Almudi.org
  • Inicio
  • Libros
  • Películas
    • Estrenos de CINE
    • Estrenos de DVD - Streaming
    • Series de TV
  • Recursos
    • Oración y predicación
    • La voz del Papa
    • Infantil
    • Documentos y libros
    • Opus Dei
    • Virtudes
    • Kid's Corner
  • Liturgia
    • Misal Romano
    • Liturgia Horarum
    • Otros Misales Romanos
    • Liturgia de las Horas
    • Calendario Liturgico
    • Homilías de Santa Marta
  • Noticias
  • Almudi
    • Quiénes somos
    • Enlaces
    • Voluntariado
    • Diálogos de Teología
    • Biblioteca Almudí
  • Contacto
    • Consultas
    • Colabora
    • Suscripciones
    • Contactar
  • Buscador
  • Noticias
  • Ricos y pobres ante el aborto

Ricos y pobres ante el aborto

  • Imprimir
  • PDF
Escrito por Alejandro Navas
Publicado: 29 Agosto 2015

"Los débiles vuelven a quedar a merced de los fuertes en este retorno imprevisto de la ley de la selva. ¿Cómo se compagina la noble retórica de la dignidad de la persona y del respeto a los derechos humanos con este brutal retroceso?"

"En Chile hay abortos clandestinos, y la gente que tiene recursos lo hace en buenas condiciones; la gente que no tiene recursos lo hace en malas condiciones, con riesgos para la salud de la mujer". Esta reciente declaración de la Presidenta Bachelet expresa una lógica singular.

¿Qué ocurriría si la aplicamos a otros ámbitos? Por ejemplo, al delito fiscal. Es sabido que los millonarios y las grandes empresas pueden eludir con facilidad el pago de impuestos. Cuentan con los abogados y asesores fiscales más cualificados, capaces de aprovechar los huecos de la legislación o de organizar tramas de empresas fantasma radicadas en paraísos fiscales ("ingeniería financiera"). En cambio, el modesto empleado por cuenta ajena o el jubilado que malvive de su pensión no cuentan con esos recursos, no están en condiciones de emitir boletas para enmascarar transacciones dudosas. Ante esta disparidad, ¿no sería una exigencia de la igualdad despenalizar por completo el delito fiscal? Así, todos −ricos y pobres− podrían defraudar por igual.

¿Y qué decir del crimen organizado? La codicia ha sido y sigue siendo un poderoso móvil de la conducta humana. Muchos consideran que los bienes están mal repartidos y optan simplemente por apropiarse de lo ajeno, con o sin violencia (en Chile, últimamente más bien con una violencia creciente).

De siempre, los delincuentes han sabido organizarse para robar con más eficiencia: desde bandas locales hasta carteles multinacionales, que tratan a los gobiernos de tú a tú (México). También aquí el simple ciudadano de a pie se ve discriminado: no cuenta con la capacidad logística ni con el armamento de las grandes bandas. ¿Por qué no despenalizar también el robo, para que todos puedan acceder a los bienes ajenos en igualdad de condiciones?

Si el aborto trata de la eliminación de vidas humanas, un Estado de Derecho que haga honor a su nombre debería preocuparse de la protección de los más débiles.

Cuando en los años 70 se debatió en el Parlamento alemán la legalización del aborto, el diputado socialista Adolf Arndt señaló que esa medida equivalía a la capitulación del Estado de Derecho, que había consistido precisamente en el sometimiento voluntario del más fuerte al imperio de la ley. Durante siglos de evolución social y política en Occidente hemos ido generando procedimientos para regular tanto el acceso como el ejercicio del poder, de modo que quien manda se sujeta a reglas y se asegura la protección de los débiles. Esta evolución culmina en el Estado de Derecho: elección democrática de los gobernantes, separación de poderes, imperio de la ley.

Supuesto que se admita −lo que es mucho admitir− que entre la madre y el feto se da un insuperable conflicto de intereses, no deja de ser terrible que la solución sancionada por la ley sea la muerte de la parte más débil, el feto, a manos justamente de aquellos a cuyo cuidado está entregado: la madre que decide abortar cuenta con la ayuda de médicos, autoridades y jueces.

Nadie media para alcanzar una solución pacífica a ese supuesto conflicto, como se suele hacer en otros ámbitos de la vida. El seno materno, lugar acogedor y seguro por excelencia, se convierte así en una trampa mortal, en el punto más negro de la carretera de la vida.

Los débiles vuelven a quedar a merced de los fuertes en este retorno imprevisto de la ley de la selva. ¿Cómo se compagina la noble retórica de la dignidad de la persona y del respeto a los derechos humanos con este brutal retroceso?

Alejandro Navas, en elmercurio.com.

[En su día, el profesor Navas abordó el mismo problema en este excelente libro].

  • Anterior
  • Siguiente

Colabora con Almudi

Quiero ayudar
ARTÍCULOS
  • Eficacia de la Sagrada Escritura en la configuración de la vida cristiana
    Bernardo Estrada
  • Aprender a amar: amor y libertad
    Teresa Cid
  • Cristo hombre perfecto. Naturaleza y gracia en la Persona Divina de Cristo
    Ignacio Andereggen
  • Revolución de la ternura: un nuevo paradigma eclesial en el pontificado de Francisco
    Amparo Alvarado Palacios
  • La confesión sacramental, un camino de libertad y de amor a Dios
    Redaccion opusdei.org
  • El hombre como relación a Dios según Kierkegaard
    Juan F. Sellés
  • El juicio final en la teología de santo Tomás de Aquino
    Leo Elders
  • La «cooperación orgánica» del sacerdocio común y del sacerdocio ministerial en las Prelaturas personales
    José R. Villar
  • Eucaristía y sacerdocio
    Fernando Ocáriz
  • La Pedagogía del Amor y la Ternura: Una Práctica Humana del Docente de Educación Primaria
    César Enrique López Arrillaga
  • Mons. Álvaro del Portillo y el Concilio Vaticano
    Card. Julián Herranz
  • Una nueva primavera para la Iglesia
    Benedictus.XVI
  • El mensaje y legado social de san Josemaría a 50 años de su paso por América
    Mariano Fazio
  • El pecado: Negación consciente, libre y responsable al o(O)tro una interpretación desde la filosofía de Byung-Chul Han
    Juan Pablo Espinosa Arce
  • El culto a la Virgen, santa María
    Gaspar Calvo Moralejo
MÁS ARTÍCULOS

Copyright © Almudí 2014
Asociación Almudí, Pza. Mariano Benlliure 5, entresuelo, 46002, Valencia. España

  • Aviso legal
  • Política de privacidad