HENCHE TECNOLOGÍA GRÁF.

•        LA RAZÓN                                 •        TORREANGULO

•        EDITORIAL EDITEX                      •        EUROPA PRESS NOTICIAS

•        PRODUCCIONES DIGITALES •        SUCESORES DE RIVADENEYRA

Enseñanza ocupacional

La enseñanza ocupacional o formación para el empleo, es una de las labores sociales más importantes que se realizan. Inicialmente, estos cursos los organizaba el Servicio de Promoción Profesional Obrera, dependiente del Ministerio del trabajo. Con el traspaso de competencias, pasó a hacerse cargo de estos programas el Servicio Regional de Empleo, dependiente de la Comunidad de Madrid. Su objetivo es lograr la capacitación y/o actualización de personas que se encuentran en situación de desempleo o con riesgo de perder su empleo. También va dirigido a aquellos jóvenes que buscan su primer empleo. En función de la especialidad, el tiempo oscila entre 300 y 600 horas. Gracias a estos programas se beneficiaron, y siguen beneficiándose, miles de personas en Tajamar.

También forman parte de esta modalidad los cursos que se organizan en Tajamar como, por ejemplo, el Graduado en Procesos Gráficos.

Formación continua

Para responder a la continua transformación y actualización que demandan las incorporaciones tecnológicas, en cualquier periodo temporal, el Instituto da respuesta, ofreciendo un amplio abanico de posibilidades formativas. Unas veces, organizadas por el propio Instituto y otras -las más- a petición de la propia empresa (formación “a la medida”). Son múltiples y variados los acuerdos que se establecen, en particular con las organizaciones empresariales. Lugar destacado de estas organizaciones es el Gremio de Artes Gráficas de Madrid. Sus distintos presidentes y secretarios generales siempre han visto en Tajamar el medio formativo imprescindible para formar a sus trabajadores. La financiación de estas acciones formativas proviene de las propias empresas o a través de los planes oficiales de la Fundación Estatal para la Formación en el Empleo. La duración de estas acciones oscila entre 10 y 30 horas, adaptándose los días y horarios a las peticiones que nos formulan. Muchas de estas empresas son las que acogen también a nuestros alumnos de enseñanza reglada para la realización del módulo de Formación en Centros de Trabajo. Como ya quedaron reseñadas algunas de ellas en el apartado de formación en la empresa, omitimos nombrarlas de nuevos, pero hay que resaltar que esta formación se imparte en todo el territorio nacional, acudiendo allí donde lo demanda la empresa: Galicia, Castilla-La Mancha, Castilla-León, Andalucía, Cataluña, Valencia y, en general, en todo el territorio nacional.

Los masters forman parte de esta modalidad. Su duración oscila entre las 300 y 400 horas de formación continua.

A continuación, se citan los datos de las acciones que constan en nuestros archivos:

Cuadro 4.png

El Instituto sigue su andadura y, para estar a la altura de lo que se requiere hoy en los distintos perfiles, ya no es suficiente una formación generalista o una formación vertical; hay que tender también a la formación horizontal en busca de la excelencia en la especialización. Por ello, se sigue apostando por la participación activa de alumnos y profesores en ferias, jornadas, publicaciones, visitas programadas, prácticas en empresa.

El informe tecnológico y gráfico que publica anualmente el Instituto Tecnológico y Gráfico Tajamar [28], reúne artículos técnicos de profesores y profesionales formados en Tajamar, que abarcan temas que van desde el estado de las impresoras 3D o el “cloud computing”, hasta el papel de la deconstrucción en el diseño gráfico, pasando por el análisis de las certificaciones de la cadena de custodia para el sector papelero o el futuro de las máquinas de impresión, entre otros.

Muestra de la importancia que tiene el ITG, a nivel nacional, es la acreditación que ha concedido el ENAC para la realización de ensayos de colorimetría y las calibraciones en el área óptica:

Cuadro 6.png

Si no se avanza, se  retrocede: creación del Instituto de Nuevas Tecnologías

A partir de los años ochenta, los estudios de Formación Profesional darán un giro para atender la demanda y necesidades de la empresa. Ya empieza a hablarse de lo que en Tajamar se vivía desde sus comienzos: “no es posible una buena formación profesional si la empresa no se compromete a participar en el proceso formativo”. Esta realidad, hoy se refleja en las estancias de los alumnos en las empresas de los distintos sectores, según especialidad, al tener que realizarse en ellas, obligatoriamente, el módulo de Formación en Centros de Trabajo (aproximadamente, 400 horas). También se constata ese compromiso en el notable aumento de matriculaciones en los centros que tienen incorporada la “formación dual” en sus planes de estudio.

Así, nace el Instituto de Nuevas Tecnologías como medio para impulsar nuevos planes e incorporación de los equipos informáticos que demandan las nuevas enseñanzas. Su primer director, Alfredo Abad, gran entusiasta y defensor de la FP, puso en marcha el departamento de Administración de Equipos Tecnológicos (AET) desde donde se daría soporte informático a todo el centro y se darían las orientaciones precisas para la formación tecnológica de los profesores. Según los últimos datos facilitados por Mariano Madrid, jefe del departamento e hijo del primer profesor de carpintería en el bachillerato técnico, se atienden para su mantenimiento e instalación de software:

•        500 ordenadores (Pcs y Mac)

•        1.060 tablets

•        Conexión en wifi del entorno de 2.000 dispositivos

•        distribución de 80 puntos wifi para evitar “sombras” de conexión en todo el centro

Desde este Instituto se coordinarían todos los planes e innovaciones en las áreas de Informática y Electrónica y se impulsaría la participación en los programas europeos, gracias al empuje motivador de Mariano del Castillo, director de Tajamar en esa época.

Tajamar es uno de los primeros centros que ponen en funcionamiento especialidades en plan experimental, autorizadas por el Ministerio de Educación: Procesos Gráficos y Electrónica de Control y Mantenimiento Industrial.

Importante es también resaltar la incorporación de métodos educativos que facilitasen el aprendizaje: recuperaciones, programas de apoyo, interaprendizaje, prácticas basadas en la realidad, “mentoring”... Una de las experiencias incorporadas en las prácticas de la especialidad Administrativa, para que los alumnos “viviesen” la realidad de la gestión bancaria, fue la que implantó Manuel López -profesor proveniente de la banca- para conseguir que los alumnos desarrollasen valores que fomenten el espíritu emprendedor: esfuerzo, creatividad, iniciativa, autocrítica, iniciativa, competitividad, responsabilidad..., realizando un trabajo de forma análoga a como se desarrolla en una entidad bancaria. Con ello, se conseguía también la actualización de los profesores al tener que incorporar a sus clases procesos reales. Al proyecto se le denominó BANCOVASA [29]:

a)       Se formaban los distintos departamentos, compuestos por tres o cuatro alumnos. Se hacía una oposición para ver quién ocupaba el puesto de Jefe de Departamento.

b)       Se establecían objetivos en cada uno de los departamentos (aplicar las cuentas del PGC, regulación del ejercicio, gestión de créditos, análisis y planificación, transacciones...).

c)       A los distintos departamentos se les entregaba un dossier sobre las distintas tareas o consideraciones a tener en cuenta.

d)       Se elaboró una moneda propia.

e)       Para lograr una formación completa, los alumnos rotaban por los distintos departamentos.

Fue un gran éxito y sirvió para que otros centros incorporasen este atractivo método de aprendizaje.

Para finalizar la exposición de este proyecto, y valorar su bondad, valgan las dos respuestas siguientes:

¿Qué opinas de esta clase? (preguntado a un alumno): “Parece más una empresa que una clase y apetece estar en ella. No porque tengas que estar atento a las explicaciones del profesor, sino porque aprendes. Estás haciendo algo que no se hace en todos los sitios y nos vale de experiencia. Aunque hay muchos trabajos, es muy interesante”.

¿Cuál ha sido la operación que más os ha costado realizar? (preguntado a un departamento): “En el mes de marzo efectuamos el primer cierre. Fueron unos días de bastante trabajo. Teníamos que cerrar las cuentas que estaban en las fichas del Mayor y, además, el saldo de cada cuenta debía ser cero. Primero regularizamos todas las cuentas que corresponden a gastos e ingresos. Una vez hecha se hace el Balance de situación, constituido por el activo, todos los derechos patrimoniales, el pasivo y todas las deudas de la empresa. La suma del activo y del pasivo deben ser iguales (bienes y derechos patrimoniales). Los beneficios se repartieron entre los accionistas”.

Otro de los métodos propios de aprendizaje que se incorporó fue el que denominamos PROER [30]. Consistía en recuperar a los alumnos que no habían superado FP1 y, así, darles la oportunidad de proseguir su capacitación en la Formación Profesional de Segundo Grado. Teniendo en cuenta las capacidades específicas de cada alumno, se elaboraba un programa para que consiguiesen los objetivos mínimos. El profesor que coordinó el programa, Juan María Ortiz, puso una gran ilusión, esfuerzo e interés para lograr los buenos resultados que se consiguieron. Los padres quedaron muy agradecidos. Los alumnos también, aunque durante su desarrollo mostraban a veces su disgusto por el esfuerzo y dedicación que les suponía. Pero valió la pena.

La incorporación de las enseñanzas oficiales de Informática en el curso 83/84, mediante las que se obtenía el título de Técnico Especialista en Informática, era otra muestra más de cómo Tajamar incorporaba a sus planes de estudio lo que demandaba la empresa. Como en todo lo que se iniciaba, había pocos medios y poca preparación de los profesores para impartir esta especialidad, pero se suplía con ilusión, esfuerzo, dedicación y convencidos de la labor social que se estaba realizando. La primera aula de Informática solo contaba con 10 PCs para 40 alumnos. El profesor que impartía la tecnología me comentaba: “Antonio, les llevo 2 días de ventaja. Antonio, solo les llevo una clase de ventaja; a ver si llega el fin de semana para prepararme más contenido...”.

Esa ilusión por sacar las cosas adelante ha dado paso a lo que hoy es la Informática en Tajamar, contando con los equipos y software más actualizados. Pero es de justicia

-¡siempre!- recordar los comienzos.

Algunos datos

La Formación Profesional que promulga la LGE 14/1970, se va incorporando poco a poco en especialidades punteras del momento. Así, en 1975 comienza la FP1 en Electrónica y Delineación y en 1977 Administración, obteniéndose la titulación de Técnico Auxiliar. Este título da paso a proseguir la capacidad profesional en el Segundo Grado, en el que se obtiene el título de Técnico Especialista. Como ha quedado dicho, en este Grado se incorpora el título propio de Electrónica de Control y Mantenimiento Industrial en 1978 y el de Informática de Gestión en el curso 84/85.

Con la implantación de la Ley Orgánica 12/2010 se incorporan los ciclos formativos de Grado Medio Sistemas microinformáticos y redes y el de Grado Superior Administración de Sistemas Informáticos en red.

Formación en la empresa

Para realizar el módulo de Formación en Centros de Trabajo, se tienen establecidos  convenios con más de 50 empresas. Algunas de estas empresas son:

•        GFK RETAIL AND TECHNOLOGY      •        EUROPA PRESS NOTICIAS S.A.

•        O2C OFFER TO CUSTOMER S.L.      •        PROTEC

•        INDRA SISTEMAS S.A.                 •        HEWLETT PACKARD CUSTOMER

•        MICROKERNEL TECHNOLOG. S.L.    •        AMAZON FULFILLMENT S.L.U.

•        ADIF (ADMIN. INFRAESTR. FERR.) •        UNIV. INTERN. DE LA RIOJA              

•        EFECTO 2000 (GEST. INFORM.)     •        BUSINESS PROMOTION S.L.

•        ARC EUROBANAN S.L.                 •        CROS SOLUCIONES TECNOL. S.L.

•        TELCO (CSMC)                            •        SEVEN EIGHTS IP MANAGEMENT

Muchos de los alumnos encontrarán su primer empleo en estas mismas empresas.

Nuestra andadura europea

La globalización es una oportunidad para intercambiar experiencias con otros centros internacionales. Nada mejor para ello que participar en programas europeos que estén relacionados con la formación que se imparte en Tajamar: Artes Gráficas, Informática y Electrónica. Se citan a continuación los proyectos en los que se ha participado:

PETRA

Es el programa de acción comunitaria para la formación profesional de los jóvenes y su preparación para la vida adulta y profesional.

El proyecto consistía en experimentar un programa, formado por un conjunto de módulos de tecnología, con prácticas en empresas del sector. Se eligió para este experimento el programa de Graduado en Procesos Gráficos.

Participó, además de Tajamar, el London College of Printing (Londres, Inglaterra) y la Scuola Gráfica San Zeno (Verona, Italia).

EUROTECNET

Orientado a favorecer la transferencia de conocimientos y experiencia innovadora en el campo de la información de la formación profesional básica y la formación profesional permanente. El nombre del proyecto desarrollado fue “Informática aplicada a las Artes Gráficas”.

EUROSTEP

El programa “The educational Channel for Europe” estaba dirigido al desarrollo telemático orientado a la educación a distancia (distance learning”). Se elaboró un módulo sobre “Fundamentos de Publicación Electrónica”. Las singularidades propias de la enseñanza a distancia, unidas al rápido avance tecnológico en el sector gráfico, obligaron a una reestructuración del material original elaborado, simplificando algunos temas, agrupando otros y aportando una serie de nuevos materiales complementarios al texto básico. Ello dio lugar a un buen producto que se experimentó con éxito en las empresas en el marco de la formación continua en la empresa de FORCEM.

FORCE

Programa de acción comunitaria para el desarrollo de la formación profesional continua de los trabajadores.

Bajo el título “Information technology for graphic industtry” se desarrolló este programa con contenidos actualizados para adaptación de los empleados del sector a las nuevas tecnologías.

Junto a Tajamar, participaron las siguientes entidades: London College of Printing, Waterloo Apple Centre, Scuola Gráfica San Zeno, Cooperativa Gráfica Veronese, Val do Rio, Informaçao Cientifica e Tecnica, Torreangulo, Protec y Fábrica Nacional de Moneda y Timbre.

Dado el interés de estos programas, se elaboraron proyectos para presentar en Bruselas:

•        “Formación Técnica y continua de profesores”, basada en programas informáticos, medios audiovisuales y soporte escrito.

•        “Diseño y aplicación de un estándar europeo de calidad en la enseñanza profesional”, en el que se haría un análisis del fracaso escolar en la formación profesional de los distintos países y las medida adoptadas para solventarlos.

•        “Tecnología y gestión de la innovación”, programa que se desarrollaría a distancia

bajo el paraguas del Leonardo da Vinci.

•        Desarrollo, dentro del proyecto Edimpo-Trazos, de un producto a dos niveles: UNIX y DOS, con propuesta de colaboración a Confemetal y a la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales de Madrid.

•        También, se desarrollaron los proyectos “Grafinred” e “InformGraf” en colaboración con el Centro Tecnológico de Madrid (CETEMA), el Gremio de Artes Gráficas de Madrid y la fundación CIREM.

Hubo contactos frecuentes con escuelas de Suecia, Portugal, Finlandia, Gales, Inglaterra, Alemania y, por supuesto, con escuelas españolas.

En la actualidad, bajo la coordinación del Jefe de Estudios de Formación Profesional, Javier Rodríguez-Borlado, se participa en el programa ERASMUS PLUS. Este programa trata de impulsar el empleo y el desarrollo personal de los alumnos para dotarles de las capacidades necesarias para el mercado laboral. Los alumnos de los Ciclos Formativos están haciendo prácticas en distintas empresas:

•        Alumnos de Administración de Sistemas Informáticos en Red y Diseño y Edición de Publicaciones Impresas y Multimedia, en Avon Cosmetic (Varsovia);

•        Alumnos de Animación de Actividades Físicas y Deportivas, en Ireland Padel Federation (Irlanda) y en Every one active (Reino Unido);

•        Alumnos de Impresión Gráfica y Preimpresión digital, en Fife College (Escocia), en Cardiff Metropolitan University (Gales) y en A&N Print Limited Cardiff (Gales).

Los profesores también actualizan sus conocimientos y transmiten sus experiencias en:

•        Every one active (Reino Unido)

•        Fife College (Escocia)

•        Colleges Wales (Gales)

•        Instituto Politécnico de Pomar (Portugal)

•        Cesson Rennes Metropole Handball (Francia)

•        Heidelberg (Alemania).

LLegar a muchas personas y formarlas bien: Instituto de Desarrollos y Proyectos Formativos

Dado el gran volumen de acciones formativas que se desarrollan en Tajamar en la Formación Profesional reglada, y en los institutos de Artes Gráficas y Nuevas Tecnologías, para poder atenderlas convenientemente, se dispone de buenas instalaciones, equipos, materiales y, lo que es más importante, profesionales docentes que imparten los contenidos actualizados que demandan las empresas. Esto, lógicamente, supone inversiones que no son cubiertas en su totalidad con los conciertos y becas que otorga la Administración.

Por ello, se hace preciso crear una nueva estructura organizativa que coordine las acciones formativas de formación ocupacional y continua en vigor, fomente nuevos proyectos y consiga los medios económicos necesarios para cubrir el déficit.

Así nace el Instituto de Desarrollos y Proyectos Formativos (DPF) en el año 1999. La fluida relación con organismos oficiales: Servicio Regional de Empleo, Agencia para el Empleo del Ayuntamiento de Madrid, Fundación Tripartita; con organismos privados: FAME, Fundación Laboral de la Construcción y empresas en general, dan paso a la formación de miles de personas para actualizar sus conocimientos (formación continua) o para formarse en nuevos perfiles que faciliten la inserción laboral (formación ocupacional).

Desde DPF, nacen los primeros contactos y gestiones para lo que luego será la constitución del Instituto Logístico, del que hablaremos más adelante.

