Almudi.org
  • Inicio
  • Libros
  • Películas
    • Estrenos de CINE
    • Estrenos de DVD - Streaming
    • Series de TV
  • Recursos
    • Oración y predicación
    • La voz del Papa
    • Infantil
    • Documentos y libros
    • Opus Dei
    • Virtudes
    • Kid's Corner
  • Liturgia
    • Misal Romano
    • Liturgia Horarum
    • Otros Misales Romanos
    • Liturgia de las Horas
    • Calendario Liturgico
    • Homilías de Santa Marta
  • Noticias
  • Almudi
    • Quiénes somos
    • Enlaces
    • Voluntariado
    • Diálogos de Teología
    • Biblioteca Almudí
  • Contacto
    • Consultas
    • Colabora
    • Suscripciones
    • Contactar
  • Buscador
  • Noticias
  • La sencillez es una cualidad de personas extraordinarias

La sencillez es una cualidad de personas extraordinarias

  • Imprimir
  • PDF
Escrito por Edith Sánchez
Publicado: 02 Junio 2021

“La sencillez consiste en hacer el viaje por la vida, solo con el equipaje necesario”. -Charles Dudley Warner-

La sencillez es una virtud maravillosa y no tan común como debiera ser. Es uno de esos atributos que adorna a cualquier otro. Siempre está asociada con la humildad y denota nobleza y madurez. Por eso, aunque resulte paradójico, solo las personas extraordinarias cuentan genuinamente con esta cualidad.

Algunos definen la sencillez como “la celebración de lo pequeño”. En otras palabras, quien es sencillo se muestra capaz de disfrutar de las pequeñas cosas. También las agradece. No tiene ni sus expectativas ni sus ambiciones puestas en algo demasiado elevado, una montaña demasiado alta que tape la felicidad. Por eso, el primer favorecido con la sencillez es quien la detenta.

Para ondear la bandera de la sencillez, hay que ser adaptable y saber aceptarse y aceptar. Estas características llevan a que todo fluya, sin intentar forzarlo o cambiar su curso. Todo esto favorece la espontaneidad, otra virtud que solamente tiene lugar en las personas equilibradas y saludables.

La sencillez en la apariencia

Un primer plano en el que se hace visible la sencillez es en la apariencia. ¿Cuánto necesitas “adornarte” físicamente para sentirte cómodo con tu apariencia personal? ¿De qué manera arreglarte o no hacerlo hace que te sientas más o menos presentable?

Cuidar de nuestra apariencia es importante. Cómo nos vemos exteriormente también habla de nuestro interior. Es la imagen que proyectamos al mundo y determina la primera impresión que se llevarán de nosotros muchas personas. Hasta ahí todo es razonable.

Cuando esa presentación personal se transforma en un tema obsesivo, comienzan los problemas. Un toque de vanidad no le sobra a nadie, pero si esto se llena de miedos, inseguridades o grandes inversiones de tiempo y dinero, puede que haya algo más de fondo. La sencillez en la apariencia es autoaceptación y autovaloración.

Una mente sencilla

La sencillez en el pensamiento es lo que generalmente llamamos “sentido común”. Ver la realidad sin tratar de ponerle muchos adornos ni complejizarla innecesariamente. Implica entonces una mirada desprevenida y objetiva sobre lo real.

Así mismo, la sencillez mental facilita la comprensión de otros puntos de vista. Reduce o termina con esa necesidad de poseer la verdad, de imponérsela a los demás o de lograr que todos piensen de manera uniforme. Las mentes sencillas aceptan espontáneamente que hay muchos puntos de vista; de esta manera, trasforman el problema en una valiosa fuente de enriquecimiento personal.

Una mente sencilla también se expresa con la naturalidad propia de quien no está interesado en demostrar nada ni en crear mitos a su alrededor. Sus palabras son claras y elocuentes. Sin adornos innecesarios. Sin pretensiones de erudición o marcas de clase social intencionadas. La sencillez hace que expresemos lo que pensamos de forma directa y simple.

