Un hijo es un regalo para la madre. Pero una madre es un regalo para la entera sociedad”
María Calvo en su libro Orgullo de madre (Ed. Rialp, 2024, 222 págs.) propone maternizar la sociedad para acabar con el actual “maltrato institucionalizado contra la maternidad” y la invisibilidad de las madres que opera en nuestra sociedad (pág. 206). Esta profesora de derecho en la Universidad Carlos III de Madrid acaba de publicar un libro que -por su temática- afronta una de las cuestiones más relevantes de nuestra época: la necesidad de recuperar el aprecio a la maternidad. Nos dice la autora que “Sería revolucionario que la valoración de la maternidad volviera a situarse como punto de referencia integral (…) Se trata de cambiar la relación entre lo productivo y lo reproductivo. Entre lo económico y los cuidados (…) La legislación debe intensificar y poner en el centro las necesidades de lo que ocurre en el hogar, implicando a los hombres, pero también a la entera sociedad (…); hay que acabar con la brecha de reconocimiento” de la maternidad, más importante que la brecha salarial o económica pues subyace a éstas. (págs. 204 y 205).
La autora parte de “la urgencia de recobrar la belleza de la maternidad” (éste es el título de la introducción del libro, (pág. 15) pues “un hijo es un regalo para la madre. Pero una madre es un regalo para la entera sociedad” (pág. 19) y “nuestro valor depende inexorablemente de las cosas que cuidamos” (pág. 21). Propone a las mujeres una tarea a liderar: “El cambio de paradigma resulta urgente y no podrá realizarse a golpe de ley, sino con un cambio de actitud individual y social ante la maternidad” que “deberá venir, en cualquier caso, de la mano de las propias mujeres, motor de generación del cambio social” (pág. 22). “Necesitamos maternizar esta sociedad tan erosionada. Este cambio solo puede venir originado por las mujeres. Pero para ello es imprescindible que adquieran una conciencia no culposa de su naturaleza que irradia maternidad, y que generosamente vuelvan a amar la vida y a amarse a sí mismas” (pág. 25).
María Calvo funda sus análisis en la constatación de que “décadas de feminismo antimaternal han logrado desfeminizar a la mujer y hacernos creer que los hijos son una carga, un estorbo, un obstáculo o un problema que debemos solucionar en soledad (…) Esto ha provocado una ruptura interior de la mujer, la pérdida de su esencia y un peligroso desconocimiento de una misma; pues, lo desarrollemos en acto o no, y aunque ser madre no sea en ningún caso el fin ineluctable de la mujer, todas estamos diseñadas por la naturaleza para la sublime y privilegiada misión de traer vida al mundo” (pág. 19).
En los distintos capítulos del libro la profesora Calvo desarrolla estas tesis. En el capítulo primero expone cómo el feminismo moderno se ha construido como “antimaternal” (pág. 35): “la mujer ha ganado en derechos y ha perdido en identidad. Ha triunfado en lo público y se ha desestabilizado en lo privado. Está más empoderada que nunca, pero se considera una víctima, Realizada en lo profesional, experimenta una gran soledad en lo personal” (…) ha llegado a ser independiente, pero no libre” (pág. 34). En el capítulo segundo analiza cómo en la época moderna la mujer pasó del paradigma de “solo madre” al de “no madre”, igual de destructor de la mujer que el anterior pues propone a la mujer “la renuncia autoimpuesta al desarrollo libre y natural de su vertiente maternal y familiar” (pág. 59) y “exige la desfeminización de la mujer” (pág. 61).
En el capítulo tercero, nuestra autora afronta directamente la cuestión de fondo: la identidad de la mujer; y nos dice: “la capacidad de ser madres es la seña de identidad de nuestra biología, lo seamos en acto o no” (pág. 71), “las mujeres nunca se sentirán felices si no toman conciencia de hasta qué punto la maternidad define al ser femenino” (pág. 73). No son afirmaciones en el aire, sino que se sustentan en un fino análisis de la crisis antropológica de nuestra época marcada por la desconfianza en la razón y el infantilismo de la ética de los deseos. El capítulo cuarto -el más largo del libro- se dedica al estudio de algunas de las “desviaciones actuales de la maternidad”: la eliminación del hijo no deseado, la mentalidad del hijo como propiedad de la madre, el creciente rechazo al padre por madres que planifican serlo sustituyendo el padre por un mero donante de esperma o que absorben al niño como responsabilidad exclusiva excluyendo al padre como educador competente, el victimismo de moda como identidad de la mujer, etc. Es un capítulo duro pero que puede ayudar mucho a pensar con acierto.
Los capítulos 5 a 8 (págs. 159 y ss) son un canto a la belleza de la maternidad de la mujer real, la imperfecta, la no madre por entero, la que combina la dimensión erótica con la materna, la que admite y se apoya en el padre, la que prioriza a la pareja para así estar los dos disponibles para el hijo … Recomiendo leer estas páginas a todos los -hombres y mujeres- que afrontan un proyecto familiar abierto a la vida.