FAME

Una de las instituciones que más han ayudado a Tajamar en la formación de jóvenes para su inserción laboral, con una alta cualificación profesional, es la Fundación Alfonso Martín Escudero (FAME). Los distintos programas impulsados desde esta Fundación han conseguido una alta tasa de empleabilidad, consiguiendo cotas del 70 y el 80% [31], según programas, y en la actualidad las acciones formativas que se desarrollan, y que se citarán más adelante, consiguen un 90% de inserción laboral. A algunos de estos alumnos les cuesta convencer a la empresa donde realizan las prácticas de que les deje terminar el programa que están realizando (MCSA, MCSE...) ya que quieren que se incorporen inmediatamente a la plantilla de esa empresa.

La Fundación beca totalmente a los alumnos seleccionados, exigiendo -como no podría ser de otra forma- un aprovechamiento máximo, en asistencia, interés y participación en las clases. Al término de cada programa se envía una memoria detallada que recoge el nivel de ese aprovechamiento, los contenidos impartidos, las prácticas en empresa, los datos de inserción profesional.

El tipo de programa y los contenidos han ido variando a lo largo del tiempo en función de la demanda de profesionales en la empresa. Tanto la Fundación como Tajamar proponían programas para ser estudiados conjuntamente para su puesta en marcha.

Su vicepresidenta, Elisa Polanco, siempre nos animaba -y lo sigue haciendo- a buscar nuevos perfiles profesionales que facilitasen, aún más, la búsqueda de empleo de los jóvenes. Así, de sus propuestas nacieron los programas de energías alternativas, medioambiente y nuevas tecnologías.

"Entre los fines de la Fundacion Alfonso Martin Escudero se incluyen la becas de formacion profesional, que son ayudas destinadas a la realizacion de programas formativos para la adquisicion de conocimientos y destrezas en nuevas tecnologias, con el fin de facilitar la capacitacion necesaria para la insercion laboral. TAJAMAR, es el centro receptor de nuestras ayudas por la calidad de sus equipos e instalaciones y consideramos que el profesorado es idóneo, consiguiendo que los alumnos adquieran una  gran formación técnica y humana. Los resultados son óptimos, alcanzando un 90% de inserción laboral en puestos de alta cualificación". Elisa Polanco

Desde que se impartió el primer programa, en el año 1997, hasta 2017, se han desarrollado los siguientes programas:

Cuadro 7.png

Educar en valores

Por muy buenos conocimientos profesionales que diésemos a nuestros alumnos, si no fuésemos capaces de transmitirles unos valores que les hagan tener muy presente la dignidad de la persona, poco habríamos hecho.

Tajamar, sin esos principios, no hubiese merecido la pena que existiese. La formación profesional se puede conseguir incluso sin necesidad de formador. Hay estupendos medios telemáticos que, con una pequeña ayuda tutorizada, facilitan la adquisición de los conocimientos necesarios para desempeñar una profesión. Sobre todo, a partir de los 18 años de edad en la que uno ya es capaz de ser autodidacta.

Sin embargo, la adquisición de valores se interiorizan con el ejemplo y consejo de otras personas, empleando y facilitando medios que ayuden a conseguirlos. Y eso es lo que intentamos transmitir en Tajamar. Y digo intencionadamente intentamos porque siempre se respeta salvajemente la libertad (no una libertad salvaje).

Para ello, damos prioridad a la atención personalizada y la formación integral. En nuestras aulas buscamos formar buenas personas y excelentes profesionales. Cada alumno cuenta con un tutor personal que sigue su evolución y le ofrece asesoramiento.

Comentamos brevemente algunos de esos valores:

Visión transcendente de inspiración cristiana

Se transmite una visión transcendente de la vida basada en la doctrina católica.

Libertad

Porque nos da la gana, hacemos lo que de suyo es bueno, siguiendo la ley natural.

Responsabilidad

Hacer nuestro trabajo, la vida familiar, la social..., sabiendo que nuestros actos pueden repercutir positiva o negativamente en los demás.

Servicio a los demás

Ayudar a las personas, sin que se den cuenta, hace que nosotros seamos mejores.

Capacidad crítica

Saber decir no a los errores, argumentándolo razonadamente.

Cosas pequeñas

Terminar bien lo iniciado. Cuidar el material, el sitio de trabajo, pequeños detalles de educación...

Humanizar el trabajo

Como personas que somos, saber que ese trabajo nos dignifica si lo hacemos todo lo bien que podamos. El propio trabajo se dignifica y, además, con el ejemplo, ayudamos a nuestro compañeros de trabajo a que puedan hacer lo mismo.

Solidaridad

Con los más cercanos. Se anima a colaborar en instituciones de labor social.

Afán de mejora y superación

No solo con la formación continua sino, también, corrigiendo nuestros defectos.

Visión positiva de la vida

Les animamos a no desanimarse ante las dificultades. La familia y la sociedad en general necesita de personas alegres, con buen humor, optimistas...

Compañerismo

Conocer a los que están en nuestro propio curso y estar pendientes de sus dificultades, si se presentan, para ayudarles.

Sinceridad

Lo que haya que decirse, se dice: sin “tapujos”, pero con educación.

Lealtad

La familia, Tajamar, la empresa... tienen que saber que puede contar con nosotros. No fallaremos.

Espíritu emprendedor

Tener iniciativa. Proponer mejoras. Ser capaces de materializar las ideas, si estas no son inalcanzables.

Epílogo

He tratado a lo largo de estas páginas recoger lo más significativo de la labor social que se realiza desde la formación profesional en Tajamar. Estoy convencido que, una veces por pudor y otras -quizás las más- por falta de memoria, me he dejado hitos importantes sin reseñar.

He intentado que se visualicen las personas que más han contribuido a esta realidad. Aún así, tengo el total convencimiento de que me he quedado corto.

Gracias a los que me enseñaron que formar parte de Tajamar es formar parte de una familia, donde las cosas se hacen libre y responsablemente.

Gracias a san Josemaría por haber pensado en Vallecas (yo soy vallecano) para hacer esta labor tan extraordinaria y estupenda donde se ha hecho, se hace y se hará una gran labor social.

Antonio Ares Rodríguez, en tajamar.es/

Notas:

28. Nueva denominación que desde finales de los noventa se da al Instituto de Artes Gráficas.

29. Banco de Vallecas S.A (ver más información en el blog asesoriadeformacion.blogspot.com.es)

30. Programa Específico de Recuperación.

31. Al termino del programa se hace un seguimiento a los 3 meses y a los 6 meses para conocer el grado de inserción. Los datos constan en las memorias enviadas a la Fundación.

Antonio Ares Rodríguez

Preambulo

Sin el aliento y la vibración apostólica del Fundador del Opus Dei [1], todas las iniciativas que se relatan en este libro no hubieran sido posibles. En una tertulia en Tajamar, el 1 de octubre de 1967, ante padres, profesores, alumnos, personal no docente y cientos de personas de la barriada, explicó que estas iniciativas se hacen presentes:

“donde hay pobreza, donde hay falta de trabajo, donde hay tristeza, donde hay dolor, para que el dolor se lleve con alegría, para que la pobreza desaparezca, para que no falte trabajo −porque formamos a la gente de manera que lo puedan tener−, para que metamos a Cristo en la vida de cada uno, en la medida que quiera, porque somos muy amigos de la libertad” [2].

Libertad y responsabilidad es el binomio que siempre está presente en el hacer diario de las múltiples actividades que se realizan en todas las enseñanzas que se imparten en Tajamar, siendo, junto a una formación sólida, lo que más destacan los miles de antiguos alumnos que han pasado por sus aulas.

A lo largo de estas páginas se va presentando cómo -desde unos comienzos paupérrimos, pero con personas entregadas a esta labor social- ha sido posible lo que hoy es Tajamar en Formación Profesional, de la que se benefician cientos y cientos de jóvenes de toda condición.

San Josemaría repetía en la década de los años treinta: “Soñad y os quedaréis cortos”; hoy, Tajamar es una de esas realidades que superan los mejores sueños.

Los comienzos

Cuando Tajamar inicia su andadura en el Puente de Vallecas un 12 de febrero de1958 [3], la vida social, cultural y profesional de los habitantes de esta barriada se inserta en muy bajos niveles: viviendas poco dignas, bastantes chabolas y cuevas habitadas, alto índice de analfabetismo, profesiones no cualificadas...

Por deseo expreso del fundador del Opus Dei, Josemaría Escrivá de Balaguer, Tajamar se construye en una de esas zonas, llamada por los vallecanos “Cerro del Tío Pío” (hoy calle Pío Felipe).

Como consecuencia de la anexión del municipio de Vallecas al de Madrid (BOE 13 de diciembre de 1950), toma importancia como barrio en expansión dentro de la capital de España, produciéndose un aumento considerable de su población, debido en gran parte a la población inmigrante, principalmente de Andalucía, Extremadura y La Mancha [4].

Uno de los primeros que comenzaron Tajamar dejó escrito:

“Hacia el kilómetro 6 de la carretera de Madrid a Valencia hay una desviación a la izquierda que sube, serpenteando, hasta las puertas de Tajamar. Estamos en el Cerro de Pío Felipe, un casi legendario personaje que habitó por primera vez este pequeño monte... Muchas gentes, provenientes de la zona de Andalucía y Extremadura principalmente, llegaron a Madrid y por dificultades de vivienda en el casco urbano comenzaron a habitar estos lugares rústicos y se asentaron en pequeñas casas, chabolas o simplemente cuevas...”.

La población, a finales de la década de los 50, según la Sección Estadística del Ayuntamiento de Madrid, era de 167.000 habitantes; pero la población real se estimaba que superaba el cuarto de millón. Por entonces existían solo cuatro instituciones que impartiesen materias conducentes a la formación profesional [5].

Miles de personas no tenían cualificación alguna para el desempeño de un puesto de trabajo especializado. La gran mayoría se dedicaban a la construcción como peones [6].

Se hacía, por tanto, necesario contar con más instituciones que ayudasen a esta populosa barriada a salir de esa situación de exclusión o marginalidad y hacer desparecer la “brecha” laboral que se iría produciendo como consecuencia de los cambios tecnológicos.

Así nace Tajamar, en 1958 como un Centro de Enseñanza Media y Profesional, ofreciendo la posibilidad de cursar estudios de Bachillerato y la preparación para una enseñanza técnica, según se publicitaba con un reparto de sencillos impresos que anunciaban los exámenes de ingreso: “Tajamar, Centro de Enseñanza Media y Profesional (...), establecido en Puente de Vallecas, ofrece la posibilidad de cursar los estudios de Bachillerato elemental y la preparación para una profesión técnica, en un ambiente que asegura una completa formación humana y moral”.

El 15 de enero de 1958, después de diversas negociaciones con el Ministerio de Educación, Tajamar es autorizado a impartir enseñanzas como “Sección Filial Tajamar”, dependiente del Instituto Nacional de Enseñanza Media “Ramiro de Maeztu”.

Cuatro son los principales problemas a los que hay que enfrentarse: conseguir alumnos, conseguir profesores, hallar un local apropiado para las clases y solucionar el eterno problema de la financiación.

Los alumnos se consiguieron en tiempo récord, después de numerosas visitas a los centros de la zona, publicidad en establecimientos, visita a familias...: 58 alumnos en dos secciones que estudiarían primer curso de Bachillerato Elemental y 17 alumnos en estudios nocturnos. Los profesores fue fácil encontrarlos aunque la mayoría apenas tenían experiencia docente. La financiación era otro cantar. Aunque se disponía de las ayudas oficiales, estas eran insuficientes para llevar a cavo este ilusionante proyecto que tanto bien haría al barrio. Se pedía ayuda a todas las personas e instituciones que era posible para que aportasen la cantidad económica que pudiesen, otorgándoles el título de “socios protectores”. Por el nivel socioeconómico de la barriada, bien puede entenderse que las cantidades eran simbólicas; pero lo que valía y se valoraba es la ilusión con que lo hacían, esperanzados de que saliese adelante ese “sueño” que en aquel momento era Tajamar.

¿Y el local? Esto era “harina de otro costal”. ¿Qué hacer mientras se iban construyendo los pabellones en el lugar definitivo? Lugar que, a esas fechas, era todo un descampado, rodeado de chabolas, donde se hacía prácticamente imposible el acceso cuando llovía por el barrizal arcilloso que se formaba.

El lugar era un descampado, rodeado de chabolas

Después de “patear todo el Puente de Vallecas” se consiguió un local prestado en la colonia “Erillas”, situada en el centro de Vallecas, entre la avenida de la Albufera y el Arroyo del Olivar. Pero los dueños solo podrían prestar este local hasta que comenzase el nuevo curso.

Una vez adecentado convenientemente el local, llegó el día deseado del comienzo de las clases. Las clases se desarrollan con normalidad, no exenta de algunas “chiquilladas” de los alumnos: colgarse en los árboles recién plantados en esa colonia, vocerío y pequeñas peleas... Siempre se contó con la comprensión de los vecinos, ayudada por la cordial relación que aquellos primeros establecían con ellos. Siempre dispuestos a acoger y solucionar las quejas y sugerencias. En octubre del 58 habría que empezar el nuevo curso y ya no se tendría “Erillas”.

Nuevamente a recorrer Vallecas, preguntar, visitar locales..., hasta que se encontró una vieja vaquería: La Vaquería, como cariñosamente la llamaban los primeros alumnos. Se conserva un testimonio escrito de uno de aquellos que consiguió encontrar este local:

 “...era ésta una antigua casa de labor muy cercana a los lugares actuales de Tajamar, que además tenía un amplio establo con 68 pesebres para vacas, y edificios anejos para graneros, vivienda del guarda y un patio central de unos 40 metros en cuadro; todo bien circundado con una alta tapia semejante a un “fuerte” de las películas del Oeste. Como vaquería, había dejado de utilizarse desde hace dos años. En los alrededores, campo abierto con señales de las plantaciones de la última temporada. Cerca, dos cerámicas se disputan la tierra arcillosa...”

Mientras se adecentaba “La Vaquería” -tirar y levantar tabiques, poner o arreglar algunas ventanas desvencijadas, puertas, mano de cal...-, se utilizó el gimnasio de la calle Eduardo Requena [7] y el día 2 de octubre de 1958 comenzaron las clases: los de 1º por la mañana y los de 2º por la tarde.

Tan pronto estuvo La Vaquería “habilitada” prosiguieron las clases en ella:

“Todo fue muy rápido y a finales de noviembre de 1958 tenemos cuatro locales utilizables como aulas, un pequeño gimnasio y cuatro o cinco pequeñas habitaciones: Dirección, Secretaría, Sala de Profesores... todo cuanto necesitábamos. La decoración y mobiliario proviene a veces de donaciones de cosas nuevas o viejas que se acoplan bastante bien al resto del ambiente. También se utiliza el patio central para deportes: las redes de balonvolea y las canastas de baloncesto dan un nuevo colorido ambiental al viejo patio. El fútbol, deporte el más popular, se practica en las afueras del “fuerte”. En muy poco tiempo los surcos y barbechos del exterior se allanan por las pisadas y carreras de los chicos en las horas de deporte. Año tras año se incrementa el número de aulas, a la vez que disminuyen los graneros. Comienzan las clases primarias, se incrementan los cursos de Bachillerato y se recoge, de un modo progresivo y constante, el fruto esperado”.

Cuando los alumnos terminan las clases, al ir hacia sus casas se ven “asaltados” por los chicos de las chabolas cercanas, comenzando unas verdaderas batallas campales: las dreas [8]. Al conocer que estos chicos están desescolarizados, se decide crear la Primaria.

Pelegrín Muñoz, primer gerente de Tajamar, dejó escrito:

“Cuando salen de clase los chicos que están estudiando dentro de Tajamar se ven asaltados por los chavales que viven en Garganta de Aísa y en toda la zona aquella, y empiezan las pedradas. Los de Tajamar no son mancos: se defienden y contraatacan. Recuerdo que Bernardo decía: “¡A ver quién sale por ahí a poner paz!”. En una reunión de la junta de Gobierno de Tajamar, Bernardo nos contó estas cosas y estuvimos dándole vueltas buscando una solución, como, por ejemplo, llamar a la policía para que viniera cuando los chicos salieran del colegio... No sé a quién se le ocurrió la idea, pero lo que había que hacer era meter a esos chicos dentro de Tajamar, y fue cuando nació la Primaria: se cogió a todos aquellos chicos y se metieron dentro de la Primaria. No teníamos previsto poner Primaria, sino que lo que pensábamos era seguir con la Sección Filial, por lo que la primaria surge como consecuencia de las pedradas, y de constatar que aquellos chicos no iban a ningún colegio”.

Para ganarse unas pequeñas monedas, aquellos chicos recurrían a las más variadas clases de “buscarse la vida”: recoger carbón que caía de la máquina de los trenes al pasar por el Puente de los Tres Ojos, recoger colillas para “fabricar” nuevos cigarros, vender “La Goleada” [9], Vender agua en botijo al término de los partidos del equipo del barrio: el “Rayo Vallecano”, pedir limosna... Los más afortunados, trabajaban como “chico de los recados” en pequeños establecimientos.

Aquellos padres, que no habían podido tener la posibilidad de ir al colegio, veían ahora como un sueño el que sus hijos estuviesen estudiando en Tajamar.

Martín Carmona, en una de las convivencias que se organizaban en Buendía (Cuenca) para padres y profesores, nos contó que cuando iba subiendo hacia el colegio por la empinada cuesta que partía desde la avenida de la Albufera, preguntó a una de las señoras que estaba en la puerta de su chabola:

-      Qué tal son esos de ahí arriba (se refería a Tajamar)

-      ¿Esos señores? Si alguien les toca se las tendrá que ver conmigo.

El cariño que las personas del “Cerro” mostraban por Tajamar se hacía evidente. Era una muestra palpable de que la labor social que se realizaba merecía la pena.

En octubre de 1961, Tajamar ocupó las instalaciones definitivas en el Cerro de Pío Felipe, sito entre el camino alto de Valderribas y la autopista de Valencia.