La sencillez en las relaciones con los demás

La sencillez también está presente en la forma como nos relacionamos con los demás. Una persona que cuenta con esta extraordinaria virtud es muy respetuosa de sí misma y de los otros. Se acepta y, por lo tanto, acepta a los demás. Lo uno va unido a lo otro.

Otro de los rasgos que marcan sus relaciones es la horizontalidad de las mismas. Quien actúa con sencillez le da el mismo valor a los poderosos y a las personas humildes. No cambia su personalidad, ni su forma de tratar a los demás, dependiendo de quién se tenga al frente.

De la misma manera, la sencillez nos lleva a valorar los triunfos de los otros. A sentirnos felices con sus logros y compartir de corazón sus tristezas. Los demás se ven como iguales y por eso hay un sentimiento de solidaridad intrínseco con ellos. La sencillez nos permite entender que todos pertenecemos a la comunidad humana y que estamos indefectiblemente unidos por un lazo común: la humanidad misma.

El camino que lleva a la sencillez

Generalmente nos volvemos “estirados” o “complicados” porque nos dejamos invadir por los miedos. Temor al qué dirán. Miedo al rechazo. Inquietud por creer que quizás debemos ser más, mejores o más poderosos, ricos o bellos. En una palabra, porque no logramos aceptarnos como somos ni valorar las circunstancias en las que vivimos.

Seguramente ahí está la clave de muchos de nuestros sufrimientos. Muchas veces construimos creencias equivocadas sobre lo que somos y lo que debemos ser. Vivimos más en función de conseguir lo que no tenemos y no de disfrutar aquello con lo que contamos.

Sencillez no quiere decir conformismo ni pasividad. Se pueden tener objetivos muy elevados y aún así valorar también todo aquello que se ha conseguido y lo que se es. De hecho, la sencillez nos ayuda a caminar más ligeros por la vida y a avanzar siempre en sentido evolutivo.

Edith Sánchez, en lamenteesmaravillosa.com/

 

  • Anterior
  • Siguiente

Colabora con Almudi

Quiero ayudar
ARTÍCULOS
  • EL VALOR DE LA AMISTAD EN LA VIDA DEL HOMBRE La libertad de ser uno mismo con el otro
    Melisa Brioso, Blanca Llamas, Teresa Ozcáriz, Arantxa Pérez-Miranda Alejandra Serrano
  • La guerra de Rusia contra Ucrania: ¿cómo hemos llegado hasta aquí?
    Javier Morales Hernández
  • El deseo en la cultura de la seducción
    Manuel Cruz Ortiz de Landázuri
  • Tolkien, maestro de la esperanza
    Benigno Blanco Rodríguez
  • La educación democrática en el contexto de la deliberación y el agonismo político
    Sergio Luis Caro Arroyo
  • La Virgen María y el culto mariano en el arte y la literatura de la España de la edad de plata
    Javier García-Luengo Manchado
  • La Asunción de María
    José Ignacio Munilla
  • La familia de Dios padre: la fraternidad de los hijos de Dios
    Jean-Louis Brugues
  • La educación emocional, el auto-concepto, la autoestima y su importancia en la infancia
    Ana Roa García
  • El problema de la prohibición en la ética
    Roberto Gutiérrez Laboy
  • Legalidad y legitimidad
    Luis Legaz Lacambra
  • Eficacia de la Sagrada Escritura en la configuración de la vida cristiana
    Bernardo Estrada
  • Aprender a amar: amor y libertad
    Teresa Cid
  • Cristo hombre perfecto. Naturaleza y gracia en la Persona Divina de Cristo
    Ignacio Andereggen
  • Revolución de la ternura: un nuevo paradigma eclesial en el pontificado de Francisco
    Amparo Alvarado Palacios
MÁS ARTÍCULOS

Copyright © Almudí 2014
Asociación Almudí, Pza. Mariano Benlliure 5, entresuelo, 46002, Valencia. España

  • Aviso legal
  • Política de privacidad