Cuatro meses después de la muerte del padre de Josemaría, Doña Dolores, Carmen y Santiago acaban de llegar a la iglesia del Seminario de San Carlos, en Zaragoza. Es el 28 de marzo de 1925, Josemaría va a ser ordenado sacerdote.
Después de la ordenación sacerdotal, doña Dolores, Carmen y Santiago se acercan a los nuevos sacerdotes.
Los tres besan sus manos consagradas. Ahora son como las manos de Jesús: perdonan los pecados, bendicen, dan la Sagrada Comunión.
Dos días después celebra su primera Misa solemne, en la Capilla de la Virgen del Pilar. Sólo unos pocos familiares y amigos le acompañan. Don Josemaría celebra la Santa Misa pidiendo a Dios por el alma de su padre.
Don Josemaría quiere dar la Comunión a su madre en primer lugar. Pero una señora se adelanta y don Josemaría ha de comenzar por ella. Hasta ese pequeño detalle ha de ofrecer al Señor en ese día tan importante para él y para los suyos.
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