Bachiller laboral: el inicio de la formación profesional

Como se ha comentado anteriormente, aparte de la formación académica, Tajamar se crea para ayudar a las personas a conseguir una buena cualificación profesional que le facilite su inserción y promoción en el mundo laboral.

La ley de 16/07/49 y el Decreto de 06/07/56, por el que se establece el Bachillerato Laboral y su duración, es la referencia que Tajamar toma como punto de partida para incorporar esos estudios conducentes a una especialización técnica. Al término del Bachiller Elemental, el alumno podía optar por proseguir estudios de Bachiller Superior Universitario o Bachiller Laboral Superior. Este Bachiller Laboral daba acceso, mediante prueba, a la universidad.

Desde su implantación en Tajamar en el curso 60/61 hasta su extinción en el curso 72/73 [10], fueron cerca de 400 alumnos los que realizaron estos estudios [11]. Pasaron, unos a las Facultades Universitarias o Escuelas de Ingeniería; otros, los más, ocuparon puestos de trabajo en la industria como especialistas.

Dentro de las distintas modalidades que se ofrecían [12], Tajamar optó por la Industrial-Minera en la especialidad de Electrónica por entender que era una profesión de futuro y que se empezaban a solicitar especialistas en esta especialidad en las empresas punteras de Madrid. El tiempo dio la razón a estos “visionarios” y Tajamar se convirtió en uno de los primeros Institutos de Enseñanza Laboral de España, de iniciativa social.

Manolo Plaza, fue el primer Secretario General de Tajamar. Él explica muy bien cómo se incorporaron estos estudios:

“Al finalizar los primeros 4 años de estudios en la Sección Filial y después de realizar la reválida, preceptiva en este sistema de estudios,  se abría la posibilidad de acceder al Bachillerato Superior Laboral, mediante un curso de Adaptación o Transformación, que hacía de 5º curso. Este curso tenía un marcado carácter tecnológico y práctico para el que eran necesarios unos talleres de mecánica con tornos y fresadoras, al frente del cual está Pepe Rivas (José González Rivas), y otro taller de carpintería, donde Mariano Madrid iniciaba a los alumnos en el mundo de la madera y en el uso del cepillo y la garlopa. Al finalizar este curso volvían a hacer otra nueva reválida que, superada, les daba acceso al Bachillerato Laboral Superior. Eran dos cursos, 6º y 7º, con una especialidad en Electrónica en la rama Industrial-Minera, que finalizaba con un examen de madurez, semejante al Preuniversitario, que daba acceso a la Universidad a carreras de ciencias y técnicas, pero que no era válido para las carreras de Derecho o Filosofía y Letras. A la vez facilitaba la entrada en el mundo laboral. Muchos de nuestros alumnos encontraron trabajo en empresas como Telefónica y Standard, en sus servicios técnicos, donde eran muy apreciados.”

Los chavales, con sus “monos” [13] y su algarabía daban un toque de color a las clases de prácticas.

Escribo a continuación un testimonio simpático que dejó escrito Pepe Rivas en carta a su novia, comentándoles sus clases con los “chicos del laboral”:

“Madrid (jueves) 12 de octubre de 1961: ... tengo treinta muchachos, el mimísimo demonio en persona multiplicado por treinta, pero que con sus voces, su alegría, su despreocupación, y su falta de respeto a este pobre maestro, me hacen pasar un par de horas distraído, intentando mantener a cada uno en su trabajo...”

Estamos en el curso 61/62 [14]. Por fin han llegado las máquinas: el torno, la fresa, la máquina tupí, la cortadora de chapa y otras pequeñas maquinas accesorias.

El 24 de noviembre de 1962 se inauguran las aulas y laboratorios de Electrónica. Preside el acto el Nuncio de Su Santidad y el Director General de Enseñanza Laboral.

En un emotivo discurso, Bernado Perea, refiriéndose a la inauguración de estas aulas, decía:

“Cuando el pasado curso inaugurábamos la sede definitiva de Tajamar, no podíamos imaginar que al cabo de un año iba a ser posible construir este nuevo edificio que alberga una enseñanza laboral tan sugestiva como necesaria. La incorporación de la Electrónica al ya tan extenso conjunto de materias que Tajamar ofrece a sus estudiantes, es un paso más en el progreso de esta institución docente. Tajamar, brinda a la sociedad especialistas de grado medio en diversas ramas laborales, algunos de los cuales podrán cursar después con facilidad enseñanzas medias de grado superior. Más de un millar de jóvenes reciben aquí una eficiente formación profesional, gracias a la labor abnegada y entusiasta de los profesores”.

Mariano Madrid fue el primer profesor que impartió carpintería. Cuando se hizo cargo del taller, había que dotarlo de lo más elemental para empezar las clases. Con sacrificio económico se consiguió comprar las primeras herramientas en la ferretería Atocha [15].

El Sr. Redondo era otro de los profesores de Carpintería que ayudaba a Mariano Madrid. Ambos eran muy queridos por los alumnos. Con el paso del tiempo, a aquellos primeros les quedó un recuerdo imborrable de los profesores y de los “tochos” de madera que tenían que convertir en piezas con la garlopa, garlopín, cepillo, cepilladora, sierra...

Benjamín Michavila se hacía cargo del taller de Electricidad y del Laboratorio de Electrónica. Cables, soportes para montar circuitos, pequeños aparatos de medida, herramientas básicas y poco más. Los primeros aparatos de TV que se tuvieron eran solamente la pantalla y estaban desarmados, “con las tripas fuera” solían decir los alumnos.

Con el paso del tiempo íbamos modernizando los equipos y aquellas pantallas, válvulas, condensadores, etc, se utilizaron para decorar las vitrinas y paredes del laboratorio. Cuando recibíamos visitas -que no eran precisamente expertos tecnológicos- al ver esta decoración solían comentar: “qué buenos equipos tenéis”. Delicadamente, les informábamos que, poco a poco, nos hemos ido actualizando, enseñándoles los otros equipos que tenían a la vista: osciloscopios, analizadores, frecuencimetros, etc.

Pepe Rivas y Pascual Ares eran los profesores en el taller de ajuste. Los pocos medios con los que se contaba habían sido donados en su mayoría por distintas empresas. Eran de segunda mano y no exentos de continuas reparaciones para mantenerlos útiles. El orden y limpieza del taller causaba una grata impresión en las autoridades académicas y civiles que lo visitaban. Cualquier cajón que se abriese estaba perfectamente ordenado con sus herramientas. Ello respondía al “cuidado de las cosas pequeñas” que formaba parte de los valores que se inculcaban a los alumnos. Alfonso Ríos, primer director de Relaciones Públicas, ilustra la afirmación anterior:

“Hubo un grupo de personas, en una de estas visitas, que ¡abrieron todos los cajones de las mesas! Había no sé cuántos cajones, más de 20... Y en todos los cajones de las mesas -limas, martillo, sierra...- todas las herramientas estaban perfectamente ordenadas. ¡No había ni una que estuviera fuera de su sitio! Esto era un tema sorprendente para las visitas; y era un tema muy natural, muy lógico, muy normal, para los chavales y para nosotros; para nosotros era una sorpresa encontrar una cosa fuera de su sitio”.

Tajamar avanza en su andadura profesional. Siempre pensando en la promoción de las personas, facilitándoles una cualificación laboral.

Aprovechando el taller de electricidad, y pensando en los chicos que habitaban en las chabolas y no asistían al colegio, se organizaron dos cursos de Electricidad: uno por la mañana y otro por la tarde. Corría el curso 62-63. Estos cursos eran totalmente gratuitos y se consiguió con ello que bastantes de estos alumnos empezaran a trabajar como aprendices en pequeños talleres.

La experiencia profesional que se va logrando: profesores -talleres, laboratorios...- facilita que se vaya conociendo Tajamar en el tejido productivo. La respuesta a la invitación para visitar el Centro que se hace a autoridades, empresarios, directivos y periodistas, tanto nacionales como internacionales, no se hace esperar y es frecuente ver a estas personas visitando los talleres, los recientes espacios verdes, las aulas... Suele ser unánime uno de los comentarios que los visitantes realizan: “Qué bien cuidado está todo”.

Ya están todos los cursos funcionando a pleno rendimiento. En la memoria académica del curso 64/65, en su página 26, se recogen los siguientes datos:

Estadística de matrícula, becarios y calificaciones

En 1967 se crea el Centro de Educación Permanente de AdultosCuadro 1.png

Comienza la “avalancha de promoción social”. En 1965 se propone al Ministerio de Trabajo ser centro colaborador en la capacitación de obreros en paro o sin cualificación profesional. Esta propuesta se ve con buenos ojos en el Ministerio y así da comienzo los cursos que se insertaban en los planes del PPO, FIP, PPT... [16].

Eran cursos patrocinados por el Ministerio de Trabajo y tenían por objeto una mayor capacitación para obreros en paro real o potencial, siendo la edad mínima exigida de 18 años. Bastantes de estos alumnos ocupaban los talleres y aulas que pocas horas antes habían sido ocupadas por sus hijos. Venían de 6 a 10 de la noche. Su duración oscilaba entre los 3 y los 6 meses, según las especialidades, aunque alguno duraba algo más. Se dieron cursos muy diversos y muchos de ellos se repitieron varias veces, teniendo en cuenta el grado de inserción en las empresas y la aceptación de los alumnos. Desde el curso 64-65 se tuvieron cursos de: torneros, delineación, administración, contabilidad, soldadura, chapistas, dibujo industrial, electricidad, electrónica, reparadores de televisión, etc. Más tarde, en 1967, se creó el Centro de Educación Permanente de Adultos (CEP) con la infraestructura suficiente para coordinar, promocionar y ampliar estas enseñanzas. La junta directiva la formaba Fernando Chiclana (director), Pepe Rivas (subdirector) y Pascual Ares (Jefe de Estudios). Entre diez y quince cursos se realizan cada año [17] y esto, lógicamente tiene una repercusión muy positiva. Cada año se formaban en torno a los 250 trabajadores.

Benjamín desarrolló unos apuntes muy completos de Electrónica Básica y Semiconductores que se entregaban a los alumnos y que, además, eran solicitados por otros centros. Al encontrarme con alguno de aquellos alumnos, aún me comentan “Todavía conservo los apuntes de D. Benjamín”.

Las fotocopias se realizaban en una vieja ciclostil. También, Benjamín preparó una mezcla de “cola de pescado” donde se creaba el “molde” de un original. Después, se iban poniendo las hojas (¡una a una!) y con un pequeño rodillo se presionaba ligeramente sobre el reverso de la hoja y quedaba impreso el contenido del original.

En el taller de forja y soldadura se fabricaron farolas, ceniceros -en aquel entonces se podía fumar en las aulas- y perchas para los despachos de profesores. Se buscaba que todos los trabajos prácticos que realizaban los alumnos tuviesen utilidad, simulando la realidad de una empresa.

Desde el curso 64/65 hasta el 74/75 se impartieron los siguientes cursos:

Los profesores procedían de las empresas, donde ocupaban puestos de mandos intermedios o técnicos superiores. Todos tenían una buena preparación tecnológica para impartir estas especialidades. Algunos conocían Tajamar y otros no. El grado de amistad que se establecía con ellos desde el primer momento y las reuniones informativas y formativas, les hacía sentirse protagonistas responsables del ideario del centro. Miguel Quereda, Guillermo Arredondo, Manuel Ruiz, Antonio Fernández, Antonio Cuenca, Enrique Mateos, Juan Suárez... y tantos otros, fueron testigos directos de esta realidad.Considerando que no puede impartirse una buena formación sin el apoyo y asesoramiento de las empresas, se empezó a visitar las empresas importantes, por su volumen, para colaborar en los planes de formación de sus empleados: Petroquímica Esso, Uralita, Construcciones Aeronáuticas, Renault, Standard, Telefónica, Renfe...Cuadro 2.png

Desde esos momentos, estamos en la década de los 70, Tajamar se convirtió en un referente en la formación para el empleo. Como no podría ser de otra manera, esa relación empresa-escuela se entronca en la forma de concebir la formación en Tajamar.

La experiencia del CEP tuvo mucha difusión en los medios informativos del momento: Pueblo, Ya, Comunicación de Navarra, ABC... Las visitas aumentaban y Tajamar avanzaba en la promoción social de las personas junto a la formación humana.

Tajamar se consolida como centro de formación profesional

Por Orden Ministerial de 30 de junio de 1976, Tajamar obtiene su clasificación definitiva como Centro Privado de Formación Profesional de Primero y Segundo Grado [18]. Antes, el 31 de enero de 1972, se había concedido la autorización provisional para impartir 1º y 2º Grado de Artes Gráficas (BOE 20.02.71).

El Centro de FP es el encargado de impulsar y coordinar todos los estudios con titulación oficial y de mantener las relaciones ordinarias con el Ministerio de Educación, en su momento, y con la Comunidad de Madrid actualmente; así como toda la gestión conducente a los trámites administrativos para la gestión de alumnos, contrato y formación de profesores y relación con empresas para las prácticas de los alumnos.

Por la especificidad de las especialidades que imparte, se ayuda de los distintos institutos que se comentarán más adelante. Con ello se consigue una mayor sinergia en la utilización de equipos, profesores formados, prestigio en las empresas...

En el curso 17/18, se imparten los siguientes estudios oficiales:

1.       CFGM Impresión Gráfica

2.       CFGM Preimpresión Digital

3.       CFGM Sistemas Microinformáticos y Redes

4.       CFGS Administración Sistemas Informáticos y Redes

5.       CFGS Diseño y Edición de Publicaciones Impresas y Multimedia

6.       CFGS Transporte y Logística (On line)

7.       CFGS Animación de Actividades Físicas y Deportivas

Este último ciclo, denominado abreviadamente TAFAD, se ha incorporado recientemente.

De Tajamar salieron varios atletas internacionales y campeones del mundo [19]. Por tanto, y aunque hay diversidad de escuelas deportivas y actividades deportivas (cross, carrera 500 km, torneos) no podía dejarse de impartir un título oficial en esta especialidad.

Deporte, cultura, formación humana, espiritual y formación profesional van de la mano en Tajamar para conseguir una formación completa de la persona y unidad de vida:

“...Dios nos quiere muy humanos. Que la cabeza toque el cielo, pero que las plantas pisen bien seguras en la tierra...” [20].

El prestigio alcanzado por la formación profesional, el club deportivo y el resto de enseñanzas del colegio supuso que en la celebración del XXV Aniversario del nacimiento de Tajamar, el Secretario General de la UNESCO, impusiese la Corbata de Alfonso X El Sabio, en reconocimiento a la labor social que estaba desempeñando Tajamar en Madrid y, en especial, en el Puente de Vallecas.

En febrero, los alumnos de los ciclos formativos de grado medio, y en junio los alumnos de los ciclos formativos de grado superior, celebran el Acto de Graduación como culmen de su formación. La mayor parte de los alumnos del ciclo de Grado Medio suelen proseguir estudios de Grado Superior.

Alumnos titulados [21]

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1967, inicio de un gran proyecto: el imstituto de Artes Gráficas

El 24 de agosto de 1965 se firma un convenio entre el Ministerio de Trabajo, en el que intervienen el Director General de Promoción Social, D. Torcuato Fernández Miranda, D. Pelegrín Muñoz, Director-Gerente de Tajamar, y D. Abelardo Alonso, Consejero de Tajamar, por el que se constituye un Centro Experimental de Formación Profesional que se denominará Instituto de Artes Gráficas Tajamar. En ese mismo convenio en su apartado segundo se establece que el “Instituto de Artes Gráficas Tajamar” desarrollará las  actividades docentes necesarias para la formación completa de profesionales de oficios de Artes Gráficas e Industrias relacionadas con las Artes Gráficas, en forma progresiva y a medida que las circunstancias y las necesidades lo vayan aconsejando”.

En octubre de 1967 comienzan las clases, siendo el primer director e impulsor del instituto el joven ingeniero Martín Vía Gasa.

La formación profesional que se realiza, al depender del Ministerio de Trabajo [22], no es reglada. Se imparte esa formación en tres años [23] y muchos de los alumnos lo compatibilizan con los estudios de bachillerato nocturno que se imparte en Tajamar. Eran jornadas maratonianas, pero merecía la pena ese esfuerzo que se vería recompensado con buenos puestos de trabajo o el acceso a carreras universitarias.

Pronto, el acuerdo del apartado segundo del convenio citado, se haría realidad y el avance que se iba experimentando en la industria gráfica hacía aconsejable atender a nuevas necesidades formativas. El sector iba transformándose vertiginosamente de destrezas manuales a conocimientos técnicos y generalistas para hacer frente a los nuevos retos tecnológicos. Así, paralelamente a las enseñanzas diurnas, se organizan cursos de formación ocupacional en los perfiles más demandados por la empresa: Ténico de Artes Gráficas, Impresión Offset, Pasado de Planchas, Fotografía, Reproducción de Color, Diseño, etc.

Hoy, esos perfiles han quedado totalmente obsoletos, pero en aquel tiempo era todo un gran avance y en Madrid solo se contaba con la escuela oficial de Artes Gráficas y los Salesianos de Atocha, ambos con gran prestigio, pero insuficientes para atender  al expansivo sector gráfico.

Las industrias, obligadas por la revolución tecnológica que estaba surgiendo, tenían que prepararse para pasar de una situación cuasi artesanal a otra caracterizada por la implantación de las nuevas tecnologías y la exigencia de mayor calidad en los trabajos que reclamaban los clientes. Esto exigía la capacitación de las nuevas generaciones de trabajadores, técnicos y directivos. A partir de ese análisis, el Instituto se fijó como objetivos la formación, la investigación, el asesoramiento técnico y la información.

Hay dos preocupaciones principales: la formación y actualización del profesorado y tener los adecuados equipos y maquinaria que demanda la empresa.

Para la formación y actualización del profesorado, pronto se empieza a visitar empresas y ferias importantes, tanto nacionales como internacionales, donde se presentan las nuevas innovaciones en el proceso productivo gráfico. Pero esto no es suficiente y Martín Vía en mayo de 1974, con la colaboración de profesores de Electrónica e Informática, desarrolla el proyecto “Edicom 2000”, único sistema nacional de aplicación de la informática a la composición de textos [24]. Además de proporcionar un servicio eficaz al sector, se pretendía:

a)       Proporcionar a los profesores -especialmente a los de las áreas tecnológicas- la posibilidad de desarrollar un trabajo, compatible con su dedicación docente, que les mantenga relacionados con el sector industrial para el que intentan formar profesionales.

b)       Conseguir la permanente actualización de los conocimientos del profesorado.

c)       Generar, en la mayor medida posible, los recursos económicos necesarios para el desarrollo de las actividades docentes de Formación Profesional que son, por sí solas, altamente deficitarias.

Los resultados no se hacen esperar en cuanto a su implantación exitosa en la empresas editoriales: Marca, Diario de Cádiz, La Vanguardia, el Faro de Vigo, Prensa Española...; pero en cuanto a la formación del profesorado, la realidad se impuso: un proyecto como este exigía mucha dedicación para el contacto con la empresa y las soluciones urgentes que surgían por parte de los clientes... Esta situación absorbía hasta el punto de no poder dedicar el tiempo necesario que reclamaba la docencia. Valió la pena intentarlo y se consiguió que se conociese aún más Tajamar.

¿Y cómo se solucionó el problema? Los profesores seguirían su formación en la visita a ferias, en los contactos frecuentes que se tenía con profesionales y empresarios y con el estudio y ensayo de nuevas técnicas.

Conseguir los equipos y maquinaria fue más complicado. El alto coste de estas máquinas es inalcanzable para un centro educativo. Por ello se inician gestiones con los principales proveedores para ofrecerles que puedan depositar estas máquinas en los talleres y laboratorios del Instituto. Pedro José Cerrato, Jefe del Departamento de Impresión, consigue buenos resultados. Proveedores como Henche, Coydis, Depa, Hartmann, Müller, Mitsubishi, prestan sus equipos y donan los materiales. Hay máquinas que superan los 600.00€ [25]. También Benigno Romeo, Jefe del Departamento de Preimpresión, consigue importantes acuerdos con Canon, Crosfield, 3M, entre otros.

Tanto los proveedores como Tajamar salían beneficiados: los proveedores podrían mostrar sus equipos a los potenciales clientes, además de tener personal cualificado en el manejo de esas máquinas -los alumnos- y Tajamar contaba con una tecnología puntera que no hubiese sido posible tenerla por ser un coste inalcanzable para un centro educativo. Además, las empresas en vez de enviar a sus empleados a Alemania o Japón para formarse en el manejo, los enviaban a Tajamar, con el consiguiente ahorro que ello suponía y la cercanía para la resolución de problemas que surgiesen. Lógicamente, se debía ir por delante para que los profesores adquiriesen los conocimientos necesarios: visita a empresas donde se producía con esas máquinas, estudio, ensayo... ¡Muchas horas de dedicación!

El Instituto se convierte en un referente de la formación gráfica. Los cursos a empresas se multiplican. Es un denominador común la satisfacción de los alumnos al encontrarse con esos adelantados medios tecnológicos y con la cercanía de amistad de los profesores. Para corroborar hasta qué punto calaba esa amistad, es significativa una anécdota que dejó escrita Antonio Hernández (profesor):

Se organizaron unos cursos de selección del color, y uno de los alumnos dijo: “Yo soy comunista por convicción, y de religión no quiero saber nada”. Al acabar el curso le dijo al profesor: “Que conste que no he cambiado; solo vengo a decirle que no olvidaré nunca lo que han hecho aquí por mí, y a prometerle que de ahora en adelante no consentiré que nadie ponga ni un pero al Opus Dei: lo que es el Opus Dei ya lo he visto yo”.

Se firman acuerdos de colaboración en los planes de formación con el Ministerio de Trabajo, con la Federación Española de Artes Gráficas, con los gremios de Madrid, Galicia y Andalucía, con el Grupo Recoletos, con la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre, con Prensa Española, con empresas de fabricación y distribución de maquinaria...

Es poco probable que hoy haya una empresa gráfica en España que no  conozca Tajamar. La mayoría de los empleados del sector han pasado por las aulas y talleres de nuestro Instituto.

Con las visitas a empresas y ferias internacionales, se consigue que se conozca aún más al Instituto. En este sentido es destacable la formación que se impartió a tres hermanos libios durante un año. El padre, un empresario libio, conociendo el prestigio de Tajamar, envió a sus hijos a formarse en el proceso gráfico, y con Venezuela, en el año 1978, se colaboró en la formación de 60 alumnos venezolanos, dentro de la Operación 5.000 que el gobierno de esa época estaba desarrollando. Se les formó en Preimpresión y en Impresión.

El SEAF-PPO, organismo dependiente del Ministerio de Trabajo, encargó a Tajamar la elaboración de los cuadernos metodológicos para la formación ocupacional de Técnicos en Artes Gráficas.

Con la entrada en vigor de la Ley General de educación, se solicita al Ministerio acogerse a las nuevas titulaciones que se otorgan a la familia de Artes Graficas, con carácter experimental, con fecha 31/01/1972, dando comienzo así a la nueva FP promulgada en la Ley del 70. Posteriormente, figurará la autorización definitiva en la Orden 30 de junio de 1976. Con ello, los alumnos conseguían el título oficial de Técnico Auxiliar en Artes Gráficas. Este título daba acceso a la Formación Profesional de Segundo Grado.

No obstante, los contenidos curriculares que se establecían no se adaptaban del todo a los perfiles profesionales que la empresa reclamaba. Se decidió entonces elaborar un nuevo currículum para presentar al Ministerio de Educación, tomando como referencia esos perfiles. Los contenidos a elaborar deberían ser generalistas y polivalentes. Se presentó un nuevo plan con la denominación de Procesos Gráficos que fue aprobado con fecha 26/06/1979.

Este nuevo plan tuvo mucha repercusión en la empresa. Efectivamente, se adaptaba a lo que necesitaban. Prácticamente, el porcentaje de empleo de los alumnos estaba cerca del 100%, tanto en el área de Preimpresión como en la de Impresión. Muchos de estos alumnos ocupan hoy importantes puestos directivos.

No obstante, hay profesionales que reclaman una formación más intensiva [26]. Ello da pie a que el Instituto cree dos titulaciones propias: el Graduado en Procesos Gráficos (GPG) y el Máster en Procesos Gráficos.

Graduado en Procesos Gráficos

Este programa va dirigido a personas que ya están, o van a estar, en contacto con el sector. Son personas que quieren obtener una cualificación profesional más acorde con la demanda de la industria gráfica. Varios de estos alumnos suelen ser hijos o familiares de empresarios que quieren formarse para hacerse cargo en un futuro de la empresa. Por su carácter generalista y polivalente, el programa profundiza en el itinerario completo de la producción: Diseño, Preimpresión, Impresión y Postimpresión; y tiene una duración de 800 horas. Sin jactancia, se puede afirmar que este tipo de programas orienta la creación de los nuevos ciclos formativos de la FP reglada actual y reafirma el acierto de la puesta en marcha del GPG [27].

Antonio Ares Rodríguez, en tajamar.es/

Notas:

1.   Tajamar es obra corporativa del Opus Dei. 1 San Josemaría Escrivá de Balaguer fundó el Opus Dei el 2 de octubre de 1928.

2.   “Una mirada al futuro desde el corazón de Vallecas”, Madrid, 1998, p. 135

3.   Como anécdota simpática, baste decir que no hay acuerdo en la fecha de inicio. Manuel Plaza, primer secretario, dejó escrito el 12 y Bernardo Perea, primer director, el 13. Yo entré a trabajar en Tajamar el 12/02/68 y ese día se celebraba el 10º Aniversario...

4.   El 25% de la población de inmigrantes que llegaban a Madrid se instalaron en el Puente de Vallecas (publicado en “Vallecas. Todo cultura”).

5.   Fundación Dolores Sopeña (OSCUS), creada en 1902, asentada en el barrio de San Diego, de titularidad privada. Escuela de Aprendizaje Industrial (hoy IES Vallecas I), creada en 1940 en la Av. de la Albufera, de titularidad pública. Ciudad de los Muchachos, en el año 1947, en el barrio de Dña. Carlota, de titularidad privada. Fundación Santa María del Pozo (hoy Fundación José María Llanos), en los años 50, para atender a los barrios del Pozo del Tío Raimundo y Entrevías, de titularidad privada.

6.   Categoría profesional que se daba a los trabajadores no cualificados que servían como ayudantes, realizando tareas básicas: picar, preparar las mezclas de cemento, transportar los materiales...

7.   Es el gimnasio que utilizaba el ya constituido club de atletismo.

8.   Término que se utilizaba en Vallecas para denominar a las peleas con piedras.

9.   Pequeño boletín que se imprimía al término de los partidos de fútbol. Se repartía en la calle al precio de 0,40 pts. El chaval iba gritando: ¡¡¡la goleadaaa!!!

10. La Ley General de Educación (14/1970 de 4 de agosto) dio paso a los nuevos estudios de Bachillerato Unificado Polivalente y a la nueva Formación Profesional reglada. En Tajamar se fueron implantando estos estudios según el calendario oficial del MEC.

11. Archivo datos secretaría de Tajamar.

12. Administrativa, Industrial-Minera, Agrícola y Marítima.

13. Así se denominaba la prenda que utilizaba el personal de talleres en la industria.

14. No he encontrado fecha concreta del comienzo de 1º Bachiller Laboral, pero por los datos presentados en el cuadro indicado (memoria 64/65), se observa que el curso 64/64 ya existía 4º Técnico (Bach. Lab.) por lo que se deduce fácilmente que 1º comenzaría en el 61/62   en los talleres que se citan y que se ubicaban en los pabellones D y E.

15. Testimonio de Mariano Madrid al autor.

16. Promoción Profesional Obrera (PPO), Formación Intensiva Profesional (FIP), Promoción Profesional de Tabajadores (PPT). En la actualidad, estos cursos los organiza el Servicio Regional de Empleo, del que también Tajamar es centro homologado  con el nº 577.

17. Hay años enque se imparten más de 25 cursos.

18. La incorporación de los distintos planes se indican en el AnexoI.

19. Fernando Cerrada y Jesús A. García Bragado, entre otros. También el responsable del deporte en Tajamar -hasta su jubilación- Lázaro Linares, recibió en 2015 la Medalla al Mérito Deportivo.

20. San Josemaría, Amigos de Dios, 75

21. Datos obtenidos de los archivos de “alumni”.

22. El organismo de otorgar los títulos oficiales era el Ministerio de Educación

23. Se accede desde el Bachiller Elemental u otros estudios que demuestren la suficiente madurez para iniciar estas enseñanzas

24. Este proyecto dio origen a la empresa PROTECMEDIA, con más de 150 profesionales dedicados a la investigación, desarrollo e implantación de soluciones editoriales y otros servicios relacionados con la comunicación. Algunos de nuestros antiguos alumnos son directivos y técnicos  de esta empresa.

25. 100 millones de las antiguas pesetas.

26. En la FP reglada hay materias que no son específicas de AAGG, como por ejemplo, Formación Humanística o Educación Física.

27. Así era familiarmente conocido por profesores, alumnos y empresarios.

 

Jerónimo González Bernal, Josefa González Santos, Raquel de la Fuente Anuncibay, Soraya Marquínez Meneses, Natalia González Bernal

Introducción

Estamos asistiendo en las últimas décadas a una profunda transformación tecnológica que esta cambiando en gran medida la sociedad de los países desarrollados, y entre ellos se encuentra España. Esta evolución social afecta a una de sus estructuras fundamentales, la familia, y las relaciones entre sus miembros. Nuestro interés se centra precisamente en los cambios familiares y en las relaciones que mantienen sus componentes, específicamente en las relaciones intergeneracionales entre abuelos y nietos, y como queda definido el nuevo rol o funciones del abuelo con su nieto. Estos cambios aparecen como cambios sociodemográficos como el envejecimiento poblacional conformado por el aumento de la esperanza de vida y la disminución en la natalidad, entre otras, gracias a los avances científicos y tecnológicos que permiten prolongar la vida y controlar la concepción.

También existe un nuevo concepto de familia que supera el de los lazos consanguíneos, permitiendo catalogar como familia a otros grupos sociales que antes no se contemplaban como tal, a saber: parejas con hijos de anteriores matrimonios, matrimonio entre homosexuales, adopción de hijos, familias comunales.

No obstante el cambio fundamental es la incorporación de la mujer en el ámbito laboral, reconceptualiza su papel de esposa y madre, modifica su imagen y le permite la adquisición de otros roles al tiempo que modifica los de los demás miembros de la familia. (González, De la Fuente 2010)

En una revisión teórica llevada a cabo por Barranti (1985) se encontraron las diferentes funciones llevadas a cabo por los abuelos:

Radcliffe-Brown (1952) de forma teórica y con un estudio con tribus primitivas anteriores a la escritura, extrajo la siguiente conclusión: la relación abuelo-nieto se puede definir como de igualdad amistosa: abuelo como aliviador de las tensiones en las relaciones padre-hijo.

Albrecht (1954), en una investigación mediante cuestionarios, con una muestra de 700 abuelos al azar encontró los siguientes modos de comportarse: placer sin responsabilidad. Política de no hacer nada.

Apple (1956) mediante un estudio etnográfico y en 75 sociedades encontró las formas de relación con los nietos: indulgencia, relaciones cálidas y disasociación del poder del abuelo y de la autoridad de la familia.

Un estudio clásico, quizás el que más repercusión ha tenido, es el de Neugarten y Weinstein (1964) mediante entrevista a 70 parejas de abuelos en el que encontraron cinco tipos:

Formal: los abuelos tienen ya un rol prescrito, con interés constante en los niños y líneas marcadas entre los abuelos y los padres.

Abuelo divertido: informal, y relación caracterizada por una satisfacción mutua.

Sustituto del padre: rol del abuelo identificado con el hecho de asumir responsabilidades del cuidado de los niños.

El guardián de la sabiduría familiar: el rol del abuelo identificado como el dispensador de habilidades especiales y las líneas de autoridad muy marcados entre las generaciones.

Figura distante: contacto con el niño poco frecuente aunque el abuelo es benevolente.

También Triadó, et al. (2000), basándose en el estudio de Van Ranst, et al. (1995), llegaron a determinar que las funciones que comúnmente desempeñan los abuelos son alianza fiable, soporte emocional, reforzador de la propia valía, soporte financiero, vínculo con el pasado, conocimiento de vejez, consejero y modelo de rol, guardián de la familia, mediador de los conflictos entre padres e hijos, cuidador sustituto y figura distante, para llegar a estas conclusiones utilizaron un cuestionario del cual, algunos ítems aparecen a continuación ya que nos parecen clarificadores para explicar las funciones del abuelo:

Alianza fiable: “Pase lo que pase sé que puedo contar con mi abuelo” Fuente de afecto y ayuda emocional: “Sé que mi abuelo me quiere mucho” Reforzador de la propia valía: “Sé que mi abuelo está orgulloso/a de mi”

Provisor de ayuda económica: “Mi abuelo me da algún dinero regularmente”

Vínculo con el pasado: “Explicándome cosas de su juventud mi abuelo me permite aprender cosas sobre épocas pasadas”

Conocimiento de la vejez: “Por mi abuelo entiendo mejor a la gente mayor en general” Consejero y modelo de conducta: “Me gustaría parecerme a mi abuelo en algunos aspectos”

Guardián de la esencia familiar: “Mi abuelo me hace tomar conciencia de que formo parte de una familia”

Mediador en los conflictos entre el adolescente y sus padres: “Por mi abuelo he aprendido a aceptar mejor a mi padre/madre”

Cuidador sustituto de los padres: “Mi abuelo ha tenido un papel importante en mi crianza” Imagen de una figura distante: “Tengo poco contacto con mi abuelo”

Nos gustaría realizar una breve reseña: en esta revisión casi todos los autores señalan la forma de ejercer de abuelo como un vestido propio de la persona mayor, y nosotros aunque nos hacemos eco de las diferentes tipologías consideramos que estas se pueden dar en cada persona, puesto que cada abuelo y abuela se comporta de forma diferente con cada nieto, y con el mismo nieto a lo largo de las diferentes edades.

Funciones que desempeñan los abuelos

A continuación, dada la importancia que tienen para nuestra investigación se clasifican y describen en mayor profundidad las funciones más importantes que la mayoría de los autores atribuyen al rol de abuelo, tomando las que utilizan Rico et al. (2001), que son las que utilizaremos para llevar a cabo nuestro estudio y son: cuidador, compañero de juegos, historiador familiar, transmisor de conocimientos y valores morales, modelo de envejecimiento y ocupaciones, amortiguación entre padres e hijos, influencia a través de los padres, ayuda en momentos de crisis, amor incondicional, mimar y malcriar, confidentes y compañeros, y por último, abuelos indiferentes.

Función de cuidador

Es una de las funciones que aparece con mayor frecuencia en las diversas investigaciones, haciendo de padres sustitutos. En este sentido aparece en los estudios de Cherlin y Furstenberg, (1986) y de Kornhaber y Woodward (1981).

Esta función se lleva a cabo más frecuentemente en casos de familias uniparentales, madres adolescentes, o cuando ambos padres trabajan fuera de casa (Radin, Oyserman y Benn 1989, citados en Smith 1991).

El estudio de FOESSA (1994 citado por Hernández 2001), señala que entre la diversidad de tareas que las personas mayores realizan con sus descendientes, destacan las de cuidar y atender a los menores, e indica diferencias de género; los abuelos predominan normalmente cuando salen los padres, y las abuelas en el resto de situaciones: diariamente, cuando los padres trabajan, llevarles y recogerles del colegio, darles de comer, cuando los nietos están enfermos, o en vacaciones.

Por otra parte, Fernández et al. (2003) manifiesta que el papel principal de los abuelos es el de abuelos sustitutos y cuidadores, y que el 58% de los nietos son cuidados cuando están enfermos.

La mayoría de las investigaciones incluyen el rol de cuidador como una de las funciones de los abuelos, mediado por diversos factores que van a determinar el tiempo que los abuelos estén en este rol; entre ellos, que la madre trabaje fuera de casa, que el abuelo viva en la misma casa que el nieto, que la madre sea adolescente, o que la familia sea monoparental. Todas estas variables condicionadas por la edad del nieto salvo que hablemos de nietos con discapacidad, aspecto este muy interesante y abordado en páginas anteriores, dentro del apartado de personalidad del nieto. Sería conveniente contar con un mayor número de estudios o proponer para estudios posteriores la insatisfacción de los abuelos en el papel de cuidador, como hemos apuntado anteriormente.

Función como compañero de juegos

También aparecía en el estudio clásico de Neugarten y Weinstein (1964), con el estilo denominado búsqueda de diversión, un estilo no autoritario, formado por abuelos jóvenes, compañeros de juegos de sus nietos.

Un estudio que recoge las variables sexo y edad es el de Lázaro y Gil (2002), los cuales hacen notar que los abuelos suelen participar en los juegos de sus nietos pequeños más a menudo que las mujeres. Y señalan que no existen variaciones en cuanto a la variable edad.

Función de historiador familiar

Este era un papel fundamental en sociedades más antiguas donde la transmisión de conocimientos, costumbres y tradiciones se hacía de forma oral. Actualmente con la generalización en el uso de las nuevas tecnologías se ha transformado, hacia un papel más vinculado a narrar historias personales y familiares que sólo se hallan en la memoria del anciano.

Neugarten y Weinstein (1964) nombran al guardián de la sabiduría familiar, que incluye a un grupo de abuelos de la muestra que hablan a los nietos de la historia de la familia. Este grupo estaría más representado por abuelas que por abuelos.

En estudios más recientes, Triadó y Villar (2000) destacan la función del abuelo como portador de la memoria familiar entre otras. El abuelo, quizá a diferencia de los padres, representaría la memoria de la familia y el vínculo entre su pasado (sus propias vivencias de juventud) y su futuro (los nietos) Esta función puede repercutir tanto en la integración de la familia como en el propio bienestar personal del abuelo, contribuyendo a dar significado a la propia trayectoria vital en una etapa, la vejez, en la que es precisamente esta una de las tareas que la persona ha de afrontar.

Función como transmisor de conocimientos y valores morales

Otra función de las que participa el abuelo es la de dar consejos, orientar y transmitir conocimientos y valores a los nietos.

En cuanto a la incidencia del sexo del abuelo en esta función, Roberto y Stroes (1992), en un estudio realizado mediante cuestionario, obtuvieron diferencias en la cantidad de influencia del abuelo según el sexo, siendo las abuelas las que más influyen en las creencias de los nietos.

Otro estudio jerarquiza la importancia de las funciones realizadas por el abuelo, es el caso de Kalliopuska (1994), el cual llegó a la conclusión de que los abuelos dan a sus nietos, por orden de importancia, amor, cuidados, valores morales y experiencia.

Función como modelo de envejecimiento y ocupaciones

Dentro del aprendizaje por modelado se encontraría el cómo los abuelos enseñan conductas a sus nietos, les modelarían formas de vida, formas de actuar. Si bien esta función no aparece en muchos estudios, es un factor demasiado importante como para olvidarlo (Van Ranst, et al. 1995).

Por otra parte Rice (1996, citado en Rico et al., 2001), señala la importancia de esta función y manifiesta que este papel de los abuelos como modelos puede proporcionar a los niños una actitud más sana hacia las personas mayores, sobre todo en nuestra cultura, donde la juventud es idolatrada. Los abuelos actúan como futuros modelos de rol de sus nietos cuando sean abuelos y como modelo de relaciones familiares. Además de conocer a los mayores, aprenden que son buenos y pueden amarlos y respetarlos.

Función como amortiguación entre padres e hijos

Es una función dedicada a eliminar tensiones y que conduce a la estabilización de la familia y en último fin a mantenerla unida y que no se disgregue.

Aunque el abuelo se encuentra con la limitación que conlleva consigo “la norma de no interferencia”, que significa no poder criticar la educación que reciben sus nietos por parte de sus hijos y contribuir de esta manera a tener relaciones armoniosas con los demás miembros de la familia (Belsky, 1996).

Esta función es citada en la investigación de Bengtson y Robertson (1985) quienes apuntan a que el abuelo actúa muchas veces como arbitro en las disputas entre padres e hijos, negociando los valores familiares, conservando la continuidad de la familia y aportando su ayuda en los momentos de conflictos entre generaciones.

Los abuelos, no sólo influyen a los nietos de forma directa sino que también lo hacen a través de los padres, y signo de ello es que la relación de los padres con los hijos esta condicionada por como fueron educados los padres y como fueron modelados por los progenitores, ahora abuelos.

No sólo en la educación de los padres, sino que otra forma de intervención es la que aparece en el estudio de Hagestad (1985), el cual menciona otra forma de influir de forma indirecta, y es proporcionando ayuda económica y financiera a los hijos lo que mejora la calidad de vida de los nietos, especialmente en momentos de dificultades, aunque también se lleve a cabo en momentos de tranquilidad.

Función de ayuda en momentos de crisis

Cherlin y Furstenberg (1985) afirman que si bien en épocas de tranquilidad, los abuelos proporcionan afecto y mantienen una relación informal con los nietos, en tiempos de crisis, los abuelos adquieren un papel fundamental con asistencia de los nietos y manteniendo la familia a flote.

Una investigación que define las cualidades de los abuelos en momentos de crisis es la de Bengtson y Robertson (1985), quienes destacan la disponibilidad en casos de emergencia, y lo definen como función tranquilizadora del abuelo frente a una situación extrema.

Investigaciones más actuales conforman las diferencias en la intervención en tiempos de crisis entre distintos tipos de abuelos, es el caso de Valencia y Viguer (2004). Estas autoras señalan que el abuelo jubilado no apoya en momentos de crisis, y sí lo hace, además de cuidarles, el abuelo o abuela que ven casi todos los días.

Función de amor incondicional

Es esta una de las funciones principales, el soporte emocional que ofrecen a los nietos, es un amor incondicional, parecido al vínculo del apego, o el estar siempre disponible del que habla Bolwy (1969), pues no conlleva la responsabilidad paterna.

Los abuelos dan amor y aceptación para convertir que los niños se conviertan en su propia persona, proporcionando un ambiente seguro y asisten al desarrollo personal de sentido del nieto, en la identidad, en la confianza y en la seguridad (Kennedy, 1992)

Un estudio que confiere a esta función una importancia vital es el de Van Rast et al. (1995). Estos autores llegaron a la conclusión de que el soporte emocional es el mejor predictor de la importancia y cercanía de la relación entre abuelos y nietos.

Así mismo, un estudio que refleja la insatisfacción de los nietos es el de Fernández et al. (2003), quienes afirman que las redes afectivas que establecen los abuelos con los nietos son satisfactorias en la mayoría de los casos, y que la cuarta parte de los nietos no recibe apoyo afectivo satisfactorio, y que éste se muestra en relación con la frecuencia de visitas mutuas.

Función de consentidor

Esta función, unida a la anterior, asocia el clásico rol a los abuelos de que miman en exceso a los nietos y los malcrían una vez desprovistos de la responsabilidad paterna, si bien no hay muchos estudios que recojan esta variable.

El estudio de Tyszkowa (1991), señala como esfera de influencia el impacto negativo de los abuelos, actuando de forma contraria a los padres y con actitudes de sobreprotección.

Es esta una función que siempre se ha criticado a los abuelos por ir en contra de las normas paternas y que se acusa a la falta de responsabilidad.

Función como confidentes y compañeros

En relación a la anterior función, los abuelos se convierten en confidentes y depositarios de secretos, pues se considera que no aplican las normas a rajatabla y por lo tanto los castigos que normalmente llevan asociadas. Y al cambiar el juicio de la conducta por la comprensión, son percibidos por los nietos como quienes más les escuchan y entienden.

Una de las variables para que los abuelos funcionen como confidentes de los nietos es la conclusión a la que llegaron Pérez y Canovas (1995), los cuales manifiestan que en la percepción de atención que prestan los abuelos a los nietos, el 71% está muy de acuerdo o de acuerdo con la afirmación de que los abuelos siempre están dispuestos a escucharte.

Para señalar datos cuantitativos en la importancia de esta función conviene recordar el estudio ya citado de Rubio y Garrido (1995), realizado mediante cuestionario con una muestra de 44 niños y 41 niñas de 4 y 5 años, y que obtuvieron que un 25% de los niños manifiesta prioridad por la compañía de sus abuelos antes que los progenitores o hermanos, aunque era menor aún así que la prioridad por los padres, que es del 42%.

En una investigación reciente, Fernández et al. (2003) recogen la variable de insatisfacción del nieto en cuanto a la dejadez del abuelo en la ejecución de esta función y manifiesta que el 22,4% de los niños no recibe apoyo confidencial suficiente.

Abuelos indiferentes, abuelos sin función

El último factor a tener en cuenta son los abuelos que toman distancia de la relación con los nietos, característica que ya ha aparecido en varios estudios citados con anterioridad, entre ellos el de Neugarten y Weinstein (1964), quienes ya describían este rol como figura distante con poca frecuencia de contacto con el nieto, y que constituían el 19% de la muestra.

La causa de esta distancia puede ser la que señala Robertson (1977), quien afirma que este rol de abuelo indiferente, corresponde a personas poco satisfechas con el rol de abuelos, y las abuelas que cumplían esta función generalmente eran desempleadas y/o viudas.

Un estudio que señala la diferencia entre el origen familiar y el sexo es el de Van Rast et al. (1995). Estos autores relacionan esta función en mayor medida con abuelos que abuelas y más de origen paterno.

Método (participantes, instrumento y procedimiento)

La muestra de esta investigación esta formada por abuelos y abuelas de Burgos capital y provincia. Este estudio ha sido realizado a partir de una muestra de 603 abuelos de Burgos capital y Burgos provincia. A la hora de elegir la muestra podíamos saber que en los mayores de 65 años, el 70% son abuelos, pero no podíamos limitar el ser abuelo a ser jubilado, y a la vez no conocíamos la población que eran abuelos y no tenían cumplidos 65 años, por lo que la selección de la muestra se realizó al azar, proporcional y estratificado por sexo y lugar de residencia. De esta forma se obtuvo una muestra definitiva de 603 personas, 345 de Burgos capital, y 258 de la provincia de Burgos.

El instrumento utilizado para medir las variables del abuelo, del nieto, las características conjuntas y la imagen de la relación es el utilizado por Rico et al. (2001). Partiendo de éste, que medía la relación entre el abuelo y el nieto preguntando a los nietos, elaboramos nuestro propio instrumento modificando los apartados necesarios e introduciendo alguna variable nueva, como fueron la existencia o no de nieto favorito, la existencia o no de discapacidad en el nieto, así como entre que edades están los nietos, la existencia de bisnietos, y el preguntar por las actividades conjuntas cuando el nieto no era adulto.

La recogida de datos tuvo lugar durante el año 2003 y 2004, se recogieron un total de 645 encuestas, si bien luego se trabajó con 603, al eliminar todas aquellas que no ofrecían algún dato, o éste era dudoso. La recogida de encuestas fue llevada a cabo en diferentes municipios de Burgos, y en diferentes lugares, se buscaron locales donde los abuelos tuvieran momentos de ocio, y también se realizaron encuestas en la calle. En primer lugar existía gran reticencia por parte de los ancianos a contestar a las encuestas, nos confunden con vendedores o dicen que no tienen tiempo. Una vez que acceden y les relatamos nuestro interés, llevamos a cabo la encuesta, donde nos encontramos con relatos exhaustivos de la vida de los abuelos y con reticencias a la hora de elegir un nieto favorito, con lo cual, en los casos que manifiestan que todos los nietos son iguales, les pedimos que nos hablen acerca del nieto con le que mayor frecuencia de contacto tienen.

Resultados

Los abuelos tienen una imagen de la relación con su nieto preferido sobre todo de ser mimadores, indulgentes, obsequiando al nieto con dulces y propinas en un 87,6% de los casos, también tienen la imagen de amor incondicional, y de ser abuelos que consuelan al nieto en un 84,7% de los entrevistados, a la vez, se consideran transmisores de conocimientos, valores morales y consejos en un 84,1% y cuidadores, y dar de comer al nieto cuando es pequeño en un 78,9%, y como contadores de cuentos en un 77,6% de los casos.

La imagen que menos tienen es la de ayuda en momentos de crisis, alejando al nieto de discusiones paternas, en un 15,6%; de puente entre padres e hijos, intercediendo a favor del nieto en un 41,5%; y la imagen de ser alguien que les comprenda o entienda, actuando como confidentes en un 45,6% de los casos.

Porcentajes de la imagen que los abuelos tienen de la relación con su nieto favoritoImagen de la relación.png

Discusión/Conclusiones

Rico et al. (2001), Smith (1995), Triadó (2000), y Valencia (2004) señalan que cuanto mayor es el abuelo, menor es la imagen que tienen de ejercer de guardianes y guías familiares, limitándose al contacto y a tomar posiciones de ayuda en momentos de crisis y papeles más conciliadores.

Las relaciones significativas encontradas en cuanto a la edad del abuelo con la imagen de la relación, se dan en las siguientes variables: amor incondicional, compañero de juegos, cuidadores, modelo de envejecimiento y ocupaciones, y fuente de comprensión.

Los abuelos más jóvenes se perciben como fuente de amor incondicional, compañeros de juegos y cuidadores, y los abuelos más mayores, se perciben en mayor porcentaje como modelo de envejecimiento y ocupaciones, y fuente de comprensión de sus nietos.

Observamos por una parte como los roles van cambiando y los abuelos con menor edad son los que piensan que realizan la función de cuidadores y también la de compañero de juegos del nieto favorito, además de funcionar como recurso de amor incondicional, por una parte se puede observar como las nuevas generaciones de abuelos participan del rol que la sociedad les asigna con la incorporación laboral de la mujer, teniendo que llevar a cabo la función de canguro o cuidador del nieto favorito, y por otra parte, la función de compañero de juegos es algo que aparece asociado a una edad menor del abuelo. Estos resultados coinciden con los de Triadó et al. (2000), quienes destacan que la cercanía emocional y la función del abuelo como cuidador sustituto tendía a ser más destacada por los abuelos de menor edad, mientras que con la demanda de ayuda sucedía lo contrario.

Por otra parte los abuelos más mayores participan en mayor medida de la función de modelo de envejecimiento y ocupaciones de su nieto favorito y son fuente de comprensión del mismo, consolidando así que la edad parece ser un factor que condicione la relación con el nieto en cuanto a ser comprendido por los abuelos y servir de referencia o modelo, esto coincide parcialmente con el estudio de Pinazo y Berjano (1996, citado en Valencia 2004) sobre la auto percepción de los abuelos en la relación con sus nietos quienes encontraron que la edad de los abuelos influye en la relación con sus nietos en cuanto a comprensión, satisfacción y grado de utilidad percibida. Los abuelos mayores se sienten más comprendidos y perciben mayor satisfacción que los abuelos más jóvenes. Los abuelos de edades entre 56 y 70 anos se perciben mas útiles (entendida la utilidad como la capacidad de dar ayuda cuando la necesitan) en la relación con sus nietos. También puede influir en la percepción de la relación lo que se ha denominado “rol inverso”; los abuelos jóvenes se sienten mas útiles porque pueden dar más de lo que reciben y a medida que aumenta su edad son ellos los que reciben más de lo que dan.

Por lo tanto concluimos que la edad que tenga el abuelo es un condicionante para la relación con el nieto favorito, y observamos como a medida que aumenta la edad del abuelo disminuye el porcentaje de personas que participan en actividades conjuntas, y que la imagen de la relación varía sobre todo por motivos sociales.

Jerónimo González Bernal, Josefa González Santos, Raquel de la Fuente Anuncibay, Soraya Marquínez Meneses, Natalia González Bernal, en redalyc.org/

Luis Fernando Garcés Giraldo

 

    I.          Introducción

Para Aristóteles, “la prudencia, la virtud y el placer están en el alma” (Ética Eudemia 1218b32) [1]; la virtud es la mejor disposición, modo de ser o facultad de todo lo que tiene un uso o función; la función de cada cosa es su fin (Ibíd. 1219a8-9), es por ello que la función del alma es hacer vivir [2] y la función de la virtud será la de una vida buena y como tal el bien perfecto: la felicidad; la felicidad es lo mejor y los fines y bienes mejores están en el alma (Ibíd. 1219a27-35); es así como para Aristóteles: lo que hay en el alma es un modo de ser o una actividad. Y puesto que la actividad es mejor que   el modo de ser, y la mejor actividad que el mejor modo de ser, y que la virtud es el mejor modo de ser, entonces la actividad de la virtud del alma es lo mejor. Pero la felicidad era también lo mejor; luego la felicidad es la actividad de un alma buena (Ibíd. 1219a27-37)

Para este pensador, la virtud del hombre será también el modo de ser por el cual el hombre se hace bueno y por el que realiza bien su función propia (Cf. Aristóteles, Ética a Nicómaco 1106a22-24). Aristóteles advierte la importancia de la educación en la adquisición de las costumbres; afirma en la Ética Eudemia, que el fin es el principio del pensamiento, pero la conclusión del pensamiento es el principio de la acción. Ahora bien, si la razón o la virtud son la causa de toda rectitud, si no es la razón, entonces el fin, aunque no los medios que conducen al fin, será recto gracias a la virtud. (1227b33-35)

También nos dice claramente que el hombre es el único animal que es, a su vez, principio de ciertas acciones; en efecto, no podemos decir de ningún otro animal que actúa; esto, que es origen de los movimientos, se llama principios. El hombre es principio de un movimiento, pues la acción es movimiento (Cf. Aristóteles, Ética Eudemia 1222b20-30). La virtud, es esta disposición que resulta de los mejores movimientos del alma y es también la fuente de las mejores acciones y pasiones de esta (Ibíd. 1220a30). “Es por tanto, ese modo de ser que nos hace capaces de realizar los mejores actos y que nos dispone lo mejor posible, a un mejor bien u obrar, que está acorde con la recta razón” (Ibíd. 1222a8-10). Es la relación entre las virtudes aristotélicas y sus acciones como camino para la consecución de la felicidad, de las que nos ocuparemos en este artículo.

  II.        La virtud como camino hacia la felicidad

Aristóteles en la Ética Eudemia, nos introduce a la felicidad afirmando que existen tres bienes que conducen a ella: la virtud, la prudencia y el placer. Además, que existen tres géneros de vida: la vida política, la vida filosófica [3] y la vida del placer [4]; es así como la vida filosófica se ocupa de la prudencia y de la contemplación de la verdad; la vida política de las nobles acciones (las que se desprenden de la virtud); la vida del placer se ocupa del goce y de los placeres corporales (Ibíd. 1215a33-1215b1-4). La felicidad, entonces, se asocia con una u otra de las tres vidas (Ibíd. 25); este es el mayor y el mejor de los bienes humanos; es la mejor de las cosas que puede realizar un ser humano (Ibíd. 1217a23-28).

Debemos, por tanto, hablar de la virtud. Para Aristóteles, la virtud es la disposición que resulta de los mejores movimientos del alma y es a la vez la fuente de las mejores acciones y pasiones de esta (Ibíd. 1220a30- 32). “Es por tanto, ese modo de ser que nos hace capaces de realizar los mejores actos y que nos dispone lo mejor posible a un mejor bien u obrar, que está acorde con la recta razón” (Ibíd. 1222a8).

En la Ética a Nicómaco, Aristóteles define la virtud como: un hábito electivo que consiste en un término medio relativo a nosotros, regulado por la recta razón en la forma en la que lo regularía un hombre verdaderamente prudente. Es un medio entre dos vicios, uno por exceso y otro por defecto, y también por no alcanzar, en un caso, y sobrepasar en otro, lo necesario en las pasiones y acciones, mientras que la virtud encuentra y elige el término medio. Por eso, de acuerdo con su entidad y con la definición que establece su esencia, la virtud es un término medio, pero con respecto a lo mejor y al bien, es un extremo. (1106b-35-1107a-5)

La virtud es un hábito, una disposición o una actitud para elegir el justo medio, evitando el exceso y el defecto (Cf. Marcos, “Aprender haciendo” 209). Este justo medio, según Aristóteles, es la recta razón que decide el hombre prudente. Este término medio es una posición intermedia entre el exceso y el defecto, el cual apunta al equilibrio entre las pasiones y las acciones; se debe elegir el término medio y no el exceso ni el defecto.

De acuerdo con Salmerón (14), la virtud es, para Aristóteles, un hábito elegido desde una disposición intelectual que él llama prudencia. La prudencia no puede ser ejercida sino sobre la base de otras disposiciones intelectuales ―o virtudes del logos― que elaboran formas de juicio necesarias e incontingentes con aspiraciones verdaderas. La investigación aristotélica inicia con una comprensión precisa de la naturaleza humana y de su destino, de donde el filósofo parte para desprender los juicios de valor y prescriptivos que traduce, sin más, en virtudes. Es sin duda alguna, la prudencia (phrónesis) que une el conocimiento y la acción, la más importante de las virtudes; ya que es esta la que sustenta el entramado de las demás virtudes.

Ser virtuoso es toda una obra que se aprende con el ejercicio de los hábitos buenos, con formación, y requiere de experiencia y tiempo para ejercitarse en ellos. Para Aristóteles el llegar a ser buenos, a ser virtuosos, dependerá de diferentes factores como son la naturaleza, los hábitos y la enseñanza.

Algunos creen que los hombres llegan a ser buenos por naturaleza, otros por el hábito, otros por la enseñanza. Ahora bien, está claro que la parte de la naturaleza no está en nuestras manos, sino que está presente en aquellos que son verdaderamente afortunados por alguna causa divina. El razonamiento y la enseñanza no tienen, quizá, fuerza en todos los casos, sino que el alma del discípulo, como tierra que ha de nutrir la semilla, debe primero ser cultivada por los hábitos para deleitarse u odiar las cosas propiamente, pues el que vive según sus pasiones no escuchará la razón que intente disuadirlo ni la comprenderá, y si él  está  así dispuesto, ¿cómo puede ser persuadido a cambiar?

En general la pasión parece ceder no al argumento sino a la fuerza; así el carácter debe estar de alguna manera predispuesto para la virtud amando lo que es noble y teniendo aversión a lo vergonzoso. (Aristóteles, Ética a Nicómaco 1179b20-32)

López de Llergo (Cf. Vidal) puntualiza que la palabra hábito hace referencia a que, en el caso de la virtud, es un hábito estable para obrar bien; una segunda naturaleza que se adquiere con la repetición de actos buenos (Ibíd. 42). Para Marcos “en la persona virtuosa la acción correcta fluye de modo natural, sin artificiosidades. La virtud se convierte en un modo de ser, pero un modo de ser elegido por cada persona, de la cual cada uno es causante y responsable” (20).

En suma, la virtud del hombre es el modo de ser por el cual el hombre se hace bueno y realiza el bien; es decir hacer lo que le corresponde  en lo individual, en su entorno inmediato y en la sociedad de la que forma parte; esto es el modo mediante el cual realiza bien sus funciones propias. Por tanto, se puede afirmar que el hombre virtuoso es aquel que ha adquirido como hábito la realización correcta de sus funciones individuales y sociales en términos de  buscar siempre  beneficios  y de evitar perjuicios (Cf. Aranda y Salgado 37); se requiere de un comportamiento constante y continuo del “bien obrar” para la formación del buen carácter, pues así se evita la pasiva obediencia exterior a los principios y refuerza el compromiso global e interior del agente moral (Cf. Vidal 46).

Definida el alma para este pensador, es necesario considerar en esta discusión que en el alma humana existen dos partes participantes de la razón (Cf. Aristóteles, Ética Eudemia 1219b30), así las virtudes se distinguen según una parte del alma: de la parte racional, las virtudes intelectuales, cuya obra es la verdad; las de la parte irracional, los deseos (Ibíd. 1221b30). En la Ética Eudemia Aristóteles define dos clases de virtud, la virtud ética y la virtud intelectual, así:

y puesto que las virtudes intelectuales se acompañan de razón, éstas pertenecen a la parte racional, la cual, por tener razón gobierna el alma; en cambio, las virtudes,  las virtudes éticas pertenecen a la parte irracional, que, a pesar de ello, por su naturaleza es capaz de seguir la parte racional. (1220a10-12)

La recta razón se da cuando la parte irracional del alma no impide a la parte racional llevar a cabo su propia actividad: entonces, la acción será “según la recta razón”; cuando las pasiones no impidan al entendimiento llevar a cabo su propio trabajo, la acción sucederá “según la recta razón” (Cf. Aristóteles, Magna Moralia 1208a). De la misma manera, en Ética a Nicómaco, Aristóteles divide la parte racional del alma en dos partes:

una, con la que percibimos las clases de entes cuyos principios no pueden ser de otra manera, y otra, con las que percibimos los contingentes; a la primera se le llama científica y a la segunda, razonadora, ya que deliberar y razonar son lo mismo, y nadie delibera sobre lo que no puede ser de otra manera. (1139a8-15) [5]

La función de ambas partes intelectivas son las disposiciones según las cuales cada parte alcanza la verdad (Ibíd. 1139b10).

En Aristóteles, “la felicidad es algo perfecto y suficiente, ya que es el fin de los actos” (Ibíd. 1097b20). Pallí, traductor de la Ética a Nicómaco ―utilizada en esta reflexión―, nos aclara que “una de las acciones centrales de la moral aristotélica es que la felicidad es el bien que, cuando lo poseemos, nos hace independientes, y el hombre es independiente cuando posee todo lo necesario para su felicidad” (Ibíd. nota 16). Todas las condiciones requeridas para la felicidad pueden estar en la virtud, la prudencia o en cierta sabiduría, o en algunas de ellas. “Nuestro razonamiento está de acuerdo con los que dicen que la felicidad es la virtud o alguna clase de virtud, pues la actividad conforme a la virtud es una actividad propia de ella” (Ibíd. 1098b25). Aristóteles, en el capítulo I del libro I de su Ética a Nicómaco, afirma que: todo arte (téchne) y toda investigación científica, lo mismo que toda acción y elección parecen tender a algún bien; y por ello definieron con toda pulcritud el bien, que es aquello a lo que todas las cosas aspiran. Cierta diferencia, con todo, es patente en los fines de las artes y ciencias, pues algunos consisten en simples acciones, en tanto que otras veces, además de la acción, queda un producto. Y en las artes cuyo fin es algo ulterior a la acción, el producto es naturalmente más valioso que la acción. (1094a)

A su vez, este fin es siempre un bien que será también lo bueno y lo mejor; la virtud está en función de la consecución del fin. Esto significa que toda acción moral, dado que proviene de la conciencia y la libertad, tiende siempre a la realización de un objetivo presente en la persona que la ejecuta. Que cada persona sea el mejor ser humano que pueda llegar a ser constituiría el principal motivo del ejercicio de la virtud (Cf. Díaz 116).

Aristóteles se refiere a los medios para alcanzar el fin puesto que nadie delibera sobre el fin, sino sobre los medios que tienden hacia él.

Si, pues, nadie elige sin estar preparado y sin haber deliberado si la cosa es mala o buena, y si, por otra parte, uno delibera sobre las cosas que, dependiendo de nosotros, pueden existir o no y que constituyen los medios para alcanzar el fin. (Aristóteles, Ética Eudemia 1226b15)

Este pensador, en la Ética a Nicómaco, nos relaciona las acciones justas y buenas:

se dice bien, pues, que realizando acciones justas y moderadas se hace uno justo y moderado respectivamente; y sin hacerlas, nadie podría llegar a ser bueno. Pero la mayoría no ejerce estas cosas, sino que, refugiándose en la teoría, creen filosofar y poder, así, ser hombres virtuosos; se comportan como los enfermos que escuchan con atención a los médicos, pero no hacen nada de lo que les prescriben. Y, así como estos pacientes no sanarán del cuerpo con tal tratamiento. Tampoco aquéllos sanarán el alma con la filosofía. (1105b10)

Por tanto, afirma que el fin es el principio del pensamiento, pero la conclusión del pensamiento es el principio de la acción. Ahora bien, si la razón o la virtud son la causa de toda rectitud, si no es la razón, entonces el fin, aunque no los medios que conducen al fin, será recto gracias a la virtud. (Aristóteles, Ética Eudemia 1227b33)

Es así como la virtud tiene una relación directa e inmediata con la forma de actuar de las personas.

En suma, todo el valor de la virtud reside en la acción. Una acción, para ser virtuosa, debe ser realizada en concordancia con los deberes propios de la virtud (Cf. Jiménez 7). La virtud no consiste simplemente en la observancia de los deberes, sino en el hecho de que se cumplan las acciones apropiadas con el estado de ánimo de quien ha asimilado el comportamiento virtuoso transformándolo en hábito, es decir, haciéndolas de la mejor manera posible. La felicidad es adquirida simplemente por el hecho de ser virtuoso y de ejercitar la virtud más allá de los resultados, logros o consecuencias del acto virtuoso (Cf. Díaz 103).

Hasta aquí hemos discutido, como lo afirma Aristóteles, que el bien del hombre es una actividad del alma de acuerdo con la virtud que nos conduce a la felicidad. Es así como para este pensador “la felicidad es una actividad del alma de acuerdo con la virtud perfecta” (Ética a Nicómaco 1102a5). Pasaremos a referirnos a la virtud y sus acciones.

III.        La virtud y sus acciones

En su libro sobre el Movimiento de los animales Aristóteles propone que las cosas por las cuales nos movemos son la inteligencia, la imaginación, la elección, la voluntad y el apetito; y que todo esto se refiere a la mente y al deseo; la imaginación y la sensación tienen el mismo lugar en la mente porque son capaces de juzgar. La voluntad, el impulso y el apetito son deseos; y la elección es común a la inteligencia y al deseo. Además, indica que por lo anterior el primer motor es lo deseado y lo pensado; pero no todo lo deseado, sino la finalidad de los actos (Cf. Aristóteles, Movimiento 700b18-26).

Para Aristóteles la auténtica felicidad (eudaimonía) radica en el vivir y el actuar; siendo la actividad del hombre bueno, por sí misma buena, agradable y feliz (Cf. Benítez 16). En la Ética Eudemia, Aristóteles relaciona las acciones con la virtud y la felicidad: las acciones de acuerdo con la virtud serán por sí mismas agradables. Y también serán buenas y hermosas, y ambas cosas en sumo grado, si el hombre virtuoso juzga rectamente acerca de todo esto, y juzga como ya hemos dicho. La felicidad, por consiguiente, es lo mejor, lo más hermoso y lo más agradable […] todas ellas pertenecen a las actividades mejores; y la mejor de todas estas decimos que es la felicidad. (1099a20-31)

Para Aristóteles, “aquellas acciones que uno tiene en su poder hacer o no hacer, y aun aquellas que hace sin desearlas, las realiza voluntariamente y no por fuerza” (Aristóteles, Ética Eudemia 1225a10). Además aquellas cosas que pueden ser o no ser, son posibles deliberarlas por lo que está en nuestro poder hacerlas o no (Ibíd. 1226a20).

Nadie elige sin estar preparado y sin haber deliberado si la cosa es mala o buena, y si, por otra parte, uno delibera sobre si la cosa es mala o buena, y si por otra parte, uno delibera sobre las cosas que, dependiendo de nosotros, pueden existir o no y que constituyen los medios para alcanzar el fin. (Ibíd. 1226b15)

Es evidente que las acciones de las cuales el hombre es el principio y dueño, pueden suceder o no, y que él depende que se produzcan o no, al menos aquellas de cuya existencia o no es soberano.

Así de cuantas cosas está en su poder hacerlas o no, él mismo es la causa, y aquello de lo que es la causa depende de él; por tanto el hombre es la causa de las acciones voluntarias y conformes a su libre elección. (Ibíd. 1223a5-15)

La parte deliberativa del alma es la que considera una cierta causa, llamamos generalmente causa a aquello en vista de lo cual algo existe o llega a ser; de ahí que aquellos que no tienen un fin determinado no tienen la inclinación a deliberar; todo lo que está de acuerdo con una elección es voluntario (Ibíd. 1226b).

Ahora bien, aquello por la cual se obra es el término medio, del que la virtudes la causa por un acto de elección, aunque no se elige el fin, sino los medios adoptados a causa del fin; por tanto alcanzar lo que debe hacerse a cusa del fin pertenece a otra facultad [6], aunque la virtud es la causa de que sea recto el fin de la elección. (Ibíd. 1227b)

En la acción, el factor intelectual y el desiderativo deben darse juntos. El apetito o el deseo en general es la razón inicial del movimiento; una vez que el deseo ha dado lugar a la acción deben intervenir las facultades cognitivas (percepción, imaginación o intelecto) que se pondrán en conjunción con la facultad apetitiva para indicarle cuál es el objeto correcto que satisfará el deseo (Cf. Boeiri 206). Así, en Acerca del alma refiriéndose a la percepción sensible y a la inteligencia, nos dice: pues bien, es evidente que percibir sensiblemente y pensar no son lo mismo ya que de aquello participan todos los animales y de esto muy pocos. Pero es que tampoco el intelegir ―me refiero a aquel que cabe tanto el intelegir con rectitud como el intelegir sin rectitud; el intelegir con rectitud está constituido por la prudencia, la ciencia y la opinión verdadera, y el intelegir sin rectitud por el contrario de ellas―, tampoco intelegir, digo, es lo mismo que percibir sensiblemente: prueba de ello es que la percepción de los sensibles propios es siempre verdadera y se da en todos los animales, mientras que el razonar puede ser también falso y no se da en ningún animal que no esté dotado además de razón. (Ibíd. 427b10)

Es en el mundo de lo contingente donde el hombre se obliga a deliberar, elegir y actuar para alcanzar su telos (Cf. Vallejo 339). Para Aristóteles es evidente que la elección es un deseo deliberado de cosas a nuestro alcance porque se desea todo lo que se elige, pero no se elige todo lo que se desea (Cf. Aristóteles, Ética Eudemia 1226b15).

En Ética Eudemia, Aristóteles habla del alma en la deliberación: nadie impide a muchos tener una opinión sobre lo que se ha de hacer o no, pero tenerla por un razonamiento no les es posible a todos. En efecto, la parte deliberante del alma es la que considera una cierta causa, ‘esto en vista de lo cual’ es una de las causas, porque si ‘el porqué’ es causa, nosotros llamamos generalmente causa a ‘esto en vista de lo cual’ algo existe o llega a ser […] De ahí que los que no tienen un fin determinado no tengan inclinación a deliberar. (1226b2)

Así, para Aubenque, “lo contingente es denominado ‘aquello que puede ser o no ser’, pero eso no es más que una especie de ‘lo que puede ser de otra manera’” (79). De ahí que el acto moral corresponda a lo contingente, es decir, a las cosas que admiten ser de otra manera y que dependen en cierta forma de nuestros actos y nuestras disposiciones; por ello, se parte de los hechos y las experiencias relativas a cada caso particular; la deliberación corresponde a la parte del alma calculadora, que es una parte del alma dotada de razón (Cf. Vallejo 345).

Para Aristóteles, la ciencia práctica centrará su interés en las acciones humanas. Dicho objeto de estudio es más que relevante porque al tratarse de acciones, y no de entes inmutables y eternos, el conocimiento que se desprende del primer ámbito tiene que ser un conocimiento en el terreno de la contingencia (Cf. Rossi y Amadeo 70). Marcos, afirma que: en la persona virtuosa la acción correcta fluye de modo natural, sin artificiosidades. La virtud se convierte en un modo de ser, pero un modo de ser elegido por cada persona, de la cual cada persona es causante y responsable. (“Aprender haciendo” 20)

Aristóteles deja pensar al individuo que actúa moralmente como un sabio, como alguien que después de su sabiduría práctica es capaz de elegir el curso de la acción más conveniente. La prudencia es sabiduría práctica; pero sabiduría a cargo del virtuoso que es, así, sabio. Sabio práctico, es cierto, pero sabio (Cf. Seoane 752). En este sentido, para Irizar, conviene tener presente que existen diferentes niveles o grados de sabiduría. Dichos niveles van desde la sabiduría del hombre sencillo que es capaz de referir todas las cosas a una causa última, hasta la sabiduría de quien, gracias a sus dotes naturales y éticas enriquecidas con una sólida formación académica, tiene la capacidad de dar una explicación cada vez más profunda y precisa del origen y sentido de todo lo que es. (4)

Aristóteles, en la Ética a Nicámaco, señala la existencia de tipos de hábitos que hacen a la persona de naturaleza intelectual; estos hábitos ―denominados intelectuales― son el entendimiento, la ciencia, la sabiduría, el arte y la prudencia. El estilo intelectual marca la búsqueda de la razón última de las cosas: la sabiduría (Cf. Gómez 13). El rasgo definitorio en la concepción aristotélica está constituido en términos de una condición disposicional que privilegia alguna forma de actuación frente a otras posibles. A esta condición disposicional se llega, de acuerdo con el filósofo griego, por la vía de la costumbre; un hábito que, a fuerza de ser practicado, se arraiga en el carácter y que constituye una especie de molde comportamental e indica una forma específica de la personalidad moral del sujeto (Cf. Salmerón 14).

López de Llergo (Cf. Vidal) puntualiza que la palabra hábito hace referencia a que, en el caso de la virtud, es un hábito estable para obrar bien; una segunda naturaleza que se adquiere con la repetición de actos buenos (Cf. Vidal 42). Para Marcos, “en la persona virtuosa la acción correcta fluye de modo natural, sin artificiosidades. La virtud se convierte en un modo de ser, pero un modo de ser elegido por cada persona, de cual cada uno es causante y responsable” (“Aristóteles” 20). Todo el valor de la virtud reside en la acción. Una acción, para ser virtuosa, debe ser realizada en concordancia con los deberes propios de la virtud (Cf. Jiménez 7).

Una virtud no es una disposición que se ponga en práctica para tener éxito solamente en un tipo particular de situación (Cf. Díaz 103). O, tal como lo afirma Díaz, “la virtud necesita del deber para afirmarse del mismo modo como el deber necesita de la virtud para hacer justicia a la dimensión personal que trasciende la acción” (105).

IV.        Virtudes y su clasificación

Aristóteles explica de donde provienen las virtudes y para ello las divide en virtudes de orden moral (éticas) y virtudes de orden intelectual (dianoéticas): la dianoética se origina y crecen principalmente por la enseñanza, y por ello requieren experiencia y tiempo; la ética, en cambio, procede de la costumbre […] de este hecho resulta claro que ninguna de las virtudes éticas se produce en nosotros por naturaleza; puesto que ninguna cosa que existe por naturaleza se modifica por costumbre. (Aristóteles, Ética a Nicómaco 1103a15-20) [7]

Si bien, se debe aclarar que no hay una lista concreta ni cerrada, en diversas partes de su obra se refiere a diferentes clases de virtudes; modificándolas a lo largo de su vida [8]. Entre las virtudes morales se encuentran la liberalidad, la magnificencia, la magnanimidad, la mansedumbre, la amabilidad, la sinceridad, la agudeza, el pudor y la vergüenza, la justicia, la continencia, la amistad, la valentía, la moderación, la benevolencia, la concordia, la dignidad; y entre las virtudes intelectuales: la sabiduría, la ciencia, la intuición, la prudencia y el arte.

   V.        Virtudes éticas

La liberalidad (eleutheriótes): término medio respecto a las riquezas (económicas); la prodigalidad y la avaricia están en relación con la riqueza, una por exceso y otra por defecto. La avaricia se le atribuye a los que se esfuerzan por las riquezas más de lo debido y la prodigalidad [9] a los incontinentes y a los que gastan con desenfreno. El hombre que posea esta virtud usará mejor los bienes económicos, a este se le llamará liberal; este virtuoso será más feliz dando que recibiendo; para Aristóteles “de los hombres virtuosos, los liberales son, quizá, los más amados, porque son útiles y lo son en el dar” (Ética a Nicómaco 1119b25-1120a25). El liberal dará por nobleza y rectitud, dará a quien debe, cuándo y cuánto debe.

La magnificencia: se considera también una virtud relacionada con  las riquezas (bienes económicos); a diferencia de la liberalidad no se extiende a todas las acciones que impliquen dinero, sino a las que requieren grandes gastos, sobrepasando a la liberalidad por la magnitud. La magnificencia es propia de los gastos que llamamos honrosos. En la Ética a Nicómaco se afirma que “es un gasto oportuno a gran escala” (112a20 109); lo oportuno se refiere a las personas, circunstancias y al objeto del gasto. Los extremos de esta virtud son la mezquindad y la ostentación [10] vulgar; el mezquino es aquel que gasta menos en todo lo que hace, se queda corto en todo; mientras que el vulgar, se excede por gastar más de lo debido; gasta mucho en motivos pequeños y hace una gran ostentación; todo lo hace para exhibir su riqueza y no por nobleza. El hombre magnífico [11] será necesariamente liberal, ya que gasta lo que es debido y como es debido. Aristóteles dice “los hombres magníficos son, en efecto, los mayores y los más honrosos” (Ibíd. 1123a10-30).

La magnanimidad: está en la grandeza. El magnánimo está en la relación debida con los honores y la privación de ellos. Los extremos son la vanidad (exceso) y la pusilanimidad [12] (defecto); el vanidoso se excede respecto de sí mismo, es digno de las cosas grandes, será el mejor de todos, son necios e ignorantes de sí mismos, sin ser dignos emprenden cosas honrosas y después quedan mal; mientas que el pusilánime se queda corto no solo con la relación a sí mismo, sino también con la del magnánimo; siendo digno de cosas buenas, se priva a sí mismo de lo que merece porque no se cree digno de esos bienes, parecen tímidos. El hombre magnánimo es bueno; la grandeza de todas las virtudes son propias del magnánimo y no puede existir sin ellas (Cf. Aristóteles, Ética a Nicómaco 1123b25-35). El magnánimo se comporta con moderación en la riqueza, el poder y toda buena o mala fortuna (Ibíd. 1124a15). El magnánimo no necesita nada, sino ayudar a los otros prontamente; no es rencoroso porque no es propio del magnánimo recordar lo pasado especialmente lo que es malo, sino, más bien, pasarlo por alto. Ni murmurador, pues no habla de sí mismo ni de otros. La magnanimidad acompaña a todas las virtudes o bien ella las acompaña a todas. La característica del magnánimo es interesarse por pocas cosas, y estas de importancia, no porque a otros les parezca; se preocupan más de la opinión del hombre bueno que el de la multitud (Cf. Aristóteles, Ética Eudemia 1232b-25).

La mansedumbre: es un término medio respecto de la ira (esta es la pasión). El que es manso, es sereno y no se deja llevar por la pasión. El exceso se denomina irascibilidad y el defecto [13] “ya se trate de una incapacidad por encolerizarse o de otra cosa es censurado, un hombre así parece ser insensitivo y sin padecimiento, parece que no es capaz de defenderse, es servil o soporta la afrenta; se suelen llamar sosegados” (Aristóteles, Ética a Nicómaco 1125b30). Los irascibles se encolerizan pronto con quienes no deben, por motivos que no deben y más de lo que no deben, pero se apaciguan pronto; son impulsivos y luego se aplacan (Ibíd. 1126a14).

La amabilidad: son los hombres que todo lo alaban para agradar y no se oponen a nada; el hombre amable tratará a los demás como es debido, con nobleza. Este modo de ser se parece a la amistad. En los extremos se encuentran aquellos que se oponen a todo y no se preocupan lo más mínimo de no molestar; son los llamados descontentos o pendencieros (Cf. Aristóteles, Ética a Nicómaco 1126b15-25). Aquellos que aspiran a complacer, aquellos que aspiran a ser agradables, pero no por otra cosa, son obsequiosos; el que lo hace para obtener alguna utilidad de dinero, es adulador.

Es el término medio entre el desabrimiento y la adulación; aquel que se acomoda fácilmente a los deseos es adulador, aquel que choca con todos es desabrido, y aquel que no se asocia ni se opone a cualquier placer, sino que cede en lo que parece ser lo mejor, es amable. (Aristóteles, Ética Eudemia 1233b30)

La sinceridad: es el término medio de la jactancia y la ironía; el jactancioso se cree merecedor de reputación en cosas que no le pertenecen o en mayor medida de lo que le pertenecen; el irónico, niega lo que le pertenece o le quita importancia. Aquel que posea esta virtud, es un hombre sincero en su vida y en sus palabras, reconoce que posee lo que tiene ni más ni menos. Es un hombre íntegro, evita la falsedad como algo vergonzoso (Cf. Aristóteles, Ética a Nicómaco 1127a20-30124).

La agudeza: es cuando se dice lo que se debe y como se debe de manera conveniente. El exceso es la bufonería porque se exceden en provocar la risa y no en decir cosas agradables, se les llaman ingeniosos o graciosos; mientras que los rudos o ásperos no dicen nada para provocar risas y se molestan contra los que lo consiguen. La virtud de la agudeza es propia de aquel que tiene tacto, dice y oye lo que le conviene (Ibíd. 1128a5-15).

El pudor y la vergüenza: el  pudor  para Aristóteles no es una  virtud,  se parece más a una pasión; es una especie de miedo al desprestigio   y equivale a algo parecido al miedo al peligro; ambos parecen ser afecciones corporales, parece más propio de la pasión que del modo de ser. Si se siente vergüenza de las malas acciones, no se deberían cometer. Realizar una acción vergonzosa es propio de un hombre malo. El pudor acompaña las acciones voluntarias y el hombre distinguido jamás comete acciones vergonzosas (Ibíd. 1128b10-25). El pudor es el término medio entre la desvergüenza y la timidez. El que no considera la opinión de nadie es desvergonzado, pero aquel que hace caso es tímido, y aquel que considera la opinión de la gente buena es reservado (Cf. Aristóteles, Ética Eudemia 1233b27).

La justicia: es un modo de ser por el cual se está dispuesto a practicar lo que es justo, a obrar justamente y a querer lo justo (Cf. Aristóteles, Ética a Nicómaco 1129a8). Se llama justo a lo que preserva la felicidad (Ibíd. 1129a8). En Aristóteles la justicia es la más excelente de las virtudes, en ella están incluidas todas las virtudes, “es la virtud en el más cabal de los sentidos, porque es la práctica de la virtud perfecta, y es perfecta, porque el que la posee puede hacer uso de la virtud con los otros y no consigo mismo” (Ibíd. 1129a30). Al parecer es la única virtud, que parece referirse al bien ajeno, hace lo que le conviene a los otros. El vicio de esta virtud es la injusticia, que es el ejercicio de la maldad; es el exceso y defecto de lo inútil y perjudicial contra toda proporción. Existen dos tipos de justicia: la distributiva, la correctiva (Ibíd. 1130b30).

La continencia: el hombre continente estará entre el que disfruta de los placeres corporales menos de lo debido y no se atiene a la razón y al incontinente. El continente se atiene a la razón y no se desvía ni en un sentido, ni en el otro. El hombre continente no hace nada contrario a la razón por causa de los placeres corporales (Ibíd. 1151b35). El continente se atiene más a sus resoluciones (Ibíd. 1152a2). Es entonces en la virtud de la continencia donde la razón y las pasiones se oponen entre sí; en las otras virtudes la razón y las pasiones impulsan hacia las mismas cosas (Cf. Aristóteles, Magna Moralia 1200b).

La amistad: para Aristóteles, la amistad es una virtud o algo acompañado de virtud y es lo más necesario para la vida (Cf. Aristóteles, Ética a Nicómaco 1155a).

La amistad perfecta es la de los hombres buenos e iguales en virtud; pues en la medida en que son buenos, de la misma manera quieren el bien el uno del otro, y tales hombres son buenos en sí mismos; y los que quieren el bien de sus amigos, a causa de éstos son los mejores amigos, y están así dispuestos a causa de lo que son y no por accidente; de manera que su amistad permanece mientras son buenos, y la virtud es algo estable. (Ibíd. 1156b)

La amistad consiste en querer, el amor es la virtud de los amigos y quienes lo experimentan son los amigos seguros y lo es su amistad (Ibíd. 1159b).

La valentía: es el modo de ser mejor en relación con el temor y con  la osadía. La valentía es el modo intermedio entre la temeridad y la cobardía. El valiente carece de miedo, soporta las cosas que son temibles para otros; el hombre valiente experimentará grandes y muchos temores, es por esto que será valeroso. Los valientes aunque se vean afectados por los mayores sufrimientos los padecen más calmadamente y con menor intensidad que la mayoría de los hombres, lo que afecta a la mayoría no les llega o les llega débilmente. El valiente escoge y confía lo bueno a la razón (Cf. Aristóteles, Ética Eudemia 1228b-1229a). La valentía tiene que ver con los sentimientos de temor y confianza; el valiente lo es respecto a estos sentimientos que son propios de los hombres; es decir, es valiente aquel que se muestre animoso en situaciones en las que la mayoría o todos los hombres sienten miedo. Si la valentía no perdura en el hombre cuando le falta algo ya no será valiente (Cf. Aristóteles, Magna Moralia 1190b-1191a).

La moderación: obra con rectitud. El moderado se manifiesta en relación con los placeres. El hombre moderado es moderado no acerca de todos los apetitos, sino a lo que respecta a los objetos de los sentidos del gusto y el tacto. No está vinculado al placer de las cosas bellas mediante la vista ni al dolor causado por las cosas vergonzosas, su moderación está en relación con el placer o el dolor de los sonidos armoniosos o discordantes transmitidos por medio del oído. La moderación es el término medio entre los objetos sensibles agradables; por tanto, es el término medio entre la intemperancia y la insensibilidad (Cf. Aristóteles, Ética Eudemia 1230b-1231a).

La benevolencia: se parece a lo amistoso, pero no es necesariamente amistad; se da incluso hacia personas desconocidas; no es afecto porque no tiene la intensidad ni el deseo que acompaña al afecto. La benevolencia es momentánea. Esta puede ser el principio de la amistad, no se puede ser amigo sin antes estar dispuesto a serlo. Se podría decir que la benevolencia es amistad inactiva, pero cuando es prolongada y alcanza familiaridad se convierte en amistad. La benevolencia no radica en el interés ni en el placer. En general la benevolencia surge por alguna virtud y bondad cuando alguien nos parece noble (Cf. Aristóteles, Ética a Nicómaco 1166b30-1167a10).

La concordia: se parece a lo amistoso y puede darse en algunos que no se conocen entre sí. La concordia parece ser una amistad civil, está relacionada con lo que conviene y con lo que afecta a nuestra vida. Existe en los hombres buenos, ya que están de acuerdo consigo mismos y con los otros; quieren lo que es justo y conveniente. Los malos no pueden concordar ni ser amigos porque en los beneficios aspiran a alcanzar más de lo que les corresponde (Ibíd. 1167b10).

La dignidad: es un término medio entre la antipatía y la obsequiosidad. Aquel que vive despreciando a todos es antipático; el que hace caso a los demás, es obsequioso; aquel que actúa de esa manera en unos casos pero en otros no, y respecto a las personas que lo merecen, es digno (Cf. Aristóteles, Ética Eudemia 1233b35).

VI.        Virtudes intelectuales

Ciencia (epistéme): es un modo de ser demostrativo; cuando uno está convencido de algo y le son conocidos los principios, sabe científicamente. Todos creemos que las cosas que conocemos no pueden ser de otra manera (Cf. Aristóteles, Ética a Nicómaco 1139b20). Se refiere a lo que puede ser probado de manera concluyente mediante demostración y razonamiento (Cf. Aristóteles, Magna Moralia 1196b).

El arte (téchne): la téchne es un modo de ser productivo acompañado de razón verdadera y la falta de arte; por el contrario, un modo de ser productivo acompañado de razón falsa; referidas ambas a lo que puede ser de otra manera (Cf. Aristóteles, Ética a Nicómaco 1140a20).

La prudencia (prhónesis): es propio del hombre prudente ser capaz de deliberar rectamente sobre lo que es bueno. Llamamos prudente a aquel que para alcanzar algún bien razona adecuadamente. Nadie delibera sobre lo que no puede ser de otra manera (Ibíd. 1140a25). La prudencia es un modo de ser racional, verdadero y práctico, respecto de lo que es bueno para el hombre (Ibíd. 1140b20). Se refiere a las cosas prácticas en las cuales se da la elección o el rechazo y en las que está en nuestras manos actuar o no actuar (Cf. Aristóteles, Magna Moralia 1197a).

El intelecto (nous): existen principios de lo demostrable y de toda ciencia; el principio de lo científico no pude ser ni ciencia, ni arte, ni prudencia. El intelecto tiene por objeto los principios (Cf. Aristóteles, Ética a Nicómaco 1140b30-35). Se refiere a los principios de las cosas intelegibles (Cf. Aristóteles, Magna Moralia 1197a).

La sabiduría (sophía): está formada de ciencia e intelecto porque la sabiduría se refiere a los principios y a aquello que es demostrado a partir de ellos, acerca de lo cual trata la ciencia (Ibíd. 1197a).

Es la más exacta de las ciencias. El sabio no solo debe conocer lo que sigue de los principios, sino también poseer la verdad sobre los principios; la sabiduría es intelecto y ciencia, una especie de ciencia capital de los objetos más honorables. (Cf. Aristóteles, Ética a Nicómaco 1141a20-30)

VII.        Conclusión

El hombre virtuoso es aquel que sabe con toda su alma en dónde radica el verdadero bien, con sus buenos hábitos que sin duda alguna perfeccionarán las virtudes para formar su carácter, así como sus acciones son motivadas por la recta razón que debe tener un hombre prudente. La virtud nos ayuda a perfeccionar los juicios firmes, adecuados, rectos y valederos que conducen al buen ejercicio de la misma, a tener la resolución y la voluntad necesaria para deliberar sobre las cosas que creemos buenas con juicios reflexionados desde la libertad para que puedan ser los mejores. Se debe tener una voluntad firme para no dejarnos llevar por las pasiones o apetitos que pueden afectar el espíritu. Es así como de la certeza de nuestros juicios depende la eficiencia de la acción.

Para Vidal (43) algunas de las características generales acerca de las virtudes de mayor trascendencia para su aplicación son: las virtudes enriquecen la naturaleza de quien las adopta; se enraízan en valores que pueden adquirirse o desarrollarse; complementan la perfección del ser humano; suponen el ejercicio de la voluntad; requieren del uso de la libertad; solo se dan en el ser humano racional y pueden clasificarse en intelectuales (las que perfeccionan la inteligencia) y morales (las que se apoyan en la especulación y provocan la acción, mejorando el hacer y consecuentemente el ser, influyen en la inteligencia y permiten alcanzar la bondad).

Luis Fernando Garcés Giraldo, en scielo.org.co/

Notas:

1 Tomás Calvo Martínez, traductor de Acerca del alma, en la presentación afirma: “la cuestión fundamental y que ha de abordarse en primer lugar es ‘a qué genero pertenece y qué es el alma’. Tal afirmación implica que Aristóteles no se plantea de modo explícito el problema de si el alma existe o no: su existencia no se cuestiona, sino que se pasa directamente a discutir su naturaleza y propiedades” (7-8).

2 Aristóteles en Acerca del alma define el alma y le da funciones: “el alma es necesariamente entidad en cuanto forma específica de un cuerpo natural que en potencia tiene vida. Ahora bien, la entidad es entelequia, luego el alma es entelequia de tal cuerpo (412a20 70)”. A lo que agrega: “el alma es aquello por lo que vivimos, sentimos y razonamos primaria y radicalmente (414a12 75)”.

3 Se le denomina también “vida contemplativa” en la Ética a Nicómaco.

4 Denominada también “vida voluptuosa” en la Ética a Nicómaco.

5 Este “de otra manera” se entiende en Aristóteles como que nadie puede deliberar sobre el pasado, sino sobre lo futuro y posible; ya que lo pasado no puede no haber sucedido (Cf. Aristóteles, Ética a Nicómaco 160).

6 En nota al pié de página, realizada por Pallí, dice textualmente que “a la prudencia y a la virtud moral, porque ésta hace recto el fin propuesto y aquella, los medios que a él conducen” (Cf. Aristóteles, Ética a Nicómaco nota 57).

7 Pallí, el traductor de Ética a Nicómaco, afirma que: “la costumbre es primordial en la adquisición de la virtud, pero la naturaleza desempeña también su papel en la capacidad natural para adquirir y perfeccionar las virtudes o vicios” (Ética a Nicómaco 49).

8 Es el caso de la Retórica, donde afirma que: “y partes de la virtud son: justicia, valentía, templanza, magnificencia, magnanimidad, liberalidad, prudencia, sabiduría” (1366b). Otro ejemplo es la Magna Moralia, donde se describen las virtudes morales: valentía, moderación, mansedumbre, generosidad, magnanimidad, esplendidez, justa indignación, dignidad, pudor, gracia, amabilidad, sinceridad, justicia; mientras que las virtudes intelectuales son: ciencia, prudencia, intelecto, sabiduría, suposición (1190c-1198b).

9 En la Ética a Nicómaco se habla de que esta denominación ‘prodigalidad’, no es del todo propia. El carácter de pródigo lo reclama el que tiene un vicio único: el de dilapidar su patrimonio puesto que pródigo o perdido es aquel que se arruina por sí mismo; y una especie de ruina de sí mismo parece ser la disipación de la fortuna como quiera que la vida depende de los bienes económicos (98-99).

10 La mezquindad y la ostentación vulgar son vicios, pero no acarrean reproche porque ni

perjudican al prójimo ni son demasiado indecorosos (Cf. Aristóteles, Ética a Nicómaco 108).

11 Se habla también del hombre espléndido.

12  Tanto al vanidoso como al pusilánime se les considera equivocados, pero no se les  consideran malos (Cf. Aristóteles, Ética a Nicómaco 114).

13 Su denominación no se específica con claridad. Se habla de manera general como el ‘defecto’ (Cf. Aristóteles, Ética a Nicómaco 116-117).

Michael Greshko

Los prometedores resultados preliminares sugieren que podríamos contar con una nueva herramienta para combatir el nefasto parásito transmitido por los mosquitos.

Cada segundo, siete personas de algún lugar del planeta se topan con uno de los asesinos más prolíficos de la humanidad: un parásito cambiaformas transportado en la saliva de los mosquitos hembra que puede evadir nuestro sistema inmunitario y vivir en nuestros hígados y glóbulos sanguíneos. Cada dos minutos, el parásito se cobra otra víctima de menos de cinco años, provocando dolor y pérdida. Este atroz círculo tiene lugar cada hora de cada día, cada semana, cada año.

Durante más de una década, Halidou Tinto se ha enfrentado a este asesino. Tinto, epidemiólogo, experto en malaria y director regional del Instituto de Investigación de Ciencias de la Salud de Burkina Faso, trabaja en el distrito de Nanoro, a unos 80 kilómetros al noroeste de la capital, Uagadugú. Con la llegada del monzón africano cada verano, los casos de malaria se disparan en Nanoro y en comunidades de todo el país. Burkina Faso, un país de 20 millones de habitantes, registra casi 11 millones de casos de malaria cada año, así como 4000 muertes.

Pero tras meses hablando con familias locales sobre su participación en un nuevo ensayo de vacunas antipalúdicas, años de experiencia realizando ensayos médicos en la zona y décadas de investigación global a sus espaldas, el centro de Tinto en Nanoro alberga otra cosa: esperanza.

En un estudio publicado en The Lancet el miércoles, un equipo internacional ha compartido nuevos datos prometedores sobre una posible vacuna. El ensayo en fase II, en el que participaron 450 niños de Nanoro, evaluó la candidata a vacuna antipalúdica R21, que ha estado desarrollándose en el Reino Unido durante más de una década. Los investigadores descubrieron que, tras tres dosis en un periodo de ocho semanas y una dosis de refuerzo 12 meses después, la vacuna R21 tenía una eficacia del 77 por ciento contra la malaria, comparada con una vacuna contra la rabia a modo de control, en lugar de un placebo normal.

La R21 es la primera candidata a vacuna antipalúdica que cruza el umbral del 75 por ciento, una meta establecida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2013. Si se corrobora en ensayos con más participantes, la R21 podría añadir otra herramienta potente al arsenal para combatir la malaria.

«Estamos entusiasmados, pero todavía necesitamos que los ensayos en fase III confirmen la eficacia y la seguridad de la vacuna antes de proseguir», afirma Tinto, uno de los autores principales del estudio.

Un parásito complejo

Hay mucho en juego. En 2019, se estima que hubo 229 millones de casos de malaria en todo el mundo, que mataron a unas 409 000 personas, dos tercios de las cuales eran niños pequeños.

En las dos últimas décadas, se ha avanzado mucho para frenar la malaria, gracias al uso generalizado de mosquiteras, los diagnósticos rápidos y el uso estacional de medicamentos antipalúdicos preventivos. Entre los años 2000 y 2015, con todas estas intervenciones, la incidencia de casos de malaria en poblaciones de riesgo descendió un 27 por ciento. Pero en los últimos años el progreso se ha estancado. Entre 2015 y 2020, los casos descendieron menos de un dos por ciento.

Para volver a lograr avances considerables, la OMS está ansiosa por introducir una vacuna antipalúdica. Se están desarrollando más de 140 candidatas diferentes a vacunas antipalúdicas. Por ahora, ninguna ha sido aprobada formalmente.

Fabricar una vacuna antipalúdica es muy difícil, en parte porque esta enfermedad es compleja. La mayoría de los casos de malaria son causados por el parásito Plasmodium falciparum, cuyo genoma contiene más de 5000 genes, muchos más que los 12 del coronavirus que provoca la COVID-19. «Hay mucho interés y entusiasmo sobre las vacunas en este momento, por la COVID-19 … pero obviamente, estamos trabajando con algo diferente», afirma Mehreen Datoo, autora principal del estudio, médica y candidata a doctora en el Instituto Jenner de Oxford que ayuda a dirigir el desarrollo clínico de la R21.

A diferencia de las bacterias y los virus, los parásitos como el Plasmodium atraviesan varias etapas vitales en el cuerpo humano, por eso cuesta tanto desarrollar vacunas contra ellos. Cuando un mosquito hembra introduce su probóscide en la piel de una persona para alimentarse de su sangre, los parásitos Plasmodium de la saliva del mosquito pueden transferirse al torrente sanguíneo de la persona. En media hora, estos parásitos abandonan el torrente sanguíneo y se establecen en el hígado, donde se multiplican.

A continuación, los parásitos regresan al torrente sanguíneo, donde se multiplican rápidamente en un círculo vicioso: entran en un glóbulo rojo, se reproducen en su interior y después revientan la célula infectada. Algunos de estos parásitos maduran más y, una vez dentro de un mosquito que bebe la sangre de una persona infectada, los Plasmodium atraviesan las paredes del intestino del insecto y entran en sus glándulas salivales, comenzando el ciclo de nuevo.

En cada lugar del cuerpo humano, el Plasmodium se multiplica, lo que significa que la mejor forma de detener una infección es pararla cuanto antes, preferiblemente antes de que empiece a infectar los glóbulos rojos. Pero ¿cómo?

Diseñando una nueva vacuna

Durante décadas, los investigadores se han centrado en la etapa vital del Plasmodium que entra en el torrente sanguíneo humano, que se llama esporozoíto. En 1983, se descubrió que los esporozoítos están recubiertos de una proteína que provoca una respuesta intensa por parte del sistema inmunitario. En 1987, investigadores de la farmacéutica estadounidense GlaxoSmithKline desarrollaron una vacuna antipalúdica de prueba basada en esta proteína, que se llama proteína del circumsporozoíto (CSP, por sus siglas en inglés).

La idea de GlaxoSmithKline consistía en diseñar proteínas transportadoras que contuvieran fragmentos de la CSP y que se autoensamblaran en masas esféricas microscópicas —de nombre técnico «partículas similivíricas»— que pudieran inyectarse en el cuerpo humano, donde desencadenarían una respuesta inmunitaria. Si más adelante aparecieran patógenos recubiertos de la misma proteína, el sistema inmunitario estaría listo para la pelea. Esta técnica ya se emplea para fabricar vacunas hoy en día. Si te han vacunado contra el virus de los papilomas humanos (VPH) o la hepatitis B, habrás recibido una vacuna basada en una partícula similivírica.

En el caso de la malaria, los investigadores fijaron un fragmento de la CSP en una proteína extraída de la superficie del virus de la hepatitis B, que los investigadores ya sabían que se agrupaba en partículas esféricas. Cuando estas proteínas se fabrican en masa en levadura modificada genéticamente, se pegan en partículas salpicadas de fragmentos de la proteína del Plasmodium que fomentan que el cuerpo fabrique anticuerpos contra la CSP.

Esta vacuna, llamada RTS,S, es la candidata a vacuna antipalúdica más probada. (GlaxoSmithKline la produce a nivel comercial con el nombre de Mosquirix.) Durante casi tres décadas, investigadores, filántropos como la Fundación Gates y GlaxoSmithKline han intentado sacar adelante la RTS,S. Los ensayos han demostrado que es segura, y en 2015 la Agencia Europea del Medicamento le dio una recomendación positiva, pero no la aprobó (principalmente porque no se comercializa en la UE). Desde 2019, la RTS,S ha sido administrada a más de 650 000 niños en Ghana, Kenia y Malaui, mediante programas piloto apoyados por la OMS.

Los ensayos con la RTS,S han demostrado que las zonas de alta transmisión donde los niños pueden contraer la malaria hasta seis veces al año, la vacuna impedía unos 4500 casos de malaria por cada 1000 niños vacunados. Los modelos sugieren que por cada 200 niños vacunados con la RTS,S, se salva la vida de un niño.

«Para ponerlo en perspectiva, [la RTS,S tiene] casi la misma eficacia que una mosquitera y se ha observado un descenso drástico en la morbimortalidad por malaria con las mosquiteras», afirma Mary Hamel, epidemióloga de la OMS que gestiona el Programa de Implementación de la Vacuna contra la Malaria de la organización. «Esto es algo que podría añadirse a eso».

Pero respecto a otras vacunas —como las eficaces vacunas anticovídicas—, los resultados de la RTS,S son más bien modestos. Los ensayos descubrieron que en el primer año después de la vacunación, por cada nueve personas no vacunadas que contraían la malaria, cuatro personas vacunadas la contraían, lo que se traduce en una eficacia de aproximadamente un 55 por ciento. Cuatro años después de la vacunación, la eficacia se desplomaba a un 36 por ciento.

La OMS reconoció que una vacuna más eficaz podría salvar más vidas, así que estableció una meta audaz en 2013. Para 2030, la agencia sanitaria proclamó que quería una vacuna antipalúdica con una eficacia del 75 por ciento.

Aquí entra la R21, la candidata a vacuna de los ensayos de Burkina Faso. La R21 funciona de forma similar a la RTS,S: se fija un fragmento de la proteína del Plasmodium a una proteína de la hepatitis B y se fabrica una partícula esférica que estimula el sistema inmunitario.

Pero gracias a las mejoras en las técnicas de fabricación de vacunas, la partícula de la R21 es más eficaz. Resulta que hay menos proteína de Plasmodium en el exterior de la partícula de la RTS,S de la que podría haber en teoría. Por cada proteína de hepatitis B que tiene un fragmento de la CSP del Plasmodium, cuatro no lo tienen. Sin embargo, en la R21 cada proteína tiene un fragmento del Plasmodium, lo que proporciona a la superficie de esta partícula similivírica muchos más lugares que los anticuerpos pueden reconocer y a los que fijarse.

Los estudios de laboratorio de la R21 comenzaron en Oxford entre el 2010 y el 2012, y los primeros «ensayos de exposición» de la vacuna comenzaron varios años más tarde, con voluntarios sanos en Oxford, Londres y Southampton (el Reino Unido) que accedieron a que los infectaran de malaria para probar la seguridad de la vacuna. Los resultados preliminares fueron lo bastante prometedores como para que el Instituto del Suero de India, uno de los mayores fabricantes de vacunas del mundo, se involucrara. En 2018, el instituto adquirió la licencia de la vacuna de Oxford y accedió a producir de 200 a 300 millones de dosis de R21 al año si se registraba formalmente.

Dos años después, en mayo de 2019, comenzó el ensayo en fase II con 450 participantes en Burkina Faso, en un distrito sanitario centrado en Nanoro. Tinto y sus colegas estaban muy bien preparados: habían administrado uno de los centros de ensayos para la vacuna RTS,S.

Combatiendo una enfermedad ignorada

Hamel, la epidemióloga de la OMS, ha alabado los resultados de la R21. Con todo, al igual que los autores del estudio, recomienda precaución hasta después de los ensayos en fase III en 4800 personas, que comenzarán en cinco centros en Burkina Faso, Kenia, Malí y Tanzania. Según Tinto, es probable que los resultados se publiquen a finales de 2023 o principios de 2024. Datoo añade que el equipo de la R21 podría empezar el proceso de aprobación a finales de 2022, si los legisladores africanos se plantearan conceder autorizaciones de uso en emergencia como las emitidas para las vacunas anticovídicas.

Una cuestión clave es la protección que otorga la vacuna R21 contra la malaria en diferentes entornos de transmisión. En Burkina Faso, los casos de malaria se disparan durante la estación lluviosa del país, de junio a noviembre. En otras partes de África, la transmisión persiste durante todo el año. En el ensayo de la R21, los investigadores programaron las tres dosis de forma intencionada —cada una administrada con cuatro semanas de diferencia— justo antes del auge de la estación lluviosa de Burkina Faso, para sincronizar los niveles elevados de anticuerpos desencadenados por la vacuna con el pico de la temporada de malaria.

Para Hamel, los dos últimos años —pese a los retos de la COVID-19— han demostrado lo eficaces que podrían ser las vacunas contra la malaria. Los programas piloto respaldados por la OMS para la vacuna RTS,S continúan, a pesar de las interrupciones causadas por la pandemia en los sistemas sanitarios locales. Es más, los estudios generales de programas de vacunación infantiles en África han demostrado que, en hogares donde los niños no duermen con regularidad bajo mosquiteras, aproximadamente un 70 por ciento de los niños están vacunados. Si se distribuyera una vacuna antipalúdica a escala y se administrara con otras vacunas infantiles, muchos niños que actualmente no pueden acceder a otras medidas contra la malaria tendrían la protección de una vacuna antipalúdica.

La COVID-19 también ha subrayado cuánto progreso podría lograrse cuando la comunidad global actúa con urgencia para abordar una crisis médica. Hamel desearía que ese sentido de urgencia —y los fondos y apoyo logístico resultantes— también existiera para la malaria. «Creo que el mayor obstáculo es la complacencia», afirma. «Si este año fuera el primero con 265 000 muertes de niños de menos de cinco años por la malaria, diríamos que es una emergencia y la abordaríamos. Pero nos hemos acostumbrado a ella».

Michael Greshko, en nationalgeographic.